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Biblioteca de Referencias

 

LA RELIGION DE LA MENTIRA

La Vida de Jesus de Acuerdo a los Rollos del Mar Muerto

 

Existe mucha gente que ha sospechado del cristianismo, pero muy poca ha sido lo suficientemente curiosa para ahondar en la historia real de esta religión, que en realidad no es otra cosa que una adquisición accionaria estratégica que Roma utilizó como una herramienta de control. Casi todos saben que la Biblia ha sido editada a través de los siglos, pero pocos conocen exactamente lo que le ha sido quitado o agregado.

     Luego de la revuelta judía en Jerusalén durante el primer siglo después de Cristo, los guerreros romanos habían destruido todos los documentos relacionados con el legado Davidiano de la familia de Jesús...Sin embargo, la destrucción distaba mucho de ser total, siendo retenidos documentos relevantes por los herederos de Jesús, quienes llevaron la herencia Mesiánica desde el Cercano Oriente hacia Occidente. Como lo confirmara la Historia eclesiástica de Eusebio (el Obispo de Caesara del siglo 4to.), estos herederos fueron llamados los “Desposyni”. De ellos era el legado de la Casa Real de Judah, un linaje dinástico que aun hoy existe. A través de los siglos, una conspiración continúa de la Iglesia y el gobierno ha prevalecido en contra de la herencia Mesiánica. Esta conspiración se agudizó cuando la Roma imperial desvió el curso de la Cristiandad hacia un ideal alternativo, situación que ha continuado hasta nuestros días.

El dogma científico cambia de manera natural, pero es muy raro que suceda lo mismo con el dogma religioso. La Iglesia Cristiana no le presta atención a los descubrimientos y a las revelaciones, y todavía conserva mucho del incongruente dogma que data de los tiempos medievales. La veneración de la primera deidad femenina existía desde hacía mucho tiempo en Canan, donde tomó la forma de la diosa Astoret. Esta fue abiertamente adorada por los israelitas hasta el siglo VI antes de Cristo. Como Dama Astoret, ella fue la esposa sobrenatural de “El”, la deidad masculina suprema, y los dos eran juntos la Pareja Divina. Ellos tenían una hija llamada Anat, la Reina de los Cielos, y un hijo, el Rey de los cielos, que fue llamado “He”. A medida que pasó el tiempo, las personalidades separadas de El y He se fueron fusionando para luego convertirse en Jehová. 

De manera similar, Astoret (Asera) y Anat se fundieron entre sí dando lugar a la consorte de Jehová, conocida como la Shekina o Matronit. El nombre de Jehová es una transcripción tardía y de alguna manera castellanizada de la palabra Yahweh, la cual es en sí una forma de la raíz hebrea de cuatro consonantes YHWH dentro de la cual han sido interpoladas dos vocales. Originalmente estas cuatro consonantes (que más tarde se transformaron en una especie de sigla para el único dios) representaban a los cuatro miembros de la familia celestial: “Y” representaba a El, el padre, “H” era Asera la Madre, “W” correspondía al Hijo, y “H” era la Hija, Anat. De acuerdo a las tradiciones reales de la época y de la región, la novia misteriosa de D, la Shekina, también fue considerada su hermana.

      En términos prácticos, la consolidación del ideal hebreo de un único dios no ocurrió realmente hasta después de los 50 años de cautiverio en Babilonia (586-536 AC). Cuando los israelitas primero fueron deportados allí por Nabucodonosor, eran en verdad tribus dispares que pertenecían a por lo menos dos corrientes étnicas principales (Israel y Judá), pero luego regresaron a Tierra Santa con un propósito nacional común, como los elegidos de Jehová.

      Gran parte de lo que hoy conocemos como el Antiguo Testamento fue primero escrito en Babilonia. Por lo tanto, apenas sorprende que los relatos de los sumerios y de los mesopotámicos fueran injertados en la tradición cultural cuando ésta se estaba formando, incluyendo El Jardín del Edén (El Paraíso de Eridu), la Inundación, y la Torre de Babel. Historias como la de Adán y Eva no existian en la tradición hebrea. Algunas alternativas a la versión de la Biblia sobre Adán y Eva podrían encontrarse en escritos de griegos, egipcios, sumerios y abisinios (antiguos etíopes).

