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El 16 de octubre de 1978, Karol Wojtila es elegido papa bajo el nombre de Juan
Pablo II. Hoy, 25 años después, "su pontificado es de ahora en adelante el
cuarto más largo de la historia, detrás de los de San Pedro, Pio X y León XIII"(1).
16,5 millones de fieles han sido recibidos por él alrededor de sus 1106
audiencias generales. 102 viajes a 132 países. Ha recorrido 1.163.865
kilómetros, es decir, el equivalente a 29 vueltas al meridiano terrestre. La
duración total de sus 102 viajes ha sido de 579 días, es decir, el 6,4% de su
pontificado. Ha visitado 620 ciudades y ha pronunciado 2405 discursos y
homilías. Ha publicado 14 encíclicas y nombrado a 232 cardenales.
Los medios de comunicación de tendencia católica (para los 1,05 millardos de
creyentes) difunden sin parar estas alucinantes cifras que utilizan para
pintarnos un retrato de lo más objetivo y sin fisuras posible. Incluso si se
trata de celebrar su vigésimo quinto aniversario a la cabeza del Estado Vaticano,
esta nube de cifras no parecen sino otra cosa que un elogio póstumo. La
expectación alrededor de esta "muerte anunciada" es inmensa y todas las
redacciones del mundo tienen ya elaborado su propio "dossier Juan Pablo II" a la
espera del fatídico día.
Un poco por todos los sitios parece que se pretende hacer balance ya de un
pontificado que algunos especialistas no dudan en asociarlo indefectiblemente a
la historia del siglo XX, debido entre otras cosas a su protagonismo en la
"caída del comunismo"(2); por nuestra parte, intentaremos analizar en las líneas
que siguen las reflexiones que estas cifras nos inspiran.
Al recorrer los grandes titulares de la prensa francesa y europea, a la
excepción de los países anglosajones y nórdicos, menos afectados por la "papamanía",
por lo que nos referimos a la Europa del sur y del este, es inmediatamente
constatable una falta de precisión e incluso un deslumbramiento total en los
análisis. ¿Por qué esta avalancha de cifras más digna del Guiness de los Records
que de un periodismo serio y objetivo?. Recordemos los 1.163.865 kilómetros
recorridos mencionados más arriba...(3)cifra a la que no prestaríamos atención
si la información no hubiera sido publicada en el periódico Liberation.
Bajo cualquier referencia glosada en las columnas de los periódicos de mayor
tirada, nos encontramos, por regla general, con los mismos elogios de cifras que
no nos dicen gran cosa, o mejor aun, dicen todas la misma cosa. Todo parece
indicar que tenemos poca información sobre este papa polaco que indudablemente
"habla en diez lenguas", ha sido diácono de jóvenes y "actor" en su juventud que
"hizo prueba de excepcional coraje". En otro estilo pero no menos interesante,
la saga de los misterios vaticanos parece una mina inagotable de
"informaciones", con sus luchas intestinas para conseguir el poder, sus intrigas
de eminencias grises y de sectas integristas rivales, etc(4). Los balances
serios, más allá de cifras espectaculares o temática "populista", son
difíciles
de encontrar.
