ALTO A LA MINERA
SAN XAVIER
DESFILADERO
Jaime Avilés
Represión estratégica en SLP
Marcelo de los Santos, gobernador a sueldo
Fox-Cárdenas Jiménez, la alianza para 2006
SAN LUIS POTOSI, 20 DE MAYO. Lejos de ser una medida
caprichosa, adoptada en represalia por la
publicación de alguna noticia incómoda, el boicot
económico e informativo decretado recientemente por
el gobierno panista de Marcelo de los Santos Fraga
contra La Jornada San Luis forma parte de una
estrategia basada en la represión de las
organizaciones agrarias y populares para lograr dos
objetivos en el corto plazo: el desarrollo de cuatro
megaproyectos delirantes y la conservación de la
Presidencia de la República en manos de los
rancheros salvajes del Bajío.
Casi un año y medio después de haber asumido el
cargo que hoy ostenta, Marcelo de los Santos ha
trazado con gran claridad el camino que va a
recorrer de ahora en adelante en San Luis Potosí, en
estrecha alianza con las corrientes ultraderechistas
de Querétaro, Jalisco y Guanajuato, que están listas
para lanzar la candidatura presidencial del ex
gobernador jalisciense, Alberto Cárdenas Jiménez,
tras el derrumbe estrepitoso de Santiago Creel.
Con el respaldo entusiasta de Cárdenas Jiménez y,
detrás de éste, la plena simpatía de Vicente Fox, De
los Santos Fraga confía en que más temprano que
tarde se pondrán en marcha los trabajos de la Minera
San Xavier, que a grandes rasgos pretenden volar con
dinamita el Cerro San Pedro -emblema del escudo de
armas de la ciudad-, explotar de tal forma una mina
de oro y plata a cielo abierto y separar los
preciosos metales mediante un procedimiento llamado
de lixiviación, que supone el uso de cianuro
mezclado con agua en una superficie de cemento al
aire libre y a unos metros de la carretera que baja
a la capital o sube a la Sierra de Alvarez.
Todos los estudios de impacto ambiental coinciden en
que la demolición del cerro, a razón de decenas de
toneladas diarias en el curso de varios años,
provocaría una nube permanente de polvo y
ocasionaría gravísimos daños a las estructuras de
las casas y edificios de la ciudad, por no mencionar
que la mezcla de cianuro y de agua generaría
cotidianamente vapores letales.
Por monstruoso e increíble que parezca el proyecto,
De los Santos Fraga asegura a quien desee escucharlo
que la minera es inofensiva, que los supuestos daños
son "mentiras de la oposición" y que bajo su mandato
entrará en funciones al costo político que sea,
porque el progreso no puede ser detenido por la
ignorancia del vulgo. Lo que el hombre no dice
-tampoco hace falta, pues lo sabe todo el mundo- es
que, desde el momento en que Minera San Xavier llegó
a San Luis Potosí, don Marcelo entró a su servicio
como contador público, tarea que ahora desempeña su
hijo, Marcelo de los Santos Anaya.
Una isla en el desierto
El segundo delirio que está en curso no es de la
autoría de don Marcelo sino del mismísimo Vicente
Fox, pero el gobernador lo ha asumido como propio.
Se trata de la llamada Megaduana, nombre que los
rancheros neoliberales han asignado a la idea de
crear una Zona de Libre Comercio, así, con
mayúsculas, en los ejidos de La Pila y El Terrero,
contiguos a la mancha urbana de San Luis, habitados
por ejidatarios que han sufrido en carne propia los
efectos de la contrarreforma agraria de Carlos
Salinas de Gortari, agilizados -¿o debiera escribir
"agudizados"?- por las políticas campestres de Fox.
Bajo el Programa de Certificación de Derechos
Ejidales, invención del foxismo con propósitos
claramente saqueadores, los campesinos de La Pila y
El Terrero actualizaron sus títulos de propiedad
sobre las parcelas que heredaron de sus padres y,
una vez terminado el trámite, fueron informados de
que al tenor del artículo 127 constitucional
"modernizado" por Salinas de Gortari, podían vender
sus tierras porque, a-for-tu-na-da-men-te, ya no
tenían en contra ese molesto impedimento de la ley.
No fueron pocos, en consecuencia, los ejidatarios de
El Terrero y La Pila que cambiaron sus milpas por
dinero, aunque muchos más, todavía, se oponen al
despojo y de ese modo retrasan la inauguración de la
Megaduana que, para describirla con sencillez, no
sería sino un paraíso fiscal, una sucursal de las
Islas Caimán, en medio del semidesierto potosino.
Peyotes contaminados y agua global
El tercer megaproyecto es, rectifico, una reciente y
pujante realidad que nada bueno depara a los
potosinos de a pie y mucho menos al entorno natural
que habitan. Bajo la administración de don Vicente
Rangel, un sujeto que no goza de la confianza de
nadie por su prestigio de fraudulento, hace tiempo
pita y pita un misterioso ferrocarril que va y viene
de Estación Watley (cerca de Real de Catorce, 150
kilómetros al norte de la ciudad de San Luis) a la
frontera de Estados Unidos.
Este trenecito es el protagonista estelar de una
empresa llamada Ferropuerto, que de aquí a la
frontera se dedica al transporte de mercancías
procedentes de las maquiladoras de esta región, pero
de regreso vuelve repleto de desechos industriales,
agropecuarios y quirúrgicos. En otras palabras,
lleva tecnología y manufacturas de óptima calidad y
retorna cargado de basura química y fisiológica,
misma que no tiene un destino claro, pero, según
suponen grupos ambientalistas de la entidad, es
enterrada en el desierto bajo dudosas condiciones de
seguridad, que cuentan, por supuesto, con el aval de
Alberto Cárdenas Jiménez, el inefable secretario
foxista del Medio Ambiente, que se hace de la vista
gorda porque, como en muchas empresas locales más,
don Marcelo de los Santos ha sido -y sigue siendo
mediante su hijo homónimo- contador público del
Ferropuerto.
¿Existe alguna diferencia ética entre Diego
Fernández de Cevallos, presidente del Senado que
aprovecha su cargo para ganar negocios en los
tribunales, y Marcelo de los Santos, que gobierna en
beneficio de las empresas que directa o
indirectamente le pagan un sueldo? La pregunta es
oportuna porque de los cuatro megaproyectos que
tutela el Ejecutivo estatal ninguno es más vasto ni
más ambicioso que el del Pujal-Coy, en el corazón de
la Huasteca potosina, donde con recursos del Banco
Mundial están en construcción dos termoeléctricas,
una en Tamuín y otra en Tamazunchale, pero el
combustible que desean utilizar para calentar el
agua y producir el vapor que moverá las turbinas es
nada menos que carbón de coque, un material
supercontaminante que, desde luego, una vez más
recibirá el aval de Cárdenas Jiménez.
Presos politicos necesarios
Desde que se recibió como contador público, Marcelo
de los Santos trabajó para las empresas y los
gobiernos de la clase política local. Cobró
celebridad como auditor externo que jamás encontraba
anomalías en los reportes de ingresos y egresos de
patrones y amigos. A fuerza de acumular secretos
administrativos y fiscales, aprendió a aumentar sus
exigencias y llegó al punto en que se sintió listo
para empuñar con su propia mano el mango de la
sartén. Esto ocurrió en 1998, cuando externó su
intención de ser candidato del PRI a la gubernatura,
un puesto que debido a viejos compromisos contraídos
desde los tiempos de Salinas le arrebató Fernando
Silva Nieto.
