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Participando N° 76
Junio de 2005
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PÁGINA 2 - EDITORIAL
El valor de la palabra

En estos tiempos que corren es normal escuchar este comentario: “debemos pensar con cabeza de gobierno y no de oposición”. Como dice el Pepe, “como te digo una cosa, te digo la otra”.

Cuando hablamos de participación  popular, ¿hablamos de que participe la gente en lo que nosotros (dirigentes) queremos que participen?,¿o también se trata de que la gente en sus Organizaciones Sociales, Gremios, Cooperativas, Comités de Base, Coordinadoras, Plenarios, Comisiones Vecinales, etc., también van a realizar planteos, que querrán respuestas y resoluciones, y que muchas veces pueden estar en contra de lo que piensan los dirigentes?
Cuando éramos oposición, ¿lo éramos porque estaban blancos y colorados en el Gobierno o porque pensábamos distinto, porque teníamos mejores propuestas para el País, y por lo tanto combatíamos las malas propuestas?
¿Alguien piensa que por ganar nuestra fuerza política el Gobierno, nuestro pueblo y sus diversas organizaciones políticas y sociales dejarán de aportar mejores ideas y soluciones para el país, que las que puedan tener nuestros parlamentarios y ministros?
Si hay algo que cambió y cambió esencialmente, es que ahora esas dos vertientes necesarias para construir el país que soñamos podemos articularlas, hacerlas funcionales, que se retroalimenten, que sirvan para elevar el nivel de conciencia de nuestro pueblo y el de nuestros legisladores.
No podemos pensar en la Refundación Nacional, sin pensar un país en que el Gobierno Nacional y el Pueblo tengan un nivel de compromiso compartido, en el que todos los uruguayos nos sintamos parte de un proyecto porque diariamente lo construimos juntos, porque creamos los ámbitos para que aquello que era oposición se transforme en una relación fermental.
Existe mucha gente que tiene las cosas muy claras, que saben cómo se deben hacer, pero hay muy pocos que además de eso tienen la voluntad necesaria para hacerlo. Esto último sucede cuando se junta la emotividad y el conocimiento.
Hemos escuchado en miles de discursos, que a este país lo sacamos entre todos, o no. Para sacarlo entre todos debemos sentirlo, y para sentirlo debemos participar en su construcción.
Cuando el Comité Ejecutivo del MPP sacó el comunicado convocando a discutir en el órgano nacional más democrático del Frente Amplio, su Plenario Nacional, el tratado con EE.UU, está planteando justamente lo que comentábamos más arriba. Sabemos que todos los Comités de Base estudiarán el tema en cada rincón del País, sabemos que llegaremos a una solución en la que todos los frenteamplistas se sentirán comprometidos.
Somos conscientes que estas instancias no deben ser convocadas para cualquier cosa. Es importante saber discernir cuáles son las cosas que comprometen a todo el país, cuáles son las que la humildad del dirigente político debe primar por encima de sus certezas personales.
Cuando el pueblo votó por la papeleta amarilla y perdimos los que queríamos el voto verde, respetamos el mandato en ese momento y hasta el día de hoy. Y lo respetaremos siempre, mientras las reglas de la lucha política en nuestro país sean respetadas como nosotros lo hacemos. Únicamente cambiaremos de actitud, si el Soberano se pronuncia y cambia el veredicto popular.
La palabra de los hombres debe valer en todos los escenarios posibles de la lucha política. Valió ayer cuando esta línea política que hoy continuamos se expresó con otros métodos, como lo vale hoy al aceptar nuevos caminos.
Nunca mentimos a nadie lo que somos, ni nuestros objetivos revolucionarios. Porque estamos firmemente convencidos que son justos y que tienen en su base la felicidad de nuestro pueblo como guía.
Cuando el Frente Amplio en su ultimo Congreso se definió anti-oligárquico y anti-imperialista, nosotros integrantes de este Frente, como todas las organizaciones integrantes, como todos los representantes de los Comités de Base, como los ciudadanos independientes, dimos nuestra palabra. El valor de la palabra es fundamental cuando de construir entre todos se trata.
Cuando analizamos el Tratado de inversiones con EE.UU, cuando sobre él tomamos resoluciones, participan en nuestras discusiones la palabra empeñada por nuestra Organización frente a miles de frenteamplistas. No somos oportunistas en política, no nos definimos en aquel momento anti-imperialistas por ganar réditos políticos, lo hicimos porque siempre lo fuimos y porque somos los frenteamplistas herederos de aquél que levantó la bandera que guía nuestra fuerza, la Bandera de Otorgués, la bandera de Artigas.
“No venderemos el rico patrimonio de los Orientales al bajo precio de la necesidad”. De cosas como éstas está construida la estatura moral de nuestra fuerza política, el Frente Amplio. De cosas como éstas está construida la historia de lucha que nos condujo a este triunfo histórico.



Fuerza Política y Gobierno Progresista

Éste ha sido un tema polémico en el Frente Amplio y -si bien fue saldado en su Congreso- no es de extrañar que reaparezca nuevamente cuando estén en juego posiciones concretas y no sólo los aspectos teóricos del relacionamiento como hasta el momento. Este tema, en realidad, define las características del futuro Gobierno progresista poniendo en juego las distintas concepciones sobre la fuerza política, cómo gobernar y la relación con las organizaciones sociales, sindicales y empresariales. Pone sobre la mesa, también, la discusión sobre la relación entre los sindicatos y el Partido y el concepto de independencia de clase.
Con respecto a la relación entre la fuerza política y su Gobierno creemos en el ejercicio político de éste, creemos que no puede haber divorcio entre la fuerza política y el equipo gobernante. El Gobierno popular tiene que ser ejercido por la fuerza política; ella pone el programa, los candidatos, los votos, el esfuerzo militante y, luego de ganar las elecciones, ésta no puede divorciarse del Gobierno. Por el contrario tiene que velar por el cumplimiento del programa, asegurar que se cumpla, resolver sobre los cambios estratégicos o los virajes que haya que emprender.
La fuerza política no se agota en el Gobierno, ni tampoco se organiza solamente en él: tiene que construir la utopía, construir el futuro y organizar el presente en función del futuro, debe relacionar el plan de gobierno con el programa de largo plazo, organizar la transición y no puede olvidarse que la medida del gobierno popular también está en sentar las bases para el desarrollo del programa de fondo.
Discrepamos profundamente con el divorcio entre fuerza política y gobierno. No importa si ese divorcio se produce de común acuerdo o por la sola voluntad del segundo. Discrepamos con el modo tecnocrático de gobernar, con la idea de que aquello que no se puede hacer en el gobierno hay que ir retirándolo del programa de la fuerza política o ponerlo tan en el largo plazo que deje de ser aspiración real de la fuerza política como si hubiera dejado de ser necesidad profunda y urgente de los pueblos.
Ese camino nos lleva a la burocratización de la fuerza política o, lo que es lo mismo, nos lleva a transformar el gobierno en el verdadero partido. Si el gobierno termina conduciendo a la fuerza política, los funcionarios del gobierno se transforman en gestores burocráticos y tecnocráticos de las posibilidades y de la desesperanza de la gente. 
El gobierno y los técnicos no pueden mandar al gobierno ni, mucho menos, al partido.


