El molino harinero artesanal de Chiloé, CHILE
Estudio lingüístico-etnográfico
Prof. Carlos Ramírez S., Valdivia - CHILE
Dibujos del Prof. Francisco Carrillo (Ancud)
Desde el Instituto de Lingüística y Literatura de la Universidad Austral de Chile en Valdivia (CHILE), se presenta un estudio sobre la estructura y funcionamiento del molino artesanal de la Isla Grande de Chiloé-CHILE.
La primera versión de este artículo puede hallarse en la REVISTA DE DIALECTOLOGÍA Y TRADICIONES POPULARES, Tomo XXXIX, MADRID 1984:221-224 (Instituto "Miguel de Cervantes" del CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS)
INTRODUCCIÓN
1.1. El propósito del presente trabajo es describir el molino artesanal que aún se utiliza en ciertos sectores del archipiélago de Chiloé. Se estudiará la estructura y el funcionamiento de este molino harinero desde el punto de vista lingüístico-etnográfico. Al mismo tiempo, nos proponemos dar cuenta de la tradición popular que se mantiene en torno a este ingenio usado en las zonas rurales apartadas de los centros urbanos de Chiloé insular, cuya aparición en este territorio puede situarse hacia la segunda mitad del siglo XVI, época en que los colonizadores españoles lo introducen en la región sur de Chile
1.2. El método empleado en esta investigación es el geográfico-lingüístico (Cf. E. Coseriu, "La geografía lingüística", en Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, 14 (1955), 1.1.). Este método comprende varias etapas, entre ellas están: a) la selección del territorio; b) la confección y comprobación del cuestionario preliminar; c) la elaboración y redacción del cuestionario uniforme y definitivo por aplicar en el territorio seleccionado; d) la recopilación de las informaciones mediante encuesta directa en terreno; e) el registro del material lingüístico-etnográfico en mapas esquemáticos del territorio bajo análisis, y f) el estudio, interpretación y conclusiones sobre las informaciones recopiladas.
1.3. La elección del molinero harinero artesanal de Chiloé, como motivo de investigación, se fundamenta en las siguientes consideraciones previas: a) la relativa vigencia de este ingenio en cuanto al uso de algunos campesinos; b) la acentuada tendencia que se observa respecto de la virtual extinción; c) las alteraciones que el molino está experimentando a raíz de la incorporación de medios mecánicos -principalmente motores bencineros o petroleros- diferentes al impulso hidráulico tradicional; d) la construcción y puesta en funcionamiento de un molino industrial en la capital provincial de Chiloé, que está relegando al desuso y a la desaparición de los molinos artesanales, y e) obtener informaciones acerca del estado actual del léxico y la etnografía, por cuanto el último trabajo lingüístico-etnográfico fue realizado por Mario Bernales en el año 1965.>
1.4. El territorio elegido corresponde al de la isla de Quinchao y a una parte del sector ribereño del canal Dalcahue, que comprende las localidades de Dalcahue, Astillero, Quemchi y Rauco. Esta zona se caracteriza por la presencia de un número significativo de molineros harineros accionados por fuerza hidráulica que se hallan todavía en actividad, y también por otro grupo conformado por aquellos molinos que se encuentran fuera de servicio, abandonados o semidestruidos.
La isla de Quinchao se ubica en la zona sur de Chile, en el archipiélago de Chiloé, sector oriental de la Isla Grande de Chiloé, entre los paralelos 42° 23' y 42° 25' de latitud sur y entre los meridianos 73° 20' y 73° 38' de longitud oeste, con una superficie de 112 km2. La población estimada alcanza a los 20.000 habitantes.
2. Procedencia del molino.
2.1. El molino harinero artesanal, usado en los sectores rurales de la isla de Quinchao y en otros lugares del archipiélago de Chiloé, fue introducido en la región hacia mediados del siglo XVI, en plena época de la colonización española (Cf. la monografía de Mario Bernales, "Sobre vocablos y cosas de Chiloé, en Estudios Filológicos, 3, 1966:303-312. El autor nos ilustra acerca del parentesco que observa entre el molino hidráulico de Chiloé y el molino hispano-portugués). En efecto, en 1550, el conquistador español Bartolomé Flores daba cuenta "de que se había procupado del adelantado de la cultura material del país, haciendo el primer molino que se haya hecho en esta tierra..." (Cf. Rodolfo Oroz, La carreta chilena sureña (Santiago, Universidad de Chile, 1955, I). Por su parte, Bernales, 1966:303-312, nos indica que "el molino hidráulico de rodezno horizontal tampoco es originario de la zona hispano-portuguesa. Sabemos que la forma más antigua y popular de los molinos hidráulicos está documentada fuera de la Península, por ejemplo, en Rumania, Bulgaria, algunos valles de Suiza, sur de FRancia, Irlanda, noroeste de Asia menor, el Cáucaso, etc., y las coincidencias con este tipo de estructura, son realmente asombrosas".