Enojado por el desplazamiento se mudó al PAN, que
asumió y apoyó su candidatura instantáneamente y,
dice la voz popular, lo condujo al triunfo. No
obstante, la maquinaria priísta le asignó la
victoria a Silva Nieto y don Marcelo decidió
convertirse en activo opositor. Tres años después se
postuló como presidente municipal de San Luis Potosí
y arrasó en las urnas. Entonces, con astucia, optó
por el populismo y todos los viernes al caer la
noche se encargó de montar un templete en la plaza
de armas y contratar por igual a trovadores y
orquestas que le permitían mostrarse en compañía de
su esposa, Guillermina Anaya, como un jubiloso
bailarín, cada vez más cercano a su pueblo.
Fue por esta vereda por donde llegó a la gubernatura
el tercer día de 2004 y sin dilaciones echó a andar
su proyecto, preparando el terreno en dos parcelas:
cultivar excelentes relaciones con los medios
informativos de la entidad -de lo que se encargó su
directora de Comunicación Social, María Luisa
Paulín, utilizando una partida mensual secreta,
según explicaron a este enviado diputados del PRD-
y, al mismo tiempo, desatar la represión selectiva
contra las organizaciones populares y agrarias, con
el claro propósito de colocarlas a la defensiva como
medida de contención.
Pese a que más de 50 luchadores fueron detenidos en
los cinco primeros meses del año, en las cárceles
potosinas se encuentran como presos políticos sólo
cuatro dirigentes: Primo Dothé Mata, del Frente
Ciudadano Salvador Nava Martínez, de Tamazunchale;
Víctor Ramírez Santiago, del Frente Campesino de
Lu-cha por la Tierra, de la Huasteca; Acacio Ramírez
Ramírez, del grupo La Concepción, de Ciudad Valles,
y el líder de la Coordinadora del Movimiento Amplio
Popular, Miguel Angel Wong Soto.
Según diversas fuentes consultadas, todos ellos
están tras las rejas para que sus bases se desgasten
en la defensa jurídica y no avancen en otras formas
de lucha (lo que en realidad está por verse), pero a
quienes don Marcelo les tiene más ganas es a los
activistas del Frente Amplio Opositor, que han
vapuleado legal y políticamente a la Minera San
Xavier, la más absurda y obscena de las pesadillas
panistas y foxistas.
Lugar declarado "inhóspito" para el ejercicio de la
prensa crítica, San Luis Potosí aparece como un
enclave estratégico en las ambiciones de los
rancheros salvajes del Bajío que aspiran a quedarse,
al menos otro sexenio, al frente del país. ¿No es
ésta una razón de peso para reclamar enérgicamente
el derecho de los medios informativos locales a
ejercer una vigilancia periodística estrecha y
atenta, sin boicots ni censuras preventivas?
El neopanismo arrasa con la riqueza de SLP
El gobernador De los Santos avala que Minera San
Xavier envenene mantos freáticos
JAIME AVILES ENVIADO
Maquinaria de la minera, en el municipio del Cerro
de San Pedro FOTO María Melendrez Parada
San Luis Potosí, SLP, 25 de mayo. Un tráiler se
detiene a la orilla de la carretera que viene desde
Tamaulipas y el chofer que salta de la cabina sin
apagar el motor, barbón de tres días, en camiseta
sin mangas y pantalones vaqueros, se acerca a las
mujeres que venden cactos centenarios, polluelos de
halcón y de búho, pieles de zorro y de zorrillo, y
carne y aceite de víbora de cascabel.
Por la forma en que se dirige, tomando del codo, a
doña Higinia Maldonado, para conversar con ella a la
sombra del huizache de más allá, se nota que el
hombre sabe a qué ha venido. De un grito, la señora
llama a su nieta, una muchacha de 16 años con
zapatos de plástico, y ésta y el navegante del
desierto van hasta un jacal de ramas desde donde,
esculcando entre unos bultos, salen con una culebra
dorada que se retuerce en las manos de la jovencita.
-Ora la va a matar porque quiere beberse la sangre
bien fría para volver a agarrar fuerzas pal manejo
-me explica doña Higinia bajo los múltiples trapos
de colores que la protegen a medias de la
inclemencia del sol.
La escena transcurre a las afueras de Charco
Cercado, ejido ubicado 90 kilómetros al norte de la
capital potosina, no lejos de otras aldeas
bautizadas en los años 20 del siglo XX con nombres
admirables como La Terquedad, San Juan Sin Agua,
Norias del Refugio, Norias de los Angeles o El
Peyote, a las que ya regresará esta crónica.
Mientras tanto, a sólo 20 kilómetros al este de la
ciudad de San Luis, en el municipio de Cerro de San
Pedro, la empresa Minera San Xavier mantiene
cerrados todos los negocios del pueblo para rendir a
sus habitantes por hambre.
Sí, porque en 1995 un grupo de cerranos, como
se autodenominan los nativos, estaba construyendo un
hotel de 26 habitaciones que por medio del turismo
iba a reanimar la economía de la zona, en esos
momentos muerta de muerte natural, después de 400
años de explotación del subsuelo. Pero en 1996, con
la anuencia del presidente Ernesto Zedillo, y el
permiso de Julia Carabias, titular de lo que
entonces era la Secretaría del Medio Ambiente,
Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), Minera San
Xavier se apoderó del cerro con el insólito fin de
dinamitarlo durante ocho años para quitarle 80 mil
toneladas de peso, hasta crear un cráter de mil
metros de diámetro y 250 metros de profundidad,
desde donde resultaría mucho más barato y sencillo
descender a las entrañas del desierto en pos de
nuevos yacimientos de oro y de plata.
Además, gracias a una práctica absolutamente nociva
que está prohibida en muchos lugares del planeta, la
empresa obtendría esos metales preciosos utilizando
el método de la lixiviación, que se puede explicar
con facilidad pero que nadie en su sano juicio
aceptaría sin horrorizarse. Una vez que el material
ha sido desgajado del monte y triturado y cribado en
los molinos y filtros correspondientes, se le
extiende a lo largo de un patio de arcilla y se le
cubre con una mezcla compuesta por un gramo de
cianuro por cada dos litros de agua, que desde luego
emite vapores tóxicos y se infiltra al subsuelo.
De acuerdo con el ingeniero Mario Martínez Ramos,
uno de los ambientalistas más destacados en la lucha
contra la Minera San Xavier, si el proyecto se
llevara a cabo "de las 80 mil toneladas que
pretenden arrancarle al cerro serían aprovechables
aproximadamente 32 mil, mismas que en el proceso de
lixiviación tendrían que ser tratadas en su conjunto
con un total de 32 millones de litros de agua y 16
toneladas de cianuro", explica. "Al final de la
etapa de ocho años que solicita la empresa habría
una nueva montaña de 80 millones de toneladas de
material saturado de cianuro a una distancia de
nueve kilómetros de la capital de San Luis", agrega
con la vehemencia de quien a pesar de los años que
lleva en esta lucha no deja de asombrarse ante la
magnitud de los daños potenciales.
Un millón de metros arrasados
Como primera medida para comenzar a perseguir sus
fantásticas ambiciones, en 1996, cuando llegó a la
región, Minera San Xavier adquirió todas las cuevas
donde aún se buscaban la vida los últimos 60
gambusinos de la localidad y, al mismo tiempo,
compró el hotelito que ya estaba en obra negra sobre
el terreno de don Jesús de Alva y lo clausuró al
instante, pero lo más grave no es que se adueñara de
290 hectáreas de tierra ejidal mediante un falso
contrato de arrendamiento, ni que tuviera el descaro
de clausurar los caminos que desde el virreinato
comunican al pueblo con las comunidades aledañas,
sino que aprovechando un titubeo de las autoridades
federales, contra las que ha perdido todas las
batallas jurídicas, arrasara con una superficie de
un millón de metros cuadrados y causara la muerte de
una población de bisnagas, órganos y garambullos,
entre las que había numerosas cactáceas con 200 y
300 años de antigüedad, cuya pérdida representa un
ecocidio.
