Uno de los más grandes actores del cine. El ya mítico Humphrey Bogart ejemplifica el tipo duro pero sensible
lleno de cinismo y con un alto grado de melancolía que a pesar de interpretar numerosas obras maestras es
recordado principalmente por su papel de Rick en la inolvidable "Casablanca".
Nació el 23 de enero en 1899 en la ciudad de Nueva York en una familia de bastantes posibilidades en la que
creció sin problemas.
Ya mayorcito luchó en la marina americana en la Primera Guerra Mundial y debido a un
accidente sufrido en una embarcación, su labio permanecería en su parte superior medio paralizado,
característica posterior de su peculiar forma de hablar.
Cuando acabó la Gran Guerra, regresó a la Gran Manzana y comenzaría su carrera interpretativa en el teatro
junto a William S. Brady.
Tras pasar por Broadway sin mucho éxito se trasladó a California más
concretamente a Hollywood, en donde intentó debutar en la pantalla grande cosa que lograría gracias a su
aparición en "A devil with women" (1930)
a la que le seguiría "Río arriba" (1930), una comedia carcelaria
diridgida por John Ford.
Su tipología de personaje duro se establecería en esos años 30 al protagonizar para la Warner un montón de
títulos
con esa particularidad como "Bullets or ballots" (1936) junto a Edward G. Robinson y dirigido por
William Keighley; "El bosque petrificado" (1936) de Archie Mayo y acompañado por Bette Davis y Leslie
Howard; "Dead End" (1937) de William Wyler;
"Marked Woman" (1937) de Lloyd Bacon con Bette Davis; "The
Amazing Dr. Clitterhouse" (1938), un curioso y magnífico título dirigido por Anatole Litvak
en el que aparecía
con un "científico" liado con criminales encarnado por Edward G. Robinson; "Angels with dirty faces" (1938) de
Michael Curtiz y con James Cagney y Pat O'Brian como compañeros de reparto o "The Roaring Twenties"
(1939), dirigido por Raoul Walsh, tambien con Cagney.
Fueron muchos más y casi todos ellos merecen la pena. Bogart era una figura muy socorrida por el estudio
Warner pero su status aún no era ni mucho menos el de una estrella.
Los años 40 comenzaron como acabaron
los 30 mostrando a Bogie de gángster en "Brother Orchid" (1940) de Lloyd Bacon. Antes de protagonizar los
dos títulos que lo elevarían al estrellato, Bogart apareció en "La pasión ciega" (1940) una gran película dirigida
por otro gran director, Raould Walsh.
Con ese mismo realizador, el gran Walsh protagonizaría "El último
refugio" (1941) un espléndido título que se convertiría en uno de los trabajos más aclamados de su
protagonista,
aclamación confirmada por la obra maestra del cine negro de John Huston (su primera película),
"El halcón maltés" (1941), film en el cual Bogart interpretaba de manera espléndida al detective Sam Spade. A
partir de ahí, Humphrey Bogart se convertiría en uno de los grandes iconos en la historia del séptimo arte.
Al año siguiente, "Casablanca" (1942) de Michael Curtiz haría de él un ídolo y un mito para todas las
generaciones cinéfilas. Los títulos en los años 40 (además de los citados)
son sobrecogedores: "Sahara"
(1943) de Zoltan Korda, "Tener y no tener" (1944) -otro título clave ya que conocería al amor de su vida,
Lauren Bacall- de Howard Hawks, "El sueño eterno" (1946) de Howard Hawks, "La senda tenebrosa" (1947) de
Delmer Daves, "Callejón sin salida" (1947) de John Cromwell, "Cayo Largo" (1948) de John Huston, "El tesoro
de Sierra Madre" (1948) de nuevo con Huston o "Llamad a cualquier puerta" (1949)
de Nicholas Ray.
Afable, amante del deporte, independiente (había montado su propia productora llamada Santana Picturese) y
comprometido (fue uno de los principales impulsores de la protesta en Washington contra la Caza de Brujas)
Bogie era también una celebridad y un personaje muy querido fuera de la pantalla.
Si los cuarenta fueron buenos los cincuenta serían también por el mismo estilo en su primera mitad ya que el
fatal desenlace de su enfermedad nos privaría del gran Bogey para siempre. "En un lugar solitario" (1950) de
Ray, "La reina de Africa" (1951) dirigida por su amigo Huston por la cual le concederían un merecidísimo Oscar
al mejor actor, "El cuarto poder" (1952),
una historia sobre el periodismo firmada por Richard Brooks, "La
condesa descalza" (1954) de John L. Mankiewicz, "La burla del diablo" (1954) de John Huston, "El motín del
Caine" (1954) de Edward Dmytryk,
"Sabrina" (1954) de Billy Wilder, "Horas desesperadas" (1955) de William
Wyler y su último film, la obra maestra ambientada en el boxeo "Más dura será la caída" (1956) de Mark
Robson suponen los últimos títulos de una filmografía intachable en la que se podrían citar todos los títulos
porque la presencia de este hombre en la pantalla es el CINE mismo.
Aunque se casó cuatro veces, la mujer más importante siempre sería Lauren Bacall con la que tuvo dos hijos.
Bogie moriría el 14 de enero de 1957 en Hollywood de cáncer de garganta. Tenía 58 años.