“El
camino hacia la perfección está jalonado de errores. El camino de la virtud
consiste en reconocerlos, para no volverlos a repetir”
Con
fecha 17 de noviembre de 1972, el Capitán de Navío don Ruben R. Varela, Jefe de
la 2da. División del Estado Mayor Naval, cursa Oficio No. 237/17/XI/72 al señor
Jefe de la 2da. División del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, donde informa
acerca de la denuncia presentada por el Cabo de 1ra. Sr. Juan Fuentes Figueroa,
relativa a la observación que éste realizara
en el Faro de la Isla de Lobos, de un objeto que
halló estacionado sobre la azotea de las construcciones que rodean al faro
propiamente dicho, el 28 de octubre de 1972.
El Centro de Investigación de Objetos
Voladores Inidentificados (CIOVI) tuvo conocimiento del caso en el mes de
Agosto de 1973, cuando le fue entregado por la Fuerza Aérea, comenzando de
inmediato la investigación del mismo.
Este caso,
es además, el primero de un
ECIII registrado en Uruguay. Rumores
de algún acontecimiento previo, no pasaron de tales.
Mirado hoy en perspectiva, corresponde señalar que si bien la
investigación se desarrolló en forma consistente, con dedicación y empeño, y a
considerables costos económicos, aún no existía en los integrantes del Centro
la suficiente enjundia como para dar pasos complementarios que eran imprescindibles. Del mismo modo, no se pensó en la posibilidad de una solución convencional para
el caso, dada la extrañeza de las
circunstancias –el lugar y hora en que ocurrió—y carecer entonces de
información que hubiese permitido resolver satisfactoriamente el mismo.
El CIOVI
no obstante, fue cauto en su evaluación final.
Se escribió en dicho informe: “Si bien este Centro no puede afirmar
categóricamente que hubo un Objeto Volador no Identificado en la Isla de Lobos
el 28 de Octubre de 1972, existe un alto grado de posibilidad de que ello
realmente haya ocurrido.”
Y el informe culminaba diciendo: “De la
investigación y estudio realizados no surge ningún estímulo –natural o
artificial convencional--, que pudiese haber dado lugar al caso, aparte del que
el testigo relata.”
Siempre se sostuvo que el caso tenía un valor de
un 50%, pues había un único testigo.
Prueba del tiempo que llevó toda la tarea de
investigación, reconstrucción in-situ, interrogatorios, búsqueda de información
adicional, entrevistas complementarias a otras personas y testes psicológicos a
los que fue sometido el testigo, más las dudas que el caso había despertado, es
que el CIOVI recién llegó a una conclusión sobre el mismo luego de una sesión
ordinaria llevada a cabo el 21 de Marzo de 1975, y otra extraordinaria,
realizada el 25 de marzo del mismo año.
CIOVI sostiene que la clasificación OVNI es una
definición técnico-operacional, y que la misma siempre es provisoria, ya que lo
que en un preciso momento histórico no se conoce por los investigadores, puede que se llegue a conocer tiempo
después, y entonces es posible
encontrar una explicación adecuada a lo sucedido. Lo No Identificado deja de ser tal, y el caso recién queda
concluido.
Los integrantes del CIOVI no estaban en
conocimiento en aquel momento, de un tipo de aparato que hubiese permitido explicar lo sucedido, y que se
ajusta a lo descrito por el testigo.
Pero también hay que reconocer que influenciados
por la difusión de casos a nivel internacional, y habiendo efectuado una tarea
“Ovnilogía comparada”, eso
condujo a acentuar ciertos errores de percepción de las características del
caso Isla de Lobos, y a adscribirle
varias de las que se apreciaban en casos ocurridos en otras partes del
mundo, por haber confiado en esas otras
fuentes de información.
En la actualidad, se tiene muy claro que la revista “Flying Saucer Review” no es una fuente confiable
de datos. Pero tampoco tienen validez intrínseca los casos con los que el Dr.
Jacques Vallée ilustró su libro “Pasaporte a Magonia” (ed. Plaza & Janés, 1972),
para sostener sus tesis; ni los casos reproducidos por el APRO
Bulletin de clara postura extraterrestrista, (con algunas excepciones de
unos pocos acontecimientos debidamente investigados); ni los casos relatados en
los libros “Flying Saucers Uncensored” de U. Wilkins, --ed. Pyramid,
1967, “Aparecen los Marcianos”,
de Michel Carrouges, ed. Pomaire, 1967,
“Los Humanoides”, de autores varios,
ed. Pomaire, 1967; ni los que se
encuentran en “UFOS over the Americas”
de Coral E. Lorenzen, ed. Signed, 1968.