2.2. Lo anteriormente expresado permite inferir que fueron los conquistadores y colonizadores españoles quienes trajeron consigo, si no el instrumento mismo o partes del mismo, por razones de dificultad en el transporte hacia Chile, o la idea de construirlo en América, como una necesaria e ingeniosa solución doméstica destinada a la elaboración de harina de trigo, elemento que ellos también introdujeron en nuestro país y en América.
2.3. El historiador chileno Francisco Encina (Historia de Chile, T. I., 1949:433-4. Santiago) documenta que "Valdivia (el Conquistador, Pedro de Valdivia), distribuyó en 1544 semillas de trigo a los caciques, con el propósito de propagar su cultivo entre los naturales. Trece años más tarde, en 1557, los mapuches cultivaban trigo..."
2.4. Con respecto a las primeras industrias, Encina señala que "al principio, cada vecino molía el trigo y el maíz y en morteros de piedra. Pero Bartolomé Flores construyó en 1548 un molino en la falda norte del cerro de Santa Lucía (Santiago de Chile), y Rodrigo de Araya instaló otro al sur del mismo cerro a fines de 1552. Poco más tarde, el 22 de junio de 1553, Valdivia concedió a Juan Jufré un local para colocar dos ruedas de molino al pie del San Cristóbal. El acta del Cabildo describe la toma de posesión y en señal de ello, cortó árboles y ramas, y echó piedras en dicha acequia, y mandó a dichos señores del cabildo que presentes estaban que se saliessen de esas tierras… A veces los chacareros cortaban el agua para regar los pastos y los sembrados, y la ciudad quedaba sin harina. En estas emergencias, el cabildo mandaba a dos regidores para que vayan a hacer que venga el agua para los molinos. En 1552, se pagaban dos tomines o reales de oro (la cuarta parte de un castellano) por moler una fanega de trigo".
3. La casa del molino [kása el molíno] se ubica de preferencia en el fondo de una quebrada, para aprovechar la caída libre del agua de algún riachuelo próximo a la vivienda del propietario. En otros casos, la casa se levanta en un sitio al cual se puede conducir el agua a través de un canal artificial, debido a las dificultades que implica conducir la carga de trigo o molienda [moljénda] hasta la zona de difícil acceso.
La casa del molino propiamente tal consiste en una construcción rústica, generalmente una pieza rectangular de dimensiones variables, que oscilan entre entre los 20 y los 25 metros cuadrados aproximadamente, levantada sobre fuertes pilares de madera nativa, con una altura que oscila entre 1,80 y 2,50 metros, convenientemente enterrados y asegurados entre sí mediante maderos trabados diagonal y transversalmente, los cuales proporcionan una base de sustentación eficiente, considerando la excesiva trepidación que ocasiona el giro del rodezno durante el proceso de la molienda.
3.2. Los maderos verticales se confeccionan de luma, Myrtus luma, de coihue, canelo o de alguna otra madera resistente a las exigencias del trabajo o a la acción de la humedad y el tiempo.
En el interior de la construcción, se pueden observar los rústicos maderos labrados a golpes de hacha o de azuela, lo cual confiere un carácter rústico al interior de la casa del molino, ya que no se emplea tablas de madera u otro revestimiento para cubrir y proteger la estructura (ver lámina N° 4).
3.4. En la práctica, la casa del molino se reduce a una pieza amplia, sin divisiones internas; tampoco tiene ventanas u orificios que permitan eliminar el polvo de la harina sobrante en el sitio. La puerta se constituye, pues, en el lugar para realizar tanto el ingreso como la salida desde el recinto. De hecho, la puerta desempeña las funciones de ventana, claraboya y extractor de la harina sobrante que flota en el recinto.
3.5. El piso de la habitación se construye con tablones rústicos, cuyas dimensiones son aproximadamente de 3" por 12". Las maderas para confeccionar los tablones son generalmente de mañío, laurel, ulmo, coihue, y algunas otras.