Desde el inicio del proceso y ante la magnitud de la
agresión, los cerranos dieron la voz de
alarma en la capital del estado y pronto, a
sugerencia de los representantes locales del
Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), formaron el Patronato Pro Defensa del
Patrimonio Cultural e Histórico del Municipio del
Cerro de San Pedro AC, que tuvo la virtud de
procurar y obtener la solidaridad de otras
organizaciones, como la Unión Nacional de
Trabajadores Agrícolas, los sindicatos de Teléfonos
de México y General Tire y muchos grupos ecologistas
de Canadá y Estados Unidos, para fundar más tarde la
Alianza Opositora a Minera San Xavier, que en 2003
se convirtió en Frente Amplio Opositor.
Las sábanas del gobernador
En el curso de esta lucha se extinguió la negra
noche del priísmo, llegó el "gobierno del cambio",
encabezado por Vicente Fox, que no iba a cambiar
nada, y el despropósito de la Minera San Xavier
conservó el apoyo pleno de la Presidencia de la
República, de lo que ahora se llama Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y del
gobernador potosino en turno, hasta hace año y medio
Fernando Silva Nieto, y ahora el neopanista Marcelo
de los Santos, contador público que llevó los libros
de la empresa desde 1996 hasta que asumió el poder
en noviembre de 2003, hombre que está dispuesto a
impulsar la contaminación con cianuro de los mantos
freáticos de la ciudad de San Luis Potosí, la
polución constante del aire con el polvo de los
explosivos y las explosiones, así como el derrumbe
de un sinfín de edificios históricos, declarados
monumentos nacionales por el INAH, que de milagro se
mantienen en pie en las apretadas callejuelas de
Cerro de San Pedro, donde abundan las casas
particulares que desde el siglo xvii fueron
repujadas dentro de las cuevas naturales, donde
antes de la invasión europea moraban ocasionalmente
los grupos nómadas de la nación chichimeca.
Resuelto a declararle la guerra al ambiente, De los
Santos, paradojas de la vida, es también el jefe de
una familia obsesionada por la limpieza, que vive en
una mansión donde sus finas camisas tienen que ser
lavadas a mano y las sábanas en que duerme deben ser
cambiadas dos veces por semana "cuando son blancas",
según testimonios recogidos por este reportero entre
Esmeralda, Concepción, Guadalupe y Cristina, las
cuatro ex empleadas de la residencia oficial quienes
el 1º de abril pasado, y al igual que el chofer
Lázaro, fueron despedidas porque exigieron su
derecho a sindicalizarse, otro tema sobre el que
también regresará esta crónica.
La firma impulsora del proyecto nunca ha extraído metal;
vive del lucro accionario
Minera San Xavier, un negocio ''eminentemente
especulativo''
Sistemático acoso del gobernador De los Santos a las
agrupaciones opuestas a sus planes
JAIME AVILES ENVIADO
El ingeniero Mario Martínez Ramos explica el proceso
de lixiviación del oro y la plata, con el cerro y el
templo de San Pedro al fondo FOTO Mauricio Palos
Gutiérrez
San Luis Potosí, SLP, 26 de mayo. Minera San Xavier,
empresa que se ostenta como ciento por ciento
"mexicana" -de lo que no existe evidencia alguna-,
es subsidiaria de la firma canadiense Metallica
Resources Inc., inscrita en las bolsas de valores de
Toronto y de Nueva York, pero de acuerdo con la
agencia Reuters, "desde que fue constituida, en
1977, jamás ha producido un solo gramo de mineral en
ningún lugar del mundo".
Es un negocio ''eminentemente especulativo'', afirma
el ambientalista Mario Martínez Ramos, integrante
del Frente Amplio Opositor (FAO) que desde 1997 ha
luchado para impedir la demolición del Cerro de San
Pedro y la consiguiente catástrofe ecológica para el
valle donde se asienta la capital de San Luis
Potosí. ''El ejemplo más reciente (de que no se
trata de un proyecto productivo) es que el 15 de
octubre del año pasado, al rendir su primer informe
de labores ante el Congreso del estado, (el
gobernador) Marcelo de los Santos anunció que la
Secretaría de la Defensa Nacional acababa de
otorgarle el permiso de uso de explosivos a la
empresa. Al día siguiente, las acciones de Metallica
Resources en Toronto y Nueva York subieron 16 por
ciento".
''De eso viven'', agrega el ingeniero Martínez.
''Suben las acciones, las venden carísimas, toman
las utilidades y las desinflan para volver a
comprarlas. En el caso que menciono, la Defensa
efectivamente les concedió el permiso y la minera
usó los explosivos para dinamitar un millón de
metros cuadrados destruyendo miles de cactáceas
protegidas. Pero cuando nosotros contratacamos
jurídicamente, demandando por desacato al general
Clemente Ricardo Vega García, quien firmó el permiso
de explosivos, la Secretaría de la Defensa reaccionó
cancelándolo el 24 de diciembre y con eso las
acciones de Metallica Resources volvieron a caer."
Al igual que los abogados Carlos Covarrubias y
Enrique Rivera, y muchos activistas más
pertenecientes al FAO, el ingeniero Martínez Ramos,
quien nació en Cerro de San Pedro y es descendiente
de una familia de antiguo abolengo en esa población,
está en la lista de "enemigos favoritos" del
gobernador De los Santos, cuyo aparato de
"procuración de justicia" se ha dedicado a crear las
condiciones apropiadas para encarcelarlo.
''Aquí en San Luis Potosí, gritar consignas de
protesta contra el gobernador se llama 'ultraje a la
autoridad'. Si lo haces en compañía de otras
personas se llama 'asociación delictuosa'. Y si a
esto te agregan, basándose en puros rumores, la
acusación de 'robo calificado', la represión
política se disfraza de combate a la delincuencia",
expone didácticamente el abogado Carlos Covarrubias
Rendón, para ilustrar cómo han sido puestos detrás
de las rejas los principales dirigentes del Frente
Campesino de Lucha por la Tierra, el Frente
Ciudadano Salvador Nava Martínez, el grupo La
Concepción de Ciudad Valles y la Coordinadora del
Movimiento Amplio Popular, que luchan por causas
sociales.
Aporta el abogado Enrique Rivera:
"A las organizaciones agrarias, que se oponen a los
grandes proyectos del gobernador, les tienen
detenidos a los líderes para que las bases se
concentren en defenderlos, perdiendo el tiempo en
juicios interminables, con lo que se colocan a la
defensiva. Pero en el caso del Cerro de San Pedro la
represión que intentan lanzar contra nosotros parece
más bien una venganza, porque hemos derrotado a la
Minera San Xavier en todos los frentes jurídicos y
confiamos en que esto no variará hasta que (la
empresa) se vaya de San Luis, no sabemos cuándo".
La directora del colegio
Un grito parte en dos el silencio matutino de la
Plaza de los Fundadores, en el centro de esta
ciudad, hendido por los pregones de don Rodolfo
Banda Cruz, decano de los voceadores potosinos, ex
jefe de circulación del periódico El Ciudadano
que dirigiera aquí José Alba, y máximo promotor
callejero de la versión local de La Jornada:
-¡Marcelo de los Santos reprime a la prensa libre!
¡Mitin de protesta en la Plaza de Armas! ¡Lea el
discurso de La Chaneca!
Se refiere, claro está, al acto público del martes
17 de mayo, en el que participaron Berta Maldonado,
Bulmaro Castellanos Magú, Julio Hernández
López y otros periodistas, así como Gabino
Palomares, quien tres décadas después sigue siendo
el cantor de nuestros días. Pero, acucioso e
incansable, el voceador comenta ahora un artículo
impreso en páginas interiores, relativo al diputado
del PAN que formó parte de la sección instructora de
la Cámara de Diputados y votó por el desafuero de
Andrés Manuel López Obrador:
-Conozca quién es Alvaro Elías Loredo, ¡el potosino
que vendió su alma al diablo!