Pero volviendo a nuestro título, ¿qué se esconde detrás de esta "matraca" de
cifras, referencia ya obligada al hablar de su pontificado?. Volvamos a la
impresionante cifra de católicos en el mundo: más de un millardo nos dicen. ¿Qué
quiere decir exactamente?. ¿Un millardo de bautizados son otros tantos
católicos?. ¿La "comunidad de creyentes" formaría un bloque homogéneo, sin
contradicciones ni disensiones internas?. ¿Todos los bautizados aceptarían a dia
de hoy ser católicos?. ¿Cual es exactamente la parte de los católicos digamos
"culturales" -a diferenciar de los "practicantes"- en las cifras globales?. Le Courrier International, en su número 675(5) publica un cuadro de reparto de los
católicos por el mundo. Sus fuentes son el "Quid 2003" (ediciones Laffont) y la
conferencia de obispos de Francia...El documento se titula: "Más de un millardo
de católicos en el mundo" y según estas estimaciones, Europa contaría con 286
millones de adeptos de esta religión. ¿Podemos sinceramente confiar en unas
cifras que anuncian para España una cifra record de 41 millones de católicos
mientras que las cifras oficiales del Estado español (6)manejan una población
total de 40.847.371 personas en el 2003?. Lo mismo podemos decir para Polonia,
que según las mismas fuentes se sitúan en 37 millones de adeptos mientras que la
población total es de unos 38.644.000 personas. Qué decir mismamente de los 117
millones de africanos o de los 454 millones de sudamericanos propuestos, cuando
la mayor parte proviene de países con un censo defectuoso, arcaico e incluso
inexistente?. La orquilla de cifras es suficientemente amplia para pensar que
hay una tentación de redondear al alza los datos existentes.
En todo caso, aceptemos el millardo de creyentes, nos faltaría formular una
problemática que pone en cuestión la monolítica imagen que nos quieren dar las
grandes religiones monoteístas. ¿Nos quieren dar los mass-medias una imagen del
catolicismo tan desprovista de relieves como la del mundo musulmán, que también
(curiosa coincidencia) cuenta con un millardo de almas a su devoción?(7). Dos
bloques con la misma fuerza enfrentados si bien, como ya declarara Berlusconi,
"la supremacía de la civilización occidental sobre el islam" es evidente...
En vista de todos estos elementos de análisis, podemos plantearnos la pregunta:
¿y si detrás de esta cifra que nos lanzan machaconamente sin otro interés que su
propia enormidad, se oculta un hecho único en la historia del catolicismo y del
cristianismo? Un hecho monstruoso y terrible para los sectores más conservadores
y tradicionales. Un hecho, que hace sólo 50 años, habría sido interpretado como
un jaque a la Iglesia, como una victoria pura y simple de Satán sobre el Bien.
Un hecho hoy innegable al que es necesario adaptarse y que dice mucho sobre la
decadencia de la espiritualidad clásica y secular en Occidente: el catolicismo
es hoy una religión tercermundista. El 87% de sus adeptos son de países del
hemisferio sur. Europa y, dentro del espíritu de gentes como Berlusconi, el
mundo de raza "blanca", se ha sido desprovisto de su religión de referencia, viendo
sus iglesia vacías y las vocaciones escasear...¡Las fuentes de dinero que
tradicionalmente alimentaban las cajas vaticanas están hoy situadas en las
antípodas!. He aquí lo que explica estos millones de kilómetros recorridos, el
número impresionante de países visitados y su apodo de "papa planetario",
"atleta de Dios" con que identificamos al santo padre. Pero al
mismo tiempo, podemos no ver en estas cifras nada más excepcional que una
verdadera pérdida de identidad...o mejor aún, una identidad que se está
metamorfoseando y que servirá cada vez más a los intereses de poblaciones no
europeas.
Una metamorfosis sobre la que deberemos indagar más profundamente y de la que
nos presentan sólo el aspecto más inofensivo: la admiración por las religiones
orientales en Occidente, que ha sido ya objeto de numerosos reportajes en prensa
y televisión.
Efectivamente, "el futuro del catolicismo se juega en el sur", como anuncia sin
dudarlo ni un momento "The Atlantic Monthly" de Boston(8). Un futuro que,
contrariamente a lo que pudiéramos pensar será una vez más a la imagen y
semejanza de este papa ya cansado y conservador que ha reinado sobre la
cristiandad durante los últimos 25 años(9). Esperamos ver en el sucesor de Juan
Pablo II a un católico romano tradicionalista que sabrá responder a las
esperanzas de las poblaciones del sur, más fervientes, y conformes a los dogmas.
La autoridad y el papel del jefe de filas de la Iglesia se verá reforzado; las
posturas sobre el aborto, el sida, la homosexualidad, sus corrientes internas,
sus sectas, verán la tendencia hacia un endurecimiento. El desfase, la
incomunicación existente entre la Iglesia y las sociedades industriales se
encuentra en los países del sur considerablemente reducida.
