Se quien es pero no la conozco personalmente. Estuvo casada con un poeta a cuya memoria se encuentra atada. Se que ambos, arrastrando a sus hijos, pasaron una dura temporada en Mexico, empujados por la intolerancia y la cobardia (las dictaduras jamas han sido valientes) de un gobierno idiota y tambien, como no, por la bella testarudez de sus sue?os. So?aron con la inacabable alegria del pueblo. Tres fueron los hijos varones que procrearon, me se sus nombres: Gustavo, Xavier, Marcel. Y una hembrita. Eso se y algunas cosas mas, pocas. Como me habria gustado, en verdad, haberla conocido de cerca y estar ahora conversando con ella: que me cuente, por ejemplo, como vive un poeta en el exilio: esa experiencia de la que hemos escuchado, por cultura general, pero no vivido y que, seguramente, no podriamos soportar (escritorcitos con aire acondicionado y yogurt, en Word y configuracion A-4). Que le habria dicho: que tiene una hija maravillosa, calida, a quien queremos mucho, y mas, muchas cosas mas. Pero tal vez nunca la llegue a ver (cruel es la ciudad con sus circunstancias y alcantarillas). Claro. Pero que digo: si aqui la veo y puedo mirarla cuando me da la gana, con estos ojos que han de comerse los gusanos y con los ojos del alma y del corazon. Veanla, aqui esta. En esta Carta..., del 19 de noviembre, escrita por Gustavo, su marido comunista. Si no de carne, de poesia! Plena. Es Violeta, la madre de Rosina, la Rochi. Siempre. En Ciudad de Mexico. En Lima. En llas venas de nuestro pueblo y en los latidos de la esperanza: estrella y mar, rio inacabable...