      Cuando los israelitas regresaron desde Babilonia a Jerusalén, los primeros cinco libros de Moisés fueron compaginados dentro de la Torá. El resto del Antiguo Testamento fue, sin embargo, mantenido en forma separada. Por varios siglos, éste fue considerado con varios grados de veneración y recelo pero, con el tiempo, los libros de los Profetas llegaron a ser especialmente significantes para estabilizar el patrimonio judío. La principal razón que daba lugar a la vacilación fue que, aunque los judíos entendían ser los elegidos de Dios, Jehová no los había tratado muy amablemente. Este era para ellos su señor tribal todopoderoso, y le había prometido al patriarca Abraham exaltar su raza por sobre las otras. Y aun así , con todo eso, ellos sólo habían enfrentado guerras, hambruna, deportación y cautiverio. Para contrarrestar el creciente desencantamiento de la nación, los Libros de los Profetas reforzaron la promesa de Jehová anunciando la llegada del mesías, un rey ungido o un sacerdote quien serviría al pueblo conduciéndolo hacia la salvación.

      La profecía fue suficiente para asegurar la reconstrucción del Templo de Salomón y el Muro de Jerusalén, pero no apareció ningún salvador. El Antiguo Testamento concluye en este punto en el siglo IV A.E.C. Entretanto, el linaje de David continuaba aunque no reinaba en forma activa. Entonces, la historia soberana comenzó cuando el heredero revolucionario de Judá pasó audazmente a dominio público. El era Jesús, el Rey de jure de Jerusalem. El alzamiento del año 168 A.E.C. en el cual la casta sacerdotal de Hasmonaem Macabeos adquirió importancia, fue provocado en buena parte por la acción del Rey Antiochus IV Epifanio, de Siria, quien le había impuesto a la comunidad judía un sistema de veneración griega. Más tarde, los macabeos volvieron a consagrar el Templo pero, así como los judíos fueron exitosos contra Antiochus, el daño social interno había sido hecho, pues habia sido necesario luchar durante el Sabat.

 Un núcleo de devotos judíos ultra-estrictos conocidos como los Hasidim (los pios) se opusieron vehementemente a esto y cuando la triunfante Casa de los Macabeos tomó control y estableció su propio Rey y Sumo Sacerdote en Jerusalén los Hasidim no sólo anunciaron su oposición sino que marcharon en masa fuera de la ciudad con el fin de establecer su propia comunidad, una comunidad pura en las cercanías del Desierto de Qumran. Las obras de construcción comenzaron alrededor del año 130 A.E.C.  

Con el objetivo de que los Evangelios estuvieran más allá del entendimiento de los romanos, fueron construidos con dos niveles de significado: escritura evangélica en la superficie e información política debajo. Y los mensajes cuidadosamente dirigidos estaban generalmente basados en los códigos de sustitución establecido por los Escribas. El conocimiento de cómo trabajaba el código no estuvo disponible hasta que fuera publicado recientemente uno de los manuscritos del Mar Muerto. Sólo desde entonces se tiene una apreciación de la enigmática técnica que posibilitó una mayor concientización sobre la inteligencia política en los textos Evangélicos, que estaba cubierta por un velo. 

El Emperador romano era llamado “el león”. Por lo tanto, ser “rescatado de las fauces del león” significaba escapar de las garras del Emperador o de sus oficiales. Los “pobres” no eran ciudadanos sumidos en la pobreza y sin ningún tipo de privilegios: eran aquellos que habían comenzado en un alto escalón de la comunidad y que habían sido obligados a renunciar a sus propiedades y posesiones mundanas. Los “muchos” era un estilo utilizado para designar al líder de la comunidad de los célibes, mientras que la “muchedumbre” era una designación del Tetrarch regional (gobernador). La palabra “multitud” se aplicaba a algún consejo de gobierno. Los novicios dentro del establishment religioso fueron llamados “niños”. La temática doctrinal de la comunidad era conocida como el “Camino” y aquellos que seguían los principios del “Camino” eran llamados “Hijos de la Luz”.

      El término “leproso” fue a menudo usado para denotar a aquellos que no se habían iniciado dentro de la jerarquías mas altas de la sociedad, o para aquellos denunciados por ésta. Los “ciegos” eran quienes no formaban parte del “Camino”. Los “ciegos” eran aquellos que no eran parte de la conversión hacia el “Camino”. En este aspecto, “curar al ciego” o “sanar al leproso” se refiere más específicamente al proceso de conversión hacia el “Camino”. Librarse de la excomunión era descripto como “resucitar de la muerte”. La definición “impuro” estaba relacionada generalmente con los Gentiles no circuncisos, mientras la descripción “enfermo” hacía notar a aquellos en desgracia pública o clerical.

