(2006: Una década de exhibir la historia del arte de Honduras)
En sus instalaciones se respira el amor al arte y en su arquitectura colonial flota el apacible ambiente de épocas pasadas. Desde arte rupestre, escultura prehispánica en piedra, cerámica precolombina, pintura colonial hasta arte religioso en plata, se puede disfrutar y admirar en un verdadero banquete espiritual.
Visitar las instalaciones de la Galería Nacional de Arte, en Tegucigalpa es hacer un interesante recorrido por la historia del arte de Honduras, en la entidad considerada patrimonio nacional.
Este centro cultural visitado durante su existencia por más de cincuenta mil personas entre extranjeros y hondureños, cumple este 5 de septiembre su décimo aniversario de fundación.
Rodolfo Pastor Fasquelle
La Galería Nacional de Arte es el principal proyecto de la Fundación Pro Arte y Cultura, Fundarte. Su creación se debe a la iniciativa del doctor Rodolfo Pastor Fasquelle, quien deseoso de dar a Honduras y en especial a Tegucigalpa, una entidad artística de gran altura, y el apoyo de personas particulares e instituciones privadas, decide organizar una Galería Nacional, depositando este delicado proyecto en la culta dama rumana y amante del arte, Yvonna Saint Siegens, quien llegó a Honduras en compañía de su esposo, el economista George Saint-Siegens.
--------------------------------------------------------------------------------------Yvonna Saint Siegens
Graduada en Historia del Arte, en su país natal, con una especialidad realizada en Italia, doña Yvonna aprendió a hacer vitrales y el tratamiento de maderas antiguas. Fue la primera presidenta de FUNDARTE y al mismo tiempo directora ejecutiva de la galería, quien al concebirla plasmó, con toda su capacidad, creatividad y dedicación, un digno ejemplo encaminado a la protección del patrimonio cultural.
FUNDARTE, bajo la presidencia de la señora Saint Siegens, acondicionó las 12 salas y un moderno sistema de vigilancia para proteger las valiosas obras provenientes de la pinacoteca universitaria, Iglesia Católica, Banco Central de Honduras, Instituto Hondureño de Antropología e Historia, Banco Atlántida, S.A., Escuela Nacional de Bellas Artes y coleccionistas privados.
Tania Lázarus de Beyl
En una década de mostrar la historia nacional y el arte en sus diferentes manifestaciones, la galería ha sido dirigida por tres mujeres conocedoras del arte: la primera fue Yvonna Saint-Siegens, luego Tania Lázarus de Beyl y en la actualidad la dirige Rosa María Prats.
La galería se abrió al público el 31 de julio de 1996, con el respaldo decidido de varias instituciones públicas y privadas y personas interesadas en promover el arte hondureño. Su sede es el lugar conocido como El Paraninfo, frente a la plaza La Merced, edificio de mucho valor en la historia patria.
----------------------------------------------Rosa María Prats
El inmueble de estilo colonial, ubicado en el centro de Tegucigalpa, fue originalmente el Convento de Nuestra Señora de La Merced, construido en 1654. Luego en 1857 sirvió para la primera Universidad del país y permaneció en él hasta 1968.
Las interesantes salas son recorridas diariamente por numerosos personas, especialmente por estudiantes de diferentes centros educativos del país, quienes se muestran impresionados con las colecciones exhibidas en ellas.
El local que alberga la Galería Nacional de Arte ha tenido varias reparaciones a lo largo de los siglos. El presidente Luis Bográn lo reedificó en 1890, y en fechas más recientes en 1985 fue restaurado para ser el Museo Nacional de Arte. En 1994 fue acondicionado por la Fundación Pro Arte y Cultura (FUNDARTE) , para albergar los testimonios culturales del país.
El edificio, en su larga historia de 350 años, además de convento, fue cuartel, cancha de gallos en momentos de abandono, y por muchos años universidad hasta 1968, compartiendo el local con el Instituto Central de Varones Vicente Cáceres. En los años 70 se instaló el Taller de La Merced, conocido así por encontrarse en el antiguo convento. Este centro agrupó a estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes, hoy destacados pintores hondureños.
El visitante puede apreciar las diferentes salas que hablan del pasado de Honduras que hoy representan parte del patrimonio y Orgullo Nacional.
Arte rupestre
El recorrido inicia con una muestra de pintura rupestre y petroglifos, formas de expresión artística ancestrales. Pueden admirarse las réplicas de pinturas de cuevas localizadas en Yaguacire y Talanga, Francisco Morazán, y petroglifos hallados en El Paraíso. Las pinturas de las cuevas muestran la magia y la religión y los petroglifos una manera de expresar los sentimientos e ideas. También se encuentra en esta sala un monolito que semeja a una crisálida o gusano que entra en la metamorfosis para constituirse en mariposa.
Escultura prehispánica en piedra
Los objetos localizados en esta sala, como también los de la sala III pertenecen al Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Destacan las piezas ornamentales que se encontraban en edificios en Copán. Dignos de admirarse son una cabeza y busto pétreos.
GALERIA NACIONAL
Cerámica precolombina
En ella se admiran piezas en cerámica que eran de uso utilitario, procedentes de diversos sitios arqueológicos del país.
