Ahora el lugar elegido para explorar seria la Sierra de Manantlán. Concretamente, el Cerro Grande en el extremo SE de dicha 
sierra. Este cerro es una meseta de aproximadamente 1,500mts. de altura y de naturaleza caliza, razón por la que prometía mucho en cuanto a tiros verticales o sótanos.
Los miembros de Zotz que participaron fueron John, Susy, y yo, además de Mitchell Ventura quien se nos unió en Colima, y ahora nuevo miembro. Otros grupos ya habían visitado la zona y encontrado tiros del orden de 200mts. Así pues, estando tan cerca y siendo el único grupo organizado de la región, decidimos que teníamos que ir a ese lugar, por cierto el más importante en cuanto a la espeleología en el occidente del país.
El camino de acceso a la cima es bastante bueno y en cuestión de dos horas llegamos a uno de los bosques más hermosos del estado. Describir todas las características y peculiaridades de los bosques y selvas de esta sierra se llevaría cientos de páginas, así que hablemos de cuevas.
La meseta está llena de dolinas. Prácticamente no existe drenaje superficial en el área, por lo que teníamos amplias probabilidades de encontrar algo que valiera la pena sin caminar mucho. El primer tiro resultó medir sólo unos 10mts. de profundidad pero el segundo .. La prueba que consiste en arrojar una Piedra y oír cuando tocan fondo como resultado unos 50mts. cuando mucho.
Esta vez sería, yo quien, bajaría primero, así que dispusimos las cuerdas. Revisé mi equipo como cuatro veces y empecé a bajar. La entrada era angosta, unos 70cms. de diámetro aproximadamente. Pocos metros más abajo había una repisa donde me detuve. Hasta ese momento todo iba bien.
Nada diferente a lo que ya había hecho alguna vez, entonces seguí con el rapel. A un lado había un hueco, quizá un pasaje, y decidí dejarlo para después: ahora lo importante era seguir bajando y llegar al fondo.
Cómo a veinte metros alcancé a ver el piso y el resto, otros ochenta metros enrollados en el fondo (¡así qué solo veinte metros!). Pero casi al tocar el fondo noté que la Cueva se hacía mucho más ancha, (como 30 ó 40mts.) “Bueno”, pensé, “a lo mejor hay algún pasaje por ahí que valga la pena”. Pero cuando llegué al piso me di cuenta de mi error, aquello se prolongaba en otro tiro mucho más ancho que el primero y el supuesto fondo era sólo une repisa. Les avisé a los demás y arrojé el resto de la cuerda. Empecé a sentirme impresionado por aquel agujero en la tierra pues no logré ver el fondo ni la punta de la cuerda pero de cualquier modo, seguí con el rapel. Iba bajando lentamente admirando aquello. Realmente era impresionante estar allí, viviendo la espeleología de alto nivel.
En determinado punto pude observar que otro tiro se unía con “el mío” formando un ‘Y”. Parece ser que aquello podría ser la boca principal y que yo había entrado por una secundaria.
Parecía que estaba cerca del fondo pues vi rocas al final, pero al ir bajando me di cuenta de que era un error de perspectiva: la distancia hacía que las paredes verticales se vieran horizontales, pero siempre había un agujero negro justo al centro, hasta que por fin llegué al final de la cuerda sin siquiera poder ver el fondo. Cien metros era todo lo que podía bajar.
No teníamos más cuerda y me quedé allí colgado. Decidí tomármelo con calma y apreciar aquel lugar antes de prepararme para subir. Aunque no que digamos tan fabulosas, en distintos puntos en las paredes colgaban algunas formaciones. Pero no 
era eso lo más impresionante: Lo más impresionante era depender de una delgada cuerda dentro de aquella enormidad. Eso era el premio, un premio sólo para quienes tienen él suficiente deseo de llegar hasta allí.
Preparando el equipo de ascenso me di cuenta de un error: había colocado el croll en una posición equivocada. No podía colocar mi sistema de ascenso, entonces no podía subir, y empecé a ponerme nervioso. ¿Qué hago? ¿Pido ayuda? ¿Cuánto tiempo voy a quedar aquí colgado? Un experto diría que no era para tanto. Bueno, puede ser, pero espero que entiendan que aquélla era mí primera experiencia a esas profundidades en caída libre. Así que una vez analizado y comprendido el problema tuve que armar y desarmar sistemas hasta que todo estuvo como debía ser desde el principio.
A estas alturas yo estaba bastante cansado, pues aquel circo había durado mucho. No supe qué tanto basta que, cuando empecé a subir, mi lámpara de carburo se apagó, quedándome totalmente a oscuras, entonces comprendí que había estado cerca de dos horas colgado en la punta de la cuerda.
Prendí entonces mi lámpara de emergencia y subí sin ningún problema... la verdad, ahora, ya sin fijarme mucho en el espectáculo. Lo que quería era salir y tomarme una cerveza.
A la salida no hubo cerveza pero de todos modos salí feliz por lo que había hecho y eso sí, mucho muy cansado. ¿Que si valió la pena? Ya estamos pensando en regresar con más cuerda lo más pronto posible.