El hombre recita las noticias a todo pulmón detrás
del cuarteto que formamos don Carlos López, veterano
activista de las luchas ciudadanas en la entidad; el
ingeniero Martínez Ramos, la señora esposa del
voceador y este reportero, caminando que vamos por
la calle de San Francisco hasta el vehículo en que
viajaremos hasta el Cerro de San Pedro. Cuando la
camioneta sale de la ciudad, el pintoresco voceador
alude a las dos puntas de su historia en este
oficio.
-Llevo 50 años en el periodismo -asegura con
sencillez-, pero nunca me había topado con un
energúmeno como el presidente municipal de San
Nicolás Tolentino, don José Asunción Pérez, del PAN,
que me amenazó con golpearme por vocear que le echó
a perder un pozo profundo a su cuñado por venganza.
La charla da un giro y toma el derrotero de las
barbaridades panistas que ha habido en el gobierno
de De los Santos, entre las cuales destaca, y por
mucho, la que se anotó la esposa de Francisco
Antonio Rubín de Celis, titular, nada menos, de la
Secretaría de Educación local.
-La señora es dueña del exclusivo Colegio del Real y
expulsó a una niña porque sus papás se divorciaron,
dizque para que no diera mal ejemplo a sus
compañeritas. Y no conforme con eso, la boletinó
para que no la admitieran en otros colegios de
riquillos, como el Motolinia, el Sagrado Corazón y
el Potosino.
36 millones de años
Todo yacimiento mineral, rico en metales preciosos
como el oro y la plata, fue en su juventud un cono
volcánico. El Cerro de San Andrés ''hace 36 millones
de años hizo erupción y la lava que no fue liberada
se convirtió, a través de un proceso de siglos, en
lo que dio origen a la riqueza de esta región'',
cuenta el ingeniero Martínez Ramos.
Estamos en el atrio del templo de San Pedro Apóstol,
que data del siglo XVII, y hacia arriba el horizonte
es una mole de roca volcánica, tierra opaca y
manchones grises, perforada por grandes agujeros,
bocas que fueron de minas inmensas como La Victoria,
5 de Mayo, El Charape y otras. En 1590 este lugar
era el escondite natural de las tribus chichimecas
que llevaban 40 años guerreando con los españoles en
el desierto entre Saltillo y Querétaro, a lo largo
del famoso camino de la abundante plata que brotaba
a chorros de las montañas de Zacatecas. Pero aquí,
en el Cerro de San Pedro, que adquirió ese nombre
porque lo descubrieron los españoles Pedro de Anda,
Pedro Benito, Pedro Caldera y Pedro Arizmendi, se
refugiaban los guachichiles (cabezas de pájaro
rojo), una de cuyas mujeres era madre del capitán
mestizo Miguel Caldera, que por su naturaleza
bicultural y bilingüe estaba logrando la
pacificación de estas comarcas.
En 1592, cuando terminaron las hostilidades, los
conquistadores iniciaron la explotación de las
cuevas, que se prolongaría hasta nuestros tiempos.
En 1928, el cerro fue concesionado a la American
Smelting Company, que exprimió las vetas hasta 1948,
en que se "secaron" las minas, y los habitantes, que
se quedaron a la espera de mejores tiempos,
terminaron vendiendo los cables del teléfono y las
tuberías del drenaje y el agua potable para
subsistir, mientras 60 gambusinos arañaban las
últimas migas de oro y de plata.
En ese olvido permanecía el pueblo fantasma cuando,
en 1996, auspiciada por Ernesto Zedillo y la
"ambientalista" oficial, Julia Carabias, irrumpió la
Metallica Resources Inc, y detrás de ésta la Minera
San Xavier, con el desquiciado propósito de
dinamitar el cerro, borrarlo del mapa y separar sus
componentes bajo una mezcla de agua y cianuro, un
disparate sobre el cual una vez más regresará esta
crónica.
Desvía De los Santos a la tv dinero para
infraestructura
El Programa de Acciones en SLP, "caja chica" del
gobernador panista
JAIME AVILES ENVIADO
San Luis Potosí, SLP, 27 de mayo. Para adquirir en
Televisa los derechos de la Semana de la
Comunicación 2005 (con el ultraconservador ex
presidente del gobierno español José María Aznar
incluido en el paquete), el gobernador neopanista de
San Luis Potosí, Marcelo de los Santos Fraga, desvió
alrededor de 30 millones de pesos del Programa de
Acciones Concertadas, destinado exclusivamente a la
construcción de obras de infraestructura.
Para que esta ciudad fuese la sede del concurso
Nuestra Belleza México, otro producto comercial de
Televisa, recurrió al mismo expediente, invocando el
pretexto del "fomento al turismo", sin atender las
denuncias del diputado Eduardo Martínez Benavente de
que el Programa de Acciones Concertadas es la
caja chica del Ejecutivo local para pagar los
servicios de organizaciones sociales "amigas", como
Antorcha Campesina, grupo de choque contra la
oposición.
Para colocar a la entidad que administra en el
primer plano del panorama deportivo nacional, De los
Santos remodeló el estadio 20 de Noviembre a un
costo aparente de 14 millones de pesos, que en
realidad podría ascender al doble, y en un acto de
nepotismo encubierto logró que su hijo Marcelo de
los Santos Anaya fuese nombrado presidente del
equipo Tuneros, que desde el año pasado compite en
la Liga Mexicana de Beisbol ocupando con asiduidad
un lugar en el sótano de la tabla.
Lo extravagante de este caso fue el argumento que De
los Santos invocó para no licitar la concesión de
las obras remodeladoras, que le fueron asignadas a
la constructora GECSA, de la familia Johnson. De
acuerdo con el informe que el 31 de enero de 2004
publicó el Periódico Oficial del Estado, la
decisión se tomó para "evitar la alteración del
orden social por parte de los aficionados al beisbol
y de la población en general" si por causa del
papeleo burocrático se retrasara el remozamiento del
estadio, y eso dejara a Tuneros fuera de la
temporada que estaba por comenzar, expectativa que
en realidad no le quitaba el sueño ni impacientaba a
nadie.
Ternura navideña
Pero de todas las medidas que tomó De los Santos
para "mejorar" la imagen del estado, ninguna fue tan
visionaria como la que dictó la mañana del 25 de
diciembre pasado, cuando mandó desalojar por la
fuerza a los vendedores de alimañas del desierto,
que se encuentran hace muchas décadas a la orilla de
la carretera que va de San Luis Potosí a Matehuala,
a la altura del kilómetro 80, donde se asienta el
ejido Charco Cercado.
La señora Higinia Maldonado López, los ojos claros,
roja y dura la agrietada piel de los pómulos,
hablando con labios secos y pocos dientes, cubierta
de harapos de la cabeza a los pies, aún recuerda la
inesperada visita de las camionetas blancas y de los
hombres que repartiendo empellones comenzaron a
empacar las víboras y los pájaros y los cactos en
venta, acatando la doctrina social del gobernador
para quien "eso no es pobreza, es espectáculo".
-Nomás vimos que nos estaban robado y nos fuimos
encima de ellos. ¡De aquí no salen, desgraciados!,
les gritaba yo, tapándoles el camino con mi
cuerpo...
Otros vendedores bloquearon la carretera, amenazando
con crear un conflicto mayor, y desde la casa de
gobierno, en la colonia Lomas de San Luis, llegó la
instrucción de dejarlos tranquilos y devolverles sus
cosas. A doña Higinia, sin embargo, lo que más le
duele es que a mediados de 2003 De los Santos,
personalmente, le prometió ayuda. Claro, el hombre
estaba en plena campaña electoral, todavía no
declaraba que los habitantes de Charco Cercado
prefieren "teatralizar" su miseria porque eso les
deja más que el trabajo en el campo.
