Imprimi Potest
† Jesús Clemente Alba
Palacios
Obispo Auxiliar de Oaxaca
IMPRIMATUR
† Bartolomé Carrasco Briseño
Arzobispo de Oaxaca
Los textos bíblicos están tomados de la Biblia Latinoamérica.
D.R.
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Derechos Reservados por el Autor
N° Registro 5688
ACTIVIDADES CULTURALES, A.C.
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PRESENTACIÓN
Este VIA CRUCIS tiene tres características
fundamentales: es bíblico, está abierto al compromiso
misionero y pone énfasis en el papel del Espíritu Santo
en nuestra vida cristiana, presentando así una visión más
amplia y completa de la salvación.
Tiende a favorecer la unidad
entre una vida cristiana más comprometida y las devociones populares.
Por eso puede ser particularmente útil para los seminarios, casas
religiosas y grupos de oración.
Es muy importante adaptar el texto
a las circunstancias. Si no se dispone de tiempo suficiente, se podría
suprimir el texto de alguna estación con otro más breve.
AL EMPEZAR EL VIA CRUCIS
Guía:
Por la señal de la Santa Cruz,
Todos:
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor,
Dios Nuestro.
En el Nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu
Santo.
AMEN.
Guía:
Señor mío Jesucristo,
Todos:
Dios y hombre verdadero,
me pesa de todo corazón
haber pecado,
porque he merecido el infierno
y he perdido el Cielo;
y sobre todo, porque te ofendí
a Ti,
que eres tan bueno y que
tanto me amas,
y a quien yo quiero amar
sobre todos las cosas.
Propongo firmemente, con
tu gracia,
enmendarme y evitar las ocasiones
próximas de pecado,
confesarme y cumplir la penitencia.
Confío me perdonarás
por tu infinita misericordia.
AMEN.
Guía:
Hermanos: estamos aquí reunidos para recordar los grandes
sufrimientos que Cristo soportó para salvarnos. Un día
Cristo dijo: «No existe amor más
grande que dar la vida por los amigos» (Jn 15,13).
Sufriendo y muriendo en la Cruz,
Jesús nos dio la prueba más grande de su amor. Recorriendo
estas estaciones del VIA CRUCIS, iremos meditando sobre nuestros pecados,
que fueron la causa de la muerte de Cristo, y al mismo tiempo nos preguntaremos:
¿Qué hacemos para que la Sangre
de Cristo no sea desperdiciada? ¿Cuánta gente hay todavía
que no conoce a Cristo y no lo ama? ¿Qué puedo hacer yo para
que se acerquen más a Jesús, que sufrió tanto para
salvarnos?
I ESTACION
JESÚS ES CONDENADO
A MUERTE
Guía: Ya el profeta Isaías lo había anunciado:
Lector:
« ¿Quién podrá creer
esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos
en él.
Despreciado
y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado
con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras
rebeldías y aplastado por nuestros pecados.
El soportó
el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados.
Sin embargo,
eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores
los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido
de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).
Guía: Nosotros somos aquel pueblo por el que Cristo fue condenado a muerte. Cristo aceptó ser NUESTRO REPRESENTANTE delante del Padre y pagar por nuestros pecados. La condena de Pilato tenía que recaer sobre cada uno de nosotros.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, gracias
por habernos amado tanto. Ten piedad de nosotros. Ayúdanos
a conocer nuestros pecados, que han sido la causa de tu condenación
a muerte.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
II ESTACION
JESUS CARGA LA CRUZ
Y SE DIRIGE AL CALVARIO
Guía:
Después de la condena, le entregan a Cristo una cruz, y empieza
su largo y penoso camino hacia el Calvario, lugar donde será crucificado.
Detengámonos y pensemos:
Si Cristo hizo tanto por nosotros, ¿es justo que nosotros sigamos
diciendo que estamos ocupados y no tenemos tiempo para conocer más
a Cristo y seguirlo de veras? ¿Por qué nos espanta tanto
el sufrimiento, si nuestro Maestro llegó a dar la vida por nosotros?
Escuchemos su Palabra:
Lector:
« Si alguno quiere seguirme, olvídese
de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno
quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida
por mi y por el Evangelio, la salvará.
¿De
qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O,
¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?