      La “Luz” era la doctrina que la comunidad consideraba su mensaje guiador, y fue representada por una trilogía de alto rango, correspondiendo respectivamente a Sacerdote, rey y Profeta. Estos guardaban los títulos simbólicos de Poder, Reino y Gloria. En el patriarcado clerical, el padre era Supremo y sus dos segundos inmediatos eran designados su hijo y su espíritu.

      Josefus explica que los Esenios fueron muy cultivados en el arte de curar. Una de las creencias fundamentales de los Esenios era que el Universo contenía a los dos espíritus esenciales de la Luz y la Oscuridad. La Luz representaba la verdad y la rectitud, mientras la Oscuridad describía a la perversión y al mal.. El equilibrio de uno contra el otro en el cosmos era establecido por el movimiento celestial, y gracias a su distribución, las personas recibían ciertos grados de cada espíritu, definidos según las circunstancias planetarias de sus nacimientos. La batalla cósmica entre la Luz y la Oscuridad era así perpetuada dentro de la Humanidad y entre una persona y otra.

      Dios fue reservado para ser el regente supremo por sobre los dos espíritus esenciales, pero encontrar el Camino a la Luz requería seguir un largo y arduo recorrido de conflictos. Este recorrido culminaba en una contraposición final de una fuerza con la otra en el Tiempo de la Justificación, más tarde llamado el Día del Juicio. Se pensaba que, a medida que ese tiempo se acercara, las fuerzas de la Oscuridad se fortalecerían durante el período de la Tentación.

 

      Por tradición, el Espíritu de la Oscuridad era identificado como Belial (inútil) cuyos seguidores veneraban a otros dioses, y no a Jehová. El Espíritu de la Luz fue sostenido por su jerarquía y fue simbolizado por la Menora. En la época de los reyes Davidianos, el sacerdote Zadikite fue considerado el defensor más importante de la Luz.

      Así como el Espíritu de la Luz tenía su representación en la Tierra, también la tenía el Espíritu de la Oscuridad. Este fue un compromiso sostenido por el Jefe de los Escribas, cuyo propósito era establecer una oposición formal dentro de la estructura jerárquica. Una de las principales responsabilidades del Príncipe de la Oscuridad era probar a las mujeres iniciadas en el celibato, por cuya capacidad mantenía el título hebreo de “Satán” (Acusador).

      En el libro de la Revelación, se vaticina que la gran guerra final entre la Luz y la Oscuridad tendría lugar en Armagedon, un importante campo de batalla palestino donde una fortaleza militar custodiaba las planicies de Jezreel, al sur de las colinas de Galilea. Los denominados “Manuscritos de la Guerra” describe en detalle la lucha cada vez más cercana entre los Niños de la Luz y los Hijos de la Oscuridad. Las tribus de Israel iban a estar de un lado, y los Kittim (romanos) y varias facciones, en el otro. Sin embargo, en el contexto de esta guerra culminante, no se hace mención a un Satán omnipotente: esa imagen no jugó ningún papel en la percepción que la comunidad tuviera sobre El Juicio Final. El conflicto iba a ser una cuestión puramente mortal.

      Mucho más tarde, la noción fundamental detrás de este concepto antiguo fue hurtada y adaptada por la emergente Iglesia de Roma. La simbólica batalla de Har Megido fue removida de su ubicación específica y ampliada a escala mundial. Con Roma, la hasta ahora “Oscuridad” usurpaba la “Luz” a su favor. Con el fin de que las reglas de los Obispos católicos permanecieran, fue estratégicamente decretado que el Día del Juicio no había llegado aún. A aquellos que, a partir de entonces, obedecían el corregido principio de la Iglesia Católica Romana se les prometía el derecho de entrar al Reino de los cielos, siendo santificados por los obispos. Así el Fuerte en la  colina de Megido fue investido de un transfondo sobrenatural, por eso la palabra “Armagedon” adquirió un espantoso timbre de terror apocalíptico. Esto implicó el terrible final de todas las cosas que no conducían a la conformidad total con las reglas de Roma. En este sentido, Roma ha probado ser uno de los más ingeniosos manipuladores políticos de todos los tiempos.