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PÁGINA 3
Tratado de Inversiones... ¿recíproco?

Es evidente que el Tratado de Promoción y Protección Recíproca de las inversiones entre Uruguay y los Estados Unidos, posee por sobre todos los tecnicismos propios de esos documentos internacionales, un profundo significado y valor político.
Es que por más que se nos quiera hacer creer que por este intermedio llegarán copiosas inversiones estadounidenses a nuestro país, todos sabemos que ello es más que dudoso. ¿No tiene acaso nuestro país una generosa y liberal ley de inversiones desde 1998? ¿No alcanza con ese instrumento? ¿Existe alguna norma en Uruguay que impida la inversión de alguna nación o de algún empresario nacional o extranjero? Es claro que no.
Cabe entonces preguntarse si este Tratado no será un instrumento más de los que EEUU acostumbra a llevar adelante, aprovechando la asimetría muchas veces dramática que se da en sus negociaciones bilaterales. Es imposible comprender estos asuntos a partir de los aspectos técnicos exclusivamente, los que son meramente instrumentales; es imposible sin entender la vocación de nación dominante, como potencia que son los Estados Unidos de Norteamérica.
Como legisladores y como dirigentes políticos, tenemos la obligación de asistir ante este Tratado – del que se dice que es inocuo – con todas las prevenciones del caso, sea con quien sea, pero mucho más aún si se trata con la más grande potencia de que da cuenta la historia de la humanidad. ¿Alguien puede suponer acaso, que tamaña potencia ande por el mundo repartiendo beneficios sin que exista un interés que concuerde con sus políticas de dominio? Es por ello que el MPP ha actuado con responsabilidad nacional en este asunto, tal cual lo consigna el comunicado que se libra en esta edición.
Muchos ciudadanos preferirían que no se discutieran estos temas, en virtud de tal o cual aspecto comercial que incidiría en nuestra balanza comercial, sin embargo es obligación de todo uruguayo hablar estos temas, por la sencilla razón que no hemos elegido ser un Estado Libre y Asociado como Puerto Rico, o como bien lo ha definido el Canciller de la República, “no somos una colonia”. Por esa razón es que tenemos nuestras cautelas, pues es obvio que la potencia universal busca poner su pie en el centro del MERCOSUR y afectar su desarrollo y en ese marco lo difícil es encontrar salidas equilibradas que no nos enconen con los Estados Unidos, pero que no afecten nuestra presencia – hasta hacernos segregar – de los niveles regionales.
Renglón aparte, y que confirman nuestra debilidad como país, son las clásicas intervenciones y reproches políticos del embajador Silverstein, quien públicamente se manifiesta sobre aspectos que deberán ser dirimidos por los representantes de la soberanía nacional. Sus amenazas e ironías desmerecen a su nación y están muy lejos de confirmar que cuando de su persona tengamos que opinar, lo podamos hacer en atención a su ponderación y equilibrio. El embajador norteamericano es circunstancial, también lo es el Tratado. De lo único que estamos seguros es que nuestra lucha y desvelos van en el sentido de que nuestro país, y sus intereses, serán siempre un problema permanente y no de circunstancia. Para ello nacimos aquí.

Introducción
La Dirección Nacional del M.P.P. ha efectuado un pormenorizado análisis del Proyecto de Tratado entre R.O.U. y E.U.A. relativo a la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones.
Una primera precisión que queremos efectuar es que el M.P.P. considera positiva la inversión productiva de países extranjeros en Uruguay. En ese sentido son bienvenidas las inversiones extranjeras de esa naturaleza sobre nuestro país. Por lo tanto no descartamos el establecimiento de tratados sobre la materia con el pueblo norteamericano a través de los respectivos gobiernos.
No obstante lo anterior consideramos que el proyecto a estudio del Senado contiene una serie de puntos que hacen inconveniente su aprobación en su actual redacción.
A continuación haremos una breve síntesis de la cronología de este Tratado y de aquellos elementos del mismo que consideramos inconvenientes.

Cronología
Como consecuencia de la Cumbre de las Américas celebrada en Washington en las postrimerías del año 2001 donde se planteó formalmente la voluntad de EE.UU. con fuerte apoyo de Batlle de establecer el A.L.C.A., en noviembre del 2003 se reúnen los Ministros de RR.EE. de los países americanos en Miami a efectos de la creación del Área de Libre Comercio de las Américas. En dicha reunión las notorias diferencias entre Brasil y Argentina por un lado y los EE.UU. por el otro tuvieron como consecuencia la flexibilización de los términos de acuerdo futuro del ALCA y se dejó librada la vía de los acuerdos bilaterales para que los países que lo desearan pudieran convenir acuerdos más ambiciosos en la liberalización comercial. 
El 18 de noviembre del 2003, luego de culminada esta reunión, marca el inicio de las negociaciones que dieron lugar al actual proyecto de Tratado a estudio.
El 7 de setiembre del 2004 culminan las negociaciones y el 25 de octubre del 2004 (a 6 días del triunfo electoral de la izquierda) es suscrito por las partes.
Finalmente el 22 de febrero del 2005 el Poder Ejecutivo saliente envía al proyecto al Senado para su aprobación a 8 días de haberse instalado las nuevas cámaras con mayoría absoluta de la izquierda y faltando solo 9 días para la asunción del nuevo presidente. En todo este periodo de transición jamás fueron consultadas las futuras autoridades nacionales.

Objeciones
1- Luego de haber efectuado un exhaustivo análisis del proyecto se puede afirmar que si bien no se han detectado en el mismo cláusulas que contradigan la normativa vigente en el MERCOSUR  es notorio que aparecen claras contradicciones con la filosofía del desarrollo del bloque económico que integramos junto a Brasil, Argentina y Paraguay. En ese sentido las cláusulas de trato nacional y de trato de nación más favorecida implicarían que en todo momento las inversiones estadounidenses deben ser tratadas de forma idéntica a las nacionales y de otros países con lo cual se limitaría totalmente las posibilidades del bloque MERCOSUR de establecer cláusulas o normativas que beneficien específicamente  a las inversiones de los países socios del bloque regional por cuanto ello automáticamente beneficiaría a las de EE.UU..
2- En cuanto a la solución de controversias Privados-Estado o Estado-Estado consideramos altamente inconveniente la respuesta ensayada en el Tratado por cuanto implica la prorroga de tribunales que determina que nuestras empresas o el propio Estado uruguayo pueden terminar teniendo que litigar ante un Tribunal de Arbitrajes o una dependencia judicial de los EE.UU. con todo lo que ello implica de asimetría y costos (ya lo sufrimos con el Banco Comercial).
3- El concepto de inversión que se maneja en el Tratado es excesivamente amplio y abarcativo no conociéndose antecedentes en otros tratados firmados por nuestro país. Tal cual están definidas las inversiones en el Tratado y la nebulosa que rodea el concepto de pre-inversión podrían determinar condiciona-
mientos y posibles indemnizaciones altamente cuestionables. 
4- La cláusula que determina la denegación de beneficios para países con los cuales EE.UU. no mantiene relaciones diplomáticas o malas relaciones (Cuba, Venezuela, Irán,etc.)  implica no solamente denegar los beneficios del Tratado a cualquier empresa uruguaya integrada con capitales de dichos países sino que es a nuestro juicio un apoyo tácito al bloqueo a Cuba. Al respecto cabe consignar la vigencia de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobada con el voto uruguayo que prohibe promulgar leyes o firmar tratados que vayan en contra de la libertad de comercio que el preámbulo de dicha resolución establece que significa el bloqueo a Cuba. A nuestro juicio la aprobación de dicha cláusula violaría el compromiso asumido por Uruguay ante las Naciones Unidas y significaría un gesto inamistoso a la hermana República de Cuba.

