No pienso dejar la literatura de género y a las consecuencias me atengo, dice Andreu Martín

(Nota tomada de la página de internet del periódico La Jornada -www.jornada.unam.mx-, correspondiente al 8 de noviembre del 2001)

JUEVES ¤ 8 ¤ NOVIEMBRE ¤ 2001

¤ Autor de Espera, ponte así, obra galardonada con La Sonrisa Vertical

¤ Escribo más cuando sufro de inquietud que cuando estoy a plenitud, expresa

¤ ''Si el tiempo me lo permite, haré una novela juvenil con tintes pornográficos''

CESAR GÜEMES ENVIADO

Barcelona. Al escritor Andreu Martín se le aparece a diario, en la ducha, la Virgen de Fátima y en su momento explicará el fenómeno. El novelista vive en un departamento de los que fueron edificados para las Olimpiadas de 1992. De su casa al mar hay sólo unos pasos, pero es tal la cantidad de trabajo que se impone que es difícil imaginarlo caminando por la playa o en uno de los restaurantes costeros. En promedio, a sus poco más de 50 años de vida hay que sumarle más de medio centenar de libros publicados, desde la novela policial más despiadada hecha en castellano hasta obras para primeros lectores, sin olvidar su literatura juvenil en la que se encuentra la saga de Flanagan que realiza a cuatro manos con el también catalán Jaume Ribera.

En México se le ha leído desde mediados de los años setenta, cuando comenzó a publicar. Luego de medio centenar de títulos acaba de obtener tres galardones consecutivos y con ello se le sigue más aún: Espera, ponte así (Tusquets), con el que obtuvo el premio La Sonrisa Vertical, y Bellísimas personas, que le mereció el Ateneo de Sevilla y el Hammett, conferido por la Semana Negra de Gijón. Ante una bebida refrescante para el calor que no acaba de abandonar España, en una terraza sobre Las Ramblas, dice a un tiempo enfático y amable: ''No pienso dejar la literatura de género y a las consecuencias me atengo".

Flanagan, doble personalidad

-Espera, ponte así difiere del resto de tu obra. No habías puesto tanto énfasis en el erotismo en las novelas que te conocemos.

-Al tratar el género erótico mi planteamiento es trabajar a partir de sus reglas. Cada género literario tiene sus premisas y debes respetarlas. En el ámbito policiaco me las sé y me apego a ellas. Y con esta novela erótica hago otro tanto.

-Son reglas por descubrir, finalmente.

-Claro, nunca se han escrito. El pie forzado que me puse fue que el elemento erótico fuera una constante y se volviera imprescindible para contar la historia. Es decir, hay muchas novelas, mías incluso, en las que interviene el elemento erótico, pero puedes recortarlo directamente y convertirlo en elipsis: la novela no variaría en absoluto. Por eso pensé que una obra del género tenía que caracterizarse por la presencia del sexo, eso la haría erótica en comparación con cualquier otro tipo de novela. Ocurre, por otra parte, que estamos acostumbrados a leer libros en que el sexo se ve como elipsis, y cuando un trabajo lo hace explícito parece que se vuelve erótica pero no es verdad. El desafío para mí fue escribir un texto en el cual la esencia profunda fuera el sexo.

-En México hay numerosos lectores que comienzan a acercarse a tu obra justamente por Espera, ponte así. Quizá aguarden más del género y se encontrarán con un Andreu Martín muy distinto, el policiaco o el de novela juvenil.

-Es verdad. Aunque pienso que si me alcanza el tiempo que reparto entre múltiples ocupaciones, haré una novela juvenil con tintes pornográficos. Creo que tendría mucha aceptación en el público juvenil aunque no consiguiera que me la recomendaran en las escuelas. Eso sí, hablaría de un tema que a los jóvenes les interesa mucho y de paso podría ser un poco didáctico.

-Lo has sido ya con la saga de Flanagan. ¿Fue pensada con alevosía y ventaja esa conducta, en algunas líneas pedagógica?

