2. Hace ya cinco años que celebramos el V Centenario de la evangelización de América Latina. Fue un aniversario altamente significativo. En él tuvimos oportunidad de agradecer al Señor el don de la fe arraigada y amada que caracteriza a nuestro pueblo. Asimismo marcó el lanzamiento a la tarea de una nueva evangelización que responda a las exigencias del tiempo presente.
3. Un fenómeno que desde hace algunos años cuestiona fuertemente nuestro compromiso con la evangelización es la actividad de las sectas y los nuevos movimientos religiosos. 1 La Iglesia Católica, particularmente en los últimos años, ha visto con preocupación la aparición, proliferación y avance de diversas sectas y nuevos movimientos religiosos. Una de las llamadas más fuertes para atender esta problemática, la dieron los Eminentísimos Señores Cardenales en el Consistorio Extraordinario que tuvo lugar en Roma en 1991. En esa ocasión indicaron el problema de las sectas como una de las prioridades pastorales de finales del milenio.2 El Santo Padre en su Discurso Inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reafirmó que éste era uno de los principales obstáculos para la nueva evangelización de América Latina.3
4. Ningún pastor puede sentirse ajeno a esta preocupación, sobre todo cuando constatamos a diario esta amenaza a la fe de los fieles en cada una de nuestras diócesis y en todo el territorio nacional. Ante estos hechos sentimos la necesidad de hacer nuestra la exhortación que San Pablo hacía a Timoteo de «velar por la integridad de la fe» (1Tim 4,16) y de poner en guardia a nuestro pueblo sobre los peligros que estas sectas y movimientos religiosos presentan.
5. Esperamos que estas reflexiones
puedan servir a los fieles católicos de nuestras diócesis
con la esperanza de ayudarles a comprender mejor la riqueza de nuestra
fe católica y para prevenirles a fin de que -en palabras de San
Pablo- «nadie les seduzca con discursos capciosos» (Col 2,4)
sino que, advertidos, estén en guardia para no ser arrastrados por
el error, más bien crezcan en la gracia y en el conocimiento de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Cfr. 2Pe 3,17-18).
Primera Parte
7. La situación o el problema se presenta en los diversos países y continentes de modo diferente. En nuestras diócesis el problema principal lo representan en gran parte las sectas de origen cristiano, sea directamente desde las Iglesias Históricas Protestantes o las derivadas de ellas. Por este motivo en esta reflexión pondremos nuestra atención en estos grupos.
8. Estas sectas utilizan una
simbología cristiana y poseen una estructura exterior semejante
a la de la Iglesia Católica. En ellas, por ejemplo, se habla
de Jesucristo, de la Biblia, de los ángeles, de los demonios.
Por motivos teológicos, ecuménicos y pastorales es importante
distinguir entre las sectas que tienen su origen en las Iglesias Históricas
Protestantes y sectas que se derivan de una segunda o tercera generación
y que han dejado de ser plenamente cristianas.
Sectas de origen protestante
9. Con frecuencia los documentos
de la Santa Sede y del Episcopado latinoamericano nos ponen en guardia
contra el peligro de introducir en la categoría de sectas a las
Iglesias protestantes, llamadas también Iglesias Históricas,
porque pertenecen a una separación directa con respecto a Roma,
todas éstas, evidentemente, no son una secta o nuevo movimiento
religioso 4, sin embargo la mayoría de las sectas se han originado
desde ellas.
10. Las sectas de origen protestante
son aquellos grupos que todavía se pueden considerar cristianos
porque creen en la Trinidad, en la divinidad de Jesucristo, en la Biblia
como único texto revelado por Dios, conservan de alguna forma el
bautismo, pero en todas ellas se da una lectura de la Biblia, muy libre,
en clave fundamentalista, junto también a una estructura de muy
libre organización, la mayoría de las veces alrededor de
algún líder carismático.
Fundamentalismo
11. En sentido propio el fundamentalismo
es un movimiento, nacido a finales del siglo pasado, que interpreta la
Biblia de manera literal. Se trata de una tendencia de origen protestante,
muy conservadora y principalmente desarrollada en el ambiente anglo-americano.
Su rechazo total de los métodos científicos en el estudio
de la Biblia los lleva a perder el auténtico sentido del texto sagrado,
ofreciendo certezas falsas y llevando la comprensión del texto a
un terreno meramente emotivo y subjetivista, como afirma un reciente documento
de la Pontificia Comisión Bíblica, conduce a una forma de
«suicidio del pensamiento».5
12. El fundamentalismo no es exclusivo
de alguna secta, sino que es una tendencia muy arraigada en la mayoría
de las denominaciones protestantes. Hay bautistas fundamentalistas,
metodistas fundamentalistas, presbiterianos fundamentalistas y grupos independientes
fundamentalistas. Por ejemplo, entre los fundamentalistas más agresivamente
anticatólicos, se encuentra el grupo bautista que edita los «Chick
Publications», para denigrar la fe católica y a sus pastores.
Evangélicos o «evangelicalismo»
13. Al igual que la palabra
«fundamentalismo», el término «evangélico»
es ambiguo ya que no existe una «iglesia evangélica»
sino que existen cuatro mil o cinco mil «iglesias evangélicas».
En algunos países de Latinoamérica, y también europeos,
«evangélico» equivale a protestante. A veces el
término «evangélico» es aplicado genéricamente
a las sectas que practican el proselitismo. En algunas partes de
Latinoamérica se les ha comenzado a llamar «evangelicalismo»
o «movimiento evangelical», para evitar la confusión
con el muy difundido uso del término «evangélico»
con otro sentido.
