Por mucho tiempo se han cuestionado las interpretaciones y aplicación de la teología católica. Con todo, pocos hombres osarían dar evidencia de las plegarias secretas que dirigen a Dios. Ante esta realidad, determinante en la teología católica durante el siglo XX, se circunscribe la actividad del clérigo suizo Hans Küng, que es ordenado sacerdote diocesano el 9 de mayo de 1955, celebrando su primera misa en la cripta de San Pedro, debajo de la cúpula vaticana. Sin embargo, su destacada participación en el Concilio Vaticano II incitó a trasnochar a la omnipotencia católica por la reforma que proponía Küng, que motiva a que sea reprendida y desaprobada su obra, base de su trabajo docente.
Hans Küng nació en 1928, en Sursee (Suiza). En el Colegium Germanicum et Hungaricum de Roma cursó tres años de filosofía y cuatro de teología (1948-1955). Estudió en la Universidad Pontificia Alemana y la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Después de ser ordenado continúa sus estudios en el Instituto Católico de la Sorbona, en París, donde escribe su tesis doctoral: "Justificación: la doctrina de Karl Barth y una reflexión católica (1957)". En ella se examinan las analogías entre la doctrina católica y las creencias sobre la justificación sostenidas por Karl Barth, teólogo protestante suizo, con quien Hans Küng consolida una honesta amistad. Este trabajo doctoral será alabado por católicos moderados y por los que intentan la restauración de la unidad entre todas las iglesias cristianas y en la generalidad protestante.
Antes de convertirse en profesor de teología dogmática en la Universidad de Münster, es ordenado sacerdote de parroquia en Lucerna. También participa como teólogo oficial del Concilio Vaticano II, donde cuestiona la doctrina de la infabilidad en su libro "Concilio, reforma y reunión (1960)". En él pide una reforma de las iglesias católica y protestante. Por su osadía, en 1975 la "Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano" lo amonesta por sus opiniones y escritos teológicos. Es revocada en 1979 su facultad para impartir la enseñanza como católico. No obstante, las secuelas de la reprimenda son dulcificadas en 1980 cuando se le concede continuar instruyendo desde una posición secular.
Al estimular un nuevo pensamiento para reflexionar sobre la teología, es acechado "a corta distancia" por monseñores germanos y romanos. Los medios teológicos católicos y los protestantes comienzan a conocer la obra de Hans Küng, que se extiende en toda Europa. Sin embargo, continúa su trabajo en la pastoral directa -entre 1957 a 1959- en Lucerna, fundamentalmente con gente joven. Es profesor auxiliar en la Universidad de Münster de 1959 a 1960.
A los 32 años -enero de 1959- asume la cátedra de teología fundamental de la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga, prestigiosa por su escuela, primero protestante y después católica. Por esta época, las clases de Küng son ardorosas, elogiadas, debatidas, agradables e intrépidas.
En Tubinga coincide -de 1965 a 1968- con el profesor Ratzinger. Empero, una revuelta estudiantil en 1958 separa a los dos profesores. Ratzinger se instala en la conservadora universidad de Baviera, y Küng continúa en su cátedra en Tubinga, que conserva su tapiz de libertad y de verdad. Ratzinger se erige como defensor de la fe, sugiriendo los preceptos inquisitoriales; Küng como el hijo vigilado por sus aciertos ético-teológicos.
Fueron meritorias las discusiones de Küng sobre cualquier tema y en cualquier idioma con los colegas germanos, franceses y angloamericanos en la revista "Concilium", que es fundada en 1964 por los teólogos Rahner, Congar, Schillebeeck y Küng. En este período proliferan los textos latinoamericanos editados en España sobre la "teología de la liberación". Desde ese momento, es tratado el tema en un contexto lógico y de controversia fraternal.
Se dice que las críticas de Küng a la curia romana son siempre templadas e irrebatibles. Pide con enérgicas argumentaciones se supriman los privilegios y prerrogativas que imperan en la iglesia desde la Edad Media. Censura con pasión la pobreza ética y la ausencia de una auténtica espiritualidad por parte de algunos inquilinos del Vaticano.
Cuando en 1962 es nombrado por Juan XXIII "perito conciliar", trabaja activamente en el Concilio Vaticano II. Vivió paso a paso las cuatro sesiones conciliares, examinó los esquemas y los juzgó -antes y después- con lucidez singular, y redactó muchas propuestas para que los obispos renovadores las llevasen al aula conciliar. Küng reconoce que, si bien se aceptan algunas reformas, "a pesar de todas las decepciones", el Concilio ha merecido la pena".
En una consulta popular es proclamado como candidato al obispado de Basilea. Sin embargo, se le priva en 1979 de continuar la misión canónica de enseñar en la Facultad de Teología de Tubinga. ¡No merecía ser calificado como teólogo católico! Esta actitud de la cofradía tiene su fundamento en los desacuerdos teológicos y percepciones vertidas en las memorias de Hans Küng respecto del Papa y del Opus. En contraste, por sentencia del rectorado, continúa de profesor ínter facultativo de teología ecuménica.