Conclusión  
Por las objeciones antes reseñadas el M.P.P. considera inconveniente para el Uruguay la aprobación del Tratado en su actual redacción.


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PÁGINA 4 
Colombia no está tan lejos

Para quienes vivimos en el Interior, a veces hay determinados hechos, ciertas formas de ver hechos políticos o cuestiones de la vida, que el lugar donde nos paramos nos lleva a verlos de diferentes maneras.
¿Qué quiero decir con esto?. Que en estas sociedades hay siempre una insistencia en tratar de ver los grandes temas con la óptica de la “baldosa” donde estás parado, y que te importe solamente ella, sin lograr interpretar el resto del universo que está a su lado.
Así, todos los procesos los vemos descolgados, o nos obligan a intentar verlos descolgados de determinadas situaciones o relaciones que los unen. 
Por eso, por ejemplo, los que vivimos en el Interior y quienes viven en un pueblito, nos llevan a tratar de ver con una cabeza muy separada de los grandes problemas y resolver esos temas con una visión esencialmente de la ”baldosa”; y cuando digo la “baldosa” digo separada del conjunto de las otras que hacen a la vereda y que hacen al todo. 
Es así que no se pueden analizar los problemas de indigencia que existen en algún pueblito del Interior, o todos los problemas que tenemos los uruguayos, separados de un análisis de lo que nos pasa como país.
Y no podemos analizar lo que nos pasa como país sin tener una visión del mundo. Parece algo lógico, pero en la realidad, a veces, no siempre lo analizamos o lo vemos así.
En el proceso que está viviendo nuestra América Latina (AL) y las situaciones que vive el mundo en general, el mundo en determinados hechos, es importante analizarlo también cómo repercute  en la “baldosita” donde estamos parados. Qué le pasa a esa “baldosita” si el mundo se corre para determinado lugar o si toma determinadas decisiones, o si seguimos en función de lo que algunos países que tienen la manija de sus intereses para que el mundo camine de ese lado, nos lleve o determine nuestras vidas.
Por eso que hoy, más allá de este planteo, de esta visión, quería estampar realidades que a nosotros nos pueden llegar a condicionar si no entramos a mirarlas, si no entramos a procesarlas, si no entramos a difundirlas. Y me quiero referir puntualmente a la situación que vive Colombia.
A nosotros nos tocó concurrir a Bogotá. Hacer un viaje a Colombia desde el 25 al 29 de abril, decisión adoptada por las organizaciones políticas que integran el Foro de Sao Paulo. En el grupo de trabajo del Foro se resolvió en noviembre del año pasado, la importancia  de que parlamentarios de estos partidos políticos concurrieran a Bogotá para tener una primera visión de lo que pasa allá y teniendo conversaciones con diferentes organizaciones políticas, sociales, organizaciones de trabajadores, de campesinos de indígenas, la Iglesia, comisiones de conciliación, comisiones de derechos humanos. Y en ese sentido es que fuimos. 
Esta ida también fue avalada por la Red Parlamentaria Mundial que en enero se reunió en el Foro Social Mundial, como parte de un compromiso, en primera instancia, a divulgar en todos nuestros países, sensibilizar a los gobiernos de la situación que vive Colombia. En el marco de lo que decíamos en el comienzo, de lo que pasa en Colombia, más tarde o más temprano nuestra AL tiene que entenderlo porque en gran medida nuestro futuro también se está jugando ahí.
La situación de Colombia es muy compleja y en un artículo no se desmenuza para quienes no la conozcan pero sí podemos poner, hoy, arriba de la mesa los temas fundamentales, o los temas que nosotros entendemos importantes que la opinión pública los maneje.
En esas reuniones que estuvimos pudimos palpar una realidad, más allá de lo que escuchamos o lo que nos transmitieron, sino lo que vimos. La sociedad, con una violencia encarnada, muy metida en sus vidas, una violencia que está en alguna medida amparada, legalizada hace decenas de años. Números fríos que determinan lo complejo de la realidad y números fríos que determinan de qué manera el Imperio en Colombia está haciendo un gran ensayo para tratar de ser en el resto de la región una especie de “grano en el ojo”, para que no se pueda desarrollar un proceso de integración política, social y económica con los nuevos vientos que corren por esta zona. Por eso es importante también manejar ese concepto y empezar a entender esa realidad.
En Colombia se empezó a aplicar a instancias primero, de una propuesta del gobierno de Pastrana en el año 1998, en lo que se denomina ahora el Plan Colombia. Ese Plan Colombia, que tuvo como primera expresión la lucha contra el narcotráfico, hoy la realidad nos demuestra que está muy lejos de lo que en alguna medida quisieron plantear que fuera para eso. 
Hoy, básicamente es un plan que tiene un gran componente militar. Para que se comprenda mejor este elemento: de acuerdo a estimaciones del propio gobierno colombiano el costo total del Plan Colombia es de aproximadamente 7.500 millones de dólares que se ejecutarán durante 5 años. De este total estimado, Colombia aportaría 4.000 millones y los 3.500 millones restantes provendrían de EE.UU, o sea que ha comprometido 1.600 millones, la UE con 1.000 millones y diferentes organismos financieros que aportarían 900 millones.
El Congreso de EE.UU aprobó incrementar en 500 millones de dólares aparte para destinarlos a la creación de un Fondo para otros países de la región. Sin duda que esa partida está vinculada con los intereses que determina el plan. Esos países son Ecuador, Perú y Bolivia.
El Plan Colombia fue presentado el 20 de octubre de 1999 en la Sesión N° 106 del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso Norteamericano, proyecto mediante el cual el gobierno colombiano solicita una ayuda adicional de 1.500 millones. Lo interesante de esto es como, se desglosa el total de dinero aprobado y son: 740 millones para los militares colombianos, 250 millones para la Policía y la Armada, 410 millones para medidas de seguridad regional en países vecinos de los cuales 325 millones para gastos adicionales de agencias de EE.UU y 85 millones para mejoramiento de los programas en Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá. Cien millones para apoyar la aplicación de la Ley, los derechos humanos y la Paz.
Números más que claros, irrefutables, indiscutibles para demostrar el verdadero objetivo del Plan Colombia, la guerra, ya que no es posible concluir lo contrario cuando 1.400 millones de un total de 1.500 millones (esto es el 93.3 %) se destina para la guerra y sólo 100 millones (equivalente al 6.6 %) se orientan hacia la paz.
Quien puede determinar lo contrario, es solamente alguien que se juega en la aplicación de este plan y que tenga intereses diferentes en esta región. ¿Quién puede afirmar que con este plan ha sido  exitosa la lucha contra el narcotráfico o el tráfico de las drogas pesadas hacia EE.UU o Europa que fueron los motivos iniciales y los que siguen dando con bombos y platillos como el gran objetivo de este plan? ¿Quién puede determinar que este plan tiene como gran componente establecer relaciones humanitarias y de Paz en Colombia?
Para evitar que quede alguna duda, hay números que siguen aclarando la situación sobre las verdaderas intenciones del Plan Colombia. Es bueno decir que las cifras anteriores determinan que del dinero aprobado por EE.UU para su Plan de Paz en Colombia destinan 700 de cada 1.000 dólares a gastos militares, por lo que Colombia se convierte, tras Israel y Egipto, en el mayor receptor de ayuda militar norteamericana del mundo en virtud del Plan de Paz en Colombia, a lo que debe agregarse que los mayores gastos se destinan  a 30 helicópteros Black Hawk y otros 33 Huei, así como el entrenamiento, dotación y manutención de 3 batallones del Ejército colombiano para combatir  en el sur del país, zona que estaba bajo control de las fuerzas insurgentes. (sigue en pág 5)