En conclusión, esta avalancha de cifras que los medias han "vomitado" sobre la
opinión pública de los países del sur de Europa, sólo pretendía presentarnos un
balance netamente positivo de estos 25 años de pontificado, si bien podíamos
criticar algunos "meteduras de pata"(10 y 11)...Esta "buena nueva", como
acabamos de ver sucintamente, es en realidad una "mala nueva"(12) que esconde
efectivamente lo que las élites le piden y la Iglesia Católica sufre en
silencio: la usurpación de un símbolo fundamental de Occidente(13). Cristo y su
mensaje son menos populares en Europa que en Africa, que en América Latina o
incluso que en Asia. Podríamos decir que Cristo y su filosofía subversiva están
hoy absolutamente disociados para la opinión pública del mensaje de la Iglesia
Católica.
Esta Iglesia, enferma en nuestras latitudes, ve mejorar su estado de salud y su
futuro más lejos, en el seno de culturas que, en Occidente, han sido
tradicionalmente consideradas "inferiores". Los sectores tradicionalistas del
catolicismo occidental no están dispuestos a aceptar esta nueva realidad y es
flagrante ver hasta qué grado los medias son tímidos u olvidadizos cuando se trata
de sacar a relucir este tema(14).
Claro que el Vaticano ha tenido gestos para intentar rehabilitar su imagen a los
ojos de las poblaciones del Norte, quienes desprecian a la Iglesia por su
anacronismo e intolerancia. Este "arrepentimiento" de la Iglesia pretendía que
fuera percibido como una voluntad de cambiar las cosas pero, caray, los grandes
cambios tanto tiempo esperados tardan en manifestarse.
Todos estos factores inconscientemente pasados por alto en los medias muestran
hasta qué punto la crisis de identidad que sufre el mundo católico podría en
parte haber transcurrido en silencio. El Vaticano ya está metido en la batalla
por su supervivencia y sus innombrables turiferarios trabajan en la sombra de
las redacciones para convencernos a su modo.
(1) Periódico Liberation, viernes 13 de octubre del 2003.
(2) Lean por ejemplo a Bernard Lecomte, especialista en Europa del Este y
Vaticano. Periódico "Libération", 17/10/03.
(3) Los medias no se ponen de acuerdo sobre la cifra exacta. L’Express cita
1.250.000 de kilómetros, en su número 2729 del 23 al 29 octubre de 2003.
(4) Nouvelle Observateur- semana del 15 octubre.
(5) Semana del 9 al 15 de octubre del 2003.
(6) Instituto Nacional de Estadística. www.ine.es
(7) Leer "Maniere de voir", número 64 - Islam contra Islam.
(8) Leer Courrier International número 675.
(9) Leer "El cristianismo que viene" de Philip Jenkins.
(10) Al respecto, es muy interesante estudiar el suplemente de "Le Monde" del
12/13 octubre 2003: "La era Juan Pablo II", escrito integralmente por M. Henri
Tincq. Éste, en las líneas que dedica a los aspectos negativos del pontificado,
da fe de ciertas "torpezas" entre las que se encuentra la aparición de Juan
Pablo II al lado de Pinochet en el balcón de la Casa de la Moneda en 1987.
(11) Defensa de la causa de Pinochet, canonizaciones controvertidas, papel poco
claro en el genocidio de Rwanda, condena de la homosexualidad, del aborto, del
preservativo, etc.
(12) Nietzsche en "El Anticristo".
(13) Leer en prensa todo sobre las airosas protestas del Vaticano contra el
texto de la Constitución Europea que no menciona a la Iglesia Católica en su
introducción.
(14) Leer el especial número 40 del Nouvelle Observateur: "Qué queda del
Cristianismo" y en particular el artículo de Jean Daniel que se felicita del "estado
de humildad" de la Iglesia Católica después de su arrepentimiento por las
atrocidades cometidas a lo largo de su historia.
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