Juvencio Valle

Juvencio Valle

1900

Premio Nacional de Literatura 1966

Biografía

Nació en Villa Almagro el 6 de noviembre de 1900, un pequeño pueblo a orillas del río Cautín. Su verdadero nombre es Gilberto Concha Riffo. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1966, siendo su poesía tal vez la más alta expresión lírica del bosque chileno, de los grandes territorios agrestes, de la buda bucólica, de los misterios y el esplendor de la tierra chilena.


Pablo Neruda dijo que Juvencio Valle era "una guitarra de cuerdas claras" y llamó la atención sobre el poeta -que fue su amigo desde los años escolares- cuando los autores de vanguardia le negaban todo mérito a la simplicidad y la claridad.


Publicó su primer libro "La flauta del hombre pan" en 1929. Luego fueron apareciendo en Santiago "Tratado del Bosque" (1932), "El libro primero de Margarita" (1937), "Nimbo de piedra" (1941), "El hijo del guardabosque" (1951), "Nuestra tierra se mueve" (1960), "Del Monte a la ladera" (1960), "Estación al atardecer" (1971).


La continuidad de su poesía se prolonga hasta nuestros días en que ha publicado, a los 95 años, "Pajarería chilena".


Juvencio Valle fue funcionario durante largos años de la Biblioteca Nacional donde culminó su carrera como Director de Bibliotecas, Archivos y Museos durante el gobierno de Salvador Allende.

Destino


Emoción sin raíz y sin espiga
que hincha el corazón de los botones
y desangra en aromas.

Pestañita de lumbre de mis antros
por donde va mi tosca melodía
y revienta en estrellas mi palabra.

Pecado que desgrana su lujuria...
¡con mis manos de barro lo recojo
y me parecen rosas sus espinas!

Polen de luz dormido sobre el alma,
¡Viene ebria la abeja de la vida
y aparecen los besos como estambres!

 

Marina


Cuán triste te espera mi playa de arena.
Tu mar de belleza se acerca cantando,
me muerde y me deja su sabor de pena.

Cuando ya rendida te tengo a mi vera,
te yergues de nuevo, dejándome sólo
tu beso mordiente de angustia y salmuera.

Mi playa te espera doliente y serena,
pero en esa danza que cimbra tu vida
tú rompes mi pobre corazón de arena.

Mi playa te sigue tendida al ocaso...
Tu cuerpo de fruta, lejano y esquivo,
¡cómo lo tuviera ceñido a mis brazos!

 

Roble


Cómo le nacen hojas a mi roble.
cómo revientan flores en mis ganchos!

He sido, apenas, la raíz oscura
y hoy el amor me da su linfa grande.

Cómo me abrasa un hálito de surco,
y cómo tremolan mis anillos verdes!

La primavera me besó las manos
y entre los dedos me cuajó esmeraldas.

Gloria de un pobre gajo carcomido:
¡hoy también puedo perfumar el aire!

Decir que tengo suavidad de nido
y lengua de seda que se apaga y arde!

Aves del cielo cobijó mi copa
y se han vuelto cantos todas mis palabras.

Germinal de ensueños me besó la boca
y en hojas y flores reventó el milagro!