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PÁGINA 5
Objetivo ratificado, incluso por la secretaria de Estado de los EEUU (Madeleine Albright) cuando declara que el primer uso de la ayuda es el  entrenar y equipar a la fuerza de seguridad colombiana para que una mayor parte del país sea puesta bajo el control de la democracia y el imperio de la ley. Un plan que, a juicio de analistas, desestabilizará toda la región en la medida en que involucra militarmente a países limítrofes como Ecuador, donde EEUU lleva instalado una nueva base militar, la base Manta, Perú,  Brasil y Venezuela. Sobre esto es bueno aclarar la visión del actual Gobierno de Uribe Vélez: inclusive los días que nosotros estábamos en Bogotá hubo una declaración del Ministro de Defensa que iban a solicitar al Gobierno estadounidense, a través de la presencia en Colombia, en esos días también de Condoleezza  Rice, de que se construyera una nueva base en otra zona de Colombia. Esto para afirmar el proyecto militar de querer condicionar determinado rumbo en un punto neurálgico de la región. 
Afirmando esto con lo que decíamos al principio, este conflicto excede las fronteras colombianas y la solución de él de una manera u otra puede jugar o va a jugar en  la realidad del contexto latinoamericano en los   próximos años.
 Siguiendo con los ejemplos: en los mismos días que nosotros estuvimos en la zona, se dio un debate en el Senado, en el cual tema fundamental a discutir era el papel  que está jugando el gobierno venezolano y la decisión que había tomado unilateralmente de la compra de armas para reforzar el control de zona fronteriza. Eso en Colombia fue una gran campaña mediática, básicamente contra Chávez y contra la línea que está llevando adelante el gobierno venezolano, sin duda, para tratar de condicionar una postura en el pueblo colombiano que enfrente a sus hermanos venezolanos, y sí tendrá mucho que ver en nosotros aunque estemos a muchos miles de quilómetros. de distancia con esa zona conflictiva en cuanto al papel que se pueda jugar por esos países en el tiempo que viene. Sin duda Venezuela ahí significa, para la estrategia norteamericana en la región, un problema y a través del conflicto de Colombia 
Cómo no vamos a estar involucrados como Uruguayos, donde nuestra visión desde el punto de vista de integración política, social y económica esos países también tienen que jugar un papel fundamental, y dentro de esta estrategia aislar a Venezuela está planteada también.
En todas la reuniones que mantuvimos con más de 15 organizaciones políticas, sociales, religiosas, había un hilo conductor, un mismo planteo: el cambio humanitario de prisioneros y el caminar en forma sostenida hacia un proceso de paz, hacia una salida negociada en Colombia. Eso fue coincidente en todas la reuniones. Ese pedido a gritos de todas las organizaciones era hacia nosotros para que lo hiciéramos como una polea de transmisión y  que todas las instancias internacionales  e internas  de nuestros partidos políticos, de las Cancillerías de nuestros Gobiernos se pudiera empezar a conversar con un eje común sobre el proceso colombiano.
En Colombia se vive una grave crisis humanitaria caracterizada por cerca de 3 millones de habitantes expulsados: la  violencia los corre de sus tierras, de sus casas y la mayoría de esos expulsados terminan siendo muertos de guerra. Y estamos hablando de civiles, estamos hablando de campesinos, de trabajadores, ellos son las víctimas de este conflicto en su gran mayoría.
Los paramilitares poseen en el entorno de 4 millones de hectáreas, están en gran medida y con gran peso, en la economía colombiana, poder en las decisiones políticas. Sin lugar a dudas el eje de su movilización, es con la sociedad civil. Cerca de 2.000 desaparecidos tienen en su haber y un dato que no es menor, hay zonas en Bogotá que son patrulladas y vigiladas por los paramilitares y ¿qué implica eso? Implica que si no te gusta sos “boleta”, y la mayor acción la tienen gurises de entre 13 y 15 años, reclutados en esas zonas.
Sin dudas el elemento más trascendente, que rompe los ojos, es a qué grado ha llegado la militarización en Colombia, de qué manera el Gobierno actual públicamente llega a reconocer que tiene casi de 2.500.000 de colombianos que juegan el papel de vigilancia de sus propios hermanos. Algo parecido a lo que ocurrió por estos lugares en la década del 70 con la Doctrina de la Seguridad Nacional, de una militarización y control permanente de la sociedad. Hoy en Colombia vive, con las características del lugar, una población de 40 millones de habitantes, donde 2.500.000 son una especie de policías civiles para controlar la vida y arte de sus vecinos, y eso determina que, por ejemplo, hoy el Estado colombiano diga que tiene más de 12.000 terroristas presos y donde si uno analiza cómo fueron procesados, se concluye que quienes están vinculados a la guerrilla directamente no pasan de 600 y el resto son simples ciudadanos, que de una u otra manera han quedado entrampados en esta gran militarización de la vida. 
Esos aspectos, más allá de ser anécdotas o hechos que podemos contar de lo que vivimos, deben ser una preocupación y más allá de esto, una búsqueda de lo que se pueda aportar en ese proceso, una salida que no sea la que hoy están proponiendo quienes quieren regir nuestras vidas desde el supremo imperio de ver las cosas desde allá arriba. 
Cuál fue o cuál debe ser nuestro compromiso desde nuestra fuerza política, desde nuestros lugares, creo que uno y el más importante es dar a conocer esta realidad.
De los 4 diputados que fuimos a Colombia: Frente Farabundo Martí, Partido de los Trabajadores, Movimiento 5a. República, asumimos como compromiso, transmitir a nuestras organizaciones políticas una propuesta de agenda de trabajo en la cual nos comprometamos a buscarle una lucecita o una salida a esta situación,con las diferentes organizaciones en todo el mundo.
Testimoniamos y pudimos ver la lucha tenaz emprendida por las organizaciones humanitarias, sindicales, indígenas populares, políticas y religiosas en la construcción  de un verdadero proceso de diálogo nacional con vistas a una solución para el conflicto. El planteo nuestro y queremos hacerlo en todos los ámbitos: actuar junto con los gobiernos nacionales en el sentido de una urgente solidaridad humanitaria para las víctimas civiles del conflicto. Actuar en el sentido de ampliar la voz internacional para la implementación inmediata de acuerdos humanitarios que abarque a los prisioneros civiles y militares. Buscar ante los organismos internacionales (sobre todo la ONU) reconocimiento del estado de beligerancia en Colombia, tornando efectiva la aplicación de normas humanitarias internacionales para la situación de guerra.
Buscar ante la OEA que actúe efectivamente en el sentido de garantizar la vigilancia de los derechos humanos y que no se permita la impunidad a los crímenes practicados a lo largo de este extenso conflicto, y la expropiación final de las tierras de los campesinos indígenas. Movilizar a los Parlamentos y a la opinión pública de nuestros países para acciones de solidaridad activa por la paz y la justicia social en Colombia, inclusive a través de la creación de comités de solidaridad.
Como propuesta central, organizar un encuentro mundial de parlamentarios y movimientos sociales para el acuerdo humanitario y la paz en Colombia.
En resumen: la idea de que esta situación que viven millones de hermanos en una tierra lejana a la nuestra, no se analice desde la óptica de la “baldosa”, desde algo que está lejos y no tiene una cercanía a nuestra realidad.
Desde el punto de vista político, desde el punto de vista social, desde el punto de vista de lo que significa una visión de región diferente, es importante que no lo analicemos con esa óptica de solamente mirar la punta del zapato, porque a la larga o a la corta, no tengo dudas, nos vamos a dar cuenta que Colombia no está tan lejos.

