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Trabajos académicos

Walda Barrios Klee
Presidenta de la
Unión Nacional de Mujeres de Guatemala
UNAMG
http://www.waldabarrios.org

http://www.waldabarrios.org
waldabarriosklee@yahoo.com

Reflexiones sobre los hoy llamados estudios de género.

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Actualmente se llama estudios de género a la corriente científica inspirada en el desarrollo de las ideas del movimiento feminista. Sus objetivos principales consisten en la revisión del conocimiento existente sobre las mujeres, para recuperar la experiencia de las mismas y tratar de aportar en la construcción de una sociedad más igualitaria y menos sexista.

Los estudios de género constituyen una experiencia que demanda síntesis de perspectivas, tenemos que recurrir al psicoanálisis y a las ciencias de la conducta, no se puede dejar de lado la antropología, ni la sociología. Demandan una visión interdisciplinaria de las ciencias sociales, y en algunos casos el apoyo de otras ciencias (ecología, agronomía, geografía, etc.)

Puede argumentarse que si somos sociólogas, antropólogas o economistas, por ejemplo, quizás desconozcamos el psicoanálisis, la agronomía u otra disciplina que se necesite para apoyar nuestros proyectos de investigación. Sin ser expertas o especialistas, poco a poco tenemos que ir incursionando en estos campos que complementan nuestro objeto de estudio. Además, debemos conversar con los especialistas en el tema, para constatar si nuestras intuiciones primarias van por el camino correcto.

Por eso, los estudios de género implican múltiples interacciones, necesidades, alianzas y complementariedades. En todas las interacciones que se establecen entre investigadores(as) informantes y colegas se va construyendo el objeto de estudio y el conocimiento. Ésas son las lecciones de los estudios de género: demandan una visión plural, imaginación, pero sobre todo entrega y compromiso con lo que hacemos.

Ritzer ha señalado el carácter sintético de la teoría sociológica feminista, pues se ha formado a partir de la intersección de tres teorías generales: teorías de las diferencias de género, entre ellas, la teoría biológica, institucional y sociopsicológica del género, teorías de la desigualdad entre los géneros, entre ellas el feminismo liberal y el feminismo marxista, y teorías de la opresión de género, que incluye la teoría psicoanalítica, la feminista radical y la feminista socialista. Algunos de estos sistemas de ideas son propios de la sociología, mientras otros incorporan a la misma ideas derivadas de fuentes externas. (Ritzer, 1994:565)

En la teoría sociológica feminista se busca realizar una síntesis micro/macro, en la que se combina la actividad económica con otras formas de producción social humana (crianza de hijos, apoyo emocional, conocimiento, mantenimiento del hogar, sexualidad, etc.) considera que la producción material guarda una estrecha relación con la producción ideológica, conecta la estructura con la interacción y la conciencia. Propone un uso diverso de las categorías sociológicas, pero también la creación de un léxico propio (Madoo-Lengermann & Niebrugge Brantley, en Ritzer 1994:406)

A pesar del carácter sintético e integrador que pretende la sociología feminista, no podemos olvidar que “es sociología”, razón por la cual siempre estará presente en este nuevo quehacer lo que González-Anleo llama “la mirada del sociólogo” (1994:26) que consiste en la especificidad propia de la perspectiva sociológica, nuestro particular trasfondo teórico, para poder finalmente acceder a la “difícil comprensión sociológica” (González-Anleo, 1994:29)

La reflexión teórica que dio lugar a los llamados estudios de género se inició con la crítica al patriarcado a partir del texto de Zillah Eisenstein (1975), que se convirtió en un clásico sobre el tema y especie de ideario de lucha de las feministas radicales, en él se presenta al capitalismo como absolutamente perjudicial para las mujeres, debido a que define sexualmente a la mujer como madre y la mantiene dentro de la casa realizando un trabajo no remunerado, o si no hace que sea contratada con un salario menor, dada su inferioridad sexual previamente determinada. En contraste presenta una visión idílica del socialismo.

