por: Jesús Moreno
“Aquí no va a haber nada:” dijo cierto sujeto con pretensiones de experto, (yo). Estábamos en un poblado cerca de Tala al que nos mandaron diciéndonos que ahí había una “cuevototota” sin fin.
Ahí nos traían de un lado a otro preguntando, y nada de nada. Todavía un “viejito” como de ochenta años nos manda con la “gente más mayor porque ellos si saben (y él, por estaba muy pollo). Y así, pregunte y pregunte, que nos dice un señor. “En el rancho ‘onde trabajo hay una cueva’, yo los llevo. Y si, nos llevó al rancho y nos dió las señas para llegar a la cueva. abajito de la cascada esta la entrada y, claro, nos perdimos.
Salimos como pudimos de un pantano y allí estaba la cascada. Ahora había que bajar, y bajamos. Tardamos como una hora pero bajamos todos arañados por las espinas, pero llegamos a la cueva. “Oh, shit!” dijo John Pint, uno de los gringos del grupo. “Está llena de agua y ¿cómo vamos a pasar?”. Después de estarle haciéndole al loco, buscando la forma de no mojarse, decidimos regresar después con el equipo adecuado para esos casos.
PRIMER INTENTO
Ahí estabamos otra vez, John. Susy, Nani y yo, con equipo adecuado y dispuestos a mojarnos y tal vez a nadar. De todos modos sólo entramos John y yo.
Susy y Nani quedaron como grupo de apoyo en la entrada (así se les dice a los que no quieren entrar).
El primer charco no estaba muy hondo, así que no hubo problemas, pero el segundo parecía bastante profundo y frío además. Así que, haciendo, algo de escalada logramos pasarlo pero después las cosas comenzaron a complicarse: la cueva se hacia estrecha y alta, y con agua profunda en el piso. Así que haciendo un poco de chimenea horizontal llegamos a la siguiente parte, una “y’.
El lado derecho parecía el más difícil, así que nos fuimos por el izquierdo pues ahí se podía caminar normalmente. En el camino encontramos una colonia enorme de murciélagos (la más grande que yo he visto aunque no he visto muchas). Literalmente las paredes estaban hechas de murciélagos. Al ir pasando nosotros y los murciélagos huyendo, parecía que éstas se deshacían.
El final de esta sección consistía en un salón con una grieta en la cima. Como no habla otra salida nos convencimos de que había que salir por donde hablamos entrado... nada agradable pues a estas alturas, estábamos helados y temblábamos como maracas. El regreso fue igual a la entrada, con una diferencia, nos caímos al agua y nos faltaba el lado derecho de la “y”.
SEGUNDO INTENTO
Nos hablan dicho que había otras cuevas por allí, así que regresamos a buscarlas, pero no las encontramos sino hasta que el encargado del rancho nos llevó personalmente a las entradas. Una era nueva para nosotros y. la otra, estábamos “casi seguros” que era la grieta que habíamos visto al final de la cueva en la cascada.
Entramos a lo que parecía una cueva nueva y si, era una cueva diferente, o una sección diferente de la misma cueva, así que nos metimos y empezamos a explorarla. Esta cueva también se dividía en dos ramales. El derecho terminaba en otra salida y el izquierdo continuaba y lo seguimos, pero tenía dos pequeñas dificultades, un pequeño arroyo corría dentro de ella y el techo era bajo, así que era un recorrido incómodo.Sin poder estirar las piernas y con la espalda doblada. Así llegamos a una especie de salón con columnas, supuestamente en este tipo de roca no hay formaciones, pero ay estaban 5 ó 6 columnas de roca. Siguiendo el arroyo llegamos a un pasaje alto que termina en una pequeña cascada y esa vez hasta ahí llegamos. Ya teníamos dos cuevas a las que no les hablamos encontrado final.
TERCER INTENTO
Y, por supuesto, luego luego regresamos para intentar pasar por el pasaje de la cascada, y allá vamos. Pero estando en el salón de las columnas, uno de nosotros encontró un pequeño pasaje y... ahí voy. “A ver que encuentro... venganse, ¡por acá sigue la cueva y está bien grandotota!” gritaba, y allá vamos.
Después de salir por un pequeño agujero llegamos a un túnel de buen tamaño y con un arroyo (¿todavía no adivinan?). Empezamos a recorrerlo, íbamos bien contentos porqué aquello se estaba alargando y le íbamos agregando más y más metros a “nuestra cueva” cuando empezaron las dudas. “Esto se me hace conocido”. “N’ombre estás loco ¿qué te pasa? cómo ibas a conocer ‘este lugar sí a lo mejor nadie ha entrado aquí, no me salgas con que visité aquí en una reencarnación anterior”.
Pues no, el asunto no era tan jalado de los pelos. ¿Ya adivinaron? ¡Claro! Aquel pequeño pasaje conectaba con el túnel principal y andábamos por donde habíamos entrado. Desde ese momento el pasaje se llamó el Pasaje de los Tontos.
