Nació en Piedra Blanca, Curicó, el 3 de mayo de 1931, es uno de los poetas más significativosde la llamada generación del 50. Sergio Efrain Barahona es el seudónimo de Efraín Barquero. Lo de Barquero lo cogió de su visión del río Maule, en la ciudad Constitución, Chile, donde pasó algunas vacaciones cuando pequeño. Posteriormente supo de la asociación con el barquero de la Divina Comedia. Estudio en el Liceo de Constitución y Talca. También tiene estudios de Derecho y Pedagogía en Castellano en la Universidad de Chile.- Fue Jefe de Redacción de La Gaceta de Chile y Agregado Cultural en Colombia (1970-1973). Viajó a China, Cuba, México. Se exilió en París (1975) donde vivió hasta 1999, que marca el regreso definitivo a su patria. En 1958 ganó el Primer Premio del Concurso Gabriela Mistral.
EL POETA
Efrain Barquero es poeta que teje sus trabajos a partir de la visión de las cosas simples del acontecer cotidiano, como por ejemplo, el pan, la miel, la agricultura, como asimismo, existe un fuerte compromiso con la mujer, en este caso "la compañera", a quien ha dedicado tres libros ( La compañera, La compañera poema de amor y La Compañera y otros poemas). Su compromiso político, si bien inherente a toda concepción artística, no se vislumbra al través de sus poemas, lo cual redunda en un quehacer literario pulcro, sencillo, comprensible. Sobre esto él ha expresado: "los poetas se olvidan en general de esta gran unidad que forman con sus lectores: la comunicación. Siempre en la poesía hay una tendencia a mantener una especie de religión o de secta un poco oculta".
EL HOMBRE
Efrain Barquero es un hombre quitado de bulla, que cultiva el bajo perfil literario. Aunque su apariencia pudiera parecer un tanto dura, como todos los seres pensantes y ensoñadores, es un hombre afable.
LIBROS PUBLICADOS
Si he de tener contigo un hijo
que éste llegue
cuando nuestra casa sea toda la tierra.
Si hemos de dejar un heredero,
que éste venga
para mirar sin asco nuestro mundo.
Si he de hacerte madre, sea con amor
y no con vergüenza de vivir y de ser hombre.
Si he de traerlo, conquistemos para él
el derecho de ser libres
para que después no nos maldiga.
Conquistemos la tierra donde habrá de crecer,
para que después no nos olvide
al no encontrar nuestras raíces.
Conquistemos la paz en que habrá de construir,
para que después no nos desprecie
al impedírselo sus propios hermanos.
Que nuestro hijo rasge en dos tu vida
y tu grito de dolor conmueva las estrellas;
hienda en dos mi canto, y por mi herida
entre el sol a todas las conciencias.
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