-Ese hombre para acá ya no vuelve, porque sabe que
lo agarramos y lo sentamos en una espinera como
esa...
-La mano de la indignada mujer apunta a una inmensa
y redonda bisnaga, salpicada de gruesas espinas en
forma de estrella, que debe tener entre 200 y 300
años de edad y que, según doña Higinia, vale 100
pesos, como casi todas las mercancías de su negocio.
Desde el fondo de una estrecha jaula de alambre
oxidado, con los delgados barrotes torcidos por las
abolladuras, miran fijamente los ojos amarillos de
un búho que todavía no termina de emplumarse; una
liviana pelusa le recubre la panza y el buche,
mientras que en torno de sus garras, que ya muestran
filos prominentes, hay cabecitas de ratones negros
que le han servido de almuerzo.
-¿Cuánto vale este pájaro?
Doña Higinia informa con desdén:
-350...
Aves de pico amarillo
Otra mujer, de cutis un poco más saludable -no se
adivinan en el rostro manchas que podrían ser
cancerígenas-, se acerca con una cajita de la que
extrae un ave del tamaño de un bolillo.
-Esta es águila -dice y tasa, respondiendo a mi
curiosidad-: 250 pesos.
-¿Y éstos que son? -pregunto en cuclillas frente a
una más de estas calamitosas jaulas en la que cuatro
aves de pico amarillo se amontonan y aletean sobre
costras de excremento, azules las patas, moradas las
cuencas de los ojos, gris, todavía sin pluma, duro
como una pelota de golf el prominente buche.
-Halcones -dice la nieta de doña Higinia, una
muchachita de 16 años, calzada con zapatos de
plástico y un deshilachado vestido de ciudad, que no
deja de coquetearle al fotógrafo, para el cual
sacará un ejemplar y lo hará posar ante su cámara
como un muñeco, insistiendo en que el muchacho se lo
compre por el mismo precio que el búho: 350 pesos.
Las jaulas forman una torre lamentable a la vera de
un palo muy alto, de cuya punta cuelga un mecate de
cinco metros de largo que va hasta la punta de otro
palo igual de alto. Del mecate penden muchos frascos
de vidrio, llenos de una sustancia amarilla, que
parecen análisis clínicos de orina, pero en realidad
contienen grasa de víbora de cascabel. Y amarradas,
flotando verticales entre los potes, hay por lo
menos dos docenas de víboras de cascabel, abiertas
en canal y secadas con sal y humo, que en la cola
conservan los numerosos anillos que delatan su
prolongada y venenosa existencia.
-¿Cuánto? -digo apuntándoles con la pluma atómica.
-Cien pesos la que quieras...
-¿Y el aceite?
-Cien pesos...
-¿Y las plantitas?
-Cien pesos...
-¿Y las bisnagas?
-Todo a cien pesos...
Sedientos
Una troca repleta de extraterrestres
-hombres, mujeres y niños con el rostro quemado de
insolación y trapos de todos colores en torno de la
cabeza y del cuerpo- sale de la carretera y se
detiene ante el puesto de doña Higinia. El chofer
levanta la tapa del motor y le echa agua con una
botella de plástico, después de susurrarle algo a la
anciana. Esta camina, seguida por mí, hasta la parte
posterior del vehículo donde, por la cara externa de
la caja de carga, cuelga una víbora de panza blanca
y piel tibia, el fundillo hinchado y sucio de caca y
una mancha roja donde tuvo la cabeza.
-¿A cómo? -pregunta la vieja.
Uno de los hombres que atestan la camioneta, parado
y asido a un tubo del que se aferran muchas manos,
lanza una oferta.
-Cincuenta pesitos, doña -dice con humildad.
-Veinte -replica la vendedora que se niega a
comprar.
-Cuarenta -rebaja el de arriba.
-No -la mujer se retira, segura de sí, agitando la
mano con desánimo.
-¿De dónde vienen? -pregunto.
-De San Juan Sin Agua -contestan los sedientos.
Ellos son la prueba de que el gobernador tiene
razón. Habla Fausto, un muchacho de 15 años, que
está a punto de terminar la preparatoria (de sólo
dos años) en el ejido El Huizache, donde la escuela
se llama "José Feliciano Torres Peláez", que es
también el nombre del comandante de la Policía
Federal Preventiva que la fundó y la dirige.
-Venimos de pizcar tomate -dice Fausto-. Trabajamos
de las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde y
nos pagan 80 pesos al día, pero no nos dan de comer.
El año pasado nos daban 50 pesos y un taco.
-¿Y qué es mejor?
-Irse a Estados Unidos...
Acusa ONG al gobierno de Marcelo de los Santos de tolerar
delitos de Minera San Xavier
En aumento, prostitución, venta de drogas y falta de
apoyo al agro en San Luis Potosí
Señalan que el gobernador "tiene a su hijo trabajando como
contador" de esa empresa
JAIME AVILES ENVIADO
San Luis Potosí, SLP, 28 de mayo. Don Macedonio
Moreno, anciano ejidatario del municipio de
Guadalcazar, también está molesto con Marcelo de los
Santos. Seis meses atrás, él y su esposa recibieron
en su casa de Charco Cercado la visita de una
trabajadora social y poco después una camioneta del
gobierno del estado les dejó una estufa de gas, que
no duró mucho tiempo. A las pocas semanas, "cuando
mi viejita murió, regresaron por el aparato, y
dijeron que si me iba a vivir con mis hijas a La
Terquedad, me lo devolvían. Yo les dije que no, yo
aquí estoy bien; para mí se la clavaron esos
ladrones".
Charco Cercado recibió sus títulos agrarios en 1925,
pero no fue capaz de retener a sus ejidatarios, que
en su gran mayoría emigraron a Estados Unidos. Hoy
no tiene 300 habitantes; muchos trabajan en la pizca
del tomate; otros siembran sus tierras que, dice don
Macedonio, "nomás dan maicito: el frijol crece alto,
pero no echa vaina", y algunos más se acogen al
programa de reforestación del semidesierto, que les
paga 150 pesos semanales por plantar nopal de hoja
lisa.
-¿Y usted por qué no se mete a eso?
Don Macedonio habla con calma, aprovechando la
plática al final de la tarde para desgranar algunas
de las numerosas mazorcas que guarda en cubetas y
costales junto a la cama matrimonial de la única
habitación de su casa de viudo.
-Yo prefiero trabajar mi labor; a los del nopal
primero los llevan a tomar clases y todos se duermen
de tanto que les explican...
Blanca pero sucia, como percudida; seca pero dura,
invadida por los pescuezos de las palmas reales, con
sus penachos rubios que se comen como el huazontle
en esta época del año, la tierra del altiplano
potosino se extiende entre dos cadenas montañosas a
lo largo de la carretera que avanza rumbo a la
frontera norte del país. Pero 60 o 70 kilómetros más
adelante, allí donde principia el tramo que va de
Matehuala a Saltillo, los merenderos donde se
detienen a comer los traileros se han transformado
en expendios de drogas lícitas e ilícitas
-anfetaminas para no dormirse, mariguana y coca para
la recreación-, y todos los indicios sugieren que se
trata de un negocio de la policía estatal que ha
motivado la presencia del Ejército.
