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 SAN LUIS CONZAGA

COMONDU

SAN IGNACIO

SAN JAVIER

SAN JOSE DEL CABO MULEGE

LORETO TODOS SANTOS

                     

          

 

 

SAN JOSE DE COMONDU

(Caamanc Cadeú)

     En una escondida y fértil cañada de aproximadamente 16 km. de largo y unos 800 m. de ancho promedio, que como una grieta se abre en el corazón de la Sierra de la Giganta, se asientan los pintorescos poblados de San Miguel y San José de Comondú, distantes entre sí unos cuatro kilómetros.

       En diversos viajes exploratorios de los misioneros residentes en Loreto, y buscando lugares donde establecer más misiones, encontraron el de Comondú a unos 54 km. al noroeste de aquel puerto, casi a igual distancia de ambos mares y donde a orillas de un manantial residián varias tribus de indios, para la conversión de los cuales se decidió establecer ahí una de las misiones fundadas por Don José de la Peña Castrejón y Salzines, Marqués de Villapuente. En 1708 se trasladaron a este sitio los padres Juan María Salvatierra, Juan de Ugarte y Julian Mayorga, este último destinado a la nueva misión, donde permaneció hasta su muerte, acaecida el 10 de noviembre de 1736.

    Correspondió al padre austríaco Franz Inama, en 1750 la construcción del templo, compuesto por una gran estructura de tres naves. En 1827 la misión fue abandonada y a principios del presente siglo fue demolida gran parte de la iglesia para la construcción de una escuela. Actualmente se puede apreciar una de las naves auttenticas, la cual permanece abierta al culto, así como grandes bloques de muros en ruinas a su alrededor que dan una idea de la magnitud del edificio original. Se conservan tres campanas con las fechas de 1697, 1708 y 1741.

    Durante mecho tiempo los Comondú fueron pueblos próspero y casi autosuficientes, sus huertos producían toda clase de frutos, legumbres y hortalizas. Los viejos trapiches se desperezaban durante la época de la molienda cada año y elaboraban diversos productos derivados de la caña, se fabricaba excelente vino en alambiques caseros así como aceite de oliva. Fernando Jordán decía que Comondú olía a vino y aceite de oliva. Agregaríamos que también a miel de caña, leña de mezquite y a geranios. La ganadería proveía de carne, queso, mantequilla, requesón y pieles que permitían manufacturar diversos artículos, especialmente los sacos (zurrones) en los que se empacaban dátil, higo, uva, para etc., productos que eran enviados al interior del país.

       El camino real que venía desde el norte pasaba por los Comondú: fue cabecera municipal a partir de la decadencia económica y política de Loreto desencadenada por diversos fenómenos naturales que lo devastaron.

       Cuando se construyó la carretera transpeninsular,  Los Comondú fueron eludidos, quedando prácticamente incomunicados. La progresiva emigración de sus familias y sus jóvenes entre otras circunstancias, fueron factores determinantes para la decadencia del último paraíso sobre la tierra, como le llamara Fernando Jordan.

  Actualmente los Comondú están mejor comunicados, por la carretera estatal Ciudad Insurgentes La Purisima, a la altura de la Poza Grande, sale una brecha de unos 23 kilómetros que permiten el fácil acceso a estos bellos y antiguos poblados que luchan denodadamente por integrarse desarrollo del resto de las poblaciones Sudcalifornianas.

 

 

SAN IGNACIO

(Kadacaaman)

     En un fértil y pequeño valle, rodeado de sierras y desierto, se asienta esta hermosa población, donde el río subterráneo aflora en un borbollón que al represarse se convierte en una quieta laguna bordeada de tulares y carrizales, por cuya ribera corre la carretera de acceso que llega directamente a la encantadora plaza principal adornada por gigantescos árboles de la india; es precisamente frente a esta donde se levanta la imponente iglesia de la misión de San Ignacio de Loyola, con su espléndida fachada ornamentada en piedra labrada y en cuya construcción se utilizaron bloques de roca volcánica de 1.20 mts. de espesor y en parte debido a esto la edificación ha permanecido casi inalterada al paso de los años.