Las obras se encuentran en excelente estado de conservación y en las escudillas, vasos, ollas y platos se nota la perfección de los complicados dibujos trazados y el vivo color con que fueron pintados. La mayoría de ellos datan de alrededor de mil años de antigüedad. Hay varios silbatos con diversas formas de animales y destaca como pieza especial de esta sala la escultura de Xipe-Totec, dios del maíz a quien se dedicaban rituales para que favoreciera las cosechas.
Pintura colonial
En estas salas lucen obras de la pintura colonial de Honduras, dedicadas a la religión católica. La pintura colonial hondureña hace gala de pinceles de excelente calidad; sus lienzos fueron creados para las iglesias y conventos, formando parte integral de retablos o ilustrando a la feligresía sobre la vida y obra de Cristo, la Virgen María y los santos. Gran parte de los lienzos fueron realizados por pintores anónimos locales, o guatemaltecos, y solamente en el siglo XVIII aparecen artistas de la talla del indígena José Miguel Gómez, considerado el más importante de todos los pintores hondureños del período colonial.
Tres de sus magníficas obras pueden admirarse en la Galería Nacional de Arte: Ecce Homo (El Nazareno), San José y el Niño y San Pedro Arrepentido, las demás pinturas coloniales que se exhiben son de autores anónimos, siendo todas de un gran valor artístico.
Arte religioso en plata
La colección tiene por finalidad ejemplificar algunos de los objetos que fueron y son utilizados por la religión católica de nuestro país desde la época colonial.
Cada uno de ellos tiene una utilización específica y está asociado a las celebraciones de Semana Santa, Navidad, fiestas patronales y misas. Estos objetos son representativos de la producción artística y material que se desarrolló por plateros de las principales ciudades del istmo centroamericano.
Estos objetos corresponden al período colonial hasta el siglo XIX, siendo la plata el principal material utilizado. Entre los tesoros religiosos de la Iglesia Católica expuestos, destacan por su belleza una custodia de plata dorada, repujada y burilada y adornada con piedras preciosas; un báculo de plata dorada, una bandera procesional de plata, una corona ducal de plata y varios candeleros. La mayoría de estas costosas piezas provienen de la Catedral Metropolitana de Tegucigalpa.
Toda la segunda planta de la galería está dedicada a exponer las obras de los más destacados pintores hondureños iniciándose el recorrido con pinturas de Pablo Zelaya Sierra y Confucio Montes de Oca, que son los forjadores de la pintura hondureña contemporánea. Ambos pintores nacieron en 1896 y murieron en plena juventud, pero dejando una importante aportación al arte en Honduras.
La gran mayoría de los cuadros que se exponen son propiedad del Banco Central de Honduras, Escuela Nacional de Bellas Artes, UNAH, Ministerio de Educación y de coleccionistas privados. Pueden apreciarse tres coloridos cuadros del singular primitivista José Antonio Velázquez, artista que ha marcado profundamente a todos los pintores sin formación académica posteriores a él. De los iniciadores del arte en Honduras se exponen obras de Carlos Zúniga Figueroa, Max Euceda y Alvaro Canales. También hay espacios dedicados a una parte de la brillante generación de egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes en la década de los 60, que siendo estudiantes de arte ganaron los premios de ese momento. Entre ellos debe mencionarse a Virgilio Guardiola, Aníbal Cruz, junto con Luis H. Padilla, Dino Fanconi, Lutgardo Molina, Felipe Burchard, Ezequiel Padilla y César Rendón. También se admiran obras de pintores de la talla de Ricardo Aguilar, Delmer Mejía, Mario Castillo, Gregorio Sabillón, Teresita Fortín, Maltez, Arturo López Rodezno, Arturo Luna, Benigno Gómez, Joel Castillo, Maury Flores, Miguel Angel Ruiz Matute, Juan Ramón Laínez, Marco Tulio Acosta, Moisés
Becerra y Julio Visquerra. Además, pueden apreciarse esculturas de Mario Zamora, Pastor Sabillón, Jesús Zelaya, Obed Valladares y Marco Cueva. La Galería anualmente está adquiriendo nuevas obras de reconocidos pintores hondureños para que sean admiradas por el público.
Estas colecciones se encuentran en exhibición permanente, pero con frecuencia se presentan exposiciones temporales para dar cabida a reconocidos pintores que desean exponer sus últimas obras, o a jóvenes valores de la plástica que se inician en el arte.
Cabe destacar que este centro cultural ha estado formando su propia colección de obras de arte con la donación de pintores hondureños, entre ellos el maestro Miguel Angel Ruiz Matute.
También se organizan conferencias, talleres, conciertos y seminarios, ya que la Galería Nacional de Arte es un espacio abierto a todas las manifestaciones del arte y la cultura.
Entre las actividades fijas está la lectura continuada del Quijote, que cada año lo organiza en el mes de abril la embajada de España, para conmemorar el día del idioma. También el gran evento anual “La Antología de las Artes Plásticas de Honduras”.
Así pues Tegucigalpa se honra en poner a la disposición de nacionales y extranjeros una verdadera joya, ya que tanto sus instalaciones físicas, como las obras que alberga son un verdadero deleite para los amantes del arte en todas sus manifestaciones
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