      El Evangelio original de Marcos fue escrito en Roma alrededor del año 66 E.C. Clemente de Alejandría, eclesiástico del siglo II, confirmó que este Evangelio fue dictado en la época en que los judíos de Judea se alzaron contra los ocupantes romanos, quienes los crucificaron por miles. El escritor del Evangelio, por consiguiente, contaba con la propia seguridad de considerar (y no poder negarse a) presentar un documento que fuera abiertamente anti-romano. El Evangelio de Marcos era un mensaje de apoyo fraternal, una promesa de salvación y de independencia para aquellos bajo la aplastante dominación de Roma. Ese pronóstico de liberación alivió las mentes de las personas y les quitó cierta presión a los gobernantes que se sentían bajo el yugo del creciente Imperio.

      El Evangelio de Marcos posteriormente llegó a ser una fuente de referencia para los de Mateo y Lucas, autores que se expandieron sobre el tema en forma individual. Debido a esta razón, los tres juntos son conocidos como “los Evangelios Sinópticos” aunque no coincidan en muchos aspectos.

        El Evangelio de Juan difiere de los otros en contenido, estilo y en concepto, siendo influenciado por las tradiciones de una particular secta de la comunidad. No obstante, está lejos de ser “cándido” en su versión de la historia de Jesús. Juan también incluye innumerables y pequeños detalles que no aparecen en ningún otro lugar. El primer Evangelio publicado, el de Marcos, no hace mención de un alumbramiento por parte de una virgen. Los Evangelios de Mateo y de Lucas introducen el tema con variados grados de énfasis, mientras que es totalmente ignorado por Juan. A los estudiantes simplemente se les dice que “la Biblia dice esto” o “la Biblia dice aquello” cuando en realidad, al enseñárseles sobre el Nacimiento de la Virgen se están dirigiendo a Mateo y a Lucas. Y cuando se les enseñan otros aspectos, les hablan de el o los Evangelios correspondientes, como si se hubiera resuelto constituir capítulos de una misma obra general cuando, por supuesto, no lo son.

      Según pasaron los siglos, varias especulaciones sobre el contenido bíblico se han convertido en interpretaciones, y éstas han sido establecidas por la Iglesia en forma de dogma. Las emergentes doctrinas se han integrado a la sociedad como si se tratase de hechos reales. A los alumnos en las escuelas e iglesias raramente se les dice que Mateo dijo que María era una virgen, y que Marcos no lo decía. La enseñanza selectiva de este tipo, se aplica no solo a la Natividad de Belén, sino a un número de incidentes. A los niños cristianos se les enseña un relato que ha sido totalmente dejado de lado; un cuento que extráe las más entretenidas características de cada Evangelio y las reúne en un adornado relato que no fue escrito nunca por nadie.

      La palabra semita traducida como “virgen” era almah, la cual no significa otra cosa más que “mujer joven”. El término hebreo que refería a una virgen en sentido físico era bethulah.

      La virginidad física atribuida a María llega a ser aun más increíble en relación a la aserción católica dogmática de que ella era “por siempre virgen”. No era un secreto que María tenía más de un descendiente.

      La descripción de Jesús como el hijo de un carpintero es otro ejemplo de cómo una palabra fue posteriormente mal interpretada. No es necesariamente una traducción errónea, pero sí nos muestra cómo algunas palabras antiguas de raíces hebreas y arameas (dentro de textos griegos) no tienen equivalencias directas en otras lenguas. La expresión griega “ho tekton” es una interpretación de la palabra semita “naggar”, que definiría probablemente a un erudito o maestro. “Ho tekton” refiere a un “maestro de las artes”.

      Jesus pertenecía a la tribu de Juda, de la linea familiar del Rey David. Las escrituras también dicen que era un Nazareno, pero esto no significa que él viniera de Nazareth. El término “Nazareno” era estrictamente sectario y no tenía relación alguna con la ubicación geografica. El término árabe para referir a “cristiano” es Nasrani, y el Corán islámico utiliza la palabra Nazara: estas variantes, en última instancia derivan del hebreo “Nozrim”, un sustantivo plural proveniente de la expresión “Nazrie ha-Brit” (Guardianes de la Alianza), una designación de la comunidad esenia en Qumran. Es realmente un tema de disputa si el establecimiento de Nazaret existió durante el tiempo en que Jesus vivió.

      Los nazarenos eran individuos ascetas comprometidos a realizar votos en períodos predeterminados, observando ciertas disciplinas extremadamente reguladas en relación con el compromiso matrimonial dinástico y con el matrimonio.

      María estaba cumpliendo un período de prueba reglamentario como mujer casada de la jerarquía dinástica (un período de adhesión durante el cual las relaciones sexuales estaban prohibidas) y José tendría justa causa de padecer vergüenza cuando María descubrió que estaba embarazada. La situación fue resuelta cuando un sacerdote Abiater de alto rango quien dio el permiso para el ocultamiento.