       Esta misión fue fundada en 1728 por el jesuita mexicano Juan Bautista Luyando. La construcción  de su templo la inicio el también jesuita Fernando Consag y el padre Juan Crisostono Gómez fue el misionero dominico que concluyó la obra aproximadamente en 1786 en su interior se puede apreciar un bellisimo altar de madera labrada y chapada en oro , con 7 óleos y una imagen de San Ignacio de Loyola que son verdaderas joyas.

       Una de las características de San Ignacio son sus bastos datilares y huertos donde se cultivan vides, higueras, cítricos, mangos y hortalizas, actividad que fortalece la economía del lugar en especial la producción datilera es bastante considerable y se reconoce como la mejor del Estado.

       No obstante que esta población se encuentra bastante lejos de la costa, mantiene su tradición pesquera, actividad en la que sus pobladores son pioneros en la costa del pacífico, desde la Laguna de San Ignacio hasta Punta Eugenia.

       En 1936 se instaló aquí una escuela regional campesina, que más tarde daría lugar a la formación de la Escuela Normal Urbana de La Paz, a la primera se debe la construcción de la aeropista que aún sirve a la comunidad.

       San Ignacio tiene una gran importancia turística, ya que es el punto más próximo y accesible para realizar excursiones a las grutas y cuevas con pinturas rupestres en la sierra de San Francisco, donde existen más de 500 sitios pintados en un área de 12 mil km2. La gran mayoría de los cuales contiene enormes murales que se localizan en rocas, acantilados o en el interior de las grutas, legado de nuestros ancestros que constituyen un enigma y un reto para los expertos pueden visitarse únicamente con permisos especiales bajo control de las autoridades del INAH.

    Tiene una buena oferta de servicios turísticos como hoteles de tres estrellas y clase económica, campos para casas rodantes. restaurantes y facilidades para excursiones.

 

 

 

SAN JAVIER

(Viggé-Biaundó)

     En la parte más alta de la sierra de La Giganta, aproximadamente a unos 35 kilómetros al suroeste de Loreto, justo en el”Ojo de Agua Biaundó” se erige la hermosa iglesia de la Misión de San Francisco Javier, que con una pequeña Capilla fuera fundada por el Padre Francisco María Píccolo en 1699, que hubo de ser abandonada a los ataques de indios hostiles.

    El Padre Juan de Ugarte restableció la Misión en 1701 en el sitio actual iniciando la construcción de obras de canalización y almacenamiento de agua para el cultivo de trigo, maíz, frijol, vid, árboles frutales y olivos, algunos de ellos en producción todavía.

    El Padre Miguel del Barco fue quien decidió la construcción de; actual edificio misional en 1744, por estar el anterior amenazando ruina, éste fue terminado y bendecido en Abril de 1758, después de haber sufrido varias interrupciones en su edificación debido a la dificultad que representaba conseguir a los maestros que quisieran venir a tierras tan remotas.

    Construida de cal y piedra de cantera sacada del arroyo de Santo Domingo , con cimientos y muros muy firmes, techos de bóveda con su crucero y media naranja bien hecha, se mantiene casi en perfecto estado de conservación. En su interior se puede apreciar un altar de madera estofada con 5 óleos y la imagen de San Francisco Javier, realizados en México y que se consideran verdaderas reliquias del arte religioso colonial, así como mobiliario y vestiduras de la época.

    Actualmente el templo de la Misión permanece abierto al culto y es muy visitado por el turismo que para llegar a él tiene que recorrer aproximadamente 32 kilómetros de brecha por la altísima sierra, bordeando profundos y fértiles cañones con paisaje verdaderamente espectaculares, pasando por el rancho de Las Parras, donde hay una capilla y una hermosa huerta de naranjos y olivos, ambas muy antiguas.

    San Javier destaca también por la hermosura de sus huertos y excelente clima, así como por las fiestas del santo patrono que durante varios días se celebran a partir del 3 de Diciembre de cada año y a las que acuden cientos de peregrinos.

