LA ORCHILA
UN HONGO EN LA TOPONIMIA VENEZOLANA
Luis Mata García
lmata2000@yahoo.com
Orchila is the vernacular
Spanish name for the species of Roccella, a genus of lichens (Fungi).
It is the name of a little Venezuelan island in the Caribbean Sea
(South America). You can see the location in a map below. There are four
species of Roccella in Venezuela: R. caribaea, R. verruculosa,
R. fucoides, and R. babingtonii. Often, they live in rocks near
the coast. Roccella´s species were used as a source
of dyeing in the 19th century.
There are some islands in
the Venezuelan Caribbean Sea with vernacular names of animals, for instance:
La Tortuga (Turtle), Lobos (Wolf), Aves (Birds), Patos (Ducks) or La Vaquita
(little cow).
Es
de conocimiento general que ORCHILA se denomina una de las dependencias
federales de la República de Venezuela. El topónimo
lo recibió por ser esta ínsula un hábitat con las
condiciones indispensables para el desarrollo de extensas comunidades de
“orchila”, nombre popular asignado a seres vivos pertenecientes a los líquenes
del Reino de los Hongos, utilizada desde los tiempos de la Edad Media como
materia prima para obtener sustancias colorantes.
Esta “planta”, o más apropiadamente hongo, pertenece al género
botánico Roccella, que agrupa numerosas especies muy parecidas
entre sí. El sabio naturalista alemán Alejandro de Humboldt
observó especimenes de Roccella fuciformis en el cerro
Turimiquire del estado Sucre (1800), asimismo, el Dr. Leandro Aristeguieta
recolectó ejemplares de la especie Roccella caribaea en el
archipielago Los Roques y La Orchila en el año 1956; el mismo
Aristeguieta recolectó especímenes de “orchila” en el Archipielago
de Los Monjes en 1973, que resultaron ser una nueva especie para la ciencia
mundial descrita siete años más tarde por el alemán
Gerhard Follmann con el nombre Roccella verruculosa en la
revista científica Nova Hedwigia.
El desaparecido biólogo venezolano Francisco Tamayo descubrió
ejemplares de Roccella babingtonii en la Península
de Paraguaná, mientras que el Dr. Francisco Delascio Chitty, investigador
del Jardín Botánico de Caracas, reportó la existencia
de esta última especie en el Monumento Natural Tetas de María
Guevara, en Margarita. Personalmente he constatado la abundancia de Roccellababingtonii
en la Península de Macanao, las costas de Araya, Los Roques, Los
Frailes, Mochima Y Bahia de Cata, con poblaciones que se desarrollan tanto
en rocas como corteza de árboles y arbustos, otorgándole
al sustrato un color gris pardo.
Al parecer la “orchila” fue el primer tinte sintético desarollado
en el planeta, siendo introducido en Europa hacia el año 1300 desde
el Cercano Oriente. El liquen del que se obtiene (Roccella spp.)
contiene el fenol orcinol que pueden transformarse en el tinte púrpura
orceína
por la acción prolongada del aire y del amoníaco. Este tinte
es empleado incluso en la elaboración del papel tornasol, tan familiar
a los estudiantes de química, y en el arte de teñir lana.
En la década de 1850-1860, los tintoreros de seda de Lyon lograron
optimizar el proceso de obtención del colorante empleando otros
solventes, lo que condujo a un mayor uso de del liquen con fines industriales.
La necesidad de recolectar “orchila” en cantidades suficientes para abastecer
el mercado decimononico devino, finalmente, en la conformación de
grupos “cosechadores” de este liquen en las islas venezolanas del Caribe
a partir de 1830, los cuales actuaban clandestinamente y en completa impunidad
amparados por la ausencia de guardacostas, hasta que el 4 de septiembre
de 1834 el Ejecutivo Nacional de la República de Venezuela
dictó una resolución provisoria “mandando que por la licencia
para cortar la yerba orchilla (sic) en la isla de este nombre y
en la de Los Roques, se paguen diez pesos por cada quintal (...) y estableciendo
dos celadores para evitar el corte fraudulento con la comisión de
un diez por ciento”. Sin embargo, este decreto no se cumplió, continuando
la expoliación y el saqueo indiscriminado de los recursos naturales
y minerales en las islas venezolanas del Caribe por individuos con un
desmedido afán de lucro y sin asomo de conciencia conservacionista,
que condujeron finalmente al agotamiento de los mencionados recursos y
a la degradación del medio natural.
Muchas especies de líquenes dan sustancias tintóreas, además
de compuestos antineoplásicos, antialérgicos, antiinflamatorios
y antibacterianos, entre otros. En Mérida, por ejemplo, se comercializa
el “huesito de páramo”, un liquen perteneciente a la especie Thamnolia
vermicularis que sólo crece en el páramo andino, la cual
se ha comprobado científicamente que posee propiedades antibacterianas.
Asimismo, en la extinta URSS se comercializó el unguento Usno
cuyo principio activo es el ácido úsnico un potente antibiótico
producido exclusivamente por algunas especies de líquenes, mayormente
por las pertenecientes al género Usnea.
Pyrenula sp.
Chiodecton sp. (Herpotallon)
(cuadrado=1cm)
Los líquenes son hongos que en el transcurso de su vida evolutiva
han incorporado a su cuerpo algas fotosintéticas como compañeras
inseparables, es decir, son organismos duales conformados por un ser incapaz
de producir sus propios alimentos (Hongo) y otro ser poseedor de
esa capacidad al transformar la energía solar en energía
química (Alga). El hongo le confiere protección efectiva
al alga y ésta le proporciona alimentos al primero, en un claro
ejemplo de sinergia natural conocido por los botánicos con el nombre
de Simbiosis.
El éxito del matrimonio indisoluble entre el alga y el hongo se
manifiesta claramente en la gran cantidad de hábitats que logran
colonizar juntos pero nunca por separado. Estan presentes desde los círculos
polares hasta los desiertos más candentes del planeta como el de
Atacama (Chile), utilizando sustratos tan diversos como rocas, corteza
de árboles, exoesqueletos de insectos, musgos, caparazones de tortugas,
piel de mamíferos, entre otros menos frecuentes.
Poseen una baja tasa de crecimiento, limitada a poco menos de 2 centímetros
por año, con tamaños que oscilan desde el casi microscópico
de las especies que se desarrollan en la cutícula de las hojas,
hasta el de ejemplares que pueden medir casi un metro de longitud.
Con sus cuerpos, confieren al sustrato que colonizan la belleza de un tapiz
multicolor, que nos arroba y, gratamente, nos obliga a conservar el hermoso
legado del Creador.
lmata2000@yahoo.com
Creado: 03-nov-1999
Actualizado: 06-Junio-2003