Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

EL ML-19 ES UNA FUERZA TUPACAMARISTA

 

 

 

1. POR QUÉ SOMOS TUPACAMARISTAS.-

 

Este 04 de noviembre es una fecha especial para el Movimiento de Liberación 19 de julio (ML-19). Hemos de celebrar esta fecha reafirmándonos en nuestras tres banderas que son: a) el nacionalismo revolucionario, b) el socialismo científico como método, y c) la tradición histórica de lucha de nuestro pueblo. Justamente, esta rica tradición de lucha se inicia con la resistencia a la invasión, saqueo y genocidio perpetrado por el colonialismo español en el siglo XV.  Rechazamos las tesis demagógicas del “encuentro de dos culturas” o que celebran el “día de la raza” o “día del idioma” cada 12 de octubre. Nuestra posición es celebrar 515 años de resistencia indígena desde la llegada de Colón a las Antillas e 1492. Ése es el punto de partida tanto del nacionalismo revolucionario como de la tradición histórica de lucha de nuestro pueblo. Veamos un poco de historia.

 

RESISTENCIA INDÍGENA.- La destrucción del Tahuantinsuyo, el etnocidio contra las naciones originales y el magnicidio contra el Inca Atahualpa, son hechos seguidos de numerosas batallas en las cuales se impone el acero y la tecnología occidental. Pero,  además, el invasor venía pertrechado con otra arma sumamente eficaz: las plagas y pestes que exterminaron a miles de personas. Manco Inca inicia la saga de la resistencia de Vilcabamba, fundando un poder paralelo al de los conquistadores que acosará al enemigo durante 35 años (1537-1572). Esa resistencia (que fue la principal, mas no la única) fue continuada por Titu Cusi Yupanqui y luego por otro heredero Inca: Túpac Amaru I. La derrota de los Incas de Vilcabamba no se debe a la fuerza de las armas españolas, pues por medio de la guerra jamás pudieron derrotarlos, sino a la peste de viruela negra que diezmó al ejército quechua y dejó desguarnecidos los caminos al último reducto rebelde. Túpac Amaru I, el Inca adolescente,  fue capturado, decapitado y descuartizado por orden del Virrey Toledo.

 

LA REVOLUCIÓN TUPACAMARISTA.- Dos siglos después, José Gabriel de Condorcanqui, Túpac Amaru II,  lidera el levantamiento de los pobres contra el imperio español y conduce una rebelión de resonancia continental (1780-81). La lucha que empezó exigiendo reformas, fue radicalizada hacia un programa total de liberación nacional sin concesiones. Creemos, sin temor a equivocarnos, que todo revolucionario debe estudiar seriamente la historia de la revolución tupacamarista. Debe valorarse en función de la auténtica identidad nacional y rebeldía que heredamos de nuestros ancestros. El neoliberalismo tiene un plan siniestro de mutilar la memoria de nuestro pueblo y extirpar su identidad. La esencia revolucionaria de la campaña tupacamarista hace que hoy sea excluida como tema de estudio en los colegios y que en los libros de historia y en la prensa se disminuya su importancia. Igual se hace con rebeliones  memorables como la de Juan Santos Atahualpa y el pueblo Ashaninka (1742-56), el Taqui Ongoy (1564), Yanahuara (1596), etc.

 

INKARRÍ.-Pero la memoria colectiva ha hecho más que los medios de comunicación y programas educativos dirigidos por los lacayos del neocolonialismo. El mito más arraigado y reproducido por trasmisión oral, de generación a generación,  en las comunidades andinas es el de Inkarrí. La literatura oral quechua nos dice que cada 500 años sucede un Pachacuti, que es un cambio cósmico, telúrico, temporal y social. Los miembros cercenados del Inca se están uniendo con la cabeza debajo de la tierra y una vez que esto se complete, el mundo ha de voltearse al revés: los que estuvieron arriba, estarán abajo. La larga noche de los oprimidos ha de terminar con el renacimiento del Inca y el levantamiento de los pueblos. La importancia de este mito radica en que tiene un profundo contenido que clama por liberación nacional, justicia social y revolución.

 

TUPACAMARISMO AHORA.- Somos tupacamaristas porque la esencia de nuestra identidad está en el espíritu de rebeldía de José Gabriel de Condorcanqui contra la opresión colonial y porque los problemas sustanciales que esa revolución intentó solucionar, aún no han sido resueltos. Túpac Amaru II se rebeló contra el colonialismo español, pero ahora estamos bajo la opresión del neocolonialismo. Túpac Amaru se rebeló contra la explotación del hombre por el hombre y liberó a los esclavos negros y a los indígenas de los obrajes; ahora la esclavitud salarial oprime a millones de peruanos que sobreviven bajo la modalidad del sub-empleo o que padecen miseria en el desempleo. Algo debemos agregar respecto a la identidad y es nuestro derecho a rebelarnos frente a la humillación que históricamente, siglo a siglo, la sociedad occidental y cristiana sigue perpetrando contra las naciones indígenas. Tras la humillación cultural hay una base económica que consiste en el saqueo de las riquezas naturales, la usurpación territorial y la explotación de la mano de obra.