Los anchos y gruesos tablones del piso justifican plenamente su presencia, para que la estructura del ingenio se consolide convenientemente y no permita que la trabazón de las piezas se descuadre con la intensa vibración que produce la rotación del rodezno y el esfuerzo sobre las piedras moledoras. Por esta razón, habitualmente cada dos o tres semanas, el propietario del molino o dueño del molino debe inspeccionar o revisar la instalación, especialmente los clavos que fijan los tablones a sus respectivas bases, pues normalmente se observa que ceden, y es necesario reasegurarlos en su lugar, o cambiarlos por otros de mayor tamaño para que no se suelten dentro del corto plazo.
3.6. La generalidad de las construcciones presenta una techumbre de caída doble o de dos aguas, que se integra con tejuelas de alerce o con paja. Algunas construcciones suelen presentar una separación entre la techumbre y las paredes que facilita la salida de la harina que flota en el medio ambiente de la casa y se dirige hacia el techo de la misma. De otro modo, sería muy difícil trabajar en el lugar por la falta de aire respirable. La abertura referida recibe el nombre de agujero o hueco [gwéko] y permenece descubierto aun cuando haya mal tiempo.
3.7. En varios molinos pudimos observar la presencia del fogón [xogon] o brasero [braséro], que se confecciona de cancagua [kankágwa], 'una arenilla consistente, usada para ladrillos, braseros y como cemento en las construcciones'. Cancagua es voz del mapudungun, lengua del pueblo mapuche (cf. DRAE, p. 241). El fogón o brasero posee forma rectangular y dimensiones variables, esto es, de unos 40 cm. por 80 cm. y unos 40 kilos de peso. Habitualmente se enciende por las tardes de los días en que hay mal tiempo o hace frío, mientras los usuarios del molino esperan pacientemente su turno para efectuar su molienda, o esperar hasta el día siguiente para retornar al hogar.
Estas reuniones en torno al fogón suelen durar todo el día y también la noche completa, y en ellas los campesinos del sector intercambias relatos de historias ocurridas en el entorno, se comentan los últimos acontecimientos, se realizan transacciones comerciales, se organizan eventos sociales, etc.
4. Descripción de las partes del molino de agua o de rodezno.
El molino de agua [molino e ágwa] o molino chilote […cilóte] obtiene la energia motriz a partir de una corriente de agua natural o artificial. Con el fin de aprovechar convenientemente el escaso caudal de los riachuelos de la zona, el propietario construye una represa [représa] o toma de agua [tóma e ágwa], conocida también como entoma [entóma] (Ver Corte de instalación N° 1), cuya capacidad en metros cúbicos varía de acuerdo con las necesidades de la molienda. La represa, o toma, presta importantes servicios, principalmente en la época estival en que disminuye considerablemente el caudal de los riachuelos de la zona, lo cual dificulta o limita severamente el proceso de molienda. En muchos lugares resulta casi imposible moler los granos, especialmente en islas pequeñas donde no hay arroyos; por esta circunstancia, los interesados deben efectuar, en forma obligatoria, largas travesías en embarcaciones para llevar el trigo hasta aquellos sitios donde les sea posible efectuar la operación. En otros lugares, los viajes deben hacerse en carreta arrastrada por los bueyes para acudir al molinero que se encuentre en el sitio más próximo a su propiedad.
4.1. El chifle. Para conducir el agua desde la represa hasta la turbina, el molinero construye el chifle [cífle], que nace precisamente en la confluencia con el canal [kanál] y el ladrón [lajrón], [lagrón], [ladrón]. El chifle presenta una inclinación promedio de 30°, con respecto a la línea horizontal, y es el que permite que el agua alcance la fuerza necesaria para transformar la energía hidráulica en cinética constante en la turbina.
El Chifle o toma de agua
Generalmente el chifle se construye con madera de laurel [lawrél] o de material fuerte como el cemento o también de hierro fundido. La longitud del chifle es variable, pudiendo observarse algunos de 4 m. y otros hasta de 6 m. en la línea diagonal (ver lámina N° 1).
El substantivo chifle es una voz propia de la zona noroccidental de la Península Ibérica y de América. Está estrechamente ligada, desde el punto de vista semántico, con el verbo chiflar, 'silbar' (lat. cl. sibilare). El DRAE informa que en México se registra la variante léxica chiflón, con idéntico significado: 'canal por donde sale el agua con fuerza'.