 

 

SAN JOSÉ DEL CABO

(Añuití)

     En la parte meridional de la península de Baja California, allá donde el horizonte no tiene límites, se ubica la hermosa e histórica ciudad de San José del Cabo, designada por Sebastían Vizcaíno como “Puerto de San Bernabé”: en el siglo XVI, cuando éste buscaba un punto de abrigo para la Nao de China que viajaba desde Manila a Acapulco y con frecuencia sufría de los ataques de piratas. Por tal motivo este puerto alcanzó gran importancia para la navegación transpacífica, ya que se identificaba por tener un manantial de agua dulce que ofrecía un abasto seguro del vital líquido a las naves procedentes de Asia, que le llamaban “Agua Segura”.

    San José del Cabo fue fundado el 8 de abril de 1730 por el jesuita Nicolás Tamaral y padre visitador José Echeverría, originalmente la misión se estableció cerca de la playa, junto al estero del lugar, cambiándose poco después por considerar el sitio como insalubre, al lugar que actualmente se conoce como San José Viejo. Con el tiempo el padre Tamaral levantó la iglesia en lo que hoy es Santa Rosa, sitio donde en 1734 el misionero fue sacrificado por pericúes insurrectos, quienes antes habían dado muerte al padre Lorenzo Carranco en la misión de Santiago (Aiñini).

    Como consecuencia del alzamiento indígena, y al término de este, se estableció el presidio de San José en 1737; como su jefe se designó a Bernardo Rodríguez Larrea; se destinaron a este nuevo cuerpo 30 soldados con la orden de que debía de funcionar independiente del presidente de Loreto y sin injerencia de los misioneros, lo cual provocó grandes contrariedades, entre otras maltrato a los indios por los soldados y un grave retraso en la colonización, por lo que posteriormente se revocó esta orden.

    En 1793 el templo de la misión fue destruido por inundaciones y fue reconstruido en 1799. Un ataque del navío “Independencia” al mando de insurgentes chilenos el 17 de febrero de 1822 fue rechazado y dejó la misión en tan pésimas condiciones que acabó por se abandonada permanentemente en 1840 influyendo también para esto la falta de personal.

    San José del Cabo es una cuna de hombres ilustres: Mauricio Castro Cota fue el jefe del movimiento contra la invasión norteamericana; el profesor e historiador Pablo Leocadio Martínez Márquez, periodista en sus inicios, escribió obras de teatro, didácticas e históricas, pero sobre todo destaca por su Historia de Baja California, importantísima obra traducida al inglés en 1960; Jesús Castro Agúndez, ilustre maestro, funcionario del sistema educativo nacional, cronista del estado y senador, escribió varios libros, especialmente de carácter anecdótico inspirados en la tierra y la gente que tanto amó; Braulio Maldonado Sández, abogado, diputado por Baja California Sur dos veces, diputado federal y primer gobernador de Baja California, escritor, analista y activista político.

 

    Actualmente San José del Cabo brilla en el panorama universal. Conforma, con Cabo San Lucas un corredor turístico en un franja costera de 33 km. de longitud donde además de la extraordinaria belleza del paisaje, con playas de ensueño aptas para todos los deportes acuáticos, ofrece una enorme variedad de servicios turísticos, aeropuerto internacional, hoteles de todas categorías, marinas, campos de golf, tenis, extraordinarios restaurantes con la mejor cocina nacional e internacional, centro nocturnos, facilidades para la pesca deportiva considerada como el principal atractivo de la zona, y todo lo que el turista más exigente puede esperar de un polo turístico de tal magnitud.

 

SAN LUIS GONZAGA

(Chiriyaqui)

     En el valle de Santo Domingo, enmedio del más desolado desierto y a unos 53 km. al sureste de Ciudad Constitución, se ubica la comunidad de San Luis Gonzaga, asiento de la misión del mismo nombre. En 1721 el padre Clemente Guillen localizó este sitio estableciendo ahí una visita de la misión de Nuestra Señora de los Dolores. Posteriormente en 1740, con un donativo de Don Luis de Velazco, Conde de Santiago, se fundó la misión por el padre Lambert Hostell, sustituido después por el también jesuita Johan Jakob Baegert, a quien correspondió la construcción de la iglesia de la misión, la cual se conserva en buen estado y en uso, no así los edificios anexos que están prácticamente en ruinas.