* Anibal Pereyra


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Pautas de conducta del futuro 
Gobierno Municipal de Montevideo

El resultado electoral del pasado 8 de mayo, muestra un renovado entusiasmo hacia las propuestas progresistas en Montevideo. El nuevo mapa nacional nos desafía a mirar más lejos, a imaginar nuevos horizontes. Nuestra fuerza política, se encuentra hoy, ante el desafío de gobernar Montevideo por cuarto período consecutivo. La cercanía a nuestros ciudadanos, su vínculo con la gestión, así como la transparencia de nuestras acciones, se vuelven, hoy más que nunca, imprescindibles para lograr un mayor involucramiento y una mayor participación ciudadana.

 En la reunión de la Agrupación Nacional de Gobierno, celebrada el pasado martes 17 de mayo, se dijo, y lo compartimos plenamente, que estábamos allí presentes, como autoridades electas por la ciudadanía, pero, en primer lugar era una reunión de «militantes», calidad que no debemos perder, sino por el contrario, incrementar. Es por eso, que me comprometo, — y los invito a compartir la decisión— a respetar las disposiciones legales y reglamentarias nacionales y municipales, que regulan la conducta funcional, así como los «LINEAMIENTOS  DE  CONDUCTA  PARA LA  FUNCION  PUBLICA» aprobados por el Plenario Nacional del F.A. el 19/4/04.
 
 Pero nuestra militancia nos debe llevar, mas allá de lo que significa el cumplimiento estricto de esas normas, a emitir un mensaje a la ciudadanía de Montevideo, con las auto-limitaciones que pasaré a exponer, aplicables a toda persona designada para desempeñar cargos de confianza o de cualquier otro tipo, que entrañe alguna forma de representación política.

Por lo expuesto, los invito a compartir los siguientes lineamientos:
1) No debemos mantener vínculos por razones de dirección o dependencia con firmas, empresas o entidades que presenten ofertas para contratar la Intendencia Municipal de Montevideo ya sea directamente o a través de terceros o de organismos internacionales.
2) Deberemos abstenernos de intervenir, cuando nos competa autorizar un gasto, si nos consta que tenemos vinculaciones con el contratante, por razones de parentesco, hasta el cuarto grado por consaguinidad o tercero por afinidad.
3) Los que tengamos cometidos de dirección superior, no podremos, simultáneamente, ser dependientes, asesores, auditores, consultores, socios o directores de las personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que se encuentren sujetas al control de la Comuna.
4) Nos comprometemos a formular una «declaración jurada de implicancias», incluyendo las que se puedan considerar dudosas.
5) Aunque parezca obvio, aclaramos que nos abstendremos de recibir regalos o aportes u otros beneficios, ya sea personalmente como a título de contribución para hacer regalos a superiores, en colectas o suscripciones de cualquier naturaleza. Se admitirán reconocimientos protocolares recibidos de gobiernos, organismos internacionales o entidades sin fin de lucro y los gastos de viaje y estadía recibidos de las mismas entidades, para participar en eventos internacionales. También las «atenciones» de entidad razonable que se reciban con motivo de las Fiestas tradicionales.
6) Seremos en extremo cuidadosos cuando estemos autorizados al uso de celulares y solamente se efectuarán comunicaciones de larga distancia cuando estén expresamente autorizadas.
7) No podremos trabajar en la misma oficina con personas a las que nos vinculen lazos de parentesco hasta el segundo grado por consaguinidad o afinidad.
8) El uso de locomoción, combustible, repuestos y servicios de reparaciones, deberá limitarse a lo estrictamente necesario y siempre que cuente con autorización superior.

 Consideramos que esta serie de pautas y limitaciones junto a declaraciones juradas de todos los cargos de dirección política son una clara señal de nuestro rumbo y un compromiso de responsabilidad con todos los montevideanos. Estamos convencidos que esto facilitará un real involucramiento en nuestra tarea y que promoverá la mayor participación ciudadana que todos deseamos.



El mercosur también existe

Los pasados 17 y 18 de mayo, el Diputado Juan José DOMINGUEZ participó en Brasilia de la IX Reunión Birregional de la Comisiòn Parlamentaria Conjunta del Mercosur (CPC) con la delegación para Mercosur del Parlamento Europeo, y de la Reunión de la Mesa Ejecutiva de la CPC.

