Vivir la fe con dignidad
Como pastores de la Iglesia,
¿qué tenemos que hacer para el católico pueda vivir
su fe con dignidad, sin complejo de inferioridad frente a los que tienen
otras creencias y tratan de perturbar su fe?
Evidentemente, no basta hablarle de tolerancia,
respeto para con todos y diálogo. Es necesario ayudarlo a tomar
conciencia de su identidad como miembro de aquella única
Iglesia que fundó Cristo y llegará hasta el fin del
mundo (Mt. 16,18 y 28, 20). Solamente así podrá tener una
base segura para abrirse hacia los demás, sin miedos ni complejos
de ninguna especie.
Hoy en día, para el
católico no basta una catequesis genérica, "como si
las sectas no existieran". Las sectas existen y son muy activas
y declaradamente anticatólicas. Por lo tanto, el católico
tiene que ser ayudado a sentirse seguro en su Iglesia, capaz de dialogar
con todos y al mismo tiempo resistir frente a cualquier intento de manipulación.
Para lograr esto, se hace urgente
para el católico antes que nada un
conocimiento básico de la Biblia, que lo ayude a fundamentar
su fe y su piedad. La Biblia tiene que volverse en el libro de cabecera
para cada católico. No basta que la liturgia y la catequesis estén
impregnadas de Biblia. Es necesario que el católico ore, participe
en la liturgia y acuda a la catequesis con el libro de la Biblia en la
mano.
De otra manera, ¿qué
pasa? Que después de años y años de oración,
catequesis y vida litúrgica, se siente acomplejado frente a uno
que hace apenas unos meses se acercó a Dios, frecuentando algún
grupo separado de la Iglesia. Este último, al saber manejar la Biblia
y conocer ciertos pasajes que parecen contradecir la fe del católico,
se siente superior a éste, que lo mira con un sentido de angustia,
que pronto se vuelve en resentimiento hacia sus pastores que no lo supieron
formar adecuadamente.
Revivir la sana apologética
Por lo tanto, es necesario
revivir la sana apologética, no para "pelear" con los que tienen
otras creencias, sino para fortalecer la fe
del católico, que, frente a los ataques de las sectas y al no contar
con una respuesta adecuada, empieza a tambalear. Una
apologética dirigida hacia adentro de la misma
Iglesia, más que hacia afuera.
Una catequesis, que no cuente
con los elementos básicos de una sana apologética, es una
catequesis desencarnada, sin fundamento. Crea
católicos acomplejados, que lo único que pueden hacer es
huir frente a las insinuaciones o los ataques
de las sectas.
¿Hasta cuándo
puede funcionar el método de la fuga? ¿Y si se trata del
propio hijo que pide alguna aclaración
acerca de tal o cual punto controvertido? ¿Y si es el mismo catequista
que solicita una explicación a su pastor?
¿Se puede contestar "No sé; esto no me lo enseñaron"?
Así que, hoy en día,
todos (sacerdotes, religiosas, laicos comprometidos y católicos
de la calle) tenemos que estar bien conscientes
de nuestra identidad como católicos y conocer la respuesta a los
principales ataques que vienen de las sectas. ¿Cómo
lograr esto?
La Biblia, el libro del pueblo
creyente
Entre nosotros católicos
sin duda hay gente muy preparada en campo bíblico: teólogos,
sacerdotes, maestros que enseñan religión
en las escuelas, religiosas, etc. El problema está en el tipo de
lenguaje
que manejan, por lo general poco accesible al
gran público, y el enfoque que dan a sus enseñanzas,
casi siempre de carácter teológico o
científico.
Por esta razón, no llegan
al corazón de los creyentes, ansiosos de encontrar a Dios y no de
llenarse la mente de conocimientos, casi siempre
de difícil comprensión y sin una relación directa
con la vida
diaria. El hecho es que pronto los oyentes se
aburren, se cansan y desertan las clases bíblicas de los
"expertos".
En realidad lo que el creyente
de hoy pide, es un conocimiento bíblico inmediato, kerigmático
y que mire más a la vida que a la mente.