En realidad se trata de una
amplia red de grupos que se han separado de las confesiones del protestantismo
histórico, y se identifican en elementos básicos
de estudio y de culto. La organización, sin embargo, es de
mucha libertad, muy al estilo de un «libre empresa religiosa»,
en el sentido americano. Se establecen determinadas instituciones
de apoyo mutuo en la formación («seminarios»), o en
la difusión (Medios de comunicación, especialmente
Radio y algunos impresos). Se piensa que en Latinoamérica
el 70% de las sectas pueden considerarse como parte del movimiento evangelical.6
14. El acceso a la salvación se da sólo mediante una fuerte experiencia personal de encuentro y conversión con Cristo, donde poco tienen que ver los sacramentos y demás mediaciones, por ello se cae en el subjetivismo y sentimentalismo. Hay una fuerte tendencia al puritanismo y a la intolerancia y se tiene una importante experiencia comunitaria de apoyo y desarrollo personal. Los problemas sociales pasan a un segundo plano, ya que lo único importante es la lucha individual contra el pecado y el testimonio de cada uno.
Pentecostales
15. El caso típico, por ejemplo,
de un nuevo movimiento religioso de origen protestante de matiz «evangelical»
son las «sectas pentecostales». El movimiento pentecostal es
una constelación de más de 10,000 grupos, que se originó
hacia 1900, en Topeka, Kansas EUA, sintetizando varios elementos del protestantismo
norteamericano. La mayoría de sus impulsores proceden de iglesias
bautistas y metodistas, por lo que llevan un tinte de renovacionismo (Revivals).
Característica de los pentecostales
es la experiencia o bau tismo en el Espíritu Santo, que es confirmada
sobre todo por el don de lenguas (glosolalia). Se trata de grupos
que normalmente leen de manera literal la Sagrada Escritura, dan mayor
importancia a la predicación oral y a signos emotivos (música,
cantos, danza, gestos corporales, testimonios), y muestran un gran interés
por las curaciones y exorcismos. Es frecuente encontrar en ellos
diversas ideas milenaristas, como la de que este mundo va de mal en peor
y que antes del fin del mundo y del juicio, Jesucristo regresará
y reinará por mil años con los elegidos. En general
-aunque hay excepciones- se trata de grupos con un
prejuicio anticatólico y antiecuménico.
16. Aunque carecemos de estadísticas exactas, no hay duda de que estos grupos han tenido un crecimiento vertiginoso en América Latina y, por supuesto, en México. Se piensa que en nuestro país cuentan con 80,000 miembros bauti zados y cerca de 400,000 simpatizantes, en proceso de la Fe en Cristo. Un grupo relativamente nuevo pero con enorme crecimiento a nivel mundial es el que representa la versión «brasileña» del pentecostalismo. Su estrategia: promover en locales de espectáculos públicos (cines, teatros, estadios), la «oración fuerte al Espíritu Santo». Son sensacionalistas y burdamente mercantilistas.
17. Hay que señalar que desde hace 15 años los Pentecos tales integran con los Católicos una comisión mixta de estudio, auspiciada por el Secretariado para la Unidad de los Cristianos de la Santa Sede y el Consejo Mundial de Iglesias. Debemos ser conscientes que también en ellos se puede dar cambio y apertura.
Interdenominacionales
o «no-denominacionales»
18. Al servicio de las sectas
de origen protestante se encuentran las así llamadas «para-iglesias»,
es decir, organiza ciones «no denominacionales» que ofrecen
servicios a todas las sectas que lo soliciten.
Muchas veces son diri gidas por un predicador norteamericano y promueven
un «cristianismo evangélico», invitando a entrar en
una determinada denominación cristiana «fiel a la Biblia».
Los «cristianos»
Hay que señalar muy cerca
de este espíritu de indefinición a los llamados cristianos,
con la falsa pretensión de no pertenecer a ninguna denominación,
ya que Cristo no vino a fundar ninguna religión, sino a presentar
el camino de salvación. Se consideran anti-institucionales,
pero en realidad son una variante más del evangelismo de libre organización
y en estrecha relación con los demás grupos afines.
Naturalmente que el ataque institucional lo dirigen contra la Iglesia Católica:
contra los sacramentos, contra el sacerdocio, contra la organización
en general. Finalmente, a pesar de su aparente actitud de rechazo
a las estructuras, forman grupos en torno al estudio de la Biblia y algunas
iniciativas comunes, especialmente el apostolado de proselitismo.
Sectas de origen cristiano,
falsamente cristianas
19. Las sectas que tienen su
origen en alguna de las sectas cristianas, (también llamadas pseudocristianos
o semi-cristianos) y que han perdido lo más esencial a la confesión
cristiana, se consideran a si mismas como cristianas. Debe quedar
claro que no lo son. En estos grupos hay una fractura doctrinal evidente
ya que no profesan la fe en la santísima Trinidad y la fe en la
divinidad de Jesucristo. Entre estos se encuentran, por ejemplo,
los testigos de Jehová que utilizan toda una simbología cristiana
(hablan de Dios, Cristo, Espíritu Santo, etc.) pero modifican substancialmente
la doctrina ya que ellos no creen en la Trinidad ni en la divinidad de
Jesucristo. Igualmente los Mormones, que hablan de la Trinidad pero
que la entienden de otro modo ya que ellos creen en tres dioses diversos
y no en un solo Dios. Las sectas de origen cristiano son una realidad
grande y diversificada. Bástenos aquí señalar
algunos de los grupos principales en el contexto de nuestra diócesis.