-No, lo pensado con nocturnidad y alevosía por Jaume Ribera y por mí en Flanagan es colocar en cada novela algún tema de reflexión y el tratamiento con humor. No de una forma militante ni fanática, desde luego, porque con el paso del tiempo se nos va olvidando el rubro central de reflexión. No queremos impartir lecciones sobre música o sensibilidad artística. Incluimos esos elementos porque forman parte de la vida cotidiana. Es muy fácil que cuando me toca escribir mi parte coloque algún renglón de este tipo, Jaume lo respeta y yo hago lo mismo. Las referencias musicales de Flanagan son más responsabilidad de él que mía. Para entender al personaje creo que es bueno darse cuenta que está revestido de una doble personalidad: un poquito Beatle y un poquito Rolling: el Beatle soy yo y el Rolling es Jaume.

Convivencia con la virgen de Fátima

-¿Es más sencillo escribir entre dos que en solitario? ¿Sirve bien la ayuda?

-No precisamente. Lo que implica más trabajo es la colaboración porque es como escribir con un crítico mirando por encima del hombro, nada de lo que se pone sobre el papel es definitivo. Más de una vez he trabajado párrafos para Flanagan que eran maravillas del arte moderno, quiero decir fragmentos que iban a revolucionar la literatura universal, y en cuanto los ha leído Jaume los califica de ''chorradas" y he tenido que quitarlos tal cual eran. Eso es un duro golpe para el amor propio y una actitud de humildad que es necesario asumir cuando se escribe en compañía.

-Si a tu obra policial, pura y dura, le quitáramos los elementos criminales, es muy posible que se mantuviera viva por la complejidad de los personajes y lo arriesgado de las estructuras. ¿Por qué la prensa española habla tan poco de ella?

-A Bellísimas... la rodearon de silencio mientras que a Espera... le hicieron mucho caso. Supongo que sería por una especie de mala conciencia. El hecho de que un diario tan importante como La Vanguardia no hablara del premio Ateneo de Sevilla me hace indagar qué ocurre. Voy a la redacción a preguntar, no me dan razones concretas y me compensan pidiéndome un artículo o publicándome una foto. Si ellos no me dan una respuesta, yo tampoco la sé dar. Creo que no hablan de mi obra policial por el prejuicio hacia las obras de género, que no por una animadversión hacia mi persona.

-Es evidente que el silencio de los medios hacia parte de tu obra ni te detiene ni te deprime.

-Sí me afecta, pero es un tipo singular de depresión que se me cura trabajando. Cuando me dicen algo que me hace sentir mal, inmediatamente me pongo a trabajar. Escribo mucho más bajo un estado de inquietud que bajo uno de plenitud. Eso debe ser una ventaja, en el fondo. Incluso tiendo más a bloquearme yo solo que por lo que diga o no la prensa. Desde el verano trabajo en una novela, llevo más de cien páginas escritas en el ordenador y en una agenda muy gruesa donde está toda la obra con el esquema completo. Pero hace una semana no sé qué pasó que sencillamente me detuve para decirme: todo esto que he hecho es una tontería que no se aguanta, lo que escribí no vale para nada. Pasaron varios días y enseguida hice el argumento para otra, una nueva, que tal vez aproveche elementos de la que acabo de desechar pero que no será la misma. Claro, di a leer las cien páginas tanto a mi agencia literaria como a una persona de mi confianza, y al escuchar sus opiniones llegué a la conclusión de que era indispensable empezar de nuevo. Era, literalmente, ''empezar de nuevo", no ''mi vida ya no tiene sentido". Y ahora mismo estoy arrancando con ese nuevo proyecto: esa es mi manera de deprimirme.

-¿Te explicas cómo tienes casi tantos años como libros publicados? ¿No descansas, no duermes, no vas al cine?

-Trabajo de 10 de la mañana a las siete de la tarde, con un alto para comer. Pero esto es relativo porque hay veces que voy a buscar documentación y no escribo, acudo a una cita para que me pasen algunos datos y no escribo, a eso agrego las obligaciones familiares que cumplo con muchísimo gusto. Pero hay veces que trabajo desde que me levanto hasta la hora del sueño. Ahora, no contemos sólo las horas que dedica uno frente al teclado: en la ducha se me aparece la Virgen de Fátima casi cada día y con esto te digo que ahí armo diálogos, argumentos, personajes. Además, todo el día ando con una pequeña libreta en la mano para tomar notas. De modo que si he publicado cierta cantidad de volúmenes es porque no hago otra cosa sino escribir, no tiene mayor misterio.

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