Yo les
digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio
de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre
se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre,
rodeado de sus santos ángeles » (Mc 8,34-38).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, concédenos
llevar nuestra cruz con fidelidad hasta la muerte.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
III ESTACION
JESÚS CAE POR
PRIMERA VEZ
Guía:
Cristo no puede seguir adelante, cargando con la cruz por mucho rato.
Ya se acabaron sus fuerzas: la agonía en el Getsemaní, la
noche pasada entre los insultos de los jefes del pueblo, la flagelación
y la coronación de espinas, lo han destruido, y cae agotado.
Los soldados se le acercan y le
pegan sin compasión. Jesús reúne todas sus fuerzas,
se levanta otra vez y sigue su camino, sin decir una palabra.
Escuchemos al profeta Isaías:
Lector:
« He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban,
y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro
ante las injurias y los salivazos.
Puse mi
cara dura como piedra» (Is 50,6-7).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, enséñanos
a sufrir. Que no nos desanimemos en la prueba. Danos la fuerza
para levantarnos, cuando caemos en el pecado.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
IV ESTACION
JESÚS ENCUENTRA
A SU MADRE
Guía: Ya se lo había anunciado el anciano Simeón, cuando María presentó al niño Jesús en el Templo:
Lector: « Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).
Guía: Al ver a Jesús cargando la cruz y lleno de sangre, entre los insultos de la gente, María siente en su corazón un profundo dolor y se acuerda de la profecía de Simeón. Conociendo las Escrituras, María sabe que mediante el sufrimiento, Cristo nos va a salvar. Por eso se une íntimamente al sacrificio de su Hijo, sufriendo con Él por nuestra salvación.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Oh, María, madre de Jesús
y madre nuestra, enséñanos a sufrir con Jesús por
la salvación del mundo entero.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
V ESTACION
EL CIRINEO AYUDA A JESÚS
A LLEVAR LA CRUZ
Guía:
Jesús ya no puede seguir con al cruz, está tan acabado.
Entonces, los soldados obligan a un hombre de Cirene para que ayude a Jesús
a llevar la cruz.
Es un ejemplo para nosotros.
También nosotros tenemos que ayudar a Jesús para que su sangre
no sea inútil para nuestros hermanos. Todavía hay muchos
que no conocen a Cristo; nosotros tenemos que preocuparnos por ellos y
hacer algo.
Acordémonos de las palabras
de Cristo:
Lector: « La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).
Guía: Pidamos a Dios continuamente para que envíe más misioneros y catequistas a su Iglesia, que tengan el valor de predicar el mensaje de Cristo con fe y sin miedo, convencidos de que sólo mediante la entrega y el sufrimiento se ayuda a Cristo en su obra de salvación.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, perdónanos
si muchas veces no te hemos ayudado a llevar la cruz. Tal vez por
culpa nuestra muchos se echaron a perder. Ayúdanos a vivir
el compromiso que tomamos el día de la Confirmación, de ser
soldados tuyos en el mundo
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
VI ESTACION
LA VERÓNICA ENJUGA
EL ROSTRO DE JESÚS
Guía:
Mientras Jesús trata de seguir adelante, una mujer se le acerca
y le enjuga el rostro con una toalla, quedando en ella la imagen de su
cara.
Cada cristiano tiene que imitar
a la Verónica, procurando transformar su misma vida en una imagen
de Cristo.
Escuchemos a San Pablo:
Lector:
« Hagan morir lo que les queda de vida terrenal,
es decir, relaciones sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión
desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los
ídolos.
Ustedes
se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse
del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresando hacia el conocimiento
verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, graba
en nuestros corazones la imagen de tu rostro. Que nunca nos olvidemos
de ti.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
VII ESTACION
JESÚS CAE POR
SEGUNDA VEZ
Guía: Nuestras recaídas en el pecado fueron la causa de las numerosas caídas de Jesús en su doloroso camino hacia el Calvario. Es necesario que tomemos en serio nuestro compromiso cristiano, recordando que hemos sido salvados por la sangre de Cristo, el Hijo de Dios.
Lector:
« Como hijos obedientes, no vivan más
como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban
por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y
también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según
dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.