Desgraciadamente, el católico muchas veces al no encontrar este
alimento en su Iglesia, se dirige hacia las sectas.
Pues bien, en este aspecto
el Movimiento
Eclesial "Apóstoles de la Palabra" cuenta con toda la
herramienta necesaria para llevar la Palabra de Dios
hasta los lugares más apartados y a la gente más sencilla,
despertando en todos un fervor insospechado hacia el libro sagrado. Se
trata de un método que se ha ido formando
poco a poco durante muchos años de experiencia. Es el joven que
con toda sencillez descubre a otro joven el
mensaje de la salvación contenido en el gran libro que es la Biblia,
el indígena al indígena, el campesino
al campesino y el letrado al letrado.
Tratándose de un movimiento
misionero, se
pone a disposición de las Iglesias particulares para
formar a multiplicadores en este aspecto tan importante
y descuidado de la pastoral bíblica.
Sectas y Nueva Religiosidad
No basta escribir un libro
con la respuesta
a los principales ataques de las sectas para que el problema
se resuelva. Se necesita un programa
bien elaborado para formar a "expertos" en la materia
a nivel popular. Estos ayudarán a los demás a enfrentar
el problema adecuadamente, previniendo la enfermedad
o curándola, según el caso. Tratándose de un
campo muy vasto y variado, poco a poco se van
delineando las diferentes especializaciones (testigos de Jehová,
adventistas del séptimo día, pentecostales,
Nueva Era, etc.) con estrategias y contenidos bien definidos.
También en esto, el Movimiento Eclesial "Apóstoles de la
Palabra" tiene mucho que decir, contando con
una larga experiencia de trabajo práctico, una metodología
propia y material
cuidadosamente elaborado
(libros y folletos, cassettes y videocassettes, etc.).
En lugar de soñar con
grandes estrategias y enormes capitales, que no existen, ¿por qué
no empezar con algo sencillo y práctico
para enfrentar con sano realismo el problema de las Sectas y la Nueva
Religiosidad? Se empieza con poco y con el tiempo
en cada lugar se van afinando los detalles, según las
propias necesidades y los recursos con que se cuenta.
Ministerio especial
San Pablo nos habla de la Iglesia como del Cuerpo
Místico de Cristo (1Cor 12). Y como en cada cuerpo,
también en la Iglesia hay distintos miembros con capacidades y funciones
diferentes para el bien de todo el organismo.
Me pregunto: "¿Acaso el Señor no suscitará en cada
comunidad alguien que se preocupe de
curar y fortalecer en la fe a los hermanos más débiles?".
Todo es cuestión de tener fe en los
planes de Dios y el destino de la Iglesia. Que si alguien cree que todas
las religiones llevan a los mismo, confundiendo
tolerancia con indiferentismo religioso, entonces todo este discurso
se hace vano y cualquier intento de preservar la fe
del católico será interpretado como una nueva forma
de integrismo, propio de tiempos pasados.
En la práctica este
ministerio tendría dos objetivos: alimentar y fundamentar bíblicamente
la fe del católico (Pastoral
Bíblica) y preservarla de posibles desviaciones (Sectas y Nueva
Religiosidad).
Evidentemente en esto no se
agota la vida cristiana. Se trata sencillamente de ofrecer al católico
una base segura para que pueda avanzar en el
camino de Dios sin titubeos y con dignidad.
Tarea
¿Cuál será
su tarea? Intervenir en todas las instituciones y actividades de la Iglesia,
cuidando el aspecto bíblico y apologético.
He aquí algunas sugerencias al respecto:
- Catequesis presacramental.
Que todo se haga con la Biblia
en la mano. Que la Biblia ya no sea un subsidio para la catequesis,
sino el texto base para todo tipo de catequesis y
el catecismo se vuelva en una "guía" o un "subsidio"
para profundizar el dato bíblico. Luchar
para que la preparación de la Primera Comunión empiece
con un breve curso bíblico popular sobre la
"Historia
de la Salvación". Además, hay que insistir para
que en todo tipo de catequesis presacramental no falten
unas charlas sobre el tema "Sectas y Nueva Religiosidad",
incluyendo toda la problemática relacionada con la brujería,
las supersticiones, etc.