Para Küng es una comprometida actitud honesta "decir una palabra clara, con franqueza cristiana, sin miedo a los tronos de los prelados", y la enarbola cada día. En una oportunidad expresa que "los teólogos no producen las crisis; simplemente las señalan".
Después del Concilio, su obra causa considerable alboroto, ya que cuestiona a la Iglesia y su proceder. Conocedor de los problemas que abarrotan el alma de la humanidad, Hans Küng aborda el problema planetario desde "la tradición cristiana, la situación espiritual de cada momento, el presente de las Iglesias y las grandes religiones hoy activas". Creador y director de la "Fundación Ética Mundial", se dedica al fomento de la ética en el diálogo religioso. Su proyecto de ética mundial es conocido en todo el mundo y está traducido a quince idiomas. Entre 1992 y 2001 ha intervenido en la ONU en cuatro oportunidades, presentando el imprescindible diálogo de civilizaciones y culturas. También ha recibido varios doctorados "honoris causa".
En 1996 se jubila de la actividad académica, después de ser profesor en la Universidad de Tubinga (Alemania) desde 1959. El 20 de marzo de 2003, líderes políticos y religiosos de Alemania le dedicaron un homenaje con ocasión de su 75º cumpleaños, en el que destacaron sus méritos. Muchas instituciones han pedido su rehabilitación como teólogo católico. Lo han solicitado el presidente federal alemán Johannes Rau y el canciller Gerhard Schröeder. No se consiguió. La ficha de Küng en el "Santo Oficio 399/57i no hay quien la borre". "Que se sepa, sólo Juan XXIII, siendo Papa, logró que se destruyese la suya, después de haberla leído socarronamente".
Uno de los grandes temas que ha tratado Hans Küng es la esencia del cristianismo. Su respuesta es contundente: "No hay cristianismo sin Cristo". Por eso el cristianismo como religión no es meramente una idea (justicia o amor, por ejemplo), ni unos dogmas, ni una cosmovisión (frente a visiones ateas), sino la persona de Cristo Jesús. Jesucristo es la figura básica viviente de los cristianos, el centro del cristianismo. Sin Cristo no hay historia del cristianismo, ni reunión de cristianos. Küng señala unos elementos estructurales centrales que iluminan la esencia del cristianismo: la fe en un solo Dios, el seguimiento de Cristo y la acción del Espíritu Santo.
Hans Küng se aproxima a las condiciones en que vive la humanidad y los eventos de los últimos años en "Proyecto de una ética mundial (1991)". El libro demuestra la necesidad de tomar consciencia de que no será posible sobrevivir si es diverso el tema ético y la pugna egoísta religiosa predomina en todas las esferas de la convivencia. Un mundo en paz es posible si existe un talante ético fundamental; "se necesita una religión o una ideología unitarias, pero sin ninguna clase de normas, valores, ideales y fines obligatorios y obligantes. No es posible la supervivencia sin una ética planetaria". La paz mundial será imposible si no hay una paz religiosa, y un diálogo ético entre religiones.
La necesidad de sentar bases comunes para entablar un diálogo interreligioso -desde el cristianismo con el Islam, el hinduismo y el budismo- lleva al teólogo Hans Küng a promover las conferencias-coloquio celebradas en la Universidad de Tubinga en 1982. La transcripción de las mismas da forma a al volumen "El cristianismo y las grandes religiones (1993)" que no tiene más intención que la de ampliar el conocimiento de las grandes religiones para mejorar una convivencia cada vez más crítica.
Sin temor a la duda, podemos afirmar que Hans Küng es el teólogo más importante y audaz del siglo XX y principios del XXI. Sus libros y conferencias tienen el sello de un verdadero servidor y conciliador de todas las religiones, como queda plasmado en sus esfuerzos para un nuevo concepto y síntesis que unifique a todos los cultos; que se materializa en la "Declaración del Parlamento de las Religiones del Mundo", que se celebra en Chicago en septiembre de 1993. Lo tratado en el cónclave quedo recogido en el libro "Declaración del parlamento de las religiones del mundo (1994)", donde se reflejan las condiciones de un mundo que experimenta un proceso de estimulada cohesión mundial en la política, economía y civilización. Ahí afloran nuevos conceptos que están marcando nuestras vidas: "¿Dónde situar la ética mundial, sobre qué valores apoyar el consenso básico global; qué medidas y actitudes de principio deben permanecer vigentes entre los seres humanos y en su existencia colectiva? Por primera vez en la historia de las religiones, la "Asamblea del Parlamento de las Religiones del Mundo" (reunida en Chicago en septiembre de 1993) se arriesga a publicar una "Declaración de Ética Mundial". Esta declaración incluye representaciones de todas las religiones del mundo. Esta edición ofrece la primera versión íntegra de esta declaración, redactada por uno de los promotores, Hans Küng. La Declaración se complementa con los comentarios del propio Küng y de Karl Josef Kuschel.
