Dentro de las festividades del calendario "litúrgico-laboral" español, si el
día
6 "celebrábamos" el "Día de la Constitución" donde se dice que "ninguna
confesión tendrá carácter estatal" (Art. 16), dos días después estamos
"celebrando" la festividad de la Inmaculada Concepción.
Alguien dirá que el motivo de esta fiesta es que está firmemente arraigado en la
cultura española, no se trataría solo de un acontecimiento de devoción meramente
católica sino que hundiría sus raíces en la tradición cultural de los pueblos de
España.
Examinando los orígenes de esta "tradición", lo primero que llama la atención es
que fue
un dogma proclamado por el Papa Pío IX en su bula Ineffabilis Deus en
fechas tan "lejanas" como...¡el 8 de diciembre de 1854!. Su base son unas
explicaciones de Duns Escoto (Escuela Franciscana) que concluyó su exposición
del tema en la Universidad de París con estas célebres palabras: "Dios podía
hacerlo, convenía que lo hiciera, luego lo hizo"(1). La argumentación teórica
fue de tal magnitud y tal bien defendida en términos lógicos (más de 200
argumentos hábilmente refutados en contra de la Inmaculada Concepción) que desde
entonces es conocida como la "Disputa de la Sorbona", existiendo incluso
leyendas asociadas de que las imágenes marmóreas de la Virgen inclinaban su
cabeza ante sus peticiones de Auxilio o que los niños gritaban por las calles de
Colonia ¡Vencedor Escoto! por lo que suponía de "triunfo de María".
Sin embargo, La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen. Y lo que es más grave, Santo Tomás, afirma y repite con
insistencia en varias partes de sus obras, escritas en diversas épocas, que
María contrajo el pecado de origen, por lo que hoy podría ser calificado de
"hereje", como cualquier católico que discuta este dogma de la Iglesia en
nuestros días. De hecho, más de cinco siglos de controversias distan entre las
argumentaciones del franciscano Duns Escoto y su formulación dogmática
definitiva:
«La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen María fue preservada
inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción
por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos
de Jesucristo, Salvador del género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo
debe creerse firme y constantemente por todos los fieles».
Buscando más en la raíz de esta recién creada "tradición", encontramos que la
Fiesta de la Concepción de San Juan el Bautista (23 de septiembre), que se
remonta al siglo IV, es más antigua que la Fiesta de la Concepción de María y,
durante la Edad Media, fue celebrada también en varias diócesis de Occidente el
24 de septiembre. Estas son fechas del equinoccio de otoño, nueve meses Antes de
la Natividad de San Juan, santo asociado a las celebraciones del solsticio de
verano(2). Quizás toda esta necesidad de solemnizar la Inmaculada Concepción
venga de la analogía de la santificación de San Juan el Bautista. Porque si la
Concepción de Juan fue fiesta, ¿por qué no iba a serlo la de María?. Si el Santo
precursor nació puro desde el seno de su madre (Lucas 1,15)(3), no menos
convenía que hubiera nacido María. Sin embargo su ubicación el día 8 de
diciembre es puramente accidental y no obedece a ningún "anclaje" cultural
hispánico en esa fecha, a diferencia de festividades como el 11 de noviembre
(San Martín), 2 de febrero (la Candelaria), 10 de agosto (San Lorenzo) o el 24
de junio (San Juan) y que no gozan de la consideración de festividad oficial,
por no hablar de los ya referidas fechas equinocciales de marzo y septiembre.
La iconografía en torno a la "Inmaculada Concepción" se remonta tan solo al
siglo XVII, por encargo de reyes o conventos franciscanos y realizada por
pintores en muchos casos extranjeros. En definitiva, nos encontramos con una
disputa intelectual-teológica hábilmente ganada por los "marianistas", pero que
en ningún modo presupone una generalizada devoción popular y de carácter
verdaderamente tradicionalista, si entendemos por tradición aquello conservado
de generación en generación, pues antes de 1854 el término «Inmaculada
Conceptio» no se encuentra en ninguna parte. Por supuesto que ni la genuina
liturgia mozárabe ni el calendario de Toledo del siglo X contienen tampoco
referencia a esta festividad. Quizás por influencia de los evangelios apócrifos,
la Iglesia Ortodoxa Griega sigue llamándola "Concepción de Santa Ana" (4) y
celebrada como fiesta menor el 9 de diciembre, sin que en ningún caso se
explicitara su concepción inmaculada o no.
(1) En latín del original : "Potuit, decuit, ergo fecit".
(2) la otra inmaculada concepción fue la de
Cristo el 25 de marzo, no casualmente en fechas del equinoccio de primavera.
(3) Lc 1:15-"porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será
lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre"
(4) Nombre originario de la celebración de la Concepción de María ya que según
el proto-evangelio de Jaime, los padres de María se llamaron San Joaquín y Santa
Ana.