Los Mormones
20. Bajo el concepto de Mormonismo
se colocan los más de cien grupos que tienen su origen en las «revelaciones»
de Joseph Smith (1805-1844). Casi el 98% de los adeptos a estos grupos
pertenecen a la Iglesia de Mormón o La Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Ultimos Días cuya sede se encuentra en Salt Lake
City (Utah, USA). Esta iglesia posee alrededor de nueve millones
de miembros y es muy conocida a causa de la presencia de sus aproximadamente
40,000 misioneros esparcidos por todo el mundo. En México
ya se habla de cerca de 700,000 adeptos, siendo, después de los
Estados Unidos, la comunidad más numerosa.
21. Los mormones son un grupo formado en torno a la idea de la restauración de la Iglesia primitiva. La supuesta historia de esta restauración está narrada en el «Libro de Mormón» que, en síntesis, afirma que en los Estados Unidos se ha realizado una historia semejante a la que narra la Biblia, de tal manera que se ha dado una «nueva revelación» a la par de la anterior. Así, el Libro de Mormón es una autoridad de fe equiparable e incluso superior a la Biblia.
22. De su doctrina vale la
pena señalar algunos elementos. Los mormones creen que las
almas son eternas como Dios y por tanto no han sido creadas por Dios.
Los mormones aceptan que la redención del hombre se ha realizado
por medio de Jesucristo, pero la entienden de otra manera. Se continúa
después de la muerte hasta llegar a ser divinos. Los mormones
creen que Dios mismo ha tenido que someterse a este camino de «evolución»
o «deificación». Es decir, Dios ha tenido
que llegar a ser Dios. El principio evolutivo en Dios y la negación
de la Trinidad son algunos de los puntos que más los separan de
la fe católica.
Los Adventistas
23. Los Adventistas han nacido
alrededor de la convicción de poder conocer, utilizando los datos
bíblicos, la fecha del fin del mundo. En los orígenes
del movimiento adventista se coloca la predicación del laico bautista,
William Miller, quien anunció el fin del mundo para el año
1844. El incumplimiento de la profecía dio lugar a la «Grande
desilusión» pero no marcó el fin del movimiento adventista.
24. En el interior del movimiento adventista surgió un nuevo grupo basado en las «revelaciones» o «locuciones» interiores recibidas por Ellen G. White: La Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día. Este grupo ofrece su propia interpretación del fracaso de 1844. En esta fecha, según ellos, se realizó un gran evento relacionado con el fin del mundo, pero no en la tierra sino en el cielo. Jesucristo inició la segunda fase de su misión cuando entró al santuario celeste donde dio comienzo a una gran obra: el juicio investigativo, por lo que analiza todo lo que los hombres han hecho. Cuando Jesús haya terminado este juicio investigativo los hombres buenos resucitarán y condividirán la gloria de Dios por mil años en la tierra y luego en el cielo. Los malos, en cambio, serán destruidos.
25. Desde el inicio los Adventistas del Séptimo Día se distinguieron por ser fuertemente anticatólicos. Esto se explica, en parte, por su defensa del sábado como día del Señor, y la idea de que «los últimos tiempos» se caracterizarán por el conflicto entre sabatistas y defensores del domingo. Estos últimos se encuentran, según ellos, bajo el influjo del demonio. Con argumentos infundados y manipulados calumnian a la Iglesia y a sus representantes.
Los Testigos de Jehová
26. Los «Testigos de
Jehová» son, quizás, la secta de origen cristiano más
activista y proselitista en nuestras diócesis. El fundador de esta
secta fue Charles Taze Russell (1852-1916). Russell era miembro de
la Iglesia Cristiana Adventista de la que se separó por un desacuerdo
en relación con el nombre sagrado. Según él,
Dios tiene un nombre específico, Jehová, y se salvan solamente
los que utilizan este nombre. No obstante contradecir los más
serios estudios bíblicos, los testigos insisten en llamar a Dios
con el nombre de Jehová. El continuador fue J.F. Rutherford
Russell (1846-1942), quien les dio el nombre de «Testigos de Jehová»
y los dotó de una sólida organización «teocrática».
La traducción de la Biblia que han hecho, conocida como «Versión
del Nuevo Mundo», manipula el texto bíblico, añadiendo
y suprimiendo textos según convenga a sus intereses.
27. La doctrina de los Testigos se ha alejado cada vez más del cristianismo. Rechazan explícitamente muchas de las verdades fundamentales de nuestra fe: niegan la santísima Trinidad, la divinidad del Espíritu Santo, la espiritualidad y la inmortalidad del alma. Para justificar esto es que muchas veces distorsionan arbitrariamente los textos de la Biblia.
28. La mentalidad de los testigos se centra, como todos los grupos adventistas, en la idea del fin del mundo. Los testigos comenzaron a organizarse cuando Charles T. Russell indicó que 1914 sería la fecha del fin del mundo. La historia siguiente de los testigos ha sido un continuo fracaso de cálculo del fin del mundo: 1918, 1925, 1975, hasta un actual «alrededor del año 2000».
29. Esta espera del fin del
mundo constituye el núcleo de la experiencia jehovista, que explica,
en gran parte, todo lo que hacen o dejan de hacer. Por ejemplo, los
Testigos de Jehová raramente van a la Universidad o cursan estudios
superiores y por lo general no buscan ascender en el trabajo. ¿Para
qué, sí, en definitiva, el mundo se va a
acabar? La misma organización férrea, autoritaria, rígida,
dotada de comités judiciarios responde a la necesidad de tener
que funcionar en un modo casi militar porque «el tiempo es muy poco».
Los Testigos dedican gran parte de su tiempo al proselitismo y a la difusión
de este mensaje, lamentablemente no pocas veces con una actitud agresiva
y difamatoria.
Segunda Parte
30. ¿Cuáles son
los factores y los motivos de este crecimiento y difusión de las
sectas? ¿Por qué un individuo se pasa a una secta?
