Tras la muerte de su padre, el hijo varón de la novela trata de buscar a su padre querido, imita el comportamiento, los rasgos, las expresiones y las reacciones de éste para encontrarlo. Al imitarlo en todo lo que hacía provoca una especie de confusión en la familia y en los conocidos de su padre, el hijo sustituye al padre, a Poncho Fernández, en todos los ámbitos que éste desempeñaba (en la familia, en los amigos y en su amante).
Alfonso Fernández Jr. asume un papel que la vida y las circunstancias le imponen, deja de ser el hijo, el estudiante y se convierte en el padre, el sustento de la casa, el jefe de la familia, el señor de la casa; en el hogar todos esperan sus órdenes, nadie tiene derecho a recriminarle nada, ni a pedirle explicaciones o excusas, ni siquiera su madre.
Para los amigos de su padre, Alfonso Jr. tiene la obligación de ser como su amigo, incluso tiene la obligación de cumplir los sueños y añoranzas de su progenitor (como “pisar fuerte y llegar muy alto”), tiene la obligación de parecerse en todo a su padre.
Nadie acepta la repentina muerte de Luis Alfonso Fernández, al imitarlo Alfonso Jr. y a comportarse como su padre lo hacía, los demás encuentran al esposo, al padre, al amigo y al amante perdidos en él (recibe los mismos tratos y papeles que en vida le dieron los demás a su padre). En este momento es cuando el personaje se da cuenta que ha perdido su identidad por representar una vida que no es suya, ahora se siente solo, añora la identidad perdida, únicamente en el sueño y en la muerte puede encontrarla.
La voz utilizada en la narración es la primera persona, el “yo”. La narración es un monólogo mental expresado en una voz cercana a los mecanismos interiores del protagonista. En ocasiones existe una fusión de identidad, entre el padre y el hijo, y el relato es expresado por un “nosotros”. La narración en primera persona varias veces es interrumpida por los diálogos entre personajes que sirven para dar noción al lector del entorno político de la novela y de la situación de la mujer en ese sistema. . Es una reflexión en el presente sobre lo que le ocurre a Luis Alfonso tras la muerte de su padre. La narración es la conciencia del que recuerda, del que habla o del que escribe su propia historia.
Los años falsos es una reflexión en el presente del personaje narrador, esta narración en presente se detiene en una frase o una palabra que provoca la reflexión, llega el recuerdo del pasado, se evocan recuerdos de la infancia o de algún episodio de la vida de Luis Alfonso Fernández (padre o hijo), es ahí cuando la narración es llevada a cabo en pretérito. Éstos cortes (saltos del presente al pasado, del pasado al presente o a los de un recuerdo a otro), tienen congruencia total, pues la reflexión final de cada capítulo sirve para iniciar el siguiente. Es un ciclo donde en cada capítulo se afirma el presente de la narración y se lleva hasta el final de la escritura con una lógica temporal en presente.
Vicens, Josefina, Los años falsos, Martín Casillas Editores, México, 1982.
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