Pastoral rutinaria
Sin duda, lo que está pasando actualmente
dentro de la Iglesia, es muy lamentable, es muy lamentable. Sería
como si en alguna sociedad se siguiera dando títulos de estudio
a todos, aunque por diferentes motivos no contaran con la preparación
adecuada. Todos serían médicos, ingenieros, maestros, sin
siquiera saber leer.
Y en los que está pasando actualmente
dentro de la Iglesia. A veces se oye decir: "Fulano dejó la Iglesia
y se fue con otro grupo religioso. Y pensar que estaba bautizado, confirmado
y casado por la Iglesia. ¿Cómo fue posible todo esto?" Claro,
recibió estos sacramentos sin tener conciencia de lo que esto implicaba,
Sacramentos vacíos. Ritos, válidos de por sí, pero
sin eficacia para los que los reciben.
Hay que recordar que los sacramentos no
son ritos mágicos, válidos de por sí y con efectos
seguros e iguales para todos. Su eficacia depende mucho de la participación
de los que los reciben, antes, durante y después de su recepción.
Así que la praxis de distribuir sacramentos así nomás,
sin el soporte de un verdadero compromiso espiritual, no tiene ninguna
base ni bíblica ni teológica; es más bien la expresión
clara de un sistema pastoral rutinario sin reflexión ni compromiso
serio.
Que se encargue el lobo
Como manifestación clara de este
espíritu de superficialidad, que pervade mucho ambientes católicos,
tenemos la idea de que "también los demás grupos religiosos
están evangelizando". Como decir: "Visto que son muchas las ovejas
perdidas y no tenemos ni medios ni ganas de buscarlas, que el lobo se encargue
de ellas".
¡Qué pastores ejemplares!
Dejan para los lobos las ovejas perdidas. Se llevan bien con ellos y saben
compartir con ellos el reboño, para que se alimenten y no sufran.
Según la Biblia, se trataría más bien de mercenarios,
a los cuales "no les interesan las ovejas" (Jn 10,13).
Misiones internas
Si estamos luchando por dar a conocer
el Evangelio a los que están fuera de la Iglesia, ¿por qué
no tenemos que luchar, antes que nada, para darlo a conocer a los que están
dentro de la Iglesia? Pensar que no podemos, no tenemos los medios...,
es pecar por falta de fe. Claro que podemos. Si los que dejaron la Iglesia,
tienen la capacidad de visitar y anunciar "su" Evangelio a todos los que
se quedaron dentro de la Iglesia, ¿por qué nosotros no vamos
a trata de evangelizar a nuestros hermanos en la fe?
Cuando hacemos las visitas domiciliarias, muchos, al vernos, se alegran y nos dicen: "¡Que bueno que también ustedes se están preocupando por nosotros! Estamos cansados de recibir visitas solamente de parte de gente, que pertenece a otros grupos religiosos y tratan de arrancarnos la fe".
Así que, podemos y debemos hacer algo para enfrentar seriamente el problema de los alejados. Tenemos que ser "apostólicamente más agresivos", pasar al ataque, no quedarnos sentados viendo como tantos hermanos nuestros están siendo arrebatados por el lobo rapaz o se quedan excluidos del banquete, al que están llamados por su bautismo.
Parroquias y diócesis misioneras
Es necesario que cada parroquia y cada
diócesis cuente con misioneros propios, que se dediquen a "pescar"
(Mc 1,17), acercándose periódicamente a todos los alejados,
para conocer su situación y emprender, caso, por caso, un camino
de acercamiento a Dios y a la Iglesia.
Es tiempo de despertar. Es tiempo de organizarnos
para buscar a la oveja perdida, no conformándonos con esperarla.
Es tiempo de ensayar una nueva manera de ser Iglesia: una Iglesia más
solidaria en todos los aspectos, no solamente en el aspecto material y
cultural. Es necesario que resurja la misión. O nos hundimos. Aire
nuevo o muerte por asfixia.