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YO FUI MEDICO DEL DIABLO

Karl Von Vereiter

 

Después de todo lo publicado sobre los horrores de los campos de concentración nazis, testimonios casi todos ellos obtenidos indirectamente, el libro que presentamos constituye un ejemplo único, ya que representa el mensaje personal de un hombre que por la fatalidad del azar tuvo que convivir con los médicos que, olvidando el juramento de Hipócrates, realizaron demoníacas experiencias con la ingente masa humana que el reino de la violencia puso a su disposición.

Sobre la doliente carne de los condenados los pseudomédicos del Tercer Reich quisieron no sólo experimentar fármacos y drogas, sino que soñando purezas raciales, intentaron descubrir los arcanos de la vida, el misterio de los gemelos, la resistencia al frío, a las heridas, a la ser y al hambre que miles de criaturas pagaron con la vida los absurdos trabajos de estos falsos hombres de ciencia.

En recuerdo de estos mártires se escribió este libro.

 

Este es el argumento con el que se presenta esta obra en la que se relatan los horrores y "experimentos fatales" que tuvieron que pasar los judíos en las prisiones en las que se les confinó durante la Segunda Guerra Mundial.

Todo ello está relatado por un médico alemán que participó en ellos para no acabar muerto como casi todos sus pacientes. Este alemán acabó en un campo de concentración a causa de un complot maquinado por su mujer, quien tenía un amante y deseaba quitarse de en medio a su marido de forma que no volviera nunca más.

Aunque tuvo que ser participe de esos "experimentos" de los que no se sacaría nada favorable, pues todo estaba descubierto y se trataba de jugar con humanos mientras se les hacía imposible su existencia allí hasta acabar con sus vidas, Karl reconoce que en ocasiones intentaba que no fuera tan cruel como era en realidad. Intentaba soportar todo, pensando en que si otro ocupase su lugar, todavía podría ser peor para ellos.

Finalmente, una vez acabada la guerra informó de todo a los vencedores, señalando a los verdaderos culpables y demostrando que él fue una víctima más, a la que se le obligó a participar o a acabar muerto como muchos prisioneros que no vivieron lo suficiente para saber como acabaría todo.

Como bien cuenta el autor, después de la guerra se le castigó prohibiéndole a practicar la medicina para el resto de sus días. Motivo que le hace dedicarse a escribir libros sobre todos los conocimientos que adquirió durante la guerra y a relatar en ellos lo que sabe que sucedió en la misma.

A causa de ello, escribe este libro en el que relata lo que en algunas ocasiones hacían a los judíos, en lugar de asesinarlos nada más llegar a los campos de concentración.

Antes de comenzar el libro, el lector se encuentra con las siguientes palabras:

Por desdicha, todos los acontecimientos que se relatan en este libro son verídicos. Muchos nombres, no obstante, han sido voluntariamente cambiados. Por otra parte, los hechos no ocurrieron en su totalidad en el campo de Dachau, donde la trama novelístiva obliga al autor a situarlos.

Pero, ¿tiene verdaderamente importancia saber en qué lugar cayó la sangre de Abel?

 

Seguidas de los versos que vienen a continuación del propio autor donde expone a quienes les dedica el libro:

 

A todos los que murieron.

A todos los que quedaron.

A los huesos calcinados de los «Krematorium».

A las cenizas de Europa.

A los torturados.

A seis millones de hombres, mujeres y niños desaparecidos.

A los que juzgaron en Nüremberg.

A los que demostraron que el Horror fue.

A los que no creyeron en el Horror.

A los estúpidos que siguen creyendo en la superioridad de una raza.

A la pobre y desdichada Humanidad.

Karl von Vereiter

 

Después de la dedicatoria, viene el juramento que hacen todos los médicos una vez acabada la carrera y donde consta las normas que tendrán que seguir de por vida para poder seguir practicando la medicina como es debido:

 

JURAMENTO DE HIPÓCRATES

- Juro por Apolo, médico, por Esculapio, por Higia y Panacea, por todos los dioses y diosas a los que pongo como testigos, que cumpliré, con todas mis fuerzas y capacidad, este juramento, tal y como se ha escrito.

- Consideraré como a un padre a aquel que me ha enseñado la medicina, y compartiré con él todo aquello de que tenga necesidad para vivir. Miraré a sus hijos como si fueran mis hermanos.

- Prescribiré a los enfermos el régimen que les convenga, con todo el saber y el juicio que pueda, y me abstendré en su persona de toda intervención perjudicial o inútil.

- A nadie aconsejaré jamás de servirse de venenos, y me negaré a procurárselo a los que me lo pidieren. No daré remedios abortivos a ninguna mujer.

- Conservaré mi vida tan sana y pura como mi arte.

- Nunca practicaré una operación a la que no esté acostumbrado a hacer, mas dejaré que la hagan otros que conozcan perfectamente su técnica.

- Cuando vaya a visitar a un enfermo, no pensaré más que en serle útil, cuidándome bien de causarle el menor mal voluntario, así como evitaré toda corrupción con hombres y mujeres.

- Todo lo que veré u oiré en la sociedad, durante el ejercicio de mi misión o incluso fuera de ella, y que no deberá ser divulgado, lo guardaré en secreto, considerándolo como cosa sagrada.

- Si cumplo este juramento sin jamás faltar a él en lo que fuere, que me sea permitido gozar dichosamente de la vida de mi arte, y de ser honrado para siempre entre los hombres. Si falto a este juramento, que todo lo contrario caiga sobre mí.

 

Finalmente, se encuentran las cuatro partes en que está dividida la obra en que cuenta su historia y un pequeño epílogo donde cuenta lo sucedido en los campos de concentración a un comandante americano, el castigo que se le impuso y su determinación de escribir lo que sabe. Todo ello acompañado de algunos fragmentos de distintos autores:

 

Primera parte

El frente

"El que espolea demasiado, en seguida se sofoca; el que devora ávidamente, se ahoga."

Shakespeare, Ricardo II; act. II, esc. 1.

 

Segunda parte

La traición

"Debe el príncipe que quiera guardarse de conspiraciones temer más a los que ha colmado de beneficios que a los que ha ofendido, porque a éstos les faltan oportunidad y medios y a aquéllos les sobran."

Maquiavelo. – "Discursos sobre Tito Livio".

 

Tercera parte

El infierno

"L'enfer, c'est les autres."

Jean-Paul Sartre

 

Cuarta parte

El final

Fafner: "Convertíos en niebla y noche"

Richard Wagner, ópera "El oro del Rin"

 

Epílogo

"Cuanto más severo es el castigo, tanto más se alegrará la conciencia."

Fedor Dostoievski, Diario de un escritor

 

Para acabar solo señalar que en el interior de la obra también se incluyen algunas fotografías de lo que presenció y en lo que participó.

En conclusión puedo decir que es una magnífica obra realista y ejemplo de los desastres que llevaron a cabo en diversos campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y que aconsejo leer a todo aquel que desee saber y sea fuerte para aguantar lo que se encontrará en el libro.