Las causas de este fenómeno son múltiples.7 Aquí es
suficiente con señalar algunas más generales que dan razón
del crecimiento y avance de estos nuevos movimientos religiosos.
El ambiente socioeconómico
y político
31. En primer lugar, el cuadro
socioeconómico y político de nuestro país nos presenta
una gama de problemas que incrementan el miedo y la inseguridad personal.
El cuadro nos es penosamente conocido y no hay duda de que favorece la
expansión de las sectas. En particular la triste situación
de pobreza material en que viven muchos de nuestro hermanos, unida al analfabetismo,
los hace particularmente vulnerable a la manipulación y a un discurso
engañoso basado en emociones y sentimientos.
32. La misma inseguridad personal,
económica y social alimentada por un insistente mensaje de anuncios
catastróficos puede llevar a muchos a buscar la falsa seguridad
de las «certezas absolutas» del fundamentalismo. Muchas sectas
presentan un mensaje sencillo, fácil de entender y tan seguro
en sí mismo que no dejan lugar para la duda.
33. Las sectas buscan colmar
algunas necesidades de las personas. En primer lugar ofrecen satisfacer
el ansia de espiritualidad, tan característica de nuestro pueblo:
la búsqueda de Dios y el deseo de conocer la Palabra.
Otros grupos buscan responder de modo inmediato a los pro blemas y necesidades
de la vida ordinaria de las personas: la curación de enfermedades,
ayudas materiales, liberación de los vicios, vida comunitaria. Finalmente
algunas sectas ayudan a los individuos a salir de la situación de
anonimato en que viven para hacerles sentir que son «alguien»,
un «elegido», un ser diverso, apartado de «los
malos y de los impíos», destinado a la salvación. Esto
explica, en parte, la fuerte identidad de algunos miembros de las sectas.
El proselitismo agresivo
34. El terreno fértil
proporcionado por la situación social para el crecimiento de las
sectas, es abonado por el ataque proselitista. La Iglesia siempre ha defendido
que los hombres tienen el derecho de profesar su propio credo y la posibilidad
de propagarlo. Esta propagación, sin embargo, tiene ciertos límites,
fuera de los cuáles se convierte en proselitismo, y deja de
ser legítima. Estos límites son el respeto debido a la libertad
y la dignidad de la persona humana y el uso de medios legítimos.
Es necesario que denunciemos con claridad la obra proselitista de las sectas
y a veces de algunas iglesias protestantes libertad, su inteli gencia,
su «buena fe», su sencillez. Incluso se llegan a apro vechar
de sus debilidades: pobreza material, debilidad psicológica, algún
momento de dificultad con la Iglesia o sus Pastores. Recurren con frecuencia
medios perversos como la calumnia contra la Iglesia Católica, la
deformación de sus doctrinas y la denigración de sus representantes.
Este ataque se enfoca sobre todo contra los sacramentos, en particular
contra la presencia real de Cristo en la Eucaristía, contra la veneración
a la santísima Virgen, contra la devoción a los santos y
contra la persona del Papa.
35. Dentro de este proselitismo hay que tomar en cuenta que muchas de sus campañas cuentan con ingentes fondos financieros provenientes del extranjero. Podemos incluso hablar de «estrategias» análogas a las de la mercadotecnia moderna. Un ejemplo de esto es el así llamado plan Amanecer, Estrategia Evangélica para la toma misionera del mundo y de América Latina. La existencia de tales estrategias demuestra que la actividad proselitista en América Latina no es improvisada ni pasajera.
36. Este proselitismo agresivo
e indigno justifica la denuncia clara que han hecho en varias ocasiones
el Santo Padre Juan Pablo II y los Obispos mexicanos y los latinoamericanos.
El ambiente eclesial
37. Haciendo un balance serio
debemos individuar dentro del ambiente eclesial algunos factores que favorecen
también el crecimiento de las sectas. Hay que reconocer que no pocas
veces nuestros fieles carecen de una adecuada instrucción religiosa.
En particular cabe señalar el poco conocimiento de la Sagrada Escritura.
38. Esta constatación se extiende a todos los estratos sociales, incluso al de los intelectuales y profesionistas que se encuentran muy bien preparados en su campo específico, pero con frecuencia con una formación religiosa precaria. Se agudiza este hecho si tomamos en cuenta el abandono de algunas comunidades rurales y suburbanas debido a la carencia de sacerdotes y agentes de pastoral. Estos vacíos pastorales son el mejor campo de cultivo para la proliferación de las sectas.8
39. El Papa también nos ha advertido que incluso nosotros podríamos llegar a ser causa de este avance de las sectas cuando los fieles no hallan en los agentes de pastoral aquel fuerte sentido de Dios que ellos deben transmitir en su vidas.
«Tales situaciones pueden ser ocasión de que muchas personas pobres y sencillas, como por desgracia está ocurriendo se conviertan en fácil presa de la vida que quizás no encuentran en quienes se lo tendrían que ofrecer a manos llenas9».
40. Debemos con humildad hacer un examen de conciencia sobre el testimonio que hayamos podido dar a este respecto, especialmente obispos, sacerdotes y agentes de pastoral. ¡Cuántas veces, quizás por el exceso de trabajo, no hemos acogido a cuantos han acudido a nosotros en búsqueda de una ayuda espiritual, una respuesta concreta o algún servicio particular!
La cultura relativista
41. Otra causa fundamental
que es importante mencionar es la cultura relativista. ¿Por qué
alrededor de 8.000 personas se pasan cada día a las sectas en Latinoamérica?