El Tratado de Asunción (de creación del Mercosur) establece en su art. 24 la creación de la Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC).
Actualmente la CPC se encuentra abocada a la creación del Parlamento del Mercosur, tarea que tiene como fecha límite el 31 de diciembre de 2006.
El Diputado JUÁN JOSÉ DOMINGUEZ integra la Mesa Ejecutiva de la CPC. La sección Uruguay de la CPC está compuesta  por 16 miembros de todos los partidos políticos (salvo Partido Independiente) con una Mesa Ejecutiva de 5 miembros, 3 del EP-FA-NM, 1 Del Partido Nacional y 1 del Partido Colorado. Hasta ahora, desde su conformación en este período, se celebraron dos reuniones plenarias y algunas más de la Mesa Ejecutiva.
Los otros tres países tienen los mismos organismos, todo en el marco de lo establecido en el Protocolo de Ouro Preto que es el que autoriza a que el conjunto de las CPC de los cuatro países miembros sea la que lleve adelante las tareas de creación del Parlamento del Mercosur. La reunión celebrada en Brasilia fue la de la Mesa Ejecutiva de la CPC Mercosur, compuesta por la reunión de las Mesas Ejecutivas de los países miembros.
Toda la preparación de estos acuerdos político-institucionales es acompañada por el grupo denominado Grupo Técnico de Alto Nivel (GTAN) que está compuesto por diferentes figuras técnicas y políticas de los partidos que integran la C.P.C., como por ejemplo Gerardo CAETANO, Gonzalo AGUIRRE, José KORZENIAK (hijo)y el Licenciado Gabriel BIDEGAIN (sociólogo y actual presidente de la Fundación Vivián Trías. Las misiones en las que ha participado DOMINGUEZ en lo que va de esta legislatura se desarrollaron en Paraguay, Bélgica (Bruselas, sede del Parlamento Europeo) y Brasilia. Las reuniones estuvieron manejadas dentro de estrictos mecanismos protocolares, con rendimiento aceptable en cuanto: 1) Preparar el protocolo del Parlamento del Mercosur con la discusión correspondiente, con buena asistencia de los cuatro países; 2) Acuerdos de asistencia financiera del Parlamento Europeo con relativos buenos resultados (aquí faltaron los representantes del Partido Colorado y el Partido Nacional en la Mesa Ejecutiva de la CPC); 3) Reencuentro con representantes del Parlamento Europeo, en particular Massimo D’ALEMA, encargado principal para asuntos del MERCOSUR, con el cual no se había podido tener entrevista en ocasión de encuentro en Bruselas. En esta ocasión, en Brasilia, culminó el proceso de acuerdos con claro respaldo a la marcha de los apoyos de la Unión Europea al Mercosur. 
En ese marco, con la presencia de los representantes de la Unión Europea, la Comisión Parlamentaria Conjunta emitió una declaración de apoyo a Argentina con respecto a la inclusión de las Islas Malvinas entre  los “países y territorios de ultramar” en el texto de la futura Constitución de la Unión Europea.
El tema que más interesa a Uruguay actualmente es la asunción de Tabaré VAZQUEZ como Presidente Pro-témpore el próximo mes de junio en Asunción-Paraguay, conjuntamente con la entrega de los aspectos del Protocolo del Parlamento del Mercosur recientemente acordados. 
Este Protocolo tiene sus complejidades, en particular con respecto a los acuerdos para la composición del Parlamento, en principio serían 36 representantes de Brasil, 31 de Argentina, 16 de Paraguay y 16 de Uruguay. 
Durante los seis meses de duración de la Presidencia Pro-témpore para Uruguay, las cuatro Presidencias y las respectivas cancillerías estudiarán ese borrador de Protocolo para luego, durante el año 2006, ir a la aprobación definitiva que tiene como fecha límite el útlimo día de ese año, el 31 de diciembre de 2006.
No se debe olvidar que paralelamente a estas acciones institucionales, al pueblo, a la gente, se le deben dar señales desde ya. A vía de ejemplo, se tuvo una reunión con el Viceministro de Agricultura de Brasil quien expresó que era cierto que la sobreoferta de arroz a la interna fue mayor que nunca (2:200.000 toneladas sólo en Mato Grosso) pero que la decisión federal es la de cumplir los acuerdos Mercosur, a pesar de esa sobreoferta y de la caída de los precios a nivel mundial. En definitiva, fue una buena gestión que acompañó lo que ya había iniciado el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca. 