 

 

2. EN QUÉ CONSISTE SER TUPACAMARISTA.-

 

Reconociendo que los desafíos del presente no se solucionarán por una vuelta al pasado y que estamos en una sociedad compleja e integrada al mundo bajo un modelo de dominación capitalista neoliberal, la respuesta también tiene que estar a la altura de esos desafíos.

 

En primer lugar, ser tupacamarista es ser antiimperialista. El imperialismo nos ha impuesto el neocolonialismo como fórmula totalitaria de dominación mundial sobre los pueblos oprimidos por los grandes monopolios transnacionales y su gendarme internacional: el imperialismo norteamericano. El capital monopolista no sólo tiene quien haga la guerra por él, sino también posee los mecanismos económicos y políticos de opresión: desde el FMI y el BM hasta sus cajas de resonancia como son la ONU y la OEA. A tales condiciones de tiranía económica y política se suma el control militar de nuestros países y la pérdida de soberanía del espacio territorial, aéreo y marítimo. Esto nos exige a los tupacamaristas una lucha de liberación nacional. El nacionalismo pequeño burgués fascistizante no es una fórmula tupacamarista. Lo es únicamente el nacionalismo revolucionario, que se opone al saqueo de nuestras riquezas, territorios y fuerza de trabajo por el imperialismo, a la vez que lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados. No es posible una liberación nacional sin justicia social.

 

En segundo lugar, ser tupacamarista es ser anticapitalista. La revolución de Túpac Amaru, como hemos dicho, va profundizando sus fines hasta lograr un programa de lucha total contra el colonialismo y la explotación del hombre por el hombre. Los edictos de Túpac Amaru contra la esclavitud de los negros y la condición de servidumbre de los indígenas, nos demuestran que la lucha tupacamarista perseguía la redención de todos los postergados liberándolos de sus explotadores. Hoy la esclavitud asalariada que somete a millones de trabajadores a condiciones de miseria, es ese capitalismo que conocemos.

 

En tercer lugar, ser tupacamarista es ser socialista. Como hemos dicho, no puede haber liberación nacional si ésta no viene aparejada de liberación social. No estamos luchando por la libertad de la nación para que los ricos de aquí se hagan cada vez más ricos con el sudor y la sangre del pueblo. Por eso rechazamos las fórmulas de nacionalismo a secas y nos pronunciamos por el socialismo. Si la liberación nacional debe ir inserta en un programa de transformación social, digamos claramente qué sociedad queremos construir. Es una sociedad sin explotadores ni explotados. Y tiene un nombre: sociedad socialista. De otro modo estaríamos cometiendo el error de querer curar el cáncer que nos corroe con analgésicos. La reivindicación de los pueblos originarios de Nuestra América, la restitución de sus derechos y el respeto por sus tradiciones y cultura, no son posibles en una sociedad dividida en clases. Urge construir la sociedad sin clases en donde la igualdad social y económica garantice el derecho de los pueblos a hacer su propia historia. Ese socialismo que queremos, según el Amauta José Carlos Mariátegui debe ser creación heroica, sin calco ni copia. Ese socialismo es, por su método: científico. Por su esencia e identidad, es tupacamarista.

 

ENARBOLEMOS LA BANDERA TUPACAMARISTA.-

 

Este 04 de noviembre conmemoramos un aniversario más de la gesta heroica del Cacique de Tungasuca, la misma que se inicia con la ejecución del corregidor Arriaga y la liberación de esclavos negros y siervos quechuas de los obrajes. El tupacamarismo, como lo hemos sostenido siempre, no es patrimonio de una sola organización ni de un grupo, sino que es patrimonio de todos los peruanos en general, principalmente de quienes luchan por la liberación nacional y la justicia social. Nuestra organización, el ML-19 se declara heredera de la tradición histórica de lucha de nuestro pueblo, por lo tanto es una organización tupacamarista. Que no se nos confunda con otras organizaciones que dejaron de activar hace más de diez años en el seno del pueblo. Somos una nueva organización política impulsada por una novísima generación de luchadores sociales. Tenemos un programa definido por nuestros documentos y un plan de acción que empieza por insertarnos en las luchas populares, rechazando toda desviación reformista, como también vanguardista-militarista. La liberación nacional será obra de las masas, de las muchedumbres, de las multitudes que no pueden ser suplantadas por las elites políticas. En esa lucha frontal contra el neoliberalismo, el ML-19 es un destacamento de vanguardia que apunta a procesos de unidad mayores. Somos tupacamaristas, porque somos antiimperialistas y socialistas, con una identidad y un pasado heroico que hemos de recordar cada 4 de noviembre.

 


“De tu inmensa herida, de tu dolor que nadie habría podido cerrar, se levanta para nosotros la rabia que hervía en tus venas.  Hemos de alzarnos ya, padre, hermano nuestro, mi Dios Serpiente.  Ya no le tenemos miedo al rayo de pólvora de los señores, a las balas y la metralla, ya no le tememos tanto. ¡Somos todavía!  Voceando tu nombre, como los ríos crecientes y el fuego que devora la paja madura, como las multitudes infinitas de las hor­migas selváticas, hemos de lanzarnos, hasta que nuestra tierra sea de veras nuestra tierra y nuestros pueblos nuestros pueblos.”

 (José María Arguedas: “A nuestro padre creador Túpac Amaru”)


TUPAC AMARU VIVE

PATRIA O MUERTE... ¡VENCEREMOS!


INICIO