En la capital del estado, mientras tanto, según
datos del Frente Amplio Opositor (FAO), el número de
pandillas ha crecido de 140 a 400, el robo de autos
se ha duplicado, pasando de dos a cuatro cada día, y
el consumo de cocaína, ácidos y metanfetaminas se ha
elevado exponencialmente entre los jóvenes, creando
una situación nueva que puede provocar desagradables
sorpresas, como ocurre, desde hace un tiempo
relativamente breve, en la mancha urbana de
Monterrey, ahora poseída por el frenesí de la
narcoviolencia.
"Negocio" de lujo
Pero aquí, donde bajo los auspicios de las
autoridades neopanistas se ha producido un auge de
la prostitución de lujo, con sexoservidoras
procedentes sobre todo de Argentina, Ucrania y
Hungría, que pululan por los salones de
table-dance de la periferia de la ciudad,
cobrando tarifas internacionales -de 200 a 400
dólares por encuentro- que superan con mucho el
poder adquisitivo de los sectores medios de la
población, el desempleo, como en el resto de la
entidad, es "inferior a la media nacional", lo que
de todos modos no impide que San Luis Potosí sea,
después de Zacatecas, Michoacán, Oaxaca y Puebla, el
quinto proveedor de mano de obra o "expulsor de
fuerza de trabajo" a Estados Unidos.
"Hay problemas que no están detectados
precisamente", afirma el ingeniero Mario Martínez
Ramos, en las oficinas del FAO, sitas en el corazón
del barrio de San Sebastián donde, cuando se
pacificó esta región a finales del siglo XVI, se
alojaron los grupos guachichiles, habitantes
originales del desierto. "Por ejemplo, en el campo
no hay control sobre los trabajadores que vuelven de
Estados Unidos infectados de sida y contagian a sus
compañeras; tampoco hay estudios que expliquen por
qué se ha incrementado casi en 50 por ciento la
muerte por cáncer. Y es lógico, al gobierno sólo le
importa la riqueza rápida y fácil, por eso han
tolerado que la Minera San Xavier haya cometido
tantos delitos en el Cerro de San Pedro, sin haber
recibido hasta ahora el menor castigo", dice el
ambientalista mostrándome un expediente.
Leo: "Compra de terrenos municipales y fincas
abandonadas mediante contratos fraudulentos; firma
de contratos de arrendamiento de tierras del ejido
de Cerro de San Pedro con falsos ejidatarios;
destrucción de edificios clasificados como
históricos por el INAH con base en esos documentos
espurios; muerte de cientos de cactáceas
clasificadas como protegidas en peligro de
extinción; compra fraudulenta de dos manantiales,
motivo por el cual huyó de México William C. Dodge,
ex gerente de la minera; cierre de caminos vecinales
que por más de 400 años fueron usados por los
pobladores de La Zapatilla, Cuesta de Campa,
Portezuelo y Cerro de San Pedro; invasión de
terrenos nacionales, al apropiarse de 318 hectáreas
que abarcan el derecho de vía del ferrocarril
Potosí-Rioverde; instalación de una malla ciclónica
que envuelve el poblado por el norte, oriente y
poniente, dándole el aspecto de un campo de
concentración e impidiendo el libre tránsito de las
personas".
Don Mario añade:
-Minera San Xavier presume de que ha dado 4 mil
consultas médicas con el apoyo del doctor Pedro
Ramos Gómez, que se ostenta como "médico general",
cuando su cédula profesional, la número 0160542, lo
avala como dentista. Y cerrando el expediente, que
se sabe de memoria, como que él mismo lo recopiló,
menciona que además la empresa tiene pendientes
juicios por fraude, despojo, asociación delictuosa,
falsedad en declaraciones y alteración de los
permisos de uso de suelo, y concluye: "Lo
escandaloso es que nada de esto le inquieta ni le
preocupa a Marcelo de los Santos; para eso tiene a
su propio hijo trabajando como contador de la
minera. ¿Qué podemos esperar de un gobernante así?"
Retrato de una primera dama "muy buena gente"
La esposa del gobernador de SLP metía mano a
sueldos oficiales de empleados domésticos
JAIME AVILES ENVIADO
San Luis Potosí, SLP, 29 de mayo. Para doña
Guillermina Anaya, esposa de don Marcelo de los
Santos Fraga, la residencia oficial del gobernador
del estado es "una casa normal" donde los empleados
"no toman vacaciones", pero como ella es "tan buena
gente" ofreció darles cinco días de descanso pagado
cada año, al mismo tiempo que metía la mano en los
sobres oficiales del salario de sus domésticas y
asignaba a cada quien lo que ella consideraba justo.
Sin embargo, cuando las cuatro mujeres decidieron
afiliarse al Sindicato Independiente de Trabajadoras
y Trabajadores del Gobierno del Estado, porque
deseaban obtener las prestaciones que señala al
respecto la ley, doña Guillermina y su cónyuge las
despidieron por "malagradecidas", adjetivo al que
hicieron también acreedor a un chofer que "una vez
desbieló una camioneta y no le cobramos nada", como
recordó el mandatario en recientes declaraciones de
prensa.
La Jornada
habló con Esmeralda Torres, planchadora; Concepción
Rodríguez, cocinera; Cristina Rosas y Guadalupe
Hernández, recamareras, y Lázaro Silva, chofer,
quienes desde el primero de abril están en pie de
lucha, acampando ante el palacio de Gobierno, la
casa de Gobierno y el rancho de Vicente Fox, con una
sola exigencia: que los reinstalen en sus puestos.
He aquí sus testimonios.
Retrato de familia
Morena de ojos grandes, cabellera negra, mente
rápida, ideas claras y canas prematuras, Esmeralda
Torres, madre de un bebé de brazos, permanece en una
carpa frente a la puerta del palacio donde despacha
su ex patrón.
-Yo estuve con ellos ocho meses en la casa
particular y año y medio en la casa de gobierno,
pero mi mamá les trabajó 17 años. Mi mamá iba todos
los días, pero los sábados se quedaba muy tarde
porque cocinaba y les servía a los que llegaban a
comer. Nunca llevaban amigos, no era una familia de
mucha vida social. Yo entré en abril de 2003, cuando
mi mamá se salió, cansada porque le pedía favores a
la señora, un préstamo pues, y ella ni le contestaba
y, como mi mamá ya estaba vieja, se enojó y se
salió.
-¿Ellos cuántos son?
-Ellos son ellos dos, el señor y la señora, y siete
hijos, cuatros mujeres y tres hombres, pero ahorita
sólo viven con ellos dos solteros y un niño, hijo de
una muchacha que es madre soltera. La mayor es
Guille, como la señora; luego Marcelo, como el
señor; después vienen Cecilia, Claudia, Carlos,
Alejandra, la mamá del niño y Fernando, pero Carlos
se va a casar en agosto. Yo entré porque mi mamá
tenía una amiga que vendía productos de belleza que
dejó pendientes con la señora; entonces yo fui a
recogerlos, nada más fui a eso. Vente, me dijo la
señora, y me fui a trabajar con ella, aparte ya nos
conocían.
-¿Se les subieron los humos cuando don Marcelo ganó
las elecciones?
-No, seguían siendo iguales. Eran sencillos, sólo el
carácter lo tienen prepotente, lo que ellos dicen
así es; la señora al momento de platicar con
nosotros como que la calla a una, no le da chance de
decirle nada. Y cuando se fueron a la otra casa se
puso más estricta.
-¿Cómo era tu trabajo?
-Yo les trabajaba igual que mi mamá, de entrada por
salida; entraba a las 9 de la mañana y salía a las
12, una de la tarde, y los sábados me quedaba hasta
7, 8 de la noche. Pero cuando nos mudaron (a la casa
de gobierno), la señora me pidió que cubriera el
horario de las ocho horas, que porque nos iban a
pagar con tarjeta y más sueldo. Entonces me daban
600 por semana, que era el sueldo de mi mamá, y los
sábados empecé a entrar a las 12 y salir a las 7 de
la noche.
