¿En alguna ocasión ha asistido a una reunión de lectores en español?

Resulta muy interesante llegar a una librería, a una biblioteca o quizás a un café y prepararse para formar parte de una reunión literaria o un Club de lectores en español. En los últimos cinco años he tenido muchísimos comentarios y sin lugar a dudas la adrenalina sube, se eleva, corta la respiración. En ocasiones, antes de entrar y sentarnos, donde se pueda, apretujados, en círculo, sentimos el corazón latiendo apresuradamente, bueno después de todo uno no habla tanto el español,somos como esponjas repletas de nostalgia, de viejos suspiros, de memorias guardadas en los rinconcitos del alma,delirios entretejidos que nos conllevan a pensar si estuviese allá, si tal vez todo fuese distinto. Pero no, llegamos a un rincón literario con la esperanza de encontrar algo que yace enterrado muy dentro de nosotros, no solamente la nostalgia sino el vacío, las viejas caminatas por aquellos lugares que solamente seguimos creando dentro de nuestra imaginación.

Siempre hay alguien a cargo de un Club de lectores, un hombre, una mujer, y en este caso miriam, tarea que no es fácil y que también me hace sudar, me preocupa, me obliga a leer y a leer cada vez más, a buscar información, a indagar, a entrar y decirles buenas noches, aquí estamos una vez más. El primer Club de lectores lo fundé en Cupertino, en la librería A Clean Well Lighted Place for Books. Una vez al mes comencé a reunir gente que con fruición leían el libro asignado y llegaban a compartir un ratito de Latinoamérica, un poquito de hablar en español para recordar los viejos tiempos de la preparatoria, las pláticas con los amigos. Después me invitaron a crear otro Club en la Biblioteca Latinoamericana en San José y resultó otra experiencia muy interesante. Allí conocí gente brillante e interesada en literatura. No siempre es fácil, hay que conseguir una buena distribuidora que provea la cantidad necesaria de libros, o bien ponerse en contacto directamente con la Editorial, hay que escoger títulos que resulten de interés general a la gente, hay que saber hablar en público y despertar el interés de todos, hay que ayudar a que todos y cada uno participen en las reuniones literarias. Más tarde formé otro Club de lectores en la librería Cody's en Berkeley y en la Biblioteca Central de San Francisco, en el Centro Cívico, lo que me llevó a concluír que en los Estados Unidos hay una gran cantidad de personas interesadas en aprender y entender lo que está pasando en sus tierras de origen, con su gente, sus antepasados, sus raíces que yacen adormecidas tras la ilusión de lo cotidiano.

Mi Club de lectores está siempre abierto al público y en nuestras sesiones discutimos a conciencia lo que está sucediendo alrededor de las historias que nos son contadas. Me encanta llegar y ver caras familiares, saber los nombres de los asistentes, estar consciente de que en unos minutos más iniciaremos un viaje por el tiempo.

A veces nuestros viajes van desde México hasta la Argentina, por el Caribe o el Perú, por Chile o bien nos detenemos momentáneamente en alguna región desconocida de España.

Escojo autores que sé que van a moverles el suelo, van a remontar miles de papalotes multicolores detrás de sus memorias, van a despertar su imaginación, van a hacerlos ver estrellas y van a hacerlos suspirar de tantos encuentros. En mis reuniones literarias tanto hombres como mujeres participan activamente, les ayudo a entender la época en que el libro fue escrito, viajamos a través del lugar, hablo acerca del autor y su tiempo, acerca de las necesidades que se han creado alrededor de la época, sobre los personajes que a veces se nos trepan y no nos dejan dormir, nos aprisionan, nos apachurran, nos asaltan con sus delirios y obsesiones. Y desde luego en todas mis reuniones literarias la política juega un papel importantísimo porque nadie en esta época puede desligarse de la política, las voces que nos rondan, los dictadores, los demagogos, las eternizadas divisiones que nos separan, nos llevan al olvido, nos hacen sentir que después de todo es necesario un cambio, un puente que nos obligue a cruzar, a abrir los ojos, a descubrir que la misma herida nos ha conformado.

En nuestra época contemporánea, de tanto caos y gemidos, de buscar para quedarnos frente al silencio de la noche es necesario no detenerse, seguir, girar las voces, entender las palabras y unirse a la lucha por un cambio real. Me encanta hablar de libros y literatura, me apasiona la literatura y las miles de voces que se me arrejuntan como memoria, los ecos y los silbidos distantes de los trenes que me orillan a decir, a intentar darles a conocer el secreto de las voces, la palabra escrita que desde niña me dio aliento y me hizo entender que estoy viva.

Los invito a que escuchen los susurros de quienes escriben, que se contagien con sus voces, que se llenen de personajes que se escapan y nos conforman otros universos. Los invito pues a participar en mis reuniones literarias.