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El 14 de noviembre de 1943, en el Sector Tosas del Barrio Magueyes de Barceloneta, vé los primeros destellos de luz Héctor, hijo número siete del matrimonio constituido por Filadelfia Martínez y Gustavo Vidal Ruiz. No pudo disfrutar del amor y los cuidados maternales, pues su madre muere en el mes de diciembre de ese mismo año. Héctor es llevado con sus abuelos, donde recibe todo el cariño y cuidados que sus hermanos le brindan. Delia, su hermana mayor, junto con Gladys, Judy y Rosie le cuidan con todo el amor, con ese inmenso amor que su madre le había transmitido.
Vive Héctor una niñez en contacto total con la naturaleza, ya que sus abuelos residían en la Finca Rodríguez del Barrio Tosas, bastante retirada de la carretera 665.
Sus primeros grados los estudió en la escuela de Pajonal, pero al obtener el diploma de Sexto Grado, su padre, que residía en la Barriada Catalana, lo lleva a matricular a la Escuela Intermedia Rafael Balseiro Maceira, para continuar sus estudios en Barceloneta. Obtiene su diploma de Noveno y Cuarto Año con promedios de honor y desde ese tiempo demuestra sus cualidades de líder, siendo el presidente de la Clase Graduanda de 1962.
Ingresa a la Universidad de Puerto Rico, en el Departamento de Pedagogía, pero antes de terminar su bachillerato es llamado por el Ejército de los Estados Unidos, durante la Guerra de Vietnam. Cumple sus años en el ejército y regresa a Puerto Rico a terminar sus estudios universitarios. Obtiene el grado de maestro de Escuela Elemental y de Escuela Secundaria con la especialidad en Español.
Sus inicios como maestro es en el Barrio Boquillas de Manatí, pero luego se traslada a la Escuela Elemental Urbana, donde trabaja algunos años. Pasa a la Escuela Intermedia y aquí ocupa diferentes cargos como; maestro de Artes Industriales y de Educación Especial. También ocupó por años la posición de Coordinador del Programa de Español en la Oficina del Superintendente de Barceloneta. Pasa a formar parte de la facultad de la Escuela Superior Fernando Suria Chaves y asume la responsabilidad de guiar a los jóvenes que se graduaban de Cuarto Año. Ese contacto con los jóvenes y el don especial que poseía para trabajar con la gente es lo que lo lleva a interesarse en la política. Comenzó su vida política cuando lo nombraron presidente de la Juventud Popular en Barceloneta. Para este tiempo, don Vicente Acevedo Ballester, que era el alcalde de Barceloneta, lo estimulaba a que continuara en la política.
Como maestro, Héctor realizó todo tipo de actividades, tanto cívicas y culturales. Dirigió la Tropa 224 de Cobitos, realizando actividades que nunca se habían hecho, como un viaje a Vieques para acampar en el Campamento de la Marina de los E. U. y caminatas al Sector Boca para pasar en bote a la Playa La Esperanza de Manatí.
Héctor poseía ese don especial de seres privilegiados que vienen al mundo a llevar felicidad y consuelo a los que le rodean. Su misión en este mundo fué dar amor y ayudar a todos los que lo necesitaban. Amaba a toda criatura de la naturaleza y siempre en su hogar cuidaba animales de todas clases, desde monos hasta periquitos.
Su vida política comienza cuando el Partido Popular Democrático necesita elegir un nuevo incumbente para la alcaldía. Corre como candidato en primarias y sale electo presidente del partido en Barceloneta. Para este tiempo Vicente Acevedo había sido derrotado por el Hon. Elí Ramos, el cual era alcalde en ese tiempo. Héctor logró unificar la masa popular en Barceloneta, logrando el mayor triunfo de su vida al ganar las elecciones de 1984, derrotando al incumbente, que pertenecía al Partido Nuevo Progresista.
Héctor tuvo muy poca oportunidad de trabajar por su pueblo y lograr las metas que se había trazado. El municipio estaba en bancarrota y a esa grave situación se unen las inundaciones devastadoras que ocurrieron en 1985. Héctor no tenía los recursos económicos para atender a su pueblo ni ayudar a su gente para reponerse de las pérdidas que trajo las inundaciones.
Sus ilusiones fueron arrastradas por las aguas del Rio Grande de Manatí y junto a este torrente de angustias y sufrimientos su corazón se debilita muriendo el 6 de mayo de 1986. Podemos decir que vivió poco, pero muy intensamente, ya que su vida la dedicó por entero al bienestar de su pueblo y de su gente.
Dios, con su eterna justicia, habrá recompensado todas las angustias y sufrimientos que padeció. Su pueblo de Barceloneta, al cual amó tanto, siempre le recuerda.
Por su desinteresado interés y la labor realizada por su pueblo, en su honor el residencial en el Cruce Dávila lleva su nombre; Residencial Héctor Ruiz Martínez.