NEGRA
SOMBRA
Cando
penso que te fuches,
negra
sombra que me asombras,
ó
pe dos meus cabezales
tornas
facéndome mofa.
Cando
maxino que es ida,
no mesmo
sol te me amostras,
i eres
a estrela que brila,
i eres
o vento que zoa.
Si cantan,
es ti que cantas;
si choran,
es ti que choras:
i es
o marmurio do río,
y es
a noite, i es a aurora.
En todo
estás e ti es todo,
pra
min i en min mesma moras,
nin
me abandonarás nunca,
sombra
que sempre me asombras.
A
XUSTICIA POLA MAN
Aqués que tén
fama de honrados na vila,
roubáronme tanta brancura
que eu tiña;
botáronme estrume nas
galas dun día,
a roupa de cote puñéronma
en tiras.
Nin pedra deixaron en donde
eu vivira;
sin lar, sin abrigo, moréi
nas curtiñas;
ó raso cas lebres dormín
nas campías;
meus fillos..., ¡meus
anxos...!, que tanto eu quería,
¡morreron, morreron
ca fame que tiñan!
Quedéi deshonrada, mucharonme
a vida,
fixéronme un leito
de toxos e silvas;
y en tanto, os raposos de
sangre maldita,
tranquilos nun leito de rosas
dormían.
-¡Salvádeme,
ou, xueces!- berréi...¡Tolería!
De min se mofaron, vendéume
a xusticia.
-Bon Dios, axudaime-
berréi, berréi inda...
Tan alto que estaba, bon Dios
non me oíra.
Entonces, cal loba doente ou
ferida,
dun salto con rabia pillei
a fouciña,
rondei paseniño...
¡Ne as herbas sentían!
I a lúa escondíase,
i a fera dormía
cos seus compañeiros
en cama mullida.
Mireinos con calma, i as mans
estendidas,
dun golpe, ¡dun soio!,
deixéinos sin vida.
I ó lado, contenta,
senteime das vítimas,
tranquila, esperando pola
alba do día.
I estonces..., estonces cumpréuse
a xusticia:
eu, neles; i as leises,
na man que os ferira.
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NEGRA
SOMBRA
Cuando
pienso que te huyes,
negra
sombra que me asombras,
al pie
de mis cabezales,
tornas
haciéndome mofa.
Si imagino
que te has ido,
en el
mismo sol te asomas,
y eres
la estrella que brilla
y eres
el viento que sopla.
Si cantan,
tú eres quien cantas;
si lloran,
tu eres quien llora;
y eres
murmullo del río
y eres
la noche y la aurora.
En todo
estás y eres todo,
para
mí en mi misma moras,
nunca
me abandonarás,
sombra
que siempre me ensombras.
(NOTA:
Traducción de Juan Ramón Jiménez)
LA
JUSTICIA POR LA MANO
Aquellos
que de honrados tienen fama en la villa,
ladrones
me robaron las blancas ropas mías,
arrojáronme
lodo sobre mis joyas ricas,
y de
mis otras galas fueron haciendo tiras.
Ni una
piedra dejaron donde vivido había;
sin
hogar, sin abrigo, erré por la campiña,
al raso
con las liebres dormí sobre las briznas,
y mis
hijos, ¡ mis ángeles !, que tanto yo quería,
¡
murieron porque el hambre les arrancó la vida !
Y quedé
deshonrada, marchitaron mis días,
diéronme
triste lecho de abrojos y de espinas...
Y los
zorros en tanto, los de sangre maldita,
en su
cama de rosas descansados dormían.
-Jueces-
grité-, salvadme, pero en vana porfía.
De mi
ruego mofáronse, vendióme la justicia;
- ¡
Ayudadme, Dios mío! -grité desvanecida.
Mas
Dios, tan alto estaba, que oirme no podía.
Entonces
como loba rabiosa, o mal herida,
cogí
la hoz acerada, de hoja cortante y fina,
rondé
en torno despacio... ¡ ni las hierbas sentían !
Y la
luna ocultábase, y la fiera dormía
al lado
de los suyos, en su cama mullida.
Contempléles
con calma, y la mano extendida,
de un
golpe... ¡ de uno solo!, les arranqué la vida.
Y allí
al lado, contenta, senteme de las víctimas
esperando
serena que amaneciese el día.
Y entonces...,
sólo entonces se cumplió la justicia...
Yo en
ellos, y las leyes en mi mano homicida.
(NOTA:
Traducción de Rosalía de Castro)
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