En realidad se pasan a ellas por muchos motivos: el matrimonio con una
persona que pertenece a una secta; el cambio de ambiente cultural, como
en el caso de los emigrantes; la amistad con un miembro de una secta, etc.
Todos estos motivos nos indican que en general las personas hoy en día
hacen sus elecciones religiosas sin ser libres para escoger «su verdad»
de acuerdo a los propios gustos y experiencias.10
42. Este dato es importante
para una pastoral adecuada. No pocas veces se piensa que alguien se pasa
a una secta después de un largo proceso racional. En realidad nadie
abandona la Iglesia de este modo. Las razones doctrinales llegan más
tarde como una autojustificación de este abandono, pero no son su
fundamento.
Tercera Parte
44. Nuestra preocupación pastoral, por lo tanto, nos abre al futuro. El fenómeno de las sectas nos debe hacer sentir a todos con más urgencia el grito de San Pablo «Ay de mí si no predicara el Evangelio» (1Cor 9,16). La labor de la nueva evangelización consiste en anunciar a Cristo con mayor fuerza y convicción. Evangelización que ha de ser «nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión».11 Teniendo en cuenta la situación de pluralismo religioso y cultural que se va imponiendo, es necesario anunciar de nuevo el Evangelio a todos aquellos que se han alejado de la fe católica o que sólo lo conocen en modo parcial o superficial.
45. Esta responsabilidad se hace más imperiosa cuando son amenazados los miembros más débiles de la Iglesia: los pobres, que padecen tantas necesidades materiales y espirituales; los jóvenes, que fácilmente se dejan impresionar y son presa de manipulación; los ancianos, que sufren la soledad y la incomprensión.
46. Es necesario rezar mucho para que el Señor envíe trabajadores a su mies, que es la Iglesia (Cfr. Mt. 9,38). Que envíe sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, para que podamos contar con numerosos y cualificados evangelizadores y poder atender a todas las comunidades sin abandonar ninguna. Por eso hay que impulsar la pastoral vocacional en todos los niveles.
47. La labor de la nueva evangelización no está reservada a los sacerdotes o personas consagradas. Se trata de un anuncio que debemos hacer todos y por todos los medios lícitos posibles. El papel de los laicos es fundamental y sumamente de la confirmación que los constituye en soldados de Cristo.
48. Según las circunstancias, será oportuno contar con laicos dedicados a tiempo completo a la tarea de la evangelización de tal manera que no haya pueblo, colonia o sector de nuestra población que se quede sin la debida atención pastoral y catequética. Para ello será necesario resolver el problema económico, apelando a la generosidad de los fieles y creando estructuras apropiadas para hacer frente a esta necesidad.
49. Otro agente de pastoral cuya labor es fundamental para contrarrestar el problema de las sectas es el catequista. A él corresponde la tarea de evangelizar y de acompañar a cada fiel en el crecimiento y desarrollo de la vida cristiana.12 La inserción del catequista en la comunidad ofrece una situación ideal para esta tarea, ya que posee un conocimiento directo y experiencial de las circunstancias concretas y puede ofrece respuestas atinadas a las necesidades de los fieles. Esta obra tantas veces silenciosa, perseverante y heroica de los catequistas protege y eventualmente libera del influjo de las sectas.13
50. No olvidemos que los primeros catequistas y responsables de la fe de sus hijos son los padres de familia.14 Su misión es insustituible, ya que son ellos los que enseñan a sus hijos a rezar, los introducen al misterio de Dios y en la experiencia viva de El y los ayudan a integrarse en la Iglesia.15
51. No está de más
recordar que el testimonio cristiano es la mejor forma de evangelizar.
La coherencia entre nuestra fe y nuestra vida es signo de una auténtica
vida cristiana. La mejor ayuda que podremos ofrecer a los débiles
en la fe y a los que han dejado a Cristo o la Iglesia por otro estilo de
vida es el testimonio de una vida cristiana totalmente adherida, por la
fe y el amor, a la persona de Cristo y a su obra que es la Iglesia.
Nuevos métodos pastorales
52. La presencia de las sectas
no es un fenómeno del momento, sino que cada día formará
más parte del horizonte religioso de nuestro pueblo. Por ello es
necesario que los agentes de la evangelización se capaciten en esta
área. Deben
conocer las sectas -historia, doctrinas, prácticas, métodos
de proselitismo, tipo de personas que se adhiere a ellas- y especialmente
deben conocer las cuestiones que éstas suelen utilizar para atacar
a la fe y a la Iglesia. Este conocimiento no es un fin en sí mismo,
sino un medio que ayude al discernimiento y a la creación de nuevos
métodos pastorales.16
Será conveniente que en nuestras
diócesis contemos con algunas
personas especializadas en este tema. El fruto de sus estudios e investigaciones
será de grande utilidad para los planes y para los agentes de pastoral.
53. Hay que lograr que nuestros métodos pastorales estén a la altura del desafío de las sectas. La imponente organización de algunas de sus campañas no han de infundirnos temor, sino más bien lanzarnos a una pastoral que no deje espacio a la imprevisión y que abandone los métodos antiguos e ineficaces. Hay que abrir «nuevos caminos».
54. Los medios de comunicación
social son uno de estos caminos que debemos abrir con más decisión
para ponerlo al servicio del Evangelio. «Ellos ofrecen la posibilidad
de extender casi sin límites el campo de audición de la Palabra
de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas. La
Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos
medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez más. Con
ellos la Iglesia pregona sobre los terrados el mensaje del que es depositaria.
En ellos encuentra una versión moderna y eficaz del púlpito.
Gracias a ellos puede hablar a las masas».17
Por eso el uso de folletos, artículos
de revistas, periódicos diocesano o parroquiales, programas de radio
y televisión nos permite llegar a todos los católicos para
dar
orientaciones y respuestas pertinentes.
