"Cada país al establecer su esquema de libearción tiene que comenzar por
considerar como sus enemigos los imperialistas y a las capas en la que se apoya"
Ernesto Che Guevarra
Algunas notas sobre la introducción y los bordes de la estadidad radical
como propuesta de fin de siglo.
Durante los últimos dos años los universitarios y otros sectores directamente relacionados con la Academia hemos observado el surgimiento de un par de propuestas sobre la "estadidad radical" y su marco ideológico, la "democracia radical". Algunos/as recibimos este discurso sin asombrarnos pues dentro del ámbito textual de la revista Bordes y el periódico Diálogo ya se veía venir la construcción de estas tendencias. Aunque dentro de estas dos tendencias intelectuales existen sus diferencias una sirvieron de antesala a la otra ya que, al Pabón desarmar el nacionalismo y proponer un nuevo orden democrático radical quedó el campo abierto para los intelectuales que proponen esta nueva "forma de anexión o estadidad postmoderna".
Precisamente, al margen de los discursos y debates populares, Pabón diseña una caricatura de la identidad nacional puertorriqueña en el primer ejemplar de Bordes. Esta caricatura describe desde la subjetividad metropolitana la imagen y semejanza de la cultura nacional de acuerdo con las observaciones del autor. Podría decirse que el autor pretende articular su propio manifiesto de la identidad nacional. Para esto tiene que des(armar) y des(cubrir) a sus homólogos intelectules. De hecho, en gran medida el dibujo que plantea Pabón sobre la identidad nacional reconoce la autoridad discursiva de Hernandez Colón y al Instituto de Cultura Puertorriqueño (ICP). Este reconocimiento ocurre cuando Pabón cita y reconstruye estos discursos excluyendo las posiciones de los/as otros puertorriqueños/as del Tercer Mundo que vivimos en el resto de la Isla, fuera de los peajes de Caguas y Bayamón. Quizás este paradigma geográfico delimita el discurso de Pabón, quien deja al margen o en los bordes de su análisis la realidad de la gente no metropolitana, para quien lo puertorriqueño no es un imaginario sino su modus vivendi.
Es evidente como el desarme de la nación puertorriqueñna (desarme realizado desde Río Piedras excluyendo a la Isla) prepara el terreno para que los estadistas radicales promuevan, por medio de sus críticas, pronósticos pesimistas para el movimiento independentista. El ensayo de Juan Manuel Carrión, Del posmoderismo antinacionalista al posmodernismo estadista, señala como estas tendencias intelectuales no examinan la totalidad de la realidad puertorriqueña y plantean que existe una contradicción insalvable entre ser una nación y tener una sociedad DEMOCRATICA y PUERTORRIQUEÑA.
Por otro lado, Diálogo saca del armario los "papers" que varios intelectuales radicales tenían madurándose. Ramón Grosfoguel propone con lujo de detalles la estadidad de nuevo tipo y la nueva lucha por la anexión en sus epistolares posiciones en la prensa universitaria. Básicamente describe, de acuerdo con sus impresiones, un marco pesimista para la independencia y reseña las bondades de la anexión comparando el caso de P.R. con las Antillas "Francesas" anexadas. Grosfoguel pierde de perspectiva que el Estado Francés no tiene la misma agenda intervencionista que los EEUU y no reune las mínimas posibilidades que tiene EEUU de dictar el mercado internacional.
