Resulta complejo hablar o escribir sobre los nacos puesto que la bibliografía en torno al tema, si la hay, es mínima. Creemos que este trabajo será de utilidad para estudios sociológicos que seguramente se realizarán a futuro. El presente trabajo tiene como propósito ser una descripción, según el sentir y el pensar de la gente, de lo que significa el ser naco, así como de algunas acciones que este estereotipo de personas realizan.
El término naco es una palabra polisémica, compleja, que aún no está bien delimitada, bien definida en torno a sus referentes. Para esta tarea, sin lugar a dudas, se requerirían décadas de estudio e investigación social. El utilizar la palabra naco (como un etiquetamiento de personas) es exclusivo de nuestros tiempos, es por eso que nada se ha escrito respecto al tema. Sin embargo, en nuestra búsqueda de información encontramos que próximamente se publicarán dos libros que tratarán el “fenómeno” naco. El primero será un diccionario que definirá por primera vez el sentido actual que se le da a la palabra y el segundo un trabajo que numerará actitudes y comportamientos de los nacos .
A pesar de lo anterior y atendiendo al sentir y al pensar de la gente, es posible señalar avances en lo relativo a la descripción de las actitudes que este prototipo de personas realizan. Para esto entrevistamos a varias personas de distinto estatus económico, social y cultural, les pedimos que mencionaran algunas actitudes que hace un naco y que definieran la palabra misma. Haciendo una minuciosa y difícil compactación de los diferentes puntos de vista de nuestros entrevistados pudimos concluir que un naco es una persona que no cumple con los cánones de elegancia, discreción, decencia, alcurnia y respetabilidad que marcan las tradiciones y “la sociedad” mexicana.
Elegancia porque no conoce ni tiene noción de la existencia de los diversos manuales de etiqueta, manuales de buenas maneras, libros de civismo, manuales de la buena crianza o manuales de las buenas costumbres ni de los do´s and dont´s conocidos por “cualquier persona respetable”. Discreción, porque las actitudes de un naco son exageradas y hasta cierto punto extravagantes, parecería ser que no les importa que la gente los mire, los señale o los encasille por sus actitudes; todo lo hacen abierta y estruendosamente (desde decir una grosería hasta soltar una fuerte carcajada). Decencia; según Guadalupe Loaeza ser decente implica: “...estar siempre bien vestido y que la ropa le caiga bien, es decir, que la luzca, que se le vea fina, que se note que es de magnífica calidad; en los hombres, que no se parezca en nada al tipo de Pérez Prado, es decir, que no tengan el cabello demasiado rizado, que no sean demasiado bajitos, que no gesticulen mucho, que no se rían como Tintán y que no hablen como el Piporro; en las mujeres, que no tengan nada, nada que ver con Irma Serrano, es decir, que no se maquillen demasiado, que no utilicen palabras altisonantes, que no vistan con telas de leopardo ni abusen de los accesorios; no ser demasiado ostentoso; tener bonitos modales; ...que sea un GCU (gente como uno)”. Alcurnia, implica tener una ascendencia y un linaje limpios, un historial blanco. Y por último respetabilidad: la frase del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez, es la mejor definición a este concepto: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Por ningún motivo se justificará para la sociedad el llevar a cabo las acciones mencionadas en el párrafo anterior, pues inmediatamente se etiqueta al actor como naco. Pretextos como “no hubo nadie que les brindara una adecuada educación, porque no tienen recursos, porque no pertenecen al jet-set de México, porque todo el mundo lo hace o lo dice...” no son válidos, basta tener sentido común. Es preciso aclarar que un naco no es aquel que carece de dinero, no es un limosnero, no es un indígena. Un naco puede ser un millonario, un artista, un familiar o un vecino.
Así, sin más, presentamos y comentamos de manera significativa y representativa algunos comportamientos de personas que generalmente son calificadas como nacas por la sociedad:
- Un naco (mujer u hombre) desconoce cómo comportarse en la mesa, recurre a errores que van desde masticar la comida con la boca abierta y utilizar palillos de dientes en público hasta partir la ensalada con cuchillo y comer de manera incorrecta las alcachofas. Porque como diría Carreño , “la mesa es un lugar donde más clara y prontamente se revela el grado de educación y de cultura de una persona”.