El canal es el conducto por medio del cual el agua llega al chifle. Para controlar la masa de agua destinada a la turbina o rodezno [roehno], [rodenno], [roénno] se emplea la compuerta, que tiene la forma de una pala o paleta de madera. Las maderas que se emplean para construir el rodezno o turbina son el laurel, el ulmo y el tenío [tenío]; esta pieza es el núcleo del molino y debe renovarse aproximadamente cada cinco años.
4.3. La compuerta permite regular la cantidad de agua que se precisa para que la turbina gire con la fuerza y la velocidad necesarias. Si el caudal es muy torrentoso, el molinero procede a levantar la compuerta para que de esta forma el agua tenga espacio suficiente para escapar a través del ladrón. Esta particular forma de control de la masa líquida es relativamente nueva, pues los informantes aseguran que antiguamente se construía un desagüe a un costado de la misma represa para evitar que ésta entregara demasiada agua al colector o canal principal, evitando, de paso, el rebase de la presa.
El substantivo ladrón (DRAE, 1970:783) señala tanto al orificio que se hace en la acequia o presa de los molinos o aceñas para "robar" el agua, como al conducto que se prolonga a partir de la compuerta cuando el agua se dirige al chifle. De esta suerte, si la compuerta se coloca a la entrada del chifle, el agua continuará su recorrido desde el canal hasta el ladrón, dejando, naturalmente, fuera de servicio a la turbina.
El Rodezno o turbina artesanal
4.4. El rodezno (DRAE, 1970:1153) es una de las piezas claves del molino artesanal. Consiste en una rueda hidráulica con paletas curvadas y ajustada a un eje vertical. Actúa por impulso de fuerza de choque, y transmite su fuerza de giro o energía cinética a las piedras moledoras [pjégram moleórah] mediante un eje vertical, que se conoce con los nombres de palahúso [palaúso], [palúso], huso [úso] o husillo [usíyo].
Las maderas que se emplean en la construcción del rodezno son el laurel, el coihue, el ulmo y el álamo. Los artesanos estiman que estas maderas son de muy buena calidad por su peso liviano y resistencia al choque de la masa de agua que en entrega el chifle.
4.5. La construcción de un rodezno significa la inversión, por lo menos, de tres semanas de trabajo, y se debe prestar especial atención al proceso de labrado de las paletas, que deben mantener un movimiento helicoidal respecto del plano inferior. El número habitual de paletas es de 12 unidades por rodezno en las localidades visitadas. Según los informantes, algunos artesanos han tratado de aumentar el número de 12 paletas a 14 ó 16 por rodezno. Pero los intentos han fracasado rotundamente, pues cualquier turbina con más de 12 paletas se traba [trába], [entrába], es decir, no gira con la velocidad ni con la fuerza requeridas en el proceso de la molienda (ver lámina N° 2). Por otra parte, en el verano es conveniente retirar el rodezno de su sitio de trabajo, y dejarlo inmerso permanente en agua para evitar que se reseque y resquebraje.
Mientras se halla en su posición habitual de trabajo, el rodezno se encuentra levantado unos cinco centímetros del suelo mediante un buje metálico, generalmente de hierro, que se encuentra asegurado sobre una viga de madera que forma parte de la estructura de base. Uno de los extremos del madero descansa sobre la estructura de fundación y el otro sobre una palanca vertical, que el molinero acciona a voluntad desde el interior de la casa de molienda para regular el grado de separación de las piedras, la abertura [aertúra], que es lo que en última instancia determina la clase de harina que se desea obtener: fina, mediana o gruesa.
La transmisión del movimiento rotatorio del rodezno a las piedras moledoras, se lleva a cabo mediante el palahúso [palaúso] (Ver fuso, documentado por María Concepción Casado El habla de La Cabrera Alta, Madrid, CSIC, 1948:109), un eje vertical de 10 cm. a 15 cm. de diámetro. Se construye con madera de luma o hierro [fjéro] (ver figs. 1-2). En el centro del eje vertical, se puede apreciar el empalme de la barra metálica con la pieza de madera que se prolonga hasta su unión con la piedra inferior o solera [soléra]. En el terminal superior del eje se encuentra la clavija [klaíxa], [laíxa] o plancha [plánca], que se ajusta perfectamente en la cavidad ad hoc labrada en la piedra superior.
La exposición continúa en la página Nº 2
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