      Desde los tiempos del Rey David, la dinastía de Abieter fue establecida como jerarquía de sacerdotes de alto rango. El linaje de Zadok ocupó la jerarquia principal mientras la línea de Abiator fue segunda entre los superiores. La Anunciación no fue tanto una cuestión de anuncios sino más bien de sanciones.

      Las reglas dinásticas no eran algo común y corriente. Tres meses después de una ceremonia de compromiso matrimonial era formalizado un Primer matrimonio que comenzaría el enlace en el mes de Septiembre. Se permitían relaciones sexuales después de este, pero sólo en la primera mitad del mes de Diciembre. Esto era para asegurar que todo nacimiento mesiánico resultante tuviera lugar en el mes de Septiembre, mes de Expiación. Si la novia no daba a luz, las relaciones íntimas eran suspendidas hasta el mes de Diciembre próximo, y así. 

    Una vez que la esposa a prueba hubiera concebido, era realizado un Segundo matrimonio con el fin de legalizar el enlace. Sin embargo, la novia aun era considerada como “almah” (mujer joven) hasta completar el Segundo Matrimonio, que no era celebrado hasta que la mujer no llegara a su tercer mes de embarazo. El propósito de esta demora era para ver si existia una posibilidad de aborto. Esto daba cabida a un cambio legal de esposa para el marido dinástico, si la primera joven hubiera sido infértil. Las reglas del matrimonio dinástico fueron infringidas cuando María dio a luz a Jesús en un momento erróneo del año (Domingo 1° de Marzo del año 7 E.C.). Por lo que María concibió un hijo como una “almah” y dio a luz como una ”almah”. 

    Jesús era el descendiente primogénito de José dentro de la sucesión Davidiana. Era un candidato interesante y demandaba un trato especial como excepción a la regla. Esto permaneció envuelto en un manto de enigma.

      Uno de los problemas más importantes de Jesús era que había nacido en un ambiente de controversia sobre si era o no legítimo. Seis años más tarde nació su hermano Jaime, en orden con todas las reglas del matrimonio dinástico.

      Los helenistas (judíos occidentalizados) reclamaban que Jesús fuera el legítimo Cristo (del griego “Christos”, Rey). Los hebreos ortodoxos se conformaban conque el derecho a llamarse rey descansara en Jaime. En el año 23 E.C.. murió José, y comenzó a ser imperativo resolver la disputa.

      Los reyes davidianos estaban aliados con los sacerdotes dinásticos zadokitas, y el Zadok preponderante era Juan el Bautista, el propio pariente de Jesús. Juan estaba familiarizado con las creencias hebreas, mientras que Jesús era un helenista. Por lo tanto Juan apoyaba a Jaime, aunque reconocía que Jesús era legítimo. Jesús sabía que debía ponerse firme ya que, si la posibilidad de restablecer un reino judío iba a cobrar impulso, saldría definitivamente perdiendo frente a su hermano. En vista de esto, decidió crear su propio y organizado partido de seguidores: un partido que no siguiera ninguna política social convencional. Su política fue directa, basada en la lógica de que una nación judía dividida nunca derrotaría al poderío de Roma. Percibía que los judíos no cumplirían su misión si continuaban manteniéndose separados de los Gentiles (nativos no judíos). Jesús fue frustrado por los inflexibles judíos de rígidos principios hebreos.

      Los Gentiles que buscaron afiliación con las tribus judías podían tomar parte en los bautismos, pero no podían ser bautizados en el agua. Aunque se reunían con los candidatos judíos que iban a ser bautizados en el mar, solo les era permitido recibir bendiciones sacerdotales luego de ser recogidos por grandes redes que los subían a bordo de las naves. Los curas que realizaban los bautismos fueron llamados “pescadores”. Era una alusión al propio sacerdocio liberal de Jesús cuando prometía a los Gentiles un ascenso canónico diciendo, “los convertiré en pescadores de hombres”.

      Simon Mago (o Zebedee) era la cabeza de los Magos Manasseh occidentales, una casta de filósofos samaritanos que apoyaban la legitimidad de Jesús. Simón fue un empedernido defensor de la guerra contra Roma. Como Apóstol de Jesús, fue el más prominente en términos de status social. También fue un entusiasta comandante zelote, a menudo llamado Simon Zelote. Los Zelotes eran guerreros que militaban por la libertad de la zona y empecinados en vengarse de los romanos. Para las autoridades romanas, sin embargo, los Zelotes eran simplemente lestai (bandidos).