-¿Te aumentaron el sueldo, como te habían prometido?
-Cuando ganaron las elecciones, pero todavía vivían
en la casa particular, a la señora le llegaban los
sobres de la nómina de nosotras, se los mandaba doña
Cora (Cora Elena Rangel Montes), la administradora
de la Casa de Gobierno, pero no nos daban copia, no
nos dejaba ver cuánto nos tocaba de sueldo; ella
sacaba el dinero y nos daba lo de siempre. Y cuando
nos mudaron (a la residencia oficial) duramos dos
meses con el mismo sueldo: mil 200 por quincena.
Entonces yo le recordé a la señora lo que me había
dicho y me subió a 900 por semana y me aplicó el
turno de ocho horas. Luego ya nos informaron que ése
no era el sueldo que nos correspondía como empleadas
de gobierno, que eran 2 mil 400 a la quincena.
Incluso una compañera le decía: "¿No nos va a
subir?" Y ella decía: "Ya les estoy dando bastante".
Esmeralda recuerda con molestia:
-Sí, pero (en la Casa de Gobierno) mi trabajo
aumentó: yo hacía el asador, el cuarto de máquinas,
la oficina de la administradora, el cuarto de lavado
y un patio, aparte de lavar y planchar. Porque yo
lavaba a mano y a máquina: toda la ropa de la señora
a mano, y a mano todas las camisas del señor, y
cuando me quedaba los sábados hasta muy tarde, ya
que la cocinera se iba a medio día, también tenía
que darles de comer. Hasta eso, ellos comían normal,
nada sofisticado.
¿Bocoles? Jamás
María Concepción Rodríguez Capuchino, cocinera de
oficio, es la más campesina de las cuatro mujeres
despedidas. Y va directo al grano.
-Yo duré con ellos cuatro años y medio en la casa
particular, y año y medio en la Casa de Gobierno. Me
tocaba hacer la comida y la cocina y el despacho del
señor y un salón donde se reunían los viernes con
sus hijos, nunca con amigos. Ese era mi trabajo. Me
quedaba a dormir toda la semana, salía el sábado a
las 3 de la tarde y regresaba al lunes a las 9 y
media, porque soy de Villa Arriaga, del rancho San
Luis Gonzaga, a dos horas de aquí; allá están mis
papás.
-¿Cómo eran contigo?
-El no era disgustado para comer; de hecho nunca
tuve trato directo con él, sólo con la señora.
Cuando ganaron nos dijeron que nos iban a traer a la
Casa de Gobierno y así fue. Hacía la comida, el
antecomedor, el pasillo, la frutería, que es un
cuarto donde hay refrigeradores y repisas para toda
la verdura.
-¿Cuál era su guiso favorito?
-No, nada. Pura comida sencilla.
-¿No pedían manchamanteles, guisado de boda, cosas
potosinas, bocoles?
-Nada de eso; nomás sopita de fideos, albóndigas,
carnita asada...
-¿Y bocoles?
-Bocoles, jamás.
Una casa normal
Continúa Esmeralda:
-Yo no me atrevía a pedirle más a la señora y doña
Cora decía que no nos podía subir porque no
estábamos en el contrato colectivo. Pero
trabajábamos todos los días festivos y nos pagaban
lo mismo, y cuando ayudábamos en eventos tampoco nos
daban extra, siempre cobrábamos nada más lo de la
quincena. Cuando la cocinera empezó a pedir
vacaciones, doña Cora se lo contó a la señora
Guillermina y ella nos reunió y nos dijo que en
ninguna casa se daban vacaciones y que ésa era una
casa normal, pero como ella era tan buena gente nos
iba a dar cinco días por año pagados. A mí no me los
dio porque estaba embarazada y, cuando le pedí
vacaciones antes de parir, me dijo pero cómo, si ya
te vas a ir a descansar dos meses, me dijo, dos
meses, cuando por ley son tres meses, 40 días antes
y 40 días después.
De campaña en campaña
Guadalupe Hernández Hernández también es morena,
pero finita, de manos pequeñas y huesos frágiles,
madre de un niño en edad prescolar, que pasa las
noches con ella en una mínima tienda de campaña a la
puerta de la residencia oficial del gobernador.
-Yo conocí a don Marcelo en su campaña, porque
estuve trabajando con él en su casa de campaña desde
la precampaña. Cuando ganó las elecciones fui con
una persona a ver a su hija Alejandra y ella me
recomendó y me pusieron de recamarera en la casa
particular en noviembre de 2003. Era de entrada por
salida, de 8 de la mañana a 4 de la tarde, y si
tenían evento me quedaba más tarde, hasta las 6 o 7.
-¿Cuál era tu trabajo?
-Yo hacía de todo: en la cocina lavando trastes,
arriba hacía cuatro recámaras y un gimnasio donde
limpiaba la bicicleta y la caminadora del señor;
limpiaba vidrios, pero ventanales, ¿eh?, no
ventanitas. Cada día tenía que tender cinco camas y
se cambiaban las sábanas dos veces por semana cuando
eran blancas y cuando eran a colores una vez.
-¿Qué clase de gente es?
-Son personas sencillas, pero como todo el mundo
tienen sus ratos de carácter. Yo no tenía mucha
confianza con ellos. Llegaba a las 8 de la mañana
cuando el señor se iba a trabajar y la señora
también. La señora Alejandra se llevaba a su hijo a
las 8 y media, entonces tampoco la veía. Son muy
estrictos, quieren que todo esté muy limpio, me
imagino que así los han de haber criado...
Una suposición sobre la cual, para terminar, mañana
volverá esta crónica.
Penetra la trasnacional Manpower en oficinas del estado
con ayuda del gobernador
"Estamos en lucha; no nos humillarán", dicen
empleados de Marcelo de los Santos
JAIME AVILES ENVIADO
San Luis Potosí, 30 de mayo. Ex chofer, no del
gobernador, no de la esposa del gobernador, sino de
la casa del gobernador, mandadero motorizado en
pocas palabras, Lázaro Silva Padrón, de 42 años de
edad, nacido en Santa María del Río, hijo de
campesinos, hombre muy retraído, no se siente
culpable en absoluto por haber desbielado una
camioneta del neopanista Marcelo de los Santos
Fraga.
-Yo trabajé 18 años y medio en la casa particular
-se refiere a la mansión de la familia De los Santos
Anaya- y año y medio en la de Gobierno. Al principio
lavaba los carros y arreglaba el jardín; era un
jardín grande, bonito, con muchos arbolitos. Llegué
para cubrir a un muchacho que se fue por ochos días
de permiso pero nunca regresó. Yo me entendía con la
señora, nunca hablaba con el señor. Cuando entré
tenía 24 años, era soltero, sin novia; de manejar
sabía poco.
Ahora, desde que fue despedido, al igual que sus
compañeras, por tratar de afiliarse al Sindicato
Independiente de Trabajadoras y Trabajadores del
Gobierno del Estado (Sittge, que encabeza la
feminista Francisca Reséndiz), Lázaro protesta
acampando frente al rancho de Vicente Fox en
Guanajato, en compañía de la cocinera Conchita
Rodríguez, pero es entrevistado en San Luis, ante la
residencia oficial del Ejecutivo potosino, adonde ha
venido a solidarizarse con las recamareras Cristina
Rosas y Guadalupe Hernández.
-¿Y tú en qué trabajabas?
Lázaro emite una respuesta, que resulta
sorprendente, luego de sacarle las palabras con
tirabuzón.
