Minimonografía
del municipio
Características
geográficas
Ubicación geográfica
relativa
El municipio de
Olanchito se encuentra ubicado en el extremo oriental del departamento de Yoro,
este departamento se encuentra un poco al norte del centro del país. Antes de
conocer el municipio de esta monografía, se describirá someramente el
departamento que lo encierra: Yoro.
El
departamento de Yoro
Descripción del departamento de Yoro
Origen
El departamento
de Yoro
en 1825 abarcaba el extremo occidental de Colón y toda Atlántida. Al crearse a
Colón en 1881, Yoro perdió las tierras nororientales que incluían a Iriona,
Trujillo, Balfate, Jutiapa, La Ceiba y El Porvenir.
En 1893 con la
creación de Cortés; Yoro, perdió por breve tiempo a los municipios de Tela y El
Negrito, en 1894 le fueron devueltos estos dos sectores. En 1902, Yoro perdió
las tierras del litoral atlántico para que se formara Atlántida. Colón,
asimismo, perdió a Jutiapa, La Ceiba y El Porvenir, los que se convirtieron en
municipios de Atlántida.

La
etnia precolombina más importante de Yoro
Los aborígenes
más destacados que vivían en Yoro antes de la presencia europea fueron los
Tolupanes o Jicaques que se extendían desde el río
Ulúa en el oeste hasta el río Aguán en el este; desde
el río Sulaco en el sur hasta el litoral atlántico en el
norte.
Actualmente los
Tolupanes o Jicaques –informa el antropólogo Ramón D.
Rivas– “se localizan en los
municipios de Yorito, El Negrito, Morazán, Victoria y Olanchito en el
departamento de Yoro y en los municipios de Orica y
Marale en Francisco Morazán. Con los estudios modernos la terminología que
identifica a este grupo ha cambiado; todavía se usa ampliamente, el término
Jicaque o Xicaque, pero la mayoría de los
estudios actuales denominan al grupo como Tol, Tolupán o Torrupán, a diferencia del nombre que los mismos aborígenes
usan para identificar su grupo o idioma” .
Localización de los
Tolupanes:
“A mediados del
siglo XIX, mil Jicaques vivían en el departamento de
Santa Bárbara, 400 de ellos se encontraban en el río Choloma”. “En 1774, el
ingeniero Navarro reportó que los Jicaques comerciaban
con los ingleses a lo largo de la costa, en los puertos de Caballos, Sal, río
Leán y Trujillo, pero que se retiraron debido a las
redadas hostiles de los zambos/mosquitos y de los ingleses”.
Actualmente los
Tolupanes o Jicaques –informa el antropólogo Ramón D.
Rivas– “se localizan en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán, Victoria
y Olanchito en el departamento de Yoro y en los municipios de Orica y Marale en Francisco Morazán.
“Este grupo
tenía como frontera el valle de Sula. Las evidencias lingüísticas del siglo XVI
muestran que el valle de Sula era un punto de reunión entre los Mayas y los
Tolupanes, cuya cultura era menos compleja que la de los mesoamericanos y típica
de los pueblos centroamericanos”.
“El río Ulúa era la línea divisoria entre los Mayas y los Tolupanes.
Los Mayas vivían al lado oeste del río: Los de lengua
Chol estaban situados a lo largo de la costa y los
Chortís en las áreas interiores; mientras que los
grupos nahuas o aztecas, ubicados en puertos comerciales a lo largo del río. En
el sector sur del valle de Sula se registra la presencia de Lencas. Alrededor
del año 1500, el valle de Sula estuvo habitado predominante, por grupos de
ascendencia Maya y por los Tolupanes”.
“La ubicación
de los Tolupanes en el inicio de la colonización española está sujeta a
discusión. Los cálculos más conservadores los ubican desde la desembocadura del
río Ulúa hasta las inmediaciones de Trujillo, haciendo
de frontera hacia el interior del país aproximadamente lo que hoy son los
límites norteños de los departamentos de Comayagua, Francisco Morazán y Olancho.
Otros autores amplían el territorio Tolupán hasta la sierra de Omoa por el oeste
y la desembocadura del Aguán por el oeste; ampliando asimismo la profundidad de
la penetración hacia el centro del país. La presencia de algunas tribus en el
lado oeste del Ulúa, en la cercanía de San Pedro Sula
e incluso en las montañas del Merendón, parece abonar esta
teoría”.
“De acuerdo a
Anne Chapman, si bien los
Tolupanes practicaban algunos cultivos, principalmente de tubérculos, sus
actividades vitales fueron cazar, recolectar y pescar… según la misma
antropóloga, los grupos de las tierras bajas eran semisedentarios, cultivadores parte del tiempo, formaban
pequeñas comunidades a lo largo de la costa atlántica y ríos
adyacentes”.
