El ojo es una de las estructuras más sorprendentes que ha producido la naturaleza. Cuando una imagen llega al ojo desde el exterior, por ejemplo una flor, sus colores y su forma viajan como energía lumínica hasta la retina, donde posteriormente se transforman en compuestos químicos que van a estimular las células nerviosas y estas a su vez convierten la energía química en estímulos neuronales para enviar la información en cuestión de milésimas de segundo hasta la región occipital del cerebro donde las interpretamos y podemos decir entonces: que bella flor, que hermosos colores.
Para que una imagen que llega hasta la retina se pueda apreciar con nitidez, existen estructuras dentro del ojo que ayudan a enfocarla de manera exacta. Desde la parte anterior tenemos en su orden así: la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo. Si hay alguna alteración de estas estructuras, la imagen se proyectará de manera defectuosa sobre la retina y entonces se verá borrosa o poco nítida.
Por otra parte también es muy importante que el tamaño del ojo se encuentre dentro de un rango normal de más o menos 24 milímetros en su diámetro antero-posterior. Si el ojo es mas corto o mas largo las imágenes no se proyectarán exactamente sobre la retina y también se verá borroso