55. Al mismo tiempo hay que buscar una renovación de la apologética para enseñar a los fieles a defender su fe y saber dar «razones de su esperanza» (1Pe 3,15). Los fieles deberán aprender a justificar los puntos de la doctrina católica que están más discutidos por las sectas, como son la divinidad y la resurrección de Jesús; los sacramentos, en particular la Eucaristía y la penitencia; la institución divina de la Iglesia; la dignidad de la Virgen María; las verdades escatológicas; la devoción a los santos y la autoridad del Papa y de los Obispos.
56. La religiosidad popular ofrece valiosa expresiones de fe. La piedad popular tiene necesidad de expresarse de modo cálido y afectivo de acuerdo con la cultura de cada lugar, y por eso hay que promover una auténtica piedad popular que satisfaga la grande hambre de Dios y de espiritualidad de nuestro pueblo.
57. Al mismo tiempo hay que
evitar que esta forma de religiosidad, caiga en manifestaciones supersticiosas
o mágicas que ofuscan la auténtica fe en Cristo. La religio
sidad popular también tiene «necesidad de ser continuamente
evangelizada, para que la fe que expresa, llegue a ser un acto siempre
más maduro y auténtico».18 No debemos
olvidar que muchas personas que se pasan a las sectas provienen de ambientes
donde la religiosidad popular está más arraigada, ya que
cuando esta religiosidad no está bien orientada, fácilmente
es utilizada por las secta para presentar la imagen de un catolicismo supersticioso.
58. Una pastoral adecuada
contra las sectas también nos debe llevar a revisar nuestra vida
parroquial. Las parroquias tienen que llegar a ser verdaderamente fraternas,
lugares capaces de construir comunidades de fe, amor, calor, aceptación,
entendimiento, reconciliación y ayuda.19 Recordemos que la parroquia
«no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio;
ella es la familia de Dios,...; el lugar de la comunión de los creyentes
y, a la vez, signo e instrumento de la común vocación a la
comunión; en una palabra debe ser la casa abierta a todos y al servicio
de todos, o, como prefería llamarla el Papa Juan XXIII,
la fuente de la aldea, a la que todos acuden para calmar su sed».20
59. La modificación de la pastoral parroquial exigirá extender el radio de acción especialmente a los ambientes más humildes y alejados, mediante la cooperación entre diversas parroquias, la multiplicación de capillas, centros de catequesis, lugares de oración, el envío de misioneros parroquiales y las misiones populares. Al mismo tiempo hay que generar iniciativas que busquen animar y revitalizar la vida cristiana en nuestra comunidades. Por ejemplo, las fiestas tradicionales en honor de la Eucaristía, de la Virgen María, de los Santos deben ser ocasiones para evangelizar a la comunidad. La misma homilía dominical podría en algunas ocasiones servir para aclarar diversos puntos relacionados con el proselitismo sectario.
60. Los diversos grupos parroquiales,
las comunidades de base, los movimientos de apostolado y las asociaciones
católicas ofrecen también una defensa a la acometida de las
sectas, cuando promueven el sentido comunidad y familia, una auténtica
vida de oración y una
renovación espiritual, forman espiritualmente a sus miembros
y los lanzan a la tarea de la nueva evangelización.
Una
pastoral de prevención
61. No nos debe resultar indiferente
cuando alguno de nuestros hermanos se va a una secta. Antes o después
hay que intervenir. Sin duda ninguna es preferible una pastoral de prevención
-buscar que no se adhieran jamás a una secta- que una pastoral curativa.
Conviene subrayar algunos elementos de esta pastoral preventiva.
62. Es necesario promover un mayor conocimiento de la sagrada Escritura, que sea capaz de alimentar la espiritualidad auténtica y la oración personal. En nuestras comunidades hay un gran anhelo de tener un mayor conocimiento de la Biblia. Desgraciadamente son las sectas que practican el fundamentalismo bíblico las que no pocas veces vienen a apagar esta sed. Tenemos que aprovechar el renovado interés por la lectura de la Biblia para renovar la vida cristiana.
63. Es conveniente pedir a los fieles que no usen las biblias que les ofrecen las sectas. Muchas veces contienen manipulaciones omisiones y explicaciones erróneas del texto sagrado. Les invito a recordar que la Biblia no debe ser interpretada por cada uno a su manera. La Biblia es un don del Señor a su Iglesia y es ésta, la Iglesia quien a través de la Tradición y de los Obispos nos dan el modo correcto de interpretar la Sagrada Escritura.
64. Otro punto que es oportuno revitalizar es la oración personal, comunitaria y litúrgica, como alimento constante de la vida. La oración personal, que es un encuentro con Dios en la fe, ayudará a cada uno a profundizar en el misterio de Cristo y de su Iglesia. Esta oración debe incluir la petición de «no caer en la tentación (Mt 26,41), y la súplica al Señor para que todos nosotros perseveremos en la fe católica que hemos recibido de nuestros padres.
65. Nuestras celebraciones litúrgicas deben ser vivas y permitir la participación de todos. Deben ser una auténtica experiencia de la presencia de Dios entre nosotros. Son momentos privilegiados sea para educarnos en la fe, como para profesarla públicamente.
