BEATO MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA

BEATIFICACIÓN

___________________________________________________________________________________________

 

 

DON MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA

EL OBISPO DE LA EUCARISTÍA

BEATO DE LA IGLESIA CATÓLICA

29 DE ABRIL DE 2001

 

El 2 de Mayo de 1952, se iniciaba en Palencia el proceso de beatificación de quien horas antes de su muerte buscaba la luz y pedía que le abrieran las ventanas del sanatorio. En verdad, toda su vida fue una ventana abierta a Dios y al partir para la vida eterna dejaba tras de sí una estela de luz.

El estudio minucioso y serio por parte de la Iglesia, a través de la Congregación para la Causa de los Santos, fue manifestando que Don Manuel se dejó encontrar e iluminar por Jesús, "Luz del mundo", que especialmente se la hizo presente a través de su misterio eucarístico su vida y obra, centrada en la Eucaristía, fueron del agrado de Dios.

El 28 de Julio de 1968, se aprueban los escritos del Siervo de Dios; y el 6 de Abril de 1998 el Papa Juan Pablo II aprueba las virtudes heroicas y lo declara venerable.

La curación milagrosa de Sarita Ruiz, María del Sagrario palentina, que sufría peritonitis tuberculosa, atribuida a la intercesión de nuestro Venerable Obispo, fue el signo que esperaba en orden a la beatificación. El decreto de aprobación del milagro fue promulgado el 20 de Diciembre de 1999.

El Domingo 29 de Abril de 2001, Juan Pablo II nos ha convocado a la proclamación de que la vida y acción de Don Manuel, han sido una bendición de Dios para la Iglesia y que los cristianos de hoy tenemos en él un nuevo intercesor y un punto diferencia certero para vivir y proclamar el Evangelio.

La Beatificación de Don Manuel nos invita a conocer su historia y la intensidad con que vivió la fe y el servicio a los hermanos, y nos anima a dar gracias a Dios porque su amor se manifiesta en quien responde con generosidad a su proyecto salvador.

 

MISA DE BEATIFICACIÓN DE CINCO SIERVOS DE DIOS

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Domingo 29 de abril de 2001

1. "Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla" (Jn 21, 4). Al rayar el alba, el Resucitado se apareció a los Apóstoles, que habían pasado toda la noche trabajando en vano en el lago de Tiberíades. El evangelista precisa que aquella noche "no pescaron nada" (Jn 21, 3), y añade que no tenían nada que comer. A la invitación de Jesús: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis" (Jn 21, 6), obedecieron sin dudar. Pronta fue su respuesta y grande su recompensa, porque "por la abundancia de peces no tenían fuerzas para sacar la red" (Jn 21, 6), que había estado vacía durante la noche.

¡Cómo no ver en este episodio, que san Juan narra en el epílogo de su evangelio, un signo elocuente de lo que el Señor sigue realizando en la Iglesia y en el corazón de los creyentes, que confían en él sin reservas! Los cinco siervos de Dios, que hoy he tenido la alegría de elevar al honor de los altares, son testigos singulares del extraordinario don que Cristo resucitado concede a todo bautizado: el don de la santidad.

¡Bienaventurados los que hacen fructificar este misterioso don, dejando que el Espíritu Santo conforme su existencia a Cristo muerto y resucitado! Bienaventurados sois vosotros que, como astros luminosos, resplandecéis hoy en el firmamento de la Iglesia: Manuel González García, obispo, fundador de la congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret; Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago, laico; María Ana Blondin, virgen, fundadora de la congregación de las Hermanas de Santa Ana; Catalina Volpicelli, virgen, fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón; y Catalina Cittadini, virgen, fundadora de las Hermanas Ursulinas de Somasca.

Cada uno de vosotros, al entregarse a Cristo, ha hecho del Evangelio la regla de su existencia. Así, recibiendo esa vida nueva, inaugurada por el misterio de su resurrección, en la fuente inagotable de su amor, os habéis convertido en sus discípulos fieles.

2. "Aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor"" (Jn 21, 7). En el evangelio hemos escuchado, ante el milagro realizado, que un discípulo reconoce a Jesús. También los otros lo harán después. El pasaje evangélico, al presentarnos a Jesús que "se acerca, toma el pan y se lo da" (Jn 21, 13), nos señala cómo y cuándo podemos encontrarnos con Cristo resucitado: en la Eucaristía, donde Jesús está realmente presente bajo las especies de pan y de vino. Sería triste que esa presencia amorosa del Salvador, después de tanto tiempo, fuera aún desconocida por la humanidad.

Esa fue la gran pasión del nuevo beato Manuel González García, obispo de Málaga y después de Palencia. La experiencia vivida en Palomares del Río ante un sagrario abandonado le marcó para toda su vida, dedicándose desde entonces a propagar la devoción a la Eucaristía, y proclamando la frase que después quiso que fuera su epitafio: "¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, el beato Manuel González es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy.

[...]

7. "Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen" (Hch 5, 32). Con alegría, hagamos nuestras estas palabras tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles, que han resonado en nuestra asamblea. Sí, somos testigos de los prodigios que Dios obra en "los que le obedecen".

Confirmamos la verdad de esta afirmación en vuestra existencia, oh nuevos beatos, a los que desde hoy veneramos e invocamos como intercesores. Vuestra fidelidad heroica al Evangelio es una prueba de la acción fecunda del Espíritu Santo.

Ayudadnos también a nosotros a recorrer el camino de la santidad, especialmente cuando resulta difícil. Sostenednos para mantener fija nuestra mirada en Aquel que nos ha llamado. A vuestra voz, a la de la Virgen María y a la de todos los santos unimos también la nuestra para cantar: "Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos" (Ap 5, 13). Amén.

 

El Proceso de Canonización del Beato Manuel González se inició el 1 de Octubre de 2000 en Palencia (España). Diríjanse a Santo Domingo 7, Palencia (34005) - teléfono: 979 748 913, para la comunicación de favores, pedidos de propaganda: novenas, reliquias, etc. y par el envío de donativos, que pueden hacer por giro postal, cheque o banco. La cuanta de éste es: 2038 9400 81 3010878592.

 

NOVENA

Para alcanzar una gracia por intercesión del Beato Manuel González

Corazón de Jesús Sacramentado, que te dignaste elegir al Beato Manuel para ser el apóstol de tus Sagrarios abandonados, consagrando su vida entera a reparar esos abandonos, dándote y buscándote amorosa, fiel y reparadora compañía en el Santísimo Sacramento; por aquella fidelidad con que te sirvió durante toda su vida y por el celo ardiente con que procuró tu mayor gloria, mediante la educación cristiana de los niños pobres, la formación de sacerdotes santos y la aproximación de todos a Ti en la sagrada Eucaristía, te rogamos humilde y fervorosamente, que si te agradan sus méritos y virtudes, te dignes aceptar nuestras súplicas y concedernos por su intercesión, la gracia que de todo corazón te pedimos si ha de ser para mayor gloria de Dios, advenimiento de tu reino eucarístico, honor de tu Madre Inmaculada, la pronta canonización de tu fidelísimo siervo y provecho de nuestras almas. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria a la Santísima Trinidad)

 

 Regresar