Reflexionando sobre las tendencias individualistas, exclusivistas y discriminatorias de nuestros tiempos, es que vemos necesario y perentorio tomar nuestras herramientas más inmediatas y hacerles frente.
Cogemos al teatro y su milenaria sabiduría para contrarrestar directa y frontalmente, para atacar y ser contestatarios incansablemente a las mencionadas tendencias; haciéndonos fuertes, constantes y coherentes con el alimento proporcionado por las propias víctimas de dichas tendencias anti comunidad, siendo nosotros mismos víctimas de las mismas.
Tomamos los caminos trazados por los forjadores de nuestras sociedades y trabajamos para mantener, desarrollar e impulsar las verdaderas sendas de una comunidad en su más originaria acepción.
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