    Durante 17 años el padre Baegert vivió en San Luis Gonzaga, de lo cual resultó su libro “Noticias de la Península Americana de California”  uno de los estudios más discutidos e interesantes sobre la misión, la población indígena y la región colindante, considerado como un valioso y objetivo testimonio que ha servido de consulta para muchos importantes estudios sobre la historia de Las Californias.

       San Luis Gonzaga es uno de los bellos y más sorprendentes oasis de Baja California Sur, las aguas de su manantial se aprovechan para la ganadería y el riego de frutales entre los que destacan olivos, naranjos, higueras, viñedos, vastos palmares que crecen enormes por las riberas del arroyo. Correspondió a Don Benigno de la Toba, a mediados del siglo XIX, la construcción de la hermosa presa de piedra de cantera rosada. Rico ganadero y agricultor, Don Benigno vivió en San Luis en una de las bellas edificaciones de gran valor histórico arquitectónico que aún se mantiene de pies, conservando su dignidad de “casa grande” de la hacienda.

    En San Luis Gonzaga se cuenta con un internado rural que reúne a los niños de la jurisdicción con más de trescientos habitantes, para su educación primaria. Cuenta también con una aeropista y las poco frecuentes visitas de algunos turistas y estudiosos de las misiones.

    El acceso más fácil esta a la altura del kilómetro 194 de la carretera La Paz-Ciudad Constitución, por la brecha que va a la presa El Iguajil. Es de recomendarse visitar este hermoso e histórico paraje, que luce como una esmeralda incrustada en la sabana gris del desierto, que nos ofrece una clara visión de la reciedumbre de los antiguos californios que tenían resuelta la manera de vivir en perfecta armonía con su medio ambiente natural y del esfuerzo de aquellos que llevaron adelante la epopeya evangelizadora en aras de su fe.

 

 

MULEGE

    La misión de Santa Rosalía de Mulegé se ubica en una loma, desde donde se puede contemplar un hermoso panorama de los huertos, palmares, el río y estero de Mulegé, en cuyas márgenes esta asentada la población, distante unos tres kilómetros de la costa del Mar de Cortés.

       Este privilegiado lugar fue explorado por primera vez en 1702 por el padre Juan María de Salvatierra, procedente de Loreto; en 1703 lo visitan los padres Francisco María Piccolo y Juan María Basaldua, este último fundó la misión en 1705 y posteriormente correspondió al padre Francisco Escalante iniciar la construcción formal de la iglesia de piedra, terminándose esta aproximadamente en 1766. Se caracteriza por su diseñada en forma de “L” por la torre que se erige varios metros atrás de la fachada principal y la sugerente simplicidad propia de las misiones californianas.

    Abandonada en 1828, ha sido restaurada en diversas épocas, conserva en la actualidad su características arquitectónicas originales en el exterior, no así en su interior.

    En la Bahía de Santa Inés, el 14 de septiembre de 1719 fue botado al agua el primer barco construido en las Californias, utilizando maderas de la región montañosa de Mulegé; a esta nave se impuso el nombre de “Triunfo de la Santa Cruz”.

    El 2 de octubre de 1847 se escenifico aquí una heroica acción de armas en contra de los invasores norteamericanos, las fuerzas mexicanas integradas por un grupo de militares y voluntarios al mando del Capitán Manuel Pineda, resultaron victoriosos en esta batalla.

       Por su historia, belleza y ubicación privilegiada, actualmente Mulegé es un lugar muy visitado por el turismo internacional con una buena oferta de servicios turístico, tales como hoteles de diversas categorías, campos para casas rodantes, restaurantes, facilidades para la pesca deportiva, aeropuerto, los recorridos por la Bahía de Concepción y sus bellísimas playas de Santispac, El Coyote y El Requesón constituyen actividades obligadas. La zona pinturas rupestres cercanas, hallazgos arqueológicos que han maravillado al mundo y cuyos misterios todavía están por aclararse, las cuales pueden visitarse con permisos especiales bajo control de las autoridades del INAH.

 

 

 

LORETO

(Conchó)

     En el maravilloso paisaje donde concurren la sierra de la Giganta, el desierto y el Mar de Cortés, con las islas de Coronado, del Carmen y Danzantes, se ubica Loreto el asentamiento humano más antiguo de las Californias, fundado por el jesuita Juan María de Salvatierra en 1697, con el establecimiento de la misión de Nuestra Señora de Loreto.