- Un naco descuida su forma de vestir. Parece ser que a este prototipo de personas no les interesa la manera en que sean vistas por los demás: los fines de semana se visten con jump suit, utilizan calcetines blancos con todo tipo de ropa (“porque el blanco combina con todo”), entra a lugares cerrados con lentes de sol, piensa que los pantalones de mezclilla se ven bien con tacones altos o con botas picudas, utiliza camisas floreadas, su cinturón posee una hebilla de gran tamaño y/u ostenta su apellido, se pone sudaderas con brillos para ir al súper y compra su ropa (de imitación) en los bazares.
- Un naco “ornamenta” su hogar en forma ridícula: tiende la ropa en el patio frontal o en las ventanas, utiliza cubiertas de plástico en los asientos de su sala, tiene la televisión y el aparato de sonido a la vista de todos, su mascota deja su pelaje por toda la casa, su hogar tiene un olor peculiar desagradable (a aceite de cocina o pescado), etcétera.
- Un naco carece de interés en lo que respecta a su imagen física: si es hombre utiliza el cabello largo (sin forma) y deja crecer sus uñas, tiene bigote si es mujer, se echa Sun-In o agua oxigenada para aclararse el pelo, no utiliza desodorante con el pretexto de que éste “se come los poros”, exagera en el uso de maquillaje, no se baña diariamente y se perfuma exageradamente.
- Un naco recurre a faltas de índole lingüística. Gabriela Vargas expone en su obra palabras o expresiones que se utilizan inadecuadamente, algunos ejemplos son: utiliza la “s” al final de las palabras (fuistes, trajistes, jugastes, dijistes, etc.); usa en su léxico las palabras haiga, narices, dineros y gentes; deforma las palabras: “entons”, “sicierto”, “pior”, “picsa”, “pantunflas”, “edá”, “pos”, “oila”, “tualla”, “arrebasa”, “ira”, “coptel”, “pérame”, “financía”, “negocía”, “naiden”, por mencionar algunos ejemplos; exagera en el uso de diminutivos; utiliza expresiones erróneas en sus conversaciones: “salte pa´fuera”, “salí fueras de la ciudad”, no sé si se recuerdan”, “me desayuné un”, “bien mal”, “su mamá de ella”, “hacer del baño”, “está re caro”, “¿a qué horas son?”, etcétera; y pronuncia incorrectamente las marcas: Versash, Gusi, Mos Shino, Pecsi, Yurex.
- Las actitudes del naco sobresalen de la actitudes de los demás: contesta el teléfono celular en medio de una función de cine; chifla en los auditorios, cines y teatros; hace comentarios en voz alta en lugares públicos (como museos) para presumir su “cultura”; estornuda, ríe y tose estruendosamente; observa sin discreción alguna los cuerpos de personas del sexo opuesto al de él o ella; dice groserías pensando que se escucha cool (e.g. huey, uta y cab); cree que la gente lo valora por lo que posee; pide dinero, no lo paga y le deja de hablar al que se lo prestó.
Podemos mencionar una mayor cantidad de comportamientos de los nacos, sin embargo creemos que con los ejemplos presentados es suficiente para que el lector visualice o identifique al naco, propósito del presente escrito.
Para combatir la naquez, enfermedad contagiosa, mal combatible, es importante cuidar la imagen verbal, la imagen física (presencia, ademanes, gestos, contacto visual, conducta táctil) así como el protocolo para convivir en la vida cotidiana, mismos que sin lugar a dudas y curiosamente van directamente involucrados al fenómeno físico-psicológico de percepción de cada persona.
Finalmente nos gustaría culminar con una frase que nos topamos en nuestra búsqueda de información de autoría anónima que debería ser recordada por todo individuo: “La elegancia y el comportarse correctamente no es una moda y, por tanto, no pasan con el cambio de época”.
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