Jaime Sabines
Siempre fui pene
Siempre fui pene, Dios mío,
siempre fui el pedazo de mi carne
que entraba en las mujeres,
que me hacía hombre, conocedor del mundo,
propietario de la vida y de la muerte.
¿Por qué me disminuyes?
Yo no quiero aprender de tu sabiduría
Yo quiero ser falo erecto, pero erecto,
para entrar a la hora precisa
en el dulce terrón de la tierra dulce
¡Concédeme vivir entero
hasta los ochenta!
Te desnudas igual
Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Como te quiero entonces
entre las sábanas y el frió!
Te pones a flitrearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
Jaime Sabines, La señal (1951)
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