Solamente así se podrá
hablar de una catequesis "encarnada", que haga mella en el corazón
del creyente y lo vaya disponiendo al encuentro
sacramental con Dios. En realidad, para llegar a Dios hay
que despejar el camino. De otra manera todo se quedará como un hecho
superficial, puramente ritual, sin resonancia
en la vida.
Si los catequistas no se sienten
preparados para tratar estos temas, se pueden hacer cargo de este
aspecto los miembros de la "Comisión de Pastoral
Bíblica" y los miembros de la "Comisión de Sectas
y Nueva Religiosidad".
Además, en la misma
celebración de los sacramentos habría que subrayar siempre
el aspecto bíblico, aclarando posibles
dudas u objeciones que pudiera surgir al respecto. La homilía de
la misa
dominical, sin duda, ofrece una amplia posibilidad
para enfatizar nuestra identidad católica, aclarar dudas
y fortalecer la fe del creyente.
- Centros de formación pastoral.
Que en todos los seminarios
y los centros de formación para religiosas y laicos se aprenda a
impartir cursos bíblicos populares y
a enfrentar con competencia el problema de las Sectas y la Nueva
Religiosidad. Los miembros de las comisiones mencionados
pueden hacerse cargo de eso.
- Instituciones educativas.
Que en todos los colegios católicos no
falte la formación bíblica y apologética. Luchar para
que se establezca un diplomado en teología
para los maestros que enseñan en los colegios católicos.
Es muy
triste constatar como en muchos casos los maestros
que enseñan en colegios católicos no cuentan con
ninguna formación en campo religioso.
- Asociaciones y Movimientos Apostólicos.
Que puedan contar siempre con algún elemento
"experto" en el asunto bíblico y apologético para
orientar en estos aspectos la formación de
sus miembros y solucionar los problemas que puedan surgir
con relación a las Sectas y la Nueva Religiosidad. En efecto, no
es raro encontrar a gente muy comprometida
en el aspecto espiritual y apostólico, que al mismo tiempo tenga
muchas dudas en campo religioso y a veces ideas
equivocadas sin que se dé cuenta de ello.
- Medios de comunicación masiva.
Se trata sencillamente de aprovechar los espacios
que ya tenemos en los medios de comunicación masiva
para incluir el aspecto bíblico y apologético, dando al gran
público una información exacta acerca
de lo que es la Iglesia Católica y lo que son los demás grupos
o movimientos religiosos.
- Misiones populares.
En la época del laicado. La tarea evangelizadora
es tan grande que no se puede llevar a cabo sin la intervención
directa y constante de los laicos. Pero al mismo tiempo, es necesario que
cuenten con un mínimo de formación
bíblica y apologética. De otra manera, el laico corre el
riesgo de confundirse más al escuchar
tantos desahogos y ataques contra la Iglesia y sus ministros.
¿Y el ecumenismo?
Sin duda, para nosotros católicos el problema
de las sectas es el más difícil de enfrentarse por su
magnitud y la voracidad proselitista de sus miembros.
Por eso le dedicamos más esfuerzo. Sin embargo,
donde están presentes hermanos separados abiertos al diálogo,
entonces la misma Comisión podría
encargarse también del ecumenismo, teniendo presentes las normas
de la Santa Sede y de la autoridad eclesiástica
local.
Lo mismo se puede hacer con el diálogo
interreligioso.
Conclusión
Las sectas avanzan. Hagamos
algo y pronto para ayudar a los hermanos "débiles en la fe" a tener
motivos para seguir siendo católicos y vivir
su fe con dignidad, sin complejos ni miedos injustificados.
Mediante Talleres
ya estructurados podemos preparar a los que se hagan cargo de este ministerio
a nivel diocesano, parroquial, de asociación
o movimiento apostólico.
El Movimiento Eclesial "Apóstoles
de la Palabra" está a su disposición. Esperamos su llamada.