Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

14     1. Matrimonio Natural
"Dios, con la creación del hombre y de la mujer a su imagen y semejanza, corona y lleva o perfección la obra de sus manos; los llama a una especial participación en su amor y al mismo tiempo en su poder de Creador y Padre, mediante su cooperación libre y responsable en la transmisión del don de la vida humana (FC n. 28).
    Al crear al varón y la mujer a su imagen y semejanza ha inscripto en la naturaleza misma de ambos la vocación al amor en comunidad de vida y misión. Siendo esta la vocación fundamental de todo ser humano al crearla, Dios capacitó al hombre para esa vocación y lo hizo responsable de ella.
    "En cuanto espíritu encarnado, es decir, "alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual" (FC n. 11).
Por ello, varón y mujer son llamados al amor en la totalidad de su cuerpo y de su espíritu (SD n. 212).

15     Creados por Dios para el amor mutuo, en el varón y la mujer el matrimonio surge de la misma naturaleza. Ambos, iguales en dignidad, se diferencian sexualmente en "varón" y "mujer". Son éstos los dos modos, sexualmente diferenciados y complementarios, de ser persona humana (Gén. 2). "La paternidad y maternidad humanas, aún siendo biológicamente paralelas a las de otros seres de la naturaleza, tienen en sí mismas de manera esencial y exclusiva, una semejanza con Dios, sobre la que se funda la familia, entendida como comunidad de vida humana como comunidad de personas unidas en el amor (CF n. 6).

16     El matrimonio se origina y constituye por el recíproco consentimiento de las partes, legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles; consentimiento que ningún poder humano puede suplir y que consiste en un acto de voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en una alianza irrevocable, para constituir dicho matrimonio(cfr. CDC c. 1057, 2).
    Este vinculo sagrado, en atención al bien tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio al cual ha dotado con bienes y fines varios, todo lo cual es de suma importancia para a continuación del género humano, para el provecho personal de cada miembro de la familia y su suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la sociedad humano (GS n. 48).
    Tal consentimiento incluye, naturalmente, como algo esencial, el derecho mutuo, perpetuo y exclusivo, que se otorgan los esposos sobre sus cuerpos, en orden a los actos que de suyo son aptos para la generación de la prole. Además, con respecto a los hijos, los padres tienen la obligación gravísima y el derecho primario de cuidar, en la medida de sus fuerzas, la educación, tanto física, social y cultural, como moral y religiosa (CDC c. 1136).