Desde la perspectiva del análisis del patriarcado, tal y como la percibe Einsenstein se pueden comprender las características patriarcales de la sociedad actual, no obstante, y aunque en este sentido haya superado los análisis feministas más radicales, su análisis nos conduce a un callejón sin salida, pues pareciera que los problemas de la mujer no se pueden resolver ya que todo está determinado.

Un cambio en el modo de producción no necesariamente cambiaría la ideología patriarcal, y un cambio de las actitudes patriarcales no conlleva necesariamente un cambio en el modo de producción. La propuesta de Eisenstein es que las mujeres tomen conciencia y trabajen en la transformación de la sociedad en conjunto. Se requiere entonces, de un movimiento revolucionario clasista que transforme a la sociedad capitalista hacia el socialismo, acompañado de una transformación ideológica del patriarcado hacia el feminismo.

Nos movemos entre conceptos como el de opresión y explotación, división sexual del trabajo, patriarcado y capitalismo pero no conocemos las condiciones reales y concretas de las mujeres, los mecanismos por los cuales la ideología patriarcal se hace presente en las relaciones cotidianas de la familia, del trabajo, etc., las mujeres se nos aparecen como un sexo homogéneo, unificado, que lucha por la transformación de su situación pero, no todas las mujeres somos iguales, no todos los movimientos sociales en dónde participan las mujeres persiguen los mismos objetivos. La realidad es mucho más compleja, y esta diversidad desde la perspectiva de Eisenstein se escapa. La unidad patriarcado-capitalismo, clase-sexo, no siempre se corresponden.

Paralela a la crítica del patriarcado capitalista se llevó a cabo el debate sobre los orígenes naturales de la opresión de las mujeres, dando lugar a la distinción entre sexo y género. Aludiendo el primero a las características biológicas naturales, y el segundo al sistema de relaciones sociales a que dan lugar las diferencias biológicas, siendo éstas en la mayoría de los casos desiguales, asimétricas y con desventajas para las mujeres. Existiendo inclusos, sistemas de estratificación por género.

La discusión entre estas dos categorías motivó la revisión y crítica de la literatura existente para desentrañar la naturaleza y génesis de la opresión y subordinación social de las mujeres. Esto llevó a la revisión de autores tales como Marx y Engels, Sigmund Freud, Lévi-Strauss entre otros.

La crítica a Marx y Engels se hizo en el sentido que si bien exponen la posición subalterna de las mujeres en la sociedad, su sistema explicativo no da cuenta de las raíces de la opresión de género. En el enfoque marxista queda claro el papel que cumplen las mujeres en la reproducción de la fuerza de trabajo, así como en la reproducción biológica, pero no se llega a aterrizar en cómo se produce y reproduce la subordinación.

La crítica a Freud y Lacan por parte de las feministas ha sido aún más enconada, porque parten de la idea que las mujeres experimentan un complejo o sentimiento de inferioridad, extremo que es rechazado por las feministas.

A Lévi-Strauss se le ha reprochado que, al plantear la existencia de los tres sistemas de intercambio en la sociedad: el intercambio de bienes y servicios (que da lugar al sistema económico); el intercambio de mensajes y códigos (que da lugar al sistema lingüístico) y finalmente, el intercambio de mujeres (que origina el sistema de parentesco), coloca alas mujeres en el lugar de “una vil y preciosa mercancía” (Monique Wittig, tomada por Rubin, 1986:107)

La antropóloga Gayle Rubin (1986) es una de las exponentes de esta revisión crítica que sintetiza proponiendo el sistema sexo/género “como categoría para el análisis de los sistemas sociales y las distintas relaciones que se desarrollan en su seno. Plantear como definición preliminar: “un sistema sexo/género,? es el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen ésas necesidades humanas transformadas.” (1986:97)

En sus inicios ésta discusión tuvo tintes feroces aun en los medios académicos, pero pasada la euforia inicial, los estudios de género, como ya señalaba, han obtenido carta de naturalización en la sociología, han dejado de lado el debate sexista para pasar a formar una vertiente más dentro del quehacer sociológico. Al punto de ser incluidos en un acápite de textos sobre teoría sociológica contemporánea (cfr. Ritzer, 1993).