      Otro líder nacionalista de clase alta y de renombre fue Judas, jefe de los Escribas. Los Manuscritos del Mar Muerto fueron creados bajo su tutela y de la de su predecesor, Judas de Galilea, fundador del movimiento Zelote. El Apóstol Judas fue la cabeza tribal de la Manasseh oriental y caudillo de Qumran. Los romanos tenían un sobrenombre para él: Judas Sicarius (una sica era una daga curvada para ser aun más letal). La forma griega de este sobrenombre era Sicariote, la cual pasó a ser, previa corrupción, “Iscariote”. Judas era segundo en grado de superiores con respecto a Simón.

      No hay nada de espiritual o etéreo en la palabra “angel”. En el griego original, aggelos no significaba otra cosa más que “mensajero”. El Inglés moderno deriva la palabra ángel de la Iglesia latina, pero el término anglosajón “engel” provino originalmente del francés “angele”. El “ángel del Señor” era por lo tanto un mensajero, o más correctamente, un embajador. Un “Arcángel” era un embajador sacerdotal de más alto rango. Los ángeles en el Nuevo Testamento eran, sin excepción, todos hombres, y sus nombramientos eran estrictamente dinásticos. La batalla del arcángel Miguel contra el dragón corresponde al conflicto entre la sucesión Zadokita y la Roma imperial (la bestia de la blasfemia). La “segunda bestia” fue aquella correspondiente al rígido y estricto régimen de los fariseos, quienes frustraron las ambiciones de los judíos helenistas separando a los judíos de los Gentiles, mediante la segregación. Esta era la bestia a la cual se le atribuyó el número 666.

      Jesús reconocía que Roma nunca podría ser derrotada mientras existieran extremos de competencia doctrinaria dentro de la propia comunidad judía. No había nada parecido a la Cristiandad en aquellos días. La religión de Jesús era el judaísmo y todos los judíos adoraban a un dios, pero aun así estaban divididos en varias facciones, cada una con diferentes series de reglas comunitarias. Jesús aspiraba a compartir a Jehová con los Gentiles de una manera tal que no les fuera requerido hacerse cargo de todos los símbolos y ceremonias del judaísmo ortodoxo. Su gente no podía ser liberada de la opresión hasta que hubieran abandonado su propio sectarismo intransigente.

      Jesús carecía de una designada autoridad social (no era ni un Rey con su reino ni un Alto Sacerdote). No obstante, le hizo poco caso a esos tecnicismos y procedió a implementar cambios en los rituales a pesar de su deficiencia en cuanto a títulos.

     En el año 32 E.C., Simon Zelote se puso en contra de las autoridades, habiendo liderado una revuelta sin éxito en contra de Poncio Pilatos. Pilatos había estado usando fondos públicos para mejorar su aprovisionamiento de agua. Fue presentada una queja formal contra él en la corte, luego de lo cual fueron asesinados conocidos demandantes por sus soldados. La insurrección armada apareció inmediatamente, liderada por los sobresalientes Zelotes, Simon Zelote, Judas Sicariote, y Tadeo. La revuelta falló y Simón fue excomulgado por edicto del Rey Herodes-Agripa. Al oponente político de Simón, Jonás Annas, le fue por lo tanto permitido seguir adelante con el supremo oficio del Padre. 

    Sin embargo sucedió que Herodes-Agripa entro en una disputa con los gobernadores romanos, perdiendo su jurisdicción, y beneficiando por corto tiempo a su tio Herodes-Antipas, quien había apoyado la acción zelote contra Pilatos. Aprovechando su oportunidad, Antipas dio marcha atrás a la orden de excomulgación y ordenó que Simon debía ser “recusitado de la muerte”. Por consiguiente, Jesús entró en una especie de dilema. Era el heredero del linaje real, aun sin título formal, pero deseaba ayudar a su amigo y seguidor: y así lo hizo.. 

    Jesús presumió asumir una función sacerdotal y llevar a cabo la liberación, confirmando el rango del espiritualmente muerto Simón, como en el caso del Eliécer de Abraham Steward,historia la cuan se encuentra corrompida en la forma de Lázaro en los evangelios. Y así fue que Lázaro resucitó de la muerte (rescindió la excomulgación) sin ninguna sanción oficial del Padre, ni del Alto Sacerdote, ni del Consejo del  Sanhedrín. Había desobedecido las reglas. Entonces, Herodes-Antipas obligó a Jonás Annas a consentir el hecho consumado.