66. La devoción a la santísima Virgen María, tan arraigada en nuestro pueblo, es una defensa formidable para salvaguardar la fe. Es bien sabido que las sectas de origen protestante y cristiano critican el especial amor y veneración que tenemos a nuestra Madre del Cielo porque, según ellos, le damos un lugar que correspondería a Dios. Sabemos que esto no es así. Para los católicos, María es lo que la Biblia dice de ella: la «llena de gracia» que dio a luz al mismo Hijo de Dios (Lc 1,28-32); la «llena del Espíritu Santo» y la «bendita entre las mujeres» (Lc 1,42). Ella es la creatura más excelsa surgida del poder redentor de Cristo y por ello modelo de lo que debe ser todo cristiano. Así como ella intercedió ante su hijo Jesús en la boda de Caná (Jn 2,3-5) le pedimos que interceda por nosotros, nos ayude y nos proteja.
67. Desde el inicio de la obra de la evangelización, Ella quiso hacerse presente en el Tepeyac. El pueblo mexicano, por medio de María de Guadalupe, «la Madre del Dios por quien se vive»21, descubrió el rostro del Dios verdadero y se ha mantenido siempre fiel al Evangelio. No dejemos de dirigirnos a Ella para implorar su ayuda, ante las amenazas que las sectas representan para la fe de nuestro pueblo. Recordemos que Ella nos ha dicho: «¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?».
68. Las sectas suelen dar gran importancia a la sanación. Varias sectas de origen protestante ponen la oración de sanación al centro de sus asambleas. Algunas recurren a exorcismo porque consideran que todos los males se deben al influjo del demonio. En razón de esto las personas enfermas son particularmente vulnerables al proselitismo de las sectas. Los enfermos, por lo tanto, deben ser objeto de un especial cuidado.
69. La verdadera oración de sanación se realiza en la Iglesia (y por lo tanto bajo el control de Ella) y se dirige al Padre por medio de Cristo. El poder de sanación es de Dios y no de los hombres, ni de la asamblea. La celebración del sacramento de la unción de los enfermos debe ser un punto importante de esta pastoral.
70. Dentro de la pastoral de prevención es importante informar con claridad a los católicos sobre el grave peligro de las sectas. El abandono de la fe para pasarse a una secta es un pecado llamado «apostasía», que objetivamente considerado, es gravísimo y compromete la salvación eterna. No me refiero, por supuesto, al caso de quienes dan este paso por ignorancia o engaño o en otras circunstancias atenuantes.
¿Cómo
comportarse
de frente a la propaganda de
las sectas?
71. Uno de los métodos
más seguidos por las sectas son las visitas
a las casas o encuentros casuales por la calle, para los cuales el
sectario ha sido debidamente preparado. El inicio siempre es cordial y
enfocado a algún tema relacionado con la Palabra de Dios o con algún
problema contemporáneo. En seguida, a continuación se pondrán
de relieve las divergencias entre sus doctrinas y el credo católico.
Muchas veces este último será acusado de haber desvirtuado
la verdadera doctrina cristiana. Todo esto se lleva a cabo en base
a la repetición incansable de slogans y citas bíblicas bien
aprendidas de memoria. Las más de las veces no hay diálogo,
sino un monólogo insistente y cerrado. La persona que no está
bien preparada en su fe fácilmente es desorientada y a veces termina
por aceptar la invitación de asistir a alguna de sus reuniones
o cultos. Así se ha dado el primer paso para pasarse a una secta.
72. Es recomendable no dar pie a esta discusiones, sino con caridad y firmeza evitar entrar en ellas. Así se evitará un peligro para la fe. Vale la pena recordar las palabras del apóstol Juan: «Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que la saluda se hace solidario de sus malas obras» (2Jn 9-11).
73. La Iglesia no está cerrada al diálogo. Pero éste, sin embargo, necesita un especial discernimiento y solamente deben prestarse a El las personas que tengan una buena preparación de su fe y un conocimiento suficiente de las eventuales manipulaciones o engaños que le pueden ser presentados. «El diálogo está en el corazón mismo de la colaboración ecuménica y la acompaña en todas sus formas. Sin embargo, los católicos que participen en estos diálogos, sentirán la necesidad de conocer bien su fe y tenerla bien arraigada en su vida y cuidarán de permanecer en comunión de pensamiento y voluntad con la Iglesia» (Directorio Ecumenismo, 172-174).
¿Cómo comportarse
frente a los miembros de las
sectas?
74. Los miembros de las diversas
sectas y los católicos que han abandonado la verdadera fe en Jesús
deben ser tratados con grande caridad y comprensión. Nuestras
armas son la verdad y la caridad. Los miembros de las sectas no son
nuestros enemigos, sino personas que ahora se encuentran en el error y
que la Iglesia quiere llevar a la verdad com- pleta de Cristo. La agresividad
no ayuda a nadie a encontrar la verdad y muchas veces obtiene efectos contraproducentes.
75. Sabemos que regresar a la Iglesia no es un camino fácil. Tenemos que ayudar a nuestros hermanos a recorrer este camino. Como dice el apóstol Santiago: «Si alguno de vosotros, hermanos míos, se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados» (Sant 5, 10-20). Es necesario también que toda la comunidad ore al Señor para que ilumine los corazones y las mentes de nuestros hermanos que se han alejado.
76. Es grande el sufrimiento de las familias cuando uno de sus miembros abandona la fe para entrar en una secta. Muchas veces esto lleva a divisiones en el seno de la familia, creando situaciones dolorosas que terminan en la ruptura. Procuren las familias que se encuentran en esta situación tanto proteger la fe de los demás miembros de la familia evitando las discusiones y polémicas, cuanto no demoler las líneas de comunicación entre uno y otro miembro. En la mayoría de los casos la permanencia en la secta suele durar sólo algunos años. Es necesario que estas personas sientan que la puerta está siempre abierta para volver a casa.