Así también se pasó de los reproches a reconocer las aportaciones pioneras de Engels al analizar la desigualdad basado en la familia, la economía y el sexo. La teoría de Engels es de importancia crucial porque no sólo destacó los determinantes económicos de las relaciones familiares y de género, sino también reconoció el fenómeno de la propiedad sexual, es decir, la índole de los controles sobre la sexualidad misma, que se asemeja a los de propiedad. (Collins, 1966:84)

Si hacemos una reflexión retrospectiva es fácil percatarnos que el desarrollo de la sociología siempre ha estado marcado por la polémica y el debate sobre distintas formas de interpretar o de abordar la realidad social, esto es consecuencia de la diversidad que caracteriza al ser humano, y lejos de entorpecer el desenvolvimiento de la disciplina el debate ha contribuido a sus avances y ha hecho surgir nuevos conceptos.

Dentro de éstos, la socióloga feminista Dorothy Smith ha introducido los conceptos de “relaciones de control”, “textos impersonales, anónimos y generalizados” y “realidades locales de la experiencia vivida”. El término “relaciones de control” hace referencia a las actividades sociales complejas que intentan controlar la producción social humana. La producción social humana ocurre, en virtud de su naturaleza material, en algún momento de “la realidad local de la experiencia vivida” con personas reales en lugares reales. Y los textos son los contratos, informes policiales, formularios, certificados médicos, etc., que configuran y traducen la experiencia individualizada y específica de la vida real a un lenguaje aceptable para las relaciones de control. (Smith, 1987, 1990ª, 1990b)

La contribución de Weber al debate feminista sobre el patriarcado radicaría en dos argumentos: 1) que el patriarcado tiene sus raíces en las estructuras económicas premodernas de la familia agraria (lo que podemos visualizar en las familias campesinas étnicas tanto en Chiapas como en Guatemala), y 2) que el capitalismo comienza a minar al patriarcado al convertir a la familia en una unidad de consumo, por la vía de la gestión ideológica del individualismo (el desarrollo del individualismo se puede intentar analizar en los procesos de conversión religiosa, aunque en el caso de los Altos de Chiapas han tenido cariz de movimientos colectivos). (Turner, 1989:183).

En Alemania, Inglaterra, Francia e Italia, se ha preferido llamar a lo que la academia norteamericana y mexicana ha denominado estudios de género, sociología de la mujer. Independientemente del nombre, la preocupación es la misma: “la sociología de la mujer tiene la misión de indagar y describir los caracteres, las variaciones y las causas de la condición femenina en diferentes tipos de sociedades, estudiando en particular los factores sociales y culturales, ya sea que se remitan o no a la estructura de la sociedad global.” (Gallino, 1995:610ª)

Los estudios de género constituyen una especialización dentro de las ciencias sociales contemporáneas, que han tenido una historia que arranca en los 70, se consolidan con la ratificación política dada a partir de la Conferencia de Beijing y se especializan y bifurcan ahora al iniciar el nuevo milenio.



Bibliografía

1984 Collins, Randall Cuatro tradiciones sociológicas. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa,México
1975 Eisenstein, Zillah Patriarcado Capitalista y Feminismo Socialista. Siglo XXI Editores, México.
1995 Gallino, Lucciano Diccionario de sociología, Siglo XXI Editors, México.
1994 González-Anleo, Juan Para comprender la sociología. Editorial Verbo Divino, Navarra, España.
1994 Ritzer, George Teoría sociológica contemporánea. MacGraw-Hill, México.
1987 Smith, Dorothy The Everyday World as Problematic: feminist Sociology Northeastern University Press, Boston.
1990ª Smith, Dorothy The Conceptual Practice of Power: A Feminist Sociology of Knowledge, North eastern University Press, Boston.
1990b Smith, Dorothy Texts, Facts, and Feminity: Exploring the Relation of Ruling. Routledgeand Kegan Paul, Londres.
1989 Turner, Bryan El cuerpo y la sociedad. FCE, México.

Con toda seguridad: URNG-MAÍZ


Vínculo: Walda Barrios, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres de Guatemala

Comentarios: waldabarriosklee@yahoo.com

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