No olviden
que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando
a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con
la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Aménse
unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no
viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del
Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó
a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, perdónanos
por nuestras recaídas en el pecado. Danos la fuerza de tu
Espíritu, para que podamos resistir a los ataques del demonio.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
VIII ESTACION
JESÚS HABLA A
LAS PIADOSAS MUJERES
Lector:
« Lo seguía muchísima gente,
especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por
Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
Hijas de
Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien
por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día
en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni
amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las
lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol
verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).
Guía: Ahora Jesús nos dirige las mismas palabras: « No lloren por mí; yo ya hice todo lo que pude para salvarlos. Lloren más bien por ustedes mismos. Porque, si no se arrepientes de veras y no dejan el pecado de una vez, recibirán tremendos castigos, como les pasó a los habitantes de Jerusalén, por no haber hecho caso a mis palabras. Y sufrirán aún más, porque se tratará de un castigo eterno».
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, concédenos
un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados y un firme propósito
de no volver a pecar.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
IX ESTACION
JESÚS CAE POR
TERCERA VEZ
Guía: A pesar de hacer todo el esfuerzo posible para seguir adelante, Jesús ya no aguanta y cae por tercera vez. Así es cuando uno es débil. Así pasa con nosotros, cuando volvemos a caer en el pecado. Es necesario que Dios mismo intervenga en nuestra vida, purificándonos del pecado y dándonos un nuevo corazón. Escuchemos al profeta Ezequiel:
Lector: « Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).
Guía: Si seguimos pecando, es que no hemos tenido fe suficiente en las promesas de nuestro Padre Dios. Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe y cumpla en nosotros su promesa.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Oh, Padre Celestial, en el nombre
de Jesús, te pedimos que nos quites de una vez este corazón
de piedra y nos concedas un corazón de carne, que sepa amar de veras
a Ti y a los hermanos.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
X ESTACION
JESÚS ES DESPOJADO
DE SUS VESTIDURAS
Guía: Llegados al lugar de la ejecución, le quitan las vestiduras a Jesús.
Lector:
« Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza
de los hombres y basura del pueblo.
Mis huesos
se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten
entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados»
( Sal 22,7.15.19).
Guía: Mientras Jesús es despojado de las vestiduras, nosotros seguimos teniendo nuestro corazón apegado al dinero y a los honores. Se ve que no hemos entendido nada del mensaje de Cristo. Es necesario que de una vez tomemos una decisión clara: o con Cristo o contra Cristo, ya que es imposible servir a dos amos.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos
a despojarnos de nuestras malas costumbres.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
XI
JESÚS ES CRUCIFICADO
Guía: Empezando su predicación, Jesús había dicho:
Lector:
« Así como Moisés levantó
la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario
que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea
en Él tenga la vida eterna.
Porque
tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que
todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna»
( Jn 3,14-16).
Guía: ¿Cuánta gente hay todavía en el mundo que no conoce este amor de Dios?
¿Qué estoy haciendo yo para que la Sangre de Cristo no sea inútil para mí y para mis hermanos?
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos
a ser tus testigos en el mundo. Que todos los hombres conozcan tu
amor y se acerquen a Ti.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
XII ESTACION
JESÚS MUERE EN
LA CRUZ
Guía:
Después de tres horas de penosísima agonía, Jesús
muere, entre los insultos y las burlas del pueblo. Es el nuevo Cordero
Pascual. En su sangre se establece el Nuevo Compromiso, o Alianza,
entre Dios y el nuevo Pueblo de Israel, representado por María,
San Juan y unas cuantas mujeres. Es el momento más importante
de toda la historia de la humanidad.
Alabemos a Cristo y démosle
gracias por el grande amor que nos ha manifestado.
Lector:
« Eres digno de tomar el libro y abrir sus
sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios, hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para
nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra.
Digno es
el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la
sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza»
( Ap 9,10.12).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Gracias, oh Señor Jesús,
por habernos amado tanto. Que nunca nos cansemos de alabarte y bendecirte.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
XIII ESTACION
BAJAN A JESÚS
DE LA CRUZ
Lector: « Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).
Guía: ¿Qué más hubiera podido hacer Jesús por nosotros, y no lo hizo? «Contemplarán al que traspasaron», dice San Juan, concluyendo el relato de la Pasión de Cristo. Es lo que nosotros estamos tratando de hacer: contemplar, meditar, pensar seriamente en Cristo, muerto por nosotros. En realidad, sabemos que «en ningún otro se encuentra la salvación, ya que no se ha dado a los hombres sobre la otra tierra otro nombre por el cual podamos ser salvados» (Hch 4,12).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, reconocemos
que Tú eres el único Salvador y Señor.
