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PALLASQUITA LINDA

 

PARA EL DÍA DEL PADRE

Manuel Torres Pereda

 

 

¡Padre!... Exquisito sustantivo que involucra a Dios;

a Dios porque creó a su máxima creación: El Hombre;

al hombre a su semejanza, para hacerlo el rey,

rey solitario de la tierra, en su inefable Edén.

 

Padre al fin…compadecido de la triste soledad

del hombre en el Paraíso, de su costado extrae

y crea a la mujer a la que le da la gracia

de ser compañera, esposa y madre de su noble grey.

 

Desde entonces, ese hombre como responsable padre,

se convierte en arquitecto de su dulce hogar;

al que brinda abrigo, alimento, salud, seguro techo

y, como espartano de la historia: pone el pecho

para proteger a su grey y a esa adorable madre.

 

Por el bienestar de su familia amada,

no escatima distancias, profanidades o altas cumbres;

logra instruir a su prole en buenas costumbres;

mas, su educación confía al amor de sus amores

que los modela como madre con su alma refinada.

 

No importa la condición económica y social

para el mejor cumplimiento de sus obligaciones;

puede como el modesto campesino estar con ilusiones

con la rústica herramienta al sol encorvado,

con operaciones complicadas en escritorios de nogal,

o tras las máquinas chirriantes de sonido infernal.

 

Puede estar frente al enjambre de niños traviesos,

con el silbato en la mano tras sujetos aviesos;

tras los sacos y balanzas o en regios almacenes;

con níveos mandiles en malolientes hospitales,

o  corriendo riesgos como uniformados guachimanes,

¿Pero por qué?... Por cumplir sagradas obligaciones.

 

Este es el padre normal y corriente,

el que renuncia a tantas cosas de la vida

a cambio de ver feliz a su familia querida…

a la que rinde culto apasionadamente.

 

Este es el padre… El viejo que saborea dulcemente,

el éxito de sus hijos a costa de sacrificios;

el que hace grande a la Patria amada

renunciando a los placeres y bullicios

y al que diremos: ¡Feliz día papá!,  diaria mente.

 

Por eso, cuando camina lento y encorvado

después de cumplir con su función sagrada,

recoge los frutos de amor en su vida sosegada

y las caricias de sus hijos, que abnegado

los condujo haciéndoles útiles a sí mismos,

no importa: en las alturas o los abismos,

y  útiles también a la bendita Patria amada.

 

¡Qué bonita creación de Dios: la familia entera;

padres e hijos fundidos en el crisol de la vida,

como una joya engastada con perlas pulidas:

Los hijos, perlas que valen sobre todas las cosas,

y cuyo valor conservará hasta que muera,

al lado de su amada, su fiel y linda esposa!

                                                           La Molina (Lima), l4 de Mayo del 2003

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