Grosfoguel menciona en una de sus especulaciones que el movimiento independentista se caracteriza por estar dirigido por sectores conservadores. Si bien es cierto que algunos sectores del movimiento independentista asumieron posiciones conservadoras, también es cierto que éstas fueron más radicales que las del Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD) y siempre han estado orientadas a favorecer a la clase obrera y a las comunidades pobres en el país. El profesor Grosfoguel pronostica que el gobierno de la República de PR eliminaría la vigencia de las leyes federales norteamericanas para reducir el salario mínimo y así integrarse a la explotación global del capital. Sin embargo, en la historia obrera del pueblo puertorriqueóo se destacan las gestiones que realizó Pedro Albizu Campos para promover los derechos laborales de los trabajadores de la Caña (1930). De igual forma, el Partido Independentista Puertorriqueño(PIP) se unió al Comíte deTrabajadores Agrícolas (CATA) para promover que se aumentara el salario mínimo de los/as obreros/as agrícolas y lograron convertir en ley dicha reivindicación. Por otro lado, es el PIP quien lleva una tenaz campaña en la legislatura para que las madres tengan derecho a lactar a sus hijos/as mientras trabajan. El PIP ha tenido que enfrentarse a los cabilderos de los Industriales en el Capitolio este hecho los excluye de los pronósticos del profesor Grosfoguel. El pronóstico de que la independencia en PR tiene que ser reaccionaria se limita a un par de especulaciones sobre las condiciones actuales del capitalismo a nivel global y desestima las posibilidades de que P.R. continue desarrollándose en las áreas del servicio y la manufactura de alta tecnología. Los derechos que los obreros puertorriqueños han adquirido no son exclusivamente resultado "del rebote" de la relación colonial de la Isla. De hecho, la huelga de los trabajadores/as del Mayaguez Hilton (1993), una de las mas extensas en la última década, es demostrativa de como las leyes federales y los vínculos de estos obreros/as con las estrategias de la AFL-CIO minó este conflicto a favor del patrono. En este caso la ley Taft-Harley permitió la reducción de los salarios para eventualmente cerrar operaciones y vender esta empresa. La propuesta anexionista de fin de siglo tiene cifrado su proyecto en que dentro del sistema bi-partidista de los EEUU los representantes puertorriqueños/as electos/as adelantarían las reivindicaciones de la clase obrera y de diversos sectores marginados. Sin embargo, es precisamente la legislatura norteamericana quien aún mantiene vigente la ley Taft-Harley. El mismo Congreso que durante la década del sesenta aprobó el presupuesto del FBI para desarrollar el conocido programa represivo COINTERPLO para desarticular el movimiento independentista en la Isla, el movimiento de los derechos civiles y de los negros en EEUU . Esta agenda intervencionista no ha cesado porque durante el cuatrienio pasado el Congreso aprobó varias medidas para reforzar acciones gubernamentales relacionadas a la vigilancia y persecución de organizaciones políticas públicas que en sus actividades apoyaran movimientos considerados subversivos. A pesar de que el Congreso de los EEUU cuenta con varios congresistas hispanos, el gobierno federal de los EEUU ha recrudecido el trato a los/as inmigrantes latinoamericanos/as, no sólo a los que intentan cruzar sus fronteras, sino a los/as que residen y trabajan allí desde hace años. Han tomado medidas que los excluyen de los servicios sociales básicos como la educación y la salud. Sin embargo las/os proponentes de la estadidad radical piensan que integrándonos a la nación norteamericana se adelantarín las causas de los pobres y marginados de nuestra Isla. Sólo las luchas del pueblo puertorriqueóo son las que transforman las actuales relaciones de poder entre la colonia y los colonizadores.
El movimiento independentista no sólo necesita democratizarse sino rearticularse y llenarse de los/as cientos de jóvenes que participamos de cada acto popular (ya sea político, cultural, ambiental, feminista e incluso neonacionalista) organizado por la izquierda tradicional o convocado por el liderato de base que existe en todas las comunidades puertorriqueñas. No se trata de autoproclamarse "horizontal o acéfalo" sino de verdaderamente promover estilos de trabajo que provoquen la participación igualitaria de todos los sectores, donde el trabajo colectivo no se limite a las agendas individuales y excluyentes del liderato intelectual. Aunque la propuesta de la estadidad radical aún no sale del ámbito textual y apenas ha comenzado a incorporarse a los debates universitarios, los académicos que estamos comprometidos con una verdadera transformación de la sociedad puertorriqueña debemos debatir y atender esta propuesta de fin de siglo sin sacarla de proporción y teniendo en cuenta sus pobres posibilidades de crecer como una nueva tendencia o proyecto de cambio social.
El autor es ex-presidente de la FUPI
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