“Mientras que
culturalmente los Tolupanes se parecían a los Sumos, los Pech y los Misquitos, diferían de ellos lingüísticamente…
Chapman, citando al lingüista Bright asegura que representan uno de los mayores enclaves
sureños del tronco Hokan”.
“Los
antropólogos y lingüistas que han estudiado la lengua Torrupan, entre ellos la antropóloga Chapman le calculan cinco mil años de antigüedad. Ellos
relacionan la lengua Tolupán (Torrupán) con la familia
norteamericana Hokan-Sioux”. “Por otra parte, se han entablado
polémicas sobre el origen de los Torrupanes y, tomando
en consideración sus rasgos lingüísticos, los sitúan emparentados con la familia
Chibcha-Penutia,
de origen sudamericano; o simplemente afirman que se trata de una lengua
independiente y aislada. Pero no cabe duda, a partir del dato lingüístico, es
que los Tolupanes son un grupo aborigen antiguo, muy anterior a la civilización
Maya que supo, en medio de las transformaciones culturales del entorno, mantener
cierta identidad hasta épocas recientes”.
Encuentro
Tolupán-Español:
“En medio de
este panorama histórico etnográfico, se puede decir que los Tolupanes padecieron
las primeras etapas de la conquista española, caracterizada en Honduras por un
fuerte tráfico de esclavos hacia las islas mayores del Caribe y por el trabajo
forzado. Desde entonces, las cosas no han cambiado pues continua el proceso de
explotación y el extremado marginamiento político
social”.
“No obstante la
índole recomendable”, narra Porras, “de los isleños, sus hábitos industriosos,
la bondad con que habían recibido a Colón y a sus compañeros catorce años
después y la ley española que prohibía hacerlos esclavos, los gobernadores,
interesados en el tráfico, supusieron que eran caníbales, hostiles y de todo
punto opuestos al cristianismo, con lo cual la reina española no vaciló en
expedir una cédula, concediendo licencia para que cualesquiera personas pudieran
capturar y vender a los isleños. En consecuencia quedaron sujetos a los
resultados de tan inhumana resolución. En 1516, Diego de Velásquez gobernador de
Cuba, autorizó a varios castellanos para que formaran compañías destinadas al
tráfico de hondureños precolombinos esclavos. Por motivo de haber disminuido la
población de Santo Domingo, por los trabajos forzados y necesitarse brazos,
según lo afirman varios historiadores, más de sesenta españoles salieron de
Santiago de Cuba con un navío y un bergantín, autorizados por Velásquez y se
dirigieron a las Islas de la Bahía”.
“Saltaron a
tierra en una de ellas sin encontrar resistencia y capturaron a todos los
nativos que encontraron a mano. Pasaron a otra de las islas e hicieron lo mismo,
encerrando en las escotillas del navío a todos los cautivos. Los esclavistas
dejaron el bergantín al cuidado de 25 hombres y se dirigieron con los nativos
hondureños cautivos a la Habana. Luego que fondearon, los españoles saltaron a
tierra y dejaron el buque con sólo ocho marineros, en la confianza de que los
nativos quedarían seguros en las escotillas; pero no fue así: los astutos
isleños, calculando por el silencio que reinaba en la cubierta, forzaron la
puerta de la prisión y cayendo sobre los marineros los asesinaron. Enseguida
tomaron una resolución impropia de gente inculta que no había vuelto a ver
buques desde el arribo de Colón. Alzaron las anclas, treparon ligeramente por
las cuerdas, izaron las velas y se dirigieron a su isla distante unas doscientas
cincuenta leguas, ejecutando la navegación como si fueran prácticos de la aguja
y carta de marear. Así lo afirma el historiador Herrera que refiere el hecho”.
Esta astuta acción fue realizada dos veces contra los hispanos pagando los isleños muy caro al ser vencidos por los invasores
españoles.
“La persecución
que se desató contra los Tolupanes o Jicaques durante
la colonización los obligó a refugiarse en las selvas y montañas de la región
centro-norte del país, manteniéndose dispersos y alejados del resto de la
sociedad, lo que hizo que los Tolupanes se convirtieran en casi nómadas y no
lograran desarrollar una arquitectura propia. A través del tiempo, han tenido
que adaptarse a lo que las circunstancias les han presentado. Originalmente
vivieron a la orilla del mar, cercanos a la orilla de los ríos, luego huyeron
tierra adentro y por último emigraron a las montañas”.