      Luego de la fallida revuelta, Judas se había transformado en un fugitivo. Jesús no le era muy útil políticamente, debido a esto “se la jugo” en apoyar a su incontroversial hermano Jaime.

      María Magdalena fue la primera esposa de Jesús. Fue sólo como esposa de Jesús y como sacerdotisa por derecho propio que María pudo ungir su cabeza y sus pies. El título completo de María era Hermana Miriam Magdalena. Una de las razones por la cual no hay una obvia mención al estado marital de Jesús en el Nuevo Testamento es que la evidencia fue deliberadamente removida por decreto de la Iglesia. Esto fue revelado hace muy poco tiempo, en 1958, cuando fue descubierto un manuscrito del Patriarca Ecuménico de Constantinopla en un monasterio en mar Saba, al este de Jerusalén. También el Obispo Clemente de Alejandría (150-215 E.C.) escribió una carta a su colega, Teodoro, incluyendo contenido del Evangelio de Marcos generalmente desconocido, suprimido porque no satisfacía los requerimientos de la Iglesia. En la sección removida del Evangelio hay una  versión de la resurrección de Lázaro (pero una explicación que presenta a Lázaro llamando a Jesús desde el sepulcro, dejando bien en claro que el hombre no murió en un sentido físico, lo cual por supuesto frustró la insistencia de la Iglesia de que debía aceptarse como milagro sobrenatural). Por otra parte, el Evangelio de Marcos no incluyó ningún detalle de los eventos de la Resurrección y de los períodos siguientes: los versos finales hoy publicados fueron falsamente incluidos en fecha posterior.

    Cuando Jesús hizo su entrada a Jerusalén, María Magdalena estaba embarazada de tres meses de su hijo. Tomando todo en cuenta, la visita a Jerusalén no fue un evento exitoso. Jesús no recibió la aclamación que esperaba. Su plan de crear una Judea idílica, libre de la opresión romana había fallado porque su sueño de unificar a la gente no era compartido por sus compatriotas sectarios, a saber, los fariseos y los saduceos También en aquellos tiempos ocurrió una seria escisión dentro del grupo apostólico. Simon Zelotes había estado por mucho tiempo en regla con Jonathan Annas (Jaime de Alfaeus), y la rivalidad política entre ellos pasó a primer plano. Habían nacido como contendientes por la posición suprema de Padre. 

    La Ultima Cena nunca tuvo lugar en Jerusalén, sino en Qumran. Los esenios no guardaban las festividades judías en Jerusalén y por lo tanto, no respetaban el ritual de la Pascua del Cordero en  el Pesah. A menudo se hacía referencia a Qumran como Jerusalén. La famosa Ultima Cena corresponde, de hecho, al Banquete Mesiánico (La Cena del Señor). Que ocurriera al mismo tiempo que la Pascua fue pura coincidencia.. Los principales anfitriones del Banquete eran el Alto Sacerdote y Mesías de Israel.. La gente de la comunidad estaba representada por oficiales nombrados que formaban juntos el Consejo de Apóstoles Delegados. Judas salió a hacer los arreglos finales para la traición. Aun quedaba tiempo para la profecía Bautista a cerca de la restauración del verdadero Mesias para ser consumada, pero el plazo final era aquella noche, el equinoccio primaveral del 20 de Marzo del año 33. Jesús sabía que si no se producía ninguna proclamación a su favor entonces no habría esperanza de satisfacer la predicción Mesiánica, y que él sería denunciado como fraude.

    El elemento de mayor fuerza del éxito del plan de Judas residía en mantener el apoyo de Jonás Annas. La hija de este se había casado con el Alto Sacerdote Fariseo,  José Caifás. El juicio a Jesús a duras penas puede considerarse un juicio. Se consideraba fuera de la ley el hecho que el consejo judío sesionara de noche. El Sanhedrin no sesioanaba sino hasta el amanecer. Pero la reunión sería aun ilegal ya que al Consejo Sanhedrin no le estaba permitido sesionar durante la Pascua.

      Los Evangelios dicen que Pilatos le ofreció un indulto a Jesús porque “era costumbre del gobernador liberar a un prisionero en la festividad de la Pascua”. Esto, simplemente, no es verdad. Nunca existió tal costumbre.

      Tadeo era diputado de la Sucesión (“de Alfaeus”), un devoto “hijo del Padre” (incorporando los elementos “bar” (hijo) y “abba” (padre). Así, Tadeo fue descripto como Barrabba.