1973 era otro tiempo en la Ovnilogía
mundial, y también en el CIOVI. La maduración comenzará un par de años más
tarde y culminará con la edición del libro “Elementos de Ovnilogía”,
publicado en 1989, y por supuesto, todo
ese proceso está atestiguado en el libro “OVNIs: La Agenda Secreta”, también del abajo firmante, que será
publicado en 2005 por la Fundación Anomalía de España, por haber obtenido el Premio Internacional
Zurich.
Al repasar el expediente de este caso, ahora en
marzo de 2005, se encuentran dos aspectos fundamentales que fueron entonces
soslayados, y que deberían haber apuntado a la búsqueda de algo
convencional, pero no se supo allá en
1973, qué podía ser.
El primer elemento, es –como lo
indicara oportunamente el testigo—que tres días después, subió a la azotea que rodea al faro, sobre
la cual estuvo posado el objeto que vio, y constató que la pintura descascarada
del faro, que usualmente cubría en
forma irregular la azotea, estaba toda
“barrida” contra los bordes de la
misma, como si algo la hubiera soplado.
El testigo dice textualmente que encontró el piso de la terraza “Limpio, limpio, limpio, se ve
que, como si hubiesen soplado.” (entrevista del 18 de Agosto de 1973).
El segundo elemento, es el más
concluyente: el sonido, porque el testigo percibió vibración, probablemente del aire, ya que llegó a aproximarse a 27m50 del
objeto, y tres tipos de sonido que
describe muy bien y que hoy nos hacen levantar las cejas, pero entonces, se nos
quedaron en el tintero, y tal vez haya
que agregar, imperdonablemente.
Pero para secuenciar adecuadamente lo sucedido,
el testigo comienza la descripción de lo ocurrido de esta manera:
”Estaba haciendo un turno de servicio, por la Armada, de Guardia de Faro......a las diez de la noche fui a vigilar el motor, en esos momentos estaba en marcha. Ya habíamos terminado de cenar, y entonces salgo afuera, abro la puerta y me fijo hacia la terraza del faro y veo un artefacto, arriba de la terraza, parecido.....yo, primeramente, en primer lugar, digo yo ‘pero no puede ser, es un auto, un coche arriba de la casa, y no puede ser arriba de una terraza’, este....entonces lo primero que me acordé, que atiné, fue a ir al dormitorio donde yo dormía, agarré una pistola calibre 32 que tengo, y me aproximé por un camino que hay, hacia la terraza, hacia el faro, en fin, hacia las habitaciones del faro. Al ir avanzando, eehh, cuando iba más o menos a doce, quince metros, aproximadamente, se abrió una puerta y salieron tres tipos de adentro.”
Más adelante expresa el testigo que el objeto: “tenía un color algo rojizo, una
cosa como...quemado, tenía un color esteee....caoba, la cosa, la chapa del
aparato, porque se vislumbraba con las luces de la parte de abajo. En ese mismo
tiempo apunté yo con el arma, como para
tirar, me entró, no sé, como una vibración, una cosa rara en el cuerpo,
este....un zumbido sentí.........entonces me quedé estático, hasta que vi que
entran uno por uno.....la puerta se cierra automático, y empieza a emitir un
sonido, un sonido, un sonido, un sonido, no sé, una cosa que, un zumbido, una
cosa fantástica......emitía un zumbido y empezó lentamente, a tomar ehh, a despegar ahí arriba de la terraza,
hasta que tomó altura, más o menos –el faro tiene 66 metros de alto, tomó una
altura más o menos hasta la mitad del faro, y se inclinó hacia la costa, hacia
la playa, que hay unas rocas tremendas, unos acantilados bárbaros ahí, entonces
lanzó una bola de fuego por la parte de abajo, enceguecedor, una bola de fuego,
como una llamarada de todos colores,
rojizo y blanco, ¿no?, y de ahí, desde ese momento que se empinó, y tomó
un ángulo de más de 45 grados, porque se empinó totalmente, largó ese, ese,
esa bocanada de fuego, y ese zumbido continuaba, entonces tomó una
velocidad fantástica hacia la playa, yo digo ‘bueno ahí se va a sentir la
explosión, se va a hacer pedazos, pero fue increíble, porque no se sintió más nada”
Dice también el testigo que los individuos “abrían una puerta para afuera y
salían”., y agrega más adelante: “parecería que bajaran de espalda”. En otro momento de su declaración, al verles ascender al
aparato, dice “ellos hacen tres escalones” . Cabe aclarar que el testigo ve todo en
silueta, sin detalles, a contraluz de
la iluminación del aparato.
Posteriormente en su declaración, vuelve a
reiterar: “y entonces es cuando empieza a hacer ese ruido
que va a despegar, es ese ruido, ese
sonido que hace, entonces, es cuando ya toma altura hasta la mitad del faro, se
empina y larga esa bola de fuego, esa llamarada, después queda una bