DPTO. FRANCISCO MORAZAN
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ALCALDIA DE TEGUCIGALPA
FAMOSOS HIJOS ADOPTIVOS DE LA CAPITAL
Por: Nahum Valladares y Valladares
Nacieron en otras latitudes de la geografía nacional, llegaron en la niñez o en la juventud a Tegucigalpa para estudiar, en la búsqueda de nuevos horizontes, pero se establecieron en la vieja ciudad que les ofreció las oportunidades de vivir, formar familia y destacarse para engrandecer a la patria y a la noble población que les adoptó. Muchos no regresaron a sus lugares de origen y el barroso suelo de la antigua capital se abrió para acoger sus restos y guardarlos para la eternidad.
Muchos de nuestros lectores no conocen de dónde llegaron a la capital y cuando oyen hablar de ellos, quizá por haber vivido en la histórica ciudad de las canteras creen que su cuna fue mecida en el poblado recostado en los cerros que la rodean o a las orillas del río Grande.
De esos famosos hijos adoptivos de la capital escribiremos hoy en la TEGUCIGALPA DEL RECUERDO y como son muchos, en esta primera entrega nos referiremos a los hombres y mujeres que hicieron de la capital su hogar permanente hasta su muerte.
El Dr. Paulino Valladares (FOTO 1) nació en Güinope, El Paraíso en 1881 trasladándose a Tegucigalpa muy joven para realizar sus estudios secundarios y universitarios. Fue diputado a la Constituyente en 1908 y en 1913 junto a don Manuel M. Calderón y Adán Canales fundaron el diario “El Cronista”. Su capacidad para escribir le convirtió en uno de los más sagaces periodistas y en uno de los editorialistas que con profundidad analizaba los temas nacionales. En Tegucigalpa contrajo nupcias con doña Carlota Bernard y de esa unión nació Alejandro Valladares B. quien siguió las huellas de su padre en el diarismo nacional. A Paulino Valladares se le conoce como “El Príncipe del Periodismo” y uno de los premios anuales de la APH lleva su nombre. Falleció en Panamá pero sus restos mortales descansan en el Cementerio General de Tegucigalpa.
Dr. Jesús Aguilar Paz (FOTO 2) nació en Gualala, Santa Bárbara en 1985 y desde niño mostró su vocación por la enseñanza por lo que sus padres lo trasladaron a Tegucigalpa y en la Escuela Normal fundada por don Pedro Nufio obtuvo el título de maestro en instrucción primaria en 1914. Recién graduado inició su profesión en la Escuela Normal de Occidente pero en 1915 tomó la decisión de elaborar un mapa de Honduras tarea que le tomó 18 años recorriendo todo el país a lomo de mula, confeccionando croquis y ubicando geográficamente cada población del país. Esa titánica labor con sus propios recursos y sin contar con aparatos sofisticados culminó en 1933 y legó una obra magistral que fue oficializada por la perfección con que fue hecha. Obtuvo su título de Doctor en Química y Farmacia en la Universidad Nacional de Honduras y al contraer nupcias con doña María Eva Cerrato en Pespire en 1927 se instaló en Tegucigalpa para constituirse en el tronco de una honorable familia. Falleció en Tegucigalpa el 26 de junio de 1974 y aún cuando recibió premios y reconocimientos en vida, la patria todavía está en deuda con el Dr. Jesús Aguilar Paz por sus enormes servicios prestados a Honduras.
Dr. Vicente Mejía Colindres (FOTO 3) originario del occidente del país nació en 1878, en Tegucigalpa estudió medicina y al enrolarse en las actividades políticas de su partido, el Liberal, se radicó en la capital de la República. Hombre estudioso dedicó en su juventud espacios para escribir sobre temas políticos y sociales, fue diputado y secretario de Estado en el gobierno del general Rafael López Gutiérrez logrando en 1928 la candidatura presidencial por el Partido Liberal que al ganar las elecciones le convirtió en Presidente Constitucional de Honduras de 1929 a 1933. casado con doña Rosina de Mejía Colindres, se retiró después del ejercicio presidencial a su profesión, vivió humildemente hasta su deceso en 1966. Sus restos descansan en el Cementerio General de Tegucigalpa.
Profesor Rafael Bardales Bueso, nació en Zacapa, Santa Bárbara en 1911 estudiando magisterio en Tegucigalpa en los años de gran convulsión política. La enseñanza le llevó a San Pedro Sula, pero luego se trasladó a Tegucigalpa para dedicarse a la docencia en el nivel secundario. Hombre investido de sencillez y mucha capacidad pedagógica no le hizo marginarse de las actividades partidarias destacándose como miembro del Partido Nacional que le confió la presidencia de su Comité Central en los años setenta. Fue Director General de Educación Primaria y Secretario de Estado en el Despacho de Educación; escribió una serie de libros sobre la temática educativa en nuestro país, sobre la vida política del General Morazán y la historia del Partido Nacional. Su hogar lo formó en Tegucigalpa, ciudad que le vio morir en 1997.
Prof. Luis Landa Escober (1875-1977)
Profesor Luis Landa Escobar (FOTO 5) nació en el mineral de Cedros en 1875 y después de sus estudios primarios se trasladó a Tegucigalpa para realizar sus estudios secundarios en el Instituto “Espíritu del Siglo” donde obtuvo su título de maestro. Por ser un sobresaliente alumno ganó una beca para realizar estudios superiores en pedagogía en Santiago de Chile donde permaneció por espacio de tres años. Al retornar al país se le otorgó plaza de maestro en la escuela de la ciudad de Comayagua donde también se desempeñó como director del Instituto “León Alvarado”. Al reintegrarse a Tegucigalpa se le confió la dirección de la Escuela de Ensayo No. 1 que después pasó a ser la Escuela Francisco Morazán en el barrio La Ronda. Fue subsecretario de Educación y catedrático en Ciencias Naturales en el Instituto Central de Varones, en las Escuelas Normales de Varones y Señoritas de la capital y en otros colegios privados. El gran maestro de generaciones contrajo nupcias con la profesora Ernestina Zúñiga estableciendo su hogar en la capital donde falleció en 1977 a la edad de 102 años.
Dr. José Reyna Valenzuela (FOTO 6) nació en la antañona Comayagua en 1907 y decidió trasladarse a la capital para realizar sus estudios universitarios en la carrera de química y farmacia. Estudioso de la historia, comenzó a escribir de acuerdo a las investigaciones que hizo en los archivos de la Biblioteca Nacional y dio importancia al rescate del pasado de la ciudad que le abrió sus puertas para vivir, Tegucigalpa. Sus amigos eran los intelectuales y con ellos aprendió a conocer la historia de aquel poblado que los españoles establecieron en la rica zona minera del centro de Honduras en 1578. Si bien es cierto que han surgido varios cronistas de la ciudad capital, el Dr. Reyna Valenzuela junto a Gonzalo Guardiola y Marco Antonio Rosa encabeza el grupo de valiosos hondureños que han descrito el pretérito y costumbres de Tegucigalpa. Por muchos años vivió en uno de los callejones de La Plazuela entre el Castillo Barahona y la primera calle del Río Oro o calle de la Penitenciaría Central. Falleció en Tegucigalpa en 1997.
Medardo Mejía nació en Manto, Olancho en 1907 y se trasladó muy joven a la capital hondureña para realizar sus estudios universitarios. Hombre de ideas revolucionarias encontró su escenario para escribir en el periódico que editaba en Tegucigalpa su coterráneo Froylán Turcios. De espíritu acucioso se dedicó a la investigación de hechos y personajes de nuestra historia, convirtiéndose en uno de los abanderados de una generación de escritores que cambiaron el concepto de relatar la historia por la de analizarla y comentarla para entender sus efectos en el presente y el futuro. Medardo Mejía legó una serie de obras que nos han permitido conocer con más claridad el pasado nacional. Pero Medardo no sólo fue historiador, fue un exquisito poeta y un periodista que fustigaba desde sus columnas a quienes atentaban contra la democracia y los derechos del pueblo. Su muerte en la ciudad que le adoptó como uno de sus hijos se produjo en 1981.
En próximas ediciones haremos referencia de otros famosos hijos adoptivos de Tegucigalpa que después de luminosas trayectorias partieron a las regiones desconocidas e incorporaron sus nombres a las páginas de la historia hondureña.
Relataremos sobre otros personajes que hicieron de Tegucigalpa su segundo hogar, viviendo por muchos años hasta su muerte considerándolos capitalinos porque sus respectivas trayectorias hicieron historia en la noble ciudad que está por cumplir 428 años de existencia en la geografía nacional.
Hoy hemos seleccionado a un artista del pincel, un prestigiado médico, un eminente jurista, un recordado periodista y humorista y un ciudadano emprendedor que dedicó su vida al folclor nacional.
Maximiliano Euceda
Uno de los geniales pintores nacionales nació en el municipio de Caridad, Valle en 1891, población sureña que también vio nacer en 1906 a José Antonio Velásquez el famoso pintor primitivista y en 1947 a otro grande del pincel Luis H. Padilla. El maestro Max Euceda comenzó a pintar a la edad de 30 años y se trasladó a la capital donde logró una beca para estudiar en España. A su retorno en 1927 se instaló en Tegucigalpa y montó su estudio en el barrio La Ronda donde impartía clases privadas y en 1940 cuando se inauguró la Escuela de Bellas Artes fue de los maestros de la primera generación de alumnos de dicho centro. Sus maravillosas obras se encuentran en colecciones privadas y como retratista se conservan en la galería de ex presidentes en la Casa de Gobierno las efigies de los gobernantes Tiburcio Carías Andino y Juan Manuel Gálvez. Falleció en Tegucigalpa a los 96 años en 1987.
Hernán Corrales Padilla 1924-1999
Hernán Corrales Padilla (FOTO 2) nació en Choluteca en 1924 y después de realizar sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal se trasladó a Tegucigalpa para matricularse en la Universidad Nacional donde obtuvo el título de Médico y Cirujano. Se especializó en el área de la dermatología en Chile y en los Estados Unidos de América y al retornar a la patria se instaló en la capital para ejercer su profesión y a la investigación científica. Al contraer nupcias con Gloria Alvarez formó su hogar en la capital donde alternó su profesión con las actividades políticas siendo uno de los fundadores del Partido Demócrata Cristiano de Honduras institución que le confió la candidatura presidencial en el proceso electoral de 1985. fue Secretario de Estado en el Despacho de Educación Pública, Decano de la Facultad de Medicina de la UNAH y en 1962 actuó como Rector Magnífico del Alma Máter. Hombre conciliador supo desempeñarse como miembro del Consejo Asesor de la Jefatura de Estado en el gobierno militar del general Juan Alberto Melgar Castro, miembro del Consejo de Convergencia en el gobierno liberal de Carlos Roberto Reina jugando un papel importante en el traspaso de la policía del poder militar al poder civil. Fue ministro sin cartera en el área de seguridad en el gobierno del Ing. Carlos R. Flores falleciendo en Tegucigalpa en 1999 un año antes de cumplirse uno de sus más acariciados sueños, llegar a un nuevo siglo y al tercer milenio.
Ramón Ernesto Cruz U. 1903-1985
Dr. Ramón Ernesto Cruz Uclés (FOTO 3) nació en San Juan de Flores (Cantarranas) en 1903 realizando sus estudios primarios en las escuelas públicas de Cedros y su poblado natal. En 1917 se trasladó con su madre, doña Elisa y sus hermanos Carlos, Herlinda y René a Tegucigalpa ingresando a la Escuela Normal donde obtuvo el título de Maestro en Instrucción Primaria. No satisfecho con la primera profesión marchó a Guatemala para realizar estudios secundarios que le permitieran obtener el título de Bachiller en Ciencias y Letras. Logrado ese propósito ingresó a la Universidad Nacional de Honduras y en 1928 una vez concluidos sus estudios superiores se le otorgó el título de Licenciado en Jurisprudencia y Ciencias Sociales paso previo para que en 1931 la honorable Corte Suprema de Justicia presidida por el Dr. Antonio Bermúdez Meza, después del brillante examen presentado le extendiera el título de Abogado.
El Dr. Cruz Uclés fue un jurista que se destacó en derecho constitucional y derecho internacional, fue decano de la Facultad de Ciencias Políticas (Derecho) y rector de la UNAH. Se desempeñó como magistrado propietario de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en el juicio que culminó con sentencia favorable para Honduras para darle cumplimiento al Laudo Arbitral de 1908. En lo político, como miembro del Partido Nacional fue investido como candidato a la Presidencia de la República en 1963 pero no llegó a la prueba comicial al producirse el golpe militar de octubre de 1963. En 1971 fue lanzado de nuevo por el Partido Nacional a la primera magistratura de la nación y al ganar los comicios frente al liberal Jorge Bueso Arias asumió el poder en junio de ese año siendo defenestrado por las Fuerzas Armadas en diciembre de 1972 al fracasar el gobierno bipartito. Vivió en La Plazuela y en los últimos años de su vida en la colonia San Carlos. Falleció en la capital en 1985 y sus restos descansan en el Cementerio General de Tegucigalpa.
Herman Allan Padgett 1936-2001
Herman Allan Padgett nació en la aldea de San Antonio de Conchagua en el departamento de El Paraíso, pero muy niño su padre dedicado a actividades mineras lo trasladó a la aldea de San Juancito donde estudió los primeros años de la primaria. Al perder a su progenitor, con su madre viajó a Tegucigalpa donde terminó su educación primaria en la Escuela Francisco Morazán. Quiso estudiar ciencias contables y se matriculó en el Instituto “Honduras” pero las condiciones económicas no le permitieron continuar. Sin desmayar buscó trabajo como conserje y en esos menesteres encontró la oportunidad de llegar a la radio gracias a Edgardo Zúñiga Rivera en la emisora “La Voz del Pueblo”. Comenzó a actuar en programas cómicos primero con un personaje llamado “Beniton” y escribiendo libretos para una diversidad de programas. Hombre de fortaleza espiritual, se dedicó a leer, a pintar, a ejecutar instrumentos, a crear canciones y producir programas.
Sus éxitos más sonados en la radio fueron “La Escuelita Alegre” y “Las Aventuras de Margarito el Guardia”, pero también escribió libretos para el programa “Platicando con mi Barbero”. Padgett se dedicó al periodismo escribiendo para el semanario “El Chilío” que dirigía Armando Zelaya y colaboraba con sesudos artículos en “El Cronista” y en el diario “El Pueblo” dirigido por Oscar A. Flores.
Rafael Manzanares A. 1918-1992
En esta faceta de su vida se distinguió como comentarista radial y era muy escuchado en sus radio columnas que transmitía por HRN. Fue candidato a alcalde de Tegucigalpa por el Partido Liberal perdiendo el proceso frente al nacionalista César Castellanos Madrid, pero al ganar la Presidencia de la República el Ing. Carlos R. Flores le confió la titularidad de la cartera de Cultura, Artes y Deportes desarrollando una magnífica labor. Falleció en la ciudad de La Habana, Cuba pero sus restos mortales descansan en la ciudad que fue el gran escenario de su vida artística y política.
Profesor Rafael Manzanares Aguilar (FOTO 5), procedente de La Esperanza, Intibucá donde nació en 1918 llegó a Tegucigalpa a finales de los años cuarenta donde emprendió sus labores en la enseñanza y para integrarse como ejecutante de la marimba de la orquesta Tropical de Antonio Medina. Manzanares se dedicó a investigar los orígenes de la música y las danzas autóctonas, tarea que le llevó a visitar poblaciones hondureñas donde existían huellas del arte de nuestros indígenas y la simbiosis que se produjo con la llegada de los españoles a nuestras tierras. Rescató mucho del folclor nacional y con grandes esfuerzos logró fundar el Cuadro de Danzas Folclóricas y dirigió como dependencia del Ministerio de Educación las Oficinas del Folclor Nacional. Inspirado compositor, llevó al pentagrama una serie de canciones entre “siques” y románticas, muchas de ellas grabadas en México. Rafael Manzanares en los colegios de la capital entusiasmó a jóvenes con actitudes para las danzas y para el canto en la formación de las estudiantinas. Acogido a los beneficios del INJUPEMP, al retirarse de la docencia y como servidor del Estado, Manzanares fue de los fundadores de la Asociación de Pensionados y Jubilados de los Empleados Públicos. En reconocimiento a su labor cultural le fue otorgado el premio “Pablo Zelaya Sierra”. Falleció en Tegucigalpa como todos los quijotes del arte, sin recursos pero orgulloso de haberle servido a su patria.
Hasta la próxima semana y que en las celebraciones de las fiestas patrias dediquemos los pensamientos a nuestra amada Honduras.
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