Los pioneros en regular este juego fueron los italianos allá por 1448 con la implantación del Lotto. Sin embargo se cree que la primera lotería estatal surgió en el año 1520 en Francia, convirtiéndose en una importante fuente de ingresos para el Estado. A partir de entonces se crearon numerosas loterías privadas, extendiéndose a todos los países y teniendo una trayectoria muy variada ya que era prohibida, autorizada o protegida según el talante o las necesidades de los que regían los destinos de los países.
En España, durante la primera mitad del siglo XVIII, se celebraban toda clase de rifas destinadas a sufragar gastos excepcionales, muchas de ellas promovidas desde círculos cortesanos y en las que se ofrecían títulos e hidalguías.
Como ya se ha indicado, el primer sorteo oficial se celebró el 10 de diciembre de 1763, en el que se recaudaron 187.500 reales, de los que 133.600 reales fueron a las arcas de la Hacienda Pública.
Los niños del Colegio de San Idelfonso participan en ella desde el sorteo del 9 de marzo de 1771, en el que un niño, vestido a la manera napolitana, con túnica blanca y peluca rizada, escogido entre los internos del colegio, sacaba las cinco bolas con los números. El niño Diego López, de siete años, tuvo el honor de de ser el primero de ellos.
Debido a la elevada tasa de analfabetismo y a las malas comunicaciones, la lotería no se extendió por toda España hasta el siglo siguiente. Las apuestas en los puntos del Reino se cerraban ocho días antes de la celebración del sorteo, tiempo que necesitaba el correo desde las administraciones provinciales hasta la capital.
Hasta el final del reinado de Carlos IV no se consiguió que la tería fuese realmente lotería benéfica como el acta del Real Decreto de su creación decía.
Fue suprimida en 1862, después de 99 años de existencia y de haber celebrado 1.340 sorteos. Convivió con la lotería moderna durante 50 años.
El primer sorteo se celebró en Cádiz el cuatro de marzo de 1812. A diferencia de la primitiva, el Estado se reservaba el 25% del importe total de los billetes, dedicando el resto a premios, mientras que aquélla llegó a tener un premio acumulado de 85 millones de reales, que hubiera puesto en un grave aprieto a las arcas reales en caso de existir acertantes.
En el último tercio del siglo XIX peligró la existencia de la lotería moderna ya que los liberales intentaron en vano suprimirla al igual que la primitiva, tras largos debates sobre la moralidad de las apuestas, llegando a sostener algunos oradores que habá hijos que pasaban hambre por la afición de sus mayores al juego, o que había españoles que no creían en Dios pero no los había que no creyeran en la Lotería.
Lo cierto es que la lotería fue afianzándose cada vez más en la sociedad española. En 1889 se incrementaron a tres los sorteos mensuales y los premios son cada vez más sustanciosos.
A pesar de la competencia de las quinielas de fútbol, aparecidas en 1946, y de la resurección de la Primitiva en 1985, la Lotería Nacional conserva el encanto y la pasión de ser el juego más tradicional del país.
Fuentes: "O.N.L.A.E. y F.N.M.T.