Distribución geográfica de los Tolupanes o
Jicaques:
“Los Tolupanes
están constituidos en 28 tribus distribuidas en seis municipios del departamento
de Yoro, más dos tribus emigradas el siglo pasado a la Montaña de la Flor,
municipio de Orica, Francisco
Morazán”.
“En un
principio se conocían 21 tribus pero, a partir de la segunda mitad de la década
de los ochenta, la Federación de Tribus Xicaques de Yoro, comenzó a realizar un
reconocimiento en la zona, ya que se constató la existencia de un buen número de
pequeños grupos tribales que se separaron de las tribus reconocidas, por
distintas razones, informaron grupos aislados en las
montañas”.
“Por el
contacto con los españoles y por el continuo roce con los ladinos, los Tolupanes
han perdido aceleradamente muchos valores y costumbres ancestrales, proceso que
ha afectado, especialmente a su lengua materna: el
Tol”.
El antropólogo
Ramón D. Rivas, calcula una población Tolupán de unos “19.300 individuos de los
que sólo los que habitan en la Montaña de la Flor conservan la
lengua”.
El siguiente
cuadro derivado de las observaciones de Rivas se aprecia la distribución de los
Tolupanes en Yoro y Francisco Morazán:
Poblaciones Tolupán
por Municipio y Caserío
Municipio |
Tribu |
Caserío |
Morazán |
El
Palmar |
El
Palmar, Alvarenga |
Morazán |
La
Bolsita |
Caridad,
Placencia, Lirios de Guaymas, Laguna Grande, La Bolsita, Agua Blanca, San
José de la Flor, Porvenir, Santa María del Carmen,
Aguacatales |
Morazán |
Candelaria |
La
Cañada, Candelaria, Ocote Paulino, Mango
Seco |
Negrito |
Guajiniquil |
Guajiniquil |
Negrito |
El
Pate |
Locomico,
Zacateté, El Pate |
Olanchito |
Guadarrama |
Guadarrama |
Olanchito |
Agalteca |
Agalteca |
Olanchito |
Zapotal |
Aguacate,
Lanza, Alemanes, Carbonera, Solares, Tamarindo, Chorro,
Portillo |
Orica,
F.M. |
Montaña
de la Flor |
Las
Flores, La Lima, El Nacional |
Victoria |
Vegas
de Tepemechín |
Las
Vegas |
Yorito |
Mina
Honda |
El
Pacayal, Higueros, El Plan, El Ocote, Capiro, El
Panal, Higuero
Quemado |
Yoro |
Sta.
Marta |
Santa
Marta, Paujiles, El Portillo, Mezcales, San José, Cerro Bonito, Ocotal,
Santa Rosa |
Yoro |
Matadero |
Calichal,
Quiloma, Agua Blanca,
Matadero |
Yoro |
Lagunitas |
Corral
Falso, Lagunitas, Salitre, Cuchillas |
Yoro |
El
Tablón |
El
Tablón, La Soledad, Jicarito |
Yoro |
Subirana |
La
Conquista, Cedritos, El Zapote, El Salto, Vallecito, Subirana |
Yoro |
Plan
Grande |
Plan
Grande, Morillos y Rosario |
Yoro |
Siriano |
Siriano,
Potreros |
Yoro |
Pichingos |
Pichingos |
Yoro |
Anisillos |
Laguna,
El Corinto, Coyolar, Las Flores, Chenguerey |
Yoro |
San
Esteban (Agua Caliente de la Reinada) |
El
Zacatal, Los Pozos, Casas Viejas, El
Jicarito |
Yoro |
Jimía |
Jimía,
Riojimía, El Guayabal,
Carmelitas |
Yoro |
San
Fco. Locomapa |
San
Francisco, Cabeza de Vaca, Mezcales, Ojo de Agua, Chagüitales, Guaymas, San
Blas, La Fortuna, Majada |
Yoro |
La
Pintada |
El
Té, Ocote Chato, Las Piñas, La Joya |
Yoro |
Emigrados
de la Montaña de la Flor |
Santa
María, Peña Blanca |
Fuente: Pueblos Aborígenes y
Garífuna de Honduras, Ramón D. Rivas, Ed. Guaymuras, Tegucigalpa,
Honduras, 1993
“La lengua Tol
se encuentra en estado de supervivencia. La mayoría de la población Tolupán o
Jicaque no habla su lengua. Las presiones discriminatorias ejercidas por los
ladinos mediante burlas, imprecaciones y recriminaciones contra los Torrupanes por la forma en que hablan el español, ha hecho
que los aborígenes se preocupen más por mejorar el español, que trasmitir su
lengua a las nuevas generaciones”.
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