Que nunca nos olvidemos de Ti.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
XIV ESTACION
JESÚS ES SEPULTADO
Guía:
Después de haberlo bajado de la cruz, lo llevaron al sepulcro.
He aquí el ejemplo más grande de la humillación.
Escuchemos a San Pablo:
Lector: « Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir y no hagan nada por rivalidad o por orgullo. Al contrario, que cada uno, humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien, el beneficio de los demás. Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús: Él, que era de condición divina, no se aferró celoso a su igualdad con Dios. Sino que se aniquiló a sí mismo tomando la condición de siervo, y llegó a ser semejante a los hombres. Habiéndose comportado como hombre, se humilló, obedeciendo hasta la muerte, y muerte en una cruz» ( Fil 2,2-8).
Guía: Aquí vemos todo lo contrario de la actitud de Adán y Eva, nuestros padres en la desobediencia. Siendo hombres, quisieron ser iguales a Dios. Jesús, siendo Dios se hizo igual a nosotros, para salvarnos. El silencio del sepulcro tiene mucho que enseñarnos.
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, enséñanos
a ser humildes. Que nunca busquemos los honores de este mundo.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo: que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. (Canto).
XV ESTACION
JESUCRISTO RESUCITA VICTORIOSO
Guía:
San Pablo, escribiendo a Timoteo, dice: «Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos. Si hemos muerto con Él, con
Él también viviremos. Si sufrimos con Él, también
reinaremos con Él» (2 Tim 2,8.11-12a).
Para nosotros, Cristo tiene que
ser todo; su vida tiene que ser nuestra vida.
Lector: « Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muertos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte en su gloria» ( Col 2,12-13; 3,1-4).
(Reflexión en silencio).
Guía:
OREMOS
Señor Jesús, enséñanos
a vivir pensando siempre en Tí, que estás victorioso a la
diestra del Padre. Qué después de haberte acompañado
hasta el Calvario, podamos alcanzarte en la gloria.
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
Pueblo:
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Canto).
ORACIÓN COMUNITARIA
Guía: Hermanos, hemos visto cuánto Dios hizo por nosotros. Acerquémonos, pues, a Él con toda confianza, pidiéndole sinceramente perdón por todos los pecados que hayamos cometido y renovándole la entrega total de nuestra vida. Él nos amó y entregó su vida por nosotros; también nosotros, de ahora en adelante, tratemos de amarlo sobre todas las cosas y de vivir conducidos por su mismo Espíritu.
A cada intención, contestemos:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Por todos nosotros, para que sintamos un verdadero horror al pecado.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Para que comprendamos que nuestros pecados han sido la causa de los sufrimientos
de Cristo.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Para que de ahora en adelante, nunca nos separemos de Cristo, nuestro hermano
y salvador.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Por todos los que no conocen a Cristo, a fin de que también para
ellos llegue pronto el día de la luz y de la paz, al conocer el
gran amor de Dios hacia todos los hombres.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Por las misiones, para que Dios aumente el número de los catequistas
y misioneros.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Por los cristianos comprometidos, para que entiendan que su vida es inútil
si no están llenos del Espíritu Santo.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Lector:
Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que
no se cansen nunca de predicar a Cristo, muerto y resucitado por nosotros.
Pueblo:
TE ROGAMOS, SEÑOR.
Oración conclusiva
Guía:
Oh, Padre Celestial, te damos gracias y te alabamos por el grande amor
que has manifestado hacia nosotros. Por amor nos creaste y por amor
nos redimiste, entregando a tu mismo Hijo, que derramó toda su sangre
para pagar nuestra libertad y conseguirnos el perdón de los pecados.
Y para que nuestra vida, desde ahora
fuera una ofrenda agradable para ti, nos enviaste al Espíritu Santo
como primicia de la nueva vida que tendremos un día en la gloria.
Bendito sea para siempre tu santo Nombre. No permitas nunca que volvamos
al pecado; más bien, ayúdanos a tener siempre una vida santa,
alabándote ahora y por los siglos de los siglos. AMÉN.