Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella. (Stanislaw Jerzy Lee)

La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que aquél se repone fácilmente de sus fracasos, mientras nunca logra éste reponerse de sus éxitos. (Sacha Guitry)

Todo el mundo se queja de su memoria, pero nadie de su inteligencia. (Duque de la Rochefaoucauld)

Mientras los necios deciden, los inteligentes deliberan. (Plutarco)

El inteligente se percata de todo; el tonto hace observaciones sobre todo. (Heinrich Heine)

Más instructivos son los errores de las grandes inteligencias que las verdades de los ingenios mediocres. (Arturo Graf)

La calidad humana es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia. (John Ruskin)

A quien le daña el saber homicida es de sí mismo. (Calderón de la Barca)

Cualquiera que presume de saber algo, aun no lo sabe bien, si ignora el modo que debe observarse en la sabiduría. (San Pablo)

Si me ofrecieran la sabiduría con la condición deguardármela para mí sin comunicarla a nadie, no la querría. (Lucio Anneo Séneca)

Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen crido ya suficiente sabios. (Luís Vives)

Saber es acordarse. (Aristóteles)

La ventaja de ser inteligente es que así resulta más fácil pasar por tonto. Lo contrario es mucho más difícil. Tucholsky, Kurt

¡Estoy horrorizado! No sé si el mundo está lleno de hombres inteligentes que lo disimulan... o de imbéciles que no se recatan de serlo. Brickman, M.

Estar preocupado es ser inteligente, aunque de un modo pasivo. Sólo los tontos carecen de preocupaciones. Goethe, Johann Wolfgang

La persona inteligente busca la experiencia que desea realizar. Huxley, Aldous

En la práctica, sólo es problema lo que la inteligencia puede resolver. Keyserling, Hermann

El deseo de parecer listo impide el llegar a serlo. La Rochefoucauld, Duque de

El fracaso no existe, sólo existen diferentes resultados.

No se puede solucionar algo si se repite lo mismo que lo causó. Si se usan nuevas estrategias, el resultado cambiará.

La imaginación es más importante que el saber. Albert Einstein (Físico y matématico de origen alemán. 1.879 - 1.955)

No te avergüences de querer aprender lo que no sabes, porque es digno de alabanza el saber alguna cosa, y es vergüenza no querer saber nada. Marco Porcio Catón

Cuando habéis eliminado lo imposible, lo que queda, aún por improbable, es la verdad. Doyle, sir Arthur Conan

La acumulación de pequeñas ventajas lleva a una supremacía considerable. (W. Steinitz)







Aprender a pensar


Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.

Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro. El estudiante había respondido: llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.

Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.

Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.

En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota mas alta.

Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?. Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura.

Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión.

En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo".

En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR. Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica

Aprendamos a pensar, hay mil soluciones para un mismo problema, pero lo realmente interesante, lo auténticamente genial es elegir la solución más practica y rápida, de forma que podamos acabar con el problema de raíz...y dedicarnos a solucionar OTROS problemas.