77. Desarrollemos también
una pastoral para acoger a los ex-miembros de las sectas que regresan a
la Iglesia. Hay que recordar que no siempre las personas que dejan las
sectas vuelven al seno de la Iglesia. Muchas veces este paso está
impedido por una serie de prejuicios y desconfianzas asumidos durante su
militancia en la secta. Será necesario acompañar al ex-miembro
con mucha caridad, paciencia y perseverancia durante un período
prudencial de tiempo hasta lograr su completa inserción en la comunidad
cristiana.
A los que han abandonado la fe
78. Terminamos esta reflexión
dirigiéndonos de modo particular a nuestros hermanos y hermanas
que han abandonado la fe de la Iglesia Católica. No pretendemos
juzgar sus intenciones, pero si queremos invitarles a revisar las razones
por las que nos dejaron. Quizás descubrirán que en el origen
de tal decisión había un malentendido, el desconocimiento
de la verdadera fe y costumbres de la Iglesia Católica, la confusión
producida por algunos proselitistas. ¿No se habrá tratado
de una decisión precipitada? ¿Se justifica un paso tan grave?
Les invitamos a contemplar la riqueza de la fe de la Iglesia Católica
que ese remonta, por medio de una tradición ininterrumpida, hasta
Nuestro Señor Jesucristo.
79. Sepan que los esperamos con los brazos abiertos y que rezamos continuamente por ustedes. Con las mismas palabras del Santo Padre Juan Pablo II les decimos a todos: «Regresen al seno de la Iglesia, vuestra Madre!… ¡Volved, pues, sin miedo!».22
80. Oh Padre, te pedimos humildemente
por todos nuestros hermanos y hermanas que se han alejado de la Iglesia
Católica.
Envía el Espíritu
Santo sobre ellos para iluminarlos.
Oh Jesús, haz que regresen
al seno de la Iglesia.
¡Qué regresen
para reencontrar a su Madre, la Santísima Virgen de Guadalupe!
¡Qué vuelvan
a estar unidos a la vid verdadera!
Amén.
Notas:1
Cualquiera que quiera afrontar seriamente el argumento de las sectas se
encuentra de frente al problema de la terminología. Cfr. Secretariado
para la Unidad de los Cristianos, Secretariado para los No-Cristianos,
Secretariado para los No-Creyentes, Consejo Pontificio para la Cultura,
Sectas o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales, (3
de mayo de 1986) n. 1. Por razones prácticas usaremos el término
secta en su sentido objetivo y sociológico, profesando un sincero
respeto por las personas implicadas.2
Cfr. Consistorio Extraordinario, Comunicado final, parte II, en L'Osservatore
Romano (ed. española), 12-4-1991, p. 16.
3 Cfr. Juan Pablo II, Discurso
Inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,
n. 12, en L'Osservatore Romano (ed. española), 23-10-1992, p. 9.
4 Cfr. Secretariado para la
Unidad de los Cristianos, Secretariado para los No-Cristianos, Secretariado
para los No-Creyentes, Consejo Pontificio para la Cultura, Sectas o nuevos
movimientos religiosos. Desafíos pastorales, n. 1; Consulta
de Obispos y Pastores de américa Latina y el Caribe, Sobre los movimientos
religiosos contemporáneos , (4-11-1986), n. 11.
5 Pontificia Comisión
Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, I,F.
6 CELAM, Cristianos Divididos,
Bogotá, 1987, p. 141.
7 Cfr. IV Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano, Conclusiones, n. 39; Secretariado para
la Unidad de los Cristianos, Secretariado para los No-Cristianos, Secretariado
para los No-Creyentes, Consejo Pontificio para la Cultura, Sectas o nuevos
movimientos religiosos. Desafíos pastorales, n. 2; Conferencia
del Episcopado Mexicano, La Iglesia ante los Nuevos Grupos Religiosos,
(1988), I.
8 Cfr. Juan Pablo II, Discurso
Inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,
n. 12, en L'Osservatore Romano (ed. española), 23-10-1992, p. 9.
9 Juan Pablo II, Carta
Apostólica Los Caminos del Evangelio, n. 20.
10 Cfr. Juan Pablo II, Carta
encíclica Redemptoris Missio, n. 36.
11 Cfr. Juan Pablo II,
Alocución al CELAM del 9 de marzo de 1983, III, en L'Osservatore
Romano (ed. española), 20 de marzo de 1983, p. 24.
12 Cfr. Comisión Episcopal
de Evangelización y Catequesis, Guía Pastoral para la catequesis
de México, (enero de 1992), n. 69.
13 Cfr. Congregación
para la Evangelización de los pueblos, Guía para los Catequistas,
n. 16.
14 Cfr. Juan Pablo II, Exhortación
apostólica Catechesi Tradendae, n. 68.
15 Cfr. Juan Pablo II,
Exhortación apostólica Familiaris Consortio, n. 60.
16 Consistorio Extraordinario,
Comunicado final, parte II, en L'Osservatore Romano (ed. española),
12-4-1991, p. 16.
17 Pablo VI, Exhortación
Apostólica Evangelii Nuntiandi, n. 45.
18 Juan Pablo II, Carta Apostólica
Vicesimus quintus annus, n. 18.
19 Cfr. Secretariado para
la Unidad de los Cristianos, Secretariado para los No-Cristianos, Secretariado
para los No-Creyentes, Consejo Pontificio para la Cultura, Sectas o nuevos
movimientos religiosos. Desafíos pastorales, III,1.
20 Juan Pablo II, Exhortación
Apostólica Christifideles laici, nn. 26-27.
21 Nican Mopohua, v. 33.
22 Juan Pablo II, Homilía
en Villa Hermosa, Tab. 11-5-1990, n. 8, en L'Osservatore Romano (ed. española),
20-5-1990, p. 14.
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