CUARTO INTENTO
Ya repuestos del ridículo, ahora si bajamos por el pasaje de la cascada. John y yo fuimos los elegidos de los dioses mientras Susy y Mano quedaban como “grupo de apoyo”.
Existen dos formas de pasar: por arriba y por abajo. Por arriba, haciendo una corta chimenea horizontal y. por abajo, cruzando un charco. Después de un buen rato pasamos, uno por arriba y el otro por debajo. Luego, el pasaje continuaba en una pequeña desescalada -de unos 5mts- y volvía a ser horizontal, pero dos metros después, el piso desaparece y es substituido por un piso de guano de la mejor calidad, con consistencia de sopa y bastante profundo.
Haciendo chimenea horizontal recorrimos unos pocos metros pero, adelante, la pared se cerraba y... para atrás de nuevo: había un pozo. Cuando por fin nos reunimos con nuestro grupo de apoyo -que estaba en lo más sabroso del chisme- ya había pasado bastante tiempo, así que decidimos salir.
Ya afuera, se decidió investigar la grieta, a ver si deveras era el final del ramal izquierdo de la cueva de la cascada y. si, sí era.
QUINTO INTENTO
Aún no habíamos encontrado el final de ninguna de las dos cuevas, lo cual, además... parecía bastante difícil, así que, para variar, decidimos comenzar a hacer el levantamiento topográfico de la cueva.
Ese día se topografió todo el ramal derecho de la cueva del arroyo y, casi todos los levantamientos, fue bastante aburrido, a excepción de un amigo que nos acompañó esa vez y puso la nota divertida pues cayó al arroyo. John, testigo presencial del hecho, con su comentario dió la idea clara de cómo estuvo el accidente: “Primero, cuando lo vi caer de espaldas al agua pensé, ‘qué buena foto, pero después, cuando desapareció bajo el agua, pensé, ‘Dios mío, se va a ahogar’ pero no pasó del susto.
SEXTO INTENTO
Esta vez íbamos decididos a llegar al fondo del asunto (cueva) y nos acompañaba un grupo llamado Cuerpo de Exploradores de Occidente (con un nombre de esos, cómo diablos no íbamos a tener éxito).
El primer intento se hizo por el pasaje de la cascada. Llegamos al guano y nos regresamos, “aquí está de la fregada” dijeron, “mejor por el otro lado”... y va para atrás. Hicimos un rappel por la grieta donde, a propósito encontramos otro pasaje a medio tiro, pero no fue explorado. Bajamos dos miembros de CEO y yo. Recorrimos el pasaje y llegarnos a la entrada de la cascada.
Ahí era donde empezaban los problemas. Hasta ese momento no hablamos recorrido ni un milímetro desconocido. Así que intentamos explorar el ramal derecho que si estaba sin explorar, y allá vamos, sólo que no recorríamos más que diez metros, todos de chimenea horizontal, en piedra mojada, y, para colmo sobre agua al parecer profunda.
Yo marchaba al frente y vi que más adelante seguía igual. Así que, otra vez, estaba “de la fregada”. Ahora si problema era que el regreso se complicaba. Desde donde yo estaba era muy difícil regresar y ya estaba cansándome. Entonces pedimos al grupo que estaba afuera un colchón de aire que podría servir para que yo bajara hasta el agua y así seguir hacia adentro de la cueva, ahora por debajo.
Después de una gritería y un buen rato, se nos informó que no estaba allí el colchón.
Después de maldecir y echar pestes tuve que regresar por donde había llegado, lo que me tomó un buen rato. Por fin, me reuní con los otros dos pero todavía nos faltaba salir de la grieta pues los otros dos no conocían el prussik (que es el método para subir por una cuerda totalmente libre en el aire) y, como que no era el momento de aprender. Así que había que salir por la entrada del agua fría.
Después de un pequeño descanso atacamos el asunto. Primero una chimenea horizontal de unos 4mts, luego bajar dos metros hasta la orilla del pozo en una pared vertical con puntos de apoyo muy pequeños y... ¡cuas! me caí al agua, que no estaba muy profunda pero, llena de guano y agua muy fría (¡mamá!).
Siguiendo por el agua se llega a un punto donde ésta si es profunda, pero existen buenas roca, así que hay que trepar por ahí, luego bajar por el otro lado y volver a meterse al agua - aunque sólo hasta las rodillas - y, por fin sale uno. Los tres nos caímos al agua.
Así es, hasta el momento, todos los que hemos intentado pasar por ahí nos hemos dado un chapuzón. 5-O, favor la cueva.
SEPTIMO INTENTO
Esta vez fuimos a buscar otra cueva.... que no encontramos, así que regresamos a la Cueva del Chapuzón e hicimos el levantamiento del Pasaje de los Tontos.
Hasta el momento de escribir esto, aún no llegamos al final de ninguna de las dos cuevas o logramos encontrar la conexión entre ellas.
No se ría, hacemos lo que podemos.