      Cuando los tres prisioneros Simón , Tadeo, y Jesús fueron llevados ante Pilatos, los casos contra Simón y Tadeo eran bien claros: ellos fueron conocidos líderes zealotes y eran hombres condenados desde el alzamiento. Jesús estaba allí sólo porque el contingente judío había pasado por alto su sentencia.

      Herodes-Antipas llegó a la escena. No era amigo de ninguno de los sacerdotes de Annas y eso encajaba perfectamente con su propósito de liberar a Jesús, con el fin de provocar a su sobrino, el rey Herodes-Agrippa. Por lo tanto, Antipas cerró un trato con Pilatos para asegurar la liberación de Jesús. El pacto entre Judas Sicariote y Jonás Annas fue entonces reemplazado, sin involucrarlos, por medio de un acuerdo entre la Tetrarca Herodiano y el Gobernador romano. Desde allí en adelante, Judas perdió toda oportunidad de perdón por sus actividades  como zelote, y sus días estaban contados.

      Habiendo esperado hasta pasada la Pascua, los miembros del Sanhedrin podrían conducir su propio juicio contra Jesús en forma perfectamente legal. Pero le habían pasado estratégicamente la responsabilidad a Pilatos ya que sabían que no existían cargos reales. No habían tenido en cuenta el sentido de justicia de Pilatos ni tampoco la intervención de Herodes-Antipas El viejo Tadeo fue liberado, pero tanto Simón como Jesús permanecieron bajo custodia junto a Judas Iscariote. En última instancia, el más grande traicionero de todos fue el preponderante Padre, Jonás Annas, el antiguo apóstol conocido como Jaime de Alfeus, o Nataniel.

      Un antiguo tratado Copto denominado El Segundo Tratado del Gran Set, descubierto entre los libros de Nag Hammadi, explica que hubo una sustitución de al menos una de las víctimas de la Crucificción, y menciona a un Cirene conectado a este hecho. La sustitución aparentemente fue llevada a cabo, desde el momento que declara el hecho que Jesús no murió en la cruz como se suponía. El mismo Jesús dijo textualmente después del evento: “En cuanto a mi muerte, que fue lo suficiente real para ellos, fue real para ellos por su incomprensión y ceguera”.

    El Corán islámico especifica que Jesús no murió en la cruz, estableciendo que: “Aún no le dieron muerte, ni lo crucificaron, sino que fue substituido por alguien de su imagen y semejanza. Realmente no lo mataron”. También, el historiador del segundo siglo, Basilides de Alejandría, escribió que la crucifixión fue arreglada. El líder gnóstico Mani (nacido cerca de Bagdad en el año 214 E.C.) expresó precisamente la misma aserción. Claramente la ejecución de tales hombres como Jesús y Simón no podían quedar sin respuesta, por lo que fue implementada una estrategia para burlar a las autoridades judías, la cual giraba en torno al uso de veneno comatoso y a la actuación de un engaño físico.

      Tres siglos más tarde, varios sitios dentro de Jerusalén y en sus alrededores fueron creados como lugares provistos de supuesto significado para el Nuevo Testamento. En muchas ocasiones fue el simple caso de encontrar un adecuado lugar para colocarle un nombre (como lo demandaban los pobladores y el mercado de los turistas). La Crucifixión no fue un espectáculo en la cima de las colinas con enormes cruces, con el horizonte como fondo y un épico elenco de espectadores. Fue un asunto de pequeña escala sobre un terreno controlado, en Qumran.

      Arimatea era, en realidad, un título descriptivo como muchos otros en el Nuevo Testamento. Representaba un alto y particular status. La expresión hebrea “ha ram” o “ha rama” (de la altura, o lo más alto) , y el término griego “teo” (relativo a dios), significan juntos “Alteza Divina”. José de Arimatea emerge como el mismísimo hermano de Jesús, Jaime.

      Fue Pablo ( un hebreo convertió al helenismo después) quien estableció la doctrina física de la Resurrección. Pablo era reconocido por el hermano de Jesús, Jaime, como un fanático cuyos nazarenos nunca predicaron la Resurrección. Es esencial recordar que Jesús no era ni un Gentil, ni un Cristiano. Era una judío helenista cuya religión era extremista...

 

 Referencias

Traduccion del Sitio

Dr. Bárbara Thiering

Laurence Gardner

“Bloodline of the Holy Grail” (El Linaje del Santo Grial).

 

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