       Loreto tiene el privilegio de haber sido cabecera de la primera misión permanente y primera capital de todas Las Californias, que se constituían por la región peninsular y la Nueva o Alta California que se extendía hasta los confines de Alaska.

    En 1769 partió de Loreto el franciscano Junípero Serra a la colonización de la Alta California; San Diego, Sacramento, Monterrey, Santa Bárbara y San Francisco son algunos de los más relevantes resultados de esta hazaña.

    Loreto ha sido declarado como la “Capital Histórica de Las Californias”, por los Gobiernos de Las Californias mexicanas y estadounidense, de esta declaratoria existe un manifiesto en el museo de Las Misiones anexo al templo misional, donde también pueden apreciarse importantes testimonios de sus casi trescientos años de historia.

       Por estos antecedentes, sus extraordinarias bellezas naturales e innumerables atractivos, Loreto se convierte en el eje del desarrollo turístico, integralmente  planeado  que actualmente se conforma con Nopoló y Puerto Loreto en una franja costera de 28 kilómetros de largo, con el apoyo de una interesante oferta de servicios tales como: Hoteles de diversas categorías, aeropuerto internacional, campo de golf de 18 hoyos, centro tenístico con nueve canchas y un estadio, campos para casas rodantes, excelentes restaurantes, facilidades para todos los deportes acuáticos, destacando la pesca deportiva, como la principal actividad turística por la abundancia de especies tales como el jurel, dorado, pez vela, bonito, etc.

 

TODOS SANTOS

     En el valle del Pilar rodeada de sembradíos, huertos frutales y a unos tres kilómetros de la costa del Pacífico, se ubica la hermosa población de Todos Santos. Con un excelente clima, arquitectura de estilo colonial y una interesante historia que nos dice que como parte del acervo misional de Baja California Sur, Todos Santos originalmente fue pueblo de visita, fundado por el jesuita Jaime Bravo en 1723, dependiente de la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz. La misión de Todos Santos se fundó gracias a un donativo de la señora Rosa de la Peña, el cual se determina no emplear en hacer un nuevo establecimiento sino darle al ya existente la categoría de misión; ésta recibe en honor de su benefactora el nombre de Santa Rosa de Todos Santos, habiendo sido su fundador y primer misionero el padre Segismundo Taraval en 1733. En 1749, al quedar abandonada la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, la población de ésta se traslada a Todos Santos y es a partir de entonces que lleva el nombre de Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos.

    Todos Santos ha dado a Baja California Sur algunos de sus hombres más ilustres. Destacan el General Manuel Márquez de León, quien tomó parte activa en la guerra de la Reforma y contra la Intervención Francesa; liberal escritor y periodista descansa en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres en La Paz. El Coronel Clodomiro Cota Márquez sobresalió por su lucha a favor de los derechos y libertades individuales y en defensa de la patria oponiéndose a la Intervención Francesa. El General Agustín Olachea Avilés, revolucionario, Secretario de la Defensa Nacional y dos veces Gobernador de Baja California Sur, cuando era territorio. El General José Antonio Melitón Albañez, revolucionario, y Dionisia Villarino Espinoza, llamada cariñosamente La Nicha o La Corónela , revolucionaria y genuina exponente de la calidad y el valor de la mujer sudcaliforniana.

    La vencidad de Todos Santos con el océano Pacífico, aparte de dotarlo de un clima fresco todo el año , le proporciona las playas más hermosas a mar abierto, entre las que destacan San Pedrito, Los Cerritos, Los Esteros, Punta Lobos, La Poza y Batequitos. En algunas de éstas se practica la tabla-vela (surfing).

    Localizado casi exactamente a la mitad del camino entre La Paz y Cabo San Lucas, resulta un sitio muy visitado por el turismo local y el extranjero que gustan de su clima, tranquilidad y belleza. En la visita a este lugar hay que incluir la Casa de la Cultura y el Teatro Manuel Márquez de León. Todos Santos ofrece al visitante algunos interesantes servicios turísticos tales como hoteles pequeños y limpios, campamentos para casas rodantes y excelentes restaurantes.