-No era una sola cosa, o sea, como a usted que lo
mandan a una cosa y se regresa a escribir, lo mandan
a otra cosa y se regresa a escribir, así me
regresaba yo al jardín. O sea que hacía un poco de
jardín y un poco de mandados; que vete a comprar,
que vete a pagar la luz. Entraba a las siete de la
mañana y salía a las tres de la tarde, y el sábado
me quedaba más tiempo. En 1995 me casé, pero no me
dieron vacaciones ni nada; hoy tengo una niña de
nueve años. Cuando se vinieron a la Casa de Gobierno
me trajeron con ellos. Los problemas empezaron el 1º
de abril (de 2005), cuando nos corrieron.
-El gobernador dice que desbielaste una camioneta y
que no te la cobró, de puro buena gente.
-¿Y por qué me la iba a cobrar? La camioneta traía
aceite, traía agua. Yo estaba trabajando...
Queríamos prestaciones
Pendiente de que su pequeño y travieso hijito no se
baje del camellón de la avenida Sierra Nevada,
frente a la mansión oficial de don Marcelo, la
recamarera Cristina Rosas, para alivio del chofer
que se muestra cada vez más tímido, entra al relevo,
aunque no por mucho tiempo.
-Yo me contraté directamente aquí, en la Casa de
Gobierno, como empleada de intendencia a finales de
2003 y me sindicalicé en abril de 2004. O sea que
fui la primera del grupo que se atrevió. Pero no me
dieron Seguro Social ni nada; fue hasta que quise ir
a consulta que me di cuenta de que no (tenía ese
derecho). Me lo dieron en agosto, y luego el pleito
con la señora para mí fue igualito que para las
demás y para Lázaro, ¿verdad, Lázaro?
Lázaro sonríe, asintiendo, pero Conchita Rodríguez,
la cocinera, informa.
-Yo me afilié (al Sittge) porque no tenía las
prestaciones que me tocaban. Nomás llené la
solicitud en noviembre, el 8 de noviembre (de 2004),
pero lo único que me dieron fue el Seguro Social.
Por eso me quitaron el trabajo.
Añade la recamarera Lupita Hernández:
-Yo duré con ellos de enero de 2004 al 1º de abril
de 2005, el día que nos corrió doña Guille.
El problema surgió por el dichoso contrato.
-¿Cuál dichoso contrato?
Explica la planchadora, Esmeralda Torres, que acampa
también ante el palacio de gobierno.
-Cuando la señora -se refiere a Guillermina Anaya,
esposa de Marcelo de los Santos- se enteró de que
estábamos en el sindicato, me llamó de su casa, me
dijo que fuera a verla. Era el 14 de febrero (de
2005) y pensé que me iba a dar un regalito para mi
bebé. Pero me dijo: '¿Que fuiste a decirle al
sindicato que te debo vacaciones?' No, le dije, fui
para ver lo de la guardería, pero ahí vieron que me
faltan días de incapacidad, porque si me alivié el 3
de enero me tocaba volver hasta el 3 de marzo, pero
doña Guille dijo que me tocaba regresar el 14
de febrero; estaba muy molesta, como celosa del
sindicato.
"Como yo quería seguir trabajando con ella, dejé que
me regañara. Me dijo: 'en el sindicato sólo aceptan
personal de base y tú eres de confianza'. Yo le dije
que estaba bien y me mandó con el chofer a mi casa
porque ya era tarde, estaba haciendo frío y el bebé
se podía resfriar. Y volví a trabajar el 3 de marzo.
-Pero entonces, ¿cuál fue el problema del dichoso
contrato?
Planchas y te vas
Sentada de espaldas al edificio de granito y cantera
que los españoles empezaron a construir en el siglo
XVII y que los mestizos concluyeron a mediados del
XX, Esmeralda abre aún más sus grandes ojos y
recuerda.
-La señora nos despidió el 1º de abril. Ya estaban
tramando algo. Doña Cora -se refiere a Cora Rangel
Montes, administradora de la Casa de Gobierno- nos
empezó a pedir papeles, sobre todo del Seguro
Social...
-Tal vez lo hizo para buscar pruebas y acusarlas de
algo -se le plantea.
Esmeralda no se detiene a pensar en ello.
-El 31 de marzo doña Cora nos pidió que firmáramos
el contrato con Manpower -se refiere a la empresa
que De los Santos introdujo ya en varias
dependencias oficiales-, pero no quisimos. Y no
quisimos porque el contrato era por 30 días y se
firmaba cada mes. Esa noche, doña Cora y doña
Guille estuvieron discutiendo, y al día
siguiente doña Guille me habló muy amable
para que le planchara su traje sastre que se iba a
poner. Entonces doña Cora me ordenó que fuera a su
oficina, que porque doña Guille quería
decirme "unas palabritas".
"Y llegó doña Guille y nos dijo otra vez del
contrato de Manpower, que era bueno y que esto y lo
otro, y me veía y me traspasaba con los ojos, y me
decía: 'tú, Esmeralda, si no estás a gusto, pues ya
te puedes ir'. Y le dije: 'cómo no, usted dígame
hasta cuándo vengo', y dijo: 'le voy a preguntar al
oficial mayor -se refiere a Humberto Pichardo-, a
ver qué razón me da'. Nos fuimos y a la media hora
bajo y le pregunto a doña Cora: 'qué le dijo, pues',
y dice: 'mira, sí, dice don Humberto que te vayas
pero que termines tu quehacer', y como ese día me
tocaba planchar, todavía alcé la ropa -la guardó en
un clóset- y salimos juntas Lupita y yo.
"Ya después regresamos ahí, a la Casa de Gobierno,
en marcha de protesta, y José María, el hijo de la
señora Alejandra -se refiere a la hija menor del
gobernador, que es madre soltera-, nos vio y nos
dijo: 'ya ven, muchachas, las corrieron por irse al
sindicato'. Es un niño muy despierto y muy bueno.
Lupita Hernández ratifica lo dicho por Esmeralda.
-La señora Cora me dijo que necesitaba firmar cada
30 días y yo dije que no. Ella dijo que eran órdenes
del señor gobernador, y me dijo: 'Lupita, el señor
cuando estaba en campaña no ofreció ningún puesto de
trabajo, deberías estar agradecida'. Entonces dijo
que iba a preguntarle al oficial mayor, y Esmeralda
bajó y le dijo que nos fuéramos.
"Y luego a mí me dijo: 'vete con el representante
del sindicato si quieres, pero acaba tu quehacer'.
Terminé todo y me retiré como a las dos de la tarde;
nos fuimos Esmeralda y yo. Desde ese día no nos han
pagado un centavo."
Malagradecidas
Habla Francisca Reséndiz, secretaria general del
Sittge:
-Manpower se dedica a la recontratación. No da
prestaciones y le quita responsabilidades al patrón.
Es trasnacional. Han afiliado a mucha gente, a todos
los intendentes del palacio de gobierno y a
empleados de varias secretarías, y los hacen
trabajar de ocho a ocho sin pagar horas extras.
"Es una forma de debilitar a los sindicatos, pero el
beneficio es para los directivos de Manpower, que
aprovechan sus influencias para colocar a sus
protegidos en puestos importantes."
-¿Qué pueden esperar del gobierno estas compañeras y
el chofer?
-Don Marcelo me dijo: 'demándame y cuando me ganes,
me amparo, y cuando me vuelvas a ganar, me amparo
otra vez, y no me doblas, Francisca, porque esas
muchachas son unas malagradecidas y no las vamos a
reinstalar nunca. Mejor diles que cobren su
liquidación...'
-¿Y cómo la ve?
-El grupo está muy unido. Ya Lázaro y Conchita se
fueron a la huelga de hambre y los llevaron a
fuerzas a un hospital; ahora están en el rancho del
presidente Vicente Fox. A Esmeralda ya la
desalojaron una vez y ahí sigue. Estamos en lucha,
no vamos a permitir que nos humillen a nuestra
gente. Esas cosas tienen que terminarse para siempre
aquí en San Luis Potosí.
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