El planeta está en aprietos, no sólo en cuestiones de política, también en la economía. Hans Küng, en su libro "Una ética mundial para la economía y la política (1999)", critica contundentemente esta aterradora realidad y documenta la trascendencia de una ética común para la política y la economía mundiales, como aspecto de unidad y compromiso que lleve a vivir en un mundo más pacífico, más equitativo y humano. No trata el tema con recetas fáciles, sino a partir de vibraciones concretas, sustentadas en aplicar el "Proyecto para una ética mundial" a la realidad política, social y económica en el planeta. De ahí derivan los temas de este libro: ¿Existe un camino entre la política real y la ideal? ¿Puede haber una política económica mundial alternativa al estado del bienestar y al puro capitalismo? ¿Qué papel juegan las religiones en crisis y los conflictos actuales? ¿Cómo debe ser puesta en práctica la ética mundial?". Hans Küng nos ofrece un modelo realista y compatible con el futuro, sobre la base de una ética común para los seres humanos.
En la persona de Hans Küng anida un alma que, consciente o no, transita el sendero de "la sabiduría eterna", y que pueden palparse en otros libros: "La Iglesia (1967)", "¿Infalible? (1970)", "Ser cristiano (1974)", "¿Existe Dios? (1978)", "¿Vida eterna? (1982)", "Responsabilidad global (1991)", y "La Iglesia católica (2002)". En 2003 publicó la primera parte de sus memorias, titulada "Libertad conquistada", donde aporta nuevas iniciativas que permiten el desarrollo de auténticos valores, que ayuden al progreso de los seres humanos. También pudiera considerarse un miembro del "Nuevo Grupo de Servidores del Mundo", porque participa activamente en el campo creativo que le proporciona un lugar importante en la comunidad de las almas que trabajan por una "nueva religión mundial".
Es saludable indicar que el trabajo desarrollado por Hans Küng está relacionado con la necesaria renovación y desarrollo de la conciencia humana, más allá del aspecto teológico. Además, es un pensador y servidor de la humanidad, que ha plasmado en su obra la búsqueda de una "religión mundial". Entre tanto, como nos enseña Alice A. Bailey, "el concepto de una religión mundial y la fusión de la fe es ahora un campo de discusión. En el futuro todos los hombres de inclinaciones e intenciones espirituales guardarán los mismos días sagrados, unificando recursos espirituales en una simultánea invocación espiritual (...) Nada podrá detener el progreso del alma humana en su largo peregrinaje de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, de la muerte a la inmortalidad y de la ignorancia a la sabiduría. Si los grandes grupos religiosos organizados de todos los países, incluyendo todos los credos, nos ofrecen guía y ayuda espiritual, la humanidad hallará otro camino. Nada puede evitar que el espíritu del hombre llegue a Dios".
Si queremos descifrar lo que ocurre en el mundo y lo que aconseja Hans Küng, es necesario escudriñar la vida de todos los seres humanos; discernir cómo entender el legado cultural, las tradiciones, los puntos de vista, las civilizaciones y religiones, así como las barreras idiomáticas de todos los pueblos. Todo esto no son obstáculos para que existan sinceras relaciones entre todos los seres que pueblan el planeta y poner fin a la brecha que abruma el espíritu universal.
Hoy día, todos los seres humanos podemos vivir en armonía y bienaventuranza, siempre que prevalezca la verdad, la belleza y la bondad. Porque todas las personas recorremos el sendero de la transformación, que sólo se facilitará con ayuda del amor y del respeto a todo lo creado. Hans Küng persevera en conocer y ayudar a solucionar los aspectos negativos, los sueños, las esperanzas, y los miedos humanos, y amalgamado al "Proyecto de una Ética Mundial" continúa activo en la Iglesia, su "terruño espiritual, que es el cristianismo". Empero, al presente, la teología y su aplicación práctica con una ética integradora insiste en ser un tema mundial de reflexión y polémica. La manzana fanática de la discordia continúa excitada. ¿Por cuánto tiempo?
Bibliografía consultada:
Bailey, Alice A., "Los problemas de la Humanidad". Fundación Lucis Trust, Argentina, Tercera Edición en Castellano, 1996.
Bailey, Alice A., "El destino de las naciones". Editorial Sirio, S.A., Málaga, España, 1961.
Jens, Walter y Kuschel, Karl-Josef, "Teología en libertad. Diálogo con Hans Küng". Editorial Trotta, S.A., 1999. Madrid, España.
Küng, Hans, "Proyecto de una Ética Mundial". Editorial Trotta, S.A., 1992. Madrid, España.
Küng, Hans / Kuschel, Karl-Josef (editores), "Hacia una Ética Mundial. Declaración del Parlamento de las Religiones del Mundo". Editorial Trotta, S.A., 1994. Madrid, España.
Küng, Hans, "Grandes pensadores cristianos. Una pequeña introducción a la teología". Editorial Trotta, S.A., 1995. Madrid, España.
Küng, Hans, "El cristianismo. Esencia e Historia". Editorial Trotta, S.A., 1997. Madrid, España.
Küng, Hans, "El judaísmo. Pasado, presente y futuro". Editorial Trotta, S.A., 1998. Madrid, España.
Küng, Hans, "Una ética mundial para la economía y la política". Editorial Trotta, S.A., 1999. Madrid, España.
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