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Estado, Pueblo y Trabajo

El Frente Amplio no surgió a la vida política como el resultado de un acuerdo ideológico establecido entre sus fundadores. Surgió como expresión política de las luchas que se libraron en el país a lo largo de los años sesenta. La unidad política del pueblo oriental fue antecedida por la unidad sindical de los trabajadores uruguayos. Y alcanzar ésta última significó un esfuerzo descomunal realizado durante décadas y décadas: cada corriente política tenía su central de los trabajadores propia y estas estaban teñidas de intereses partidarios. La falta de unidad no surgía sólo de distintos intereses laborales, sino de las diferencias partidarias que se ponían por delante de la unidad sindical…
La lucha de los sesenta, tanto de los trabajadores como de los estudiantes, tuvo graves consecuencias desde el punto de vista de la represión –palos, tiros, cárceles y muerte–, sufrida por los sindicalistas obreros y los gremialistas estudiantiles. Pero también construyó un importante grado de unidad logrado desde abajo y a partir de la diversidad ideológica y política.
En la calle coincidieron marxistas y cristianos, anarquistas y nacionalistas revolucionarios, blancos y batllistas… Juntos construyeron el Movimiento de Defensa de la Libertades, como claro antecedente en el que estuvieron presentes distintas corrientes políticas e ideológicas que después participaron en los trabajos de construcción del Frente Amplio.
A diferencia de otros países, en que marxistas y cristianos se encontraron enfrentados hasta en los más mínimos detalles de la vida cotidiana, en el Uruguay se unificaron en una experiencia vivida en los años sesenta, apoyada en los elementos solidarios y en la intención de reivindicar el papel de los trabajadores o de los humildes, de los pobres o de los perseguidos por causa de la Justicia, que subyacía en los fundamentos religiosos o filosóficos de ambas corrientes, como también estaban presentes en los principios anarquistas, en el pasado de los blancos que lucharon por el voto popular y la representación proporcional o en el de los batllistas que trataron de establecer elementos de justicia social.
El acuerdo político se apoyó en lo que tenían en común todas estas corrientes, así como en una revisión de la historia nacional, en una revalorización del artiguismo y en una nueva relación entre la cuestión nacional, el antiimperialismo, el socialismo y la integración latinoamericana. Y se apoyó, sobre todo, en una práctica política y militante que se había producido en los años precedentes…
Los frenteamplistas, desde el ejemplo del Che o los preceptos del Sermón de la Montaña o de los 10 Mandamientos, siguieron procesando una práctica común apoyada en los elementos de unificación que se habían establecido: a pesar de sus propias definiciones y de sus propios objetivos trabajaron empecinadamente por resolver la contradicción oligarquia-pueblo, por entender que los cada vez más grandes privilegios de una oligarquía íntimamente aliada y entrelazada con los imperialistas era la causa de problemas crecientes que sufría el pueblo oriental. Esa práctica en común, a su vez, fue estableciendo elementos ideológicos comunes del conjunto de los frenteamplistas, vinieran de donde vinieran y fuese cual fuese su ideología original.
La actualización ideológica en marcha debe producirse a partir de estos elementos, sin que nadie renuncie a sus propias definiciones ni tampoco le exija a los otros la que su sector particular ha hecho. La discusión, sin embargo, se da entre sectores que tienen definiciones muy precisas, tanto por la reafirmación de sus viejos principios como por la revisión que otros han emprendido. Pero nadie le puede imponer a los demás sus propias definiciones así como tampoco nadie va a renunciar a sus convicciones: ¿dónde está, entonces, el margen de la discusión? Está en todas aquellas cosas que cada sector entiende que debe ser el FA, en los temas que son propios del FA y no de cada organización. Pero esto está más allá de los acuerdos más sencillos
El FA, a pesar de que habló de los problemas que acarreaba el gran capital al pueblo oriental, nunca hizo una clara definición anticapitalista y mucho menos socialista: más allá de que la mayor fuerza militante que estuvo presente en sus orígenes se consideraban socialistas, luchaban por derrocar el sistema capitalista y emprender un proceso de construcción del socialismo, no se lo exigieron al FA ni nunca fue una condición para integrarse a él. Esto no cambió en la evolución y el desarrollo del Frente, y parecería que son temas que no están o que no deberían estar en discusión. De todas maneras cualquiera puede replantear el tema, y de hecho, entre los documentos que están circulando, en alguno se da por sentado, de forma absolutamente equivocada, que el FA ha tomado esas definiciones.
El margen de la discusión, más allá de los acuerdos sobre la empecinada lucha por una nueva organización del trabajo, basada en la justicia social y en relaciones más solidarias entre hombres y mujeres, las contradicciones que se dan giran alrededor de 3 ó 4 temas centrales: la contradicción oligarquía-pueblo, el papel del Estado y el papel del Mercado.
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La contradicción oligarquía-pueblo
A lo largo de los años, es obvio, se han producido importantes cambios en la composición social de nuestro país. No sólo se han terminado las grandes concentraciones fabriles y han cambiado las características de los barrios en que estaban instalados los complejos fabriles, no sólo se ha dispersado y desregulado el trabajo asalariado, aumentando la informalidad y el trabajo en negro o el aumento de las façones como otra forma de organizar la producción, no sólo han cambiado las características y el peso del comercio independiente, sino que también cambió la composición de la oligarquía: ha disminuido su número y ha aumentado su peso y su participación en la apropiación de las riquezas, se ha concentrado aun más y ha desplazado a sectores que antes la integraban o que estaban aliados a ella. Todo ello es cierto. Pero la oligarquía como tal, socios nativos del imperialismo transnacional, socios sin los cuales el imperialismo no podría operar, sigue pautando la gran contradicción que tiene que resolver el pueblo oriental.
Sin embargo, a partir del reconocimiento de los cambios que se han producido, también se llega a la conclusión de que ya no existe la contradicción oligarquía-pueblo. 
Ello lleva a enumerar los sectores que deberían ser el sujeto de los cambios, pero no se reconoce mayores contradicciones con otros sectores sociales y económicos. Seguir este camino supone tomar al FA como la representación política del conjunto de los uruguayos y, si bien se ha ampliado muchísimo su base de apoyo, para llevar adelante el programa económico y social del pueblo oriental es imprescindible afectar los intereses de aquellos sectores caracterizados como oligarquía: los integrantes del sector financiero internacionalizado, los vinculados al sector exportador e importador, y el gran comercio instalado en Uruguay que está barriendo con los pequeños, medianos y hasta con los que hace poco se consideraban grandes comerciantes… Esos sectores, y poco más, constituyen la oligarquía hoy en nuestro país.
El concepto según el cual ya no existe la contradicción oligarquía-pueblo paga tributo a otro concepto en boga en algunos sectores de la izquierda europea: la defensa del Catch all party, el partido que toma de todos… Para los que pensamos que de esos sectores que consideramos oligarquía hay muy pocas cosas que tomar, como no sean los recursos para financiar el programa popular, se nos plantea la opción de hierro de tener que cuestionar el concepto.
Es más, la contradicción oligarquía-pueblo ha reforzado el entrelazamiento con la contradicción imperio-nación. Esta es producto de otra forma de expresión, de aquella contradicción. En el marco de la globalización la oligarquía ha renunciado, como nunca antes, a la defensa de un proyecto nacional y, de hecho, se pone en duda o en cuestión la viabilidad de los países dependientes y subdesarrollados de nuestra América Latina. Se pone en cuestión la viabilidad de los orientales como pueblo y de Uruguay como país.
No sólo sigue existiendo la contradicción oligarquía pueblo, sino que se ha reforzado aun más.

El papel del Estado
A caballo del concepto anterior aparece el problema del Estado y, sobre todo, el debilitamiento del Estado-Nación. En los años que se gestó el Frente Amplio, en la medida que no estaba en juego la nación, sino el proyecto que las fuerzas en pugna tenían para emprender el desarrollo nacional, se tenían distintas visiones sobre el Estado y su papel. La oligarquía fortalecía el papel del Estado, sobre todo en lo que tenía que ver con el desarrollo de la fuerza pública: Policía y Ejército, para sostener su política represiva y antipopular. Al mismo tiempo mantenía sin cambios la burocracia del Estado, y no se le ocurría cuestionar la propiedad estatal de las empresas estratégicas para el desarrollo nacional: UTE, ANCAP, OSE, AFE…
La izquierda, mientras tanto, centraba su relación con el Estado a través del papel de la fuerza pública: la que la tenía a mal traer con la represión generalizada de los años sesenta. De los aportes de Lenin sobre el Estado lo que más pesaba era el análisis de la Policía, los destacamentos especiales, las cárceles y los cuarteles; se tenía una actitud despectiva con la burocracia estatal y, sin embargo, se iba más lejos que Lenin con respecto a las empresas estratégicas, debido a que Uruguay tenía una larga tradición sobre la propiedad estatal de esas empresas y Lenin no había escrito demasiado sobre ello.
La oligarquía actual, bien mandada por sus socios, encara de otra forma su relación con el Estado: no se plantea fortalecer las Fuerzas Armadas, como en los sesenta y los setenta, sino achicarlas, debilitarlas y, bajo un mando supranacional, ponerlas a disposición de la política de defensa nacional elaborada por los Estados Unidos de América, con la creación de las Fuerzas Especiales de Despliegue Rápido capaces de intervenir en aquellos países donde la Policía o las Guardias Nacionales, según los casos, hayan sido superadas por las fuerzas populares.
La oligarquía también se plantea disminuir la burocracia estatal y rebajar la calidad de los servicios que le caben al Estado: educación, salud pública, seguridad social… Ni que hablar de lo qué piensa hacer con las empresas del Estado: privatizarlas y poner a disposición de las grandes multinacionales no sólo las ganancias que son capaces de generar, sino –sobre todo– poner en manos de aquellas las decisiones estratégicas claves para el desarrollo y que, de ese momento en adelante, se tomarán para acrecentar las ganancias y no para sostener el desarrollo.
El debilitamiento del Estado-Nación va de la mano del cuestionamiento de la viabilidad del país y del proyecto nacional. Y, por supuesto, que también se cuestiona la viabilidad de la producción y el trabajo nacional, la tierra en manos de los orientales, el procesamiento industrial de nuestras materias primas y el desarrollo del comercio interno. Se pone en cuestión nuestras costumbres, nuestra gente y nuestra historia como base de la proyección futura.

El mercado
Si el FA no levanta un programa socialista, no plantea tampoco sostener una economía dirigista y estatizada totalmente. Por lo tanto deja lugar al Mercado y su desarrollo. Pero tiene que discutir a fondo la relación entre Estado y Mercado, y cuando empieza esa discusión, lo hace influenciado por el fundamentalismo de mercado que los neoliberales han establecido en Uruguay.
Las clases dominantes colonizaron al Estado, y fueron capaces de utilizarlo exclusivamente para sus intereses, pero cambiaron de estrategia cuando debido a las luchas populares el Estado adquirió una cierta autonomía relativa. A partir de ese momento la oligarquía comienza a desechar al Estado y propugna un fundamentalismo de Mercado donde poder continuar con la dominación y el privilegio.
Hicieron del mercado un fetiche y del consumo la máxima expresión de felicidad. 
El consumismo 
exaltado impera hoy en Uruguay y la ideología del Mercado nos marca en todos los aspectos de la vida. Pero el FA, sin cuestionar la existencia de éste, tiene que poner arriba de la mesa otro concepto: el desarrollo del mercado interno con la producción nacional de alimentos, ropa y calzado, tiene que proteger la producción y el trabajo nacional y, si para ello tiene que poner limitaciones a la entrada de productos de afuera de los acuerdos del MerCoSur, no puede dudar en hacerlo.
No se trata, o por lo menos, no se trata solamente de tomar medidas económicas para consolidar el mercado interno, sino que se trata, fundamentalmente, de crear la mentalidad necesaria para emprender el ahorro interno nacional. Hay que partir de la base de que no se puede emprender una política salarial de aumento de la capacidad de consumo dirigida a la compra de productos para el consumo suntuario o innecesario, sino que se necesita orientar el consumo hacia una política orientada a modificar los términos de intercambio y a la reactivación del aparato productivo nacional… Si ello no se produce, el país en conjunto y los orientales particularmente no podremos salir del endeudamiento externo e interno, y vamos a reproducir con más fuerza aun la misma situación de la que tratamos de salir hoy.
 

El trabajo
Por último, hay que destacar el papel del trabajo como fuente de todas las riquezas, materiales e ideológicas. Por ello la lucha por un país productivo y solidario, que está indisolublemente unida a la lucha por el trabajo y por una nueva organización del trabajo, constituye uno de los ejes del esfuerzo de los frenteamplistas.
«El Frente Amplio ha tratado y trata de ser la organización que expresa el más amplio espectro de trabajadores y de gente vinculada al trabajo –expresa el documento elaborado por la   Comisión de   Actualización Ideológica para la discusión del próximo Cogreso–: trabajadores manuales e intelectuales; asalariados; propietarios y vinculados a la producción familiar; administrativos y profesionales universitarios; los que están en actividad y los que se han jubilado, formales e informales, del campo y de la Ciudad, de la industria y del comercio… El Frente Amplio trata de expresar a todos los orientales que, de una forma u otra están o estuvieron vinculados al mundo del trabajo y que forman la inmensa mayoría de la población».
Ello requiere una nueva organización del trabajo, sobre bases solidarias y en las que se resalte la cooperación y una relación de iguales entre los iguales: implica darle un lugar en la nueva sociedad a todos los que, de una forma u otra, ahora o en los tiempos por venir, están dispuestos a encontrar nuevas formas de relación con el trabajo, con la producción y el intercambio, con el comercio y con las profesiones universitarias.
Nuestra sociedad construyó sus valores más elevados, la solidaridad, la cooperación y la igualdad en la lucha, cuando estaba moldeada y estructurada por el trabajo, cuando predominaban las concentraciones fabriles y los barrios obreros, cuando era un orgullo ser un trabajador y cuando se estaba más cerca que ahora del ideal por el que murieron los mártires de Chicago y por los que se desangró la clase obrera en el mundo: 8 horas para el trabajo, 8 horas para el descanso y 8 horas para el ocio creador.
Hoy, a partir de la desestructuración que produce el desempleo y la pérdida de valores que provoca la desregulación laboral y la lucha salvaje por la sobrevivencia, el sindicalismo ha perdido pie entre los trabajadores: disminuye la solidaridad y no se comparte el trabajo, unos acumulan más de un empleo, mientras otros, y son muchos, no tienen ninguno. 

La hora extra se ha transformado en una reivindicación y los sindicatos, muchas veces, la avalan con su práctica.
Sin embargo, la explicación de los problemas no encierra una justificación de los mismos, y el rescate de los mejores valores ideológicos y éticos de los trabajadores deben servir para tratar de recuperar una conducta que, a veces, se va perdiendo, aun entre los dirigentes, y los frenteamplistas, a la hora de emprender la actualización ideológica y el rescate de nuestras mejores tradiciones, tendriamos que sentir el imperativo moral de recuperar las viejas conductas de los compañeros que nos antecedieron, y volver a darle al sindicalismo un prestigio que está perdiendo.

Trabajo y burocracia
Ello adquiere una importancia fundamental entre los trabajadores del Estado. El valor que recibe un trabajador del Estado, lo paga directa o indirectamente el trabajo del resto de los trabajadores que componen la sociedad. Los burócratas del Estado son quienes se aprovechan de su ubicación en la trama laboral para engullir mucho más valor del que producen. Esta deformación burocrática es mucho peor que la explotación burguesa, pues no pone nada, no arriesga nada y trabaja con los dineros de la sociedad: termina chupando a todos, sin poner nada. Es parasitismo total.
Durante años nuestro Estado se fue hipertrofiando, porque manejar su dirección, de hecho, se transformó en causa propia, en perpetuarse como director se hizo amiguismo y clientelismo. Y, por esta vía, se fue burocratizando el Estado. No es cuestión de personas, es cuestión de marco global.
Ese marco también involucró a los trabajadores y ayudó a que se desarmara el valor moral del trabajo y de los trabajadores.
Desde la izquierda se pensó que había que llegar a la cabeza del Estado para cambiarlo y se concibió que, lo más importante en el trabajo del Estado, eran las decisiones políticas que se pudieran tomar, y no el desarrollo de la ética del trabajador, pobre criatura bombardeada por los valores generales, apretado por la doble pinza del amiguismo y el clientelismo y la necesidad de definirse políticamente hacia la izquierda.
En el fondo, estaban en juego dos caminos distintos y dos caras distintas para dominar e imponer al trabajador estamentos burocráticos. Pero la burocracia no es de derecha ni es de izquierda, puede tener los dos rostros, y ambos están prohijados por la humana tendencia al menor esfuerzo. Necesita poder y tranquilidad: la democracia formal le sirve, la democracia real no, es su enemigo, pues siempre trata de atesorar información y canales: siempre logra aparecer como imprescindible.
Pero ¡ojo!, todos podemos terminar como burócratas, si no nos purifica el huracán de la democracia real, el juicio colectivo y permanente de los compañeros. Esto no existe, esto hay que rescatarlo con la lucha y con la actualización ideológica, significa meterse en la gestión, en el reparto, en la participación, en el rescate de una ética del trabajo y del trabajador, en el papel de múltiples funciones sociales del Estado.


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