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Uchuva |
Sin duda, esta es una de las frutas más exitosas en los mercados internacionales, lo que ha motivado a muchos cultivadores colombianos. Redonda, amarilla, dulce y pequeña, con una cáscara protectora, se consume sola, en almíbar, postres y con otras frutas dulces. "Es rica en vitamina C, purifica la sangre, elimina la albúmina de la sangre, reconstruye y fortifica el nervio óptico y es eficaz en el tratamiento de afecciones de la garganta y la próstata", se lee en la publicación Frutoterapia, de Albert Ronald Morales.
En Colombia la siembra se inició a mediados de la década de los años 80 teniendo como base el mercado de exportación a los mercados europeos, que reportó ingresos por 5 millones de dólares el año pasado. El consumo interno es abastecido con los excedentes de exportación y se consigue más fácilmente en las zonas de clima frío, tanto en las carreteras como supermercados. No se tienen cifras de consumo per capita anual. Frente a las cultivadas en otros países, la uchuva de Colombia es más dulce y de mejor color, lo que la hace apetecida en los supermercados, hoteles y restaurantes europeos, donde se cotiza a muy buenos precios.
Desde Venezuela hasta Chile, a todo lo largo y ancho de la cordillera andina se encuentra la uchuva, pero sólo en Colombia se cultiva con fines comerciales. Los suelos más recomendados para el cultivo son los que poseen estructura granular y una textura areno - arcillosa y, preferiblemente, que contengan altos contenidos de materia orgánica y un pH entre 5,5 y 6,8. Las tierras que registran alta fertilidad favorecen el crecimiento de las plantas, mientras que en las de fertilidad baja se registra fructificación temprana y baja calidad de los frutos.
La uchuva registra buen comportamiento en las regiones que se ubican entre 1.800 y 2.800 metros sobre el nivel del mar, con alta luminosidad, temperaturas promedio entre 13 y 18 grados centígrados, precipitación anual de entre 1.000 y 2.000 milímetros y humedad relativa de 70 a 80 por ciento. La planta es muy susceptible a las bajas temperaturas, a la sequía y a los vientos fuertes; por lo tanto, los lotes cultivados se deben cercar con barreras rompevientos. "Para esto es ideal el ciprés (Cupresus lusitanica)", indicó el ingeniero forestal Alberto Leguízamo Barbosa.
En primer lugar se deben evitar los encharcamientos, debido a que la planta es muy susceptible a este fenómeno. Si lo hace de forma mecánica, de acuerdo con la nueva tendencia de labranza mínima, es aconsejable preparar el terreno procurando realizar pases con arados que no deterioren la estructura del terreno (cinceles). Cuando por debajo de un metro se presente alta humedad en el suelo, se sugiere hacer drenajes profundos y, para el cultivo, levantar 'camas' o barbechos y así evitar que las raíces entren en contacto con el agua.
Si cuenta con una adecuada disponibilidad de agua, se obtendrán frutos de buena calidad; mientras que el exceso de agua puede causar plantas amarillentas y de escaso follaje, facilitando además el desprendimiento de hojas, flores y frutos. La preparación del terreno en forma manual se hace (en cultivos pequeños) mediante surcada con azadón.
Por ser una fruta perecedera y susceptible de daños por la manipulación, debe dársele buen trato hasta que se entregue al comercializador o consumidor final. El ciclo completo del cultivo, desde la siembra de la semilla en semilleros hasta la recolección de los frutos, dura de 8 a 9 meses. La cosecha se inicia cuando los frutos toman una coloración anaranjada y el capuchón o 'capacho' que encierra la fruta se torna de color amarillo. La forma más apropiada para recolectar los frutos es manualmente, volteando hacia atrás la pequeña rama que sostiene el capuchón. En algunas variedades resulta más práctico utilizar tijeras. Sea cual fuere la recolección, se debe evitar así el desprendimiento del 'capacho', ya que este es la protección natural del fruto y aumenta la posibilidad de almacenamiento por largos periodos.
Para su acopio, las frutas se deben llevar a un lugar cubierto para que se sequen y evitar la propagación de hongos y el deterioro de la calidad. Se pueden secar sobre láminas de cartón o madera con la temperatura ambiental (no mayor de 15 grados centígrados). En algunos casos pueden utilizarse ventiladores para ayudar a esta labor. En el lugar de acopio se hace la primera selección. Se abren los frutos de su capuchón y se apartan los que estén reventados, sobremaduros, que presenten daños por manipulación o con signos de haber sido afectados por plagas o enfermedades. Se colocan luego en cajas plásticas recubiertas con papel periódico o cartón para evitar la humedad en el transporte desde la finca hasta la comercializadora. Como la mayoría de la producción de uchuva del país se destina a la exportación, los comercializadores internacionales recogen la fruta en las fincas. Su calidad debe ser 'extra', es decir, frutos grandes y de excelente apariencia. La fruta de buena apariencia pero regular tamaño (grado 2) se destina al mercado nacional en fresco y la pequeña y rajada (grado 3), se destina a la elaboración de bocadillos, mermeladas, dulces y pulpa. En el mercado en fresco del país, la uchuva sin capuchón se vende suelta en plazas de mercado, carreteras o en las calles de las ciudades; en los supermercados se consigue sin capuchón, en bolsas plásticas, bandejas de icopor o canastillas plásticas.
Cuando el productor decide acopiar y guardar producto en espera de mejores precios, la deja en cajas plásticas hasta unos 20 días en bodegas cuya temperatura no exceda los 18 grados centígrados y 70 por ciento de humedad relativa. Si cuenta con sistemas de refrigeración, pueden ser almacenadas a 2 grados centígrados, durante 4 o 5 meses. Tenga en cuenta que esta es una fruta altamente perecedera y no se recomienda su almacenamiento por largos periodos de tiempo.
La uchuva es un cultivo que con el tiempo queda muy tupido; por esta razón el uso de herramientas mecánicas se hace en los bordes del cultivo. Como herramienta principal se utiliza la guadañadora. Para la limpieza de las calles los cultivadores arrancan las hierbas manualmente o con machete para cortar el desarrollo de las que puedan competir directamente con la uchuva, evitando dañar el cultivo. Esta material vegetal no se recoge del cultivo. Se deja como cobertura de suelos. El uso de herbicidas no es recomendable, ya que la uchuva es muy susceptible al contacto con estos productos, pues pueden afectar seriamente los frutos. Se aconseja contar con la asesoría técnica de un agrónomo que dé las recomendaciones específicas para cada caso. Más información acerca de este cultivo la puede conseguir con la Corporación Colombia Internacional (CCI) o con la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional, sede Bogotá.
No menos de
11 plagas y enfermedades se han diagnosticado como las que tienen mayor
incidencia en el cultivo de la uchuva. Las
plagas que atacan son: Áfidos o pulgones, Mosca blanca, Nemátodos del nódulo
radical, Trozadores o tierreros, Comedores de follaje, Minadores y Comedores de
fruto.
Las enfermedades que afectan el cultivo son: Mancha gris, Añublo o marchitez de las ramas, Fusarium y el virus Potato leaf roll.
Para el tratamiento, tanto preventivo como curativo de las anteriores es necesario contar con asesoría técnica para establecer los niveles de infestación de plagas o daño ocasionado por las enfermedades y los manejos específicos que se deben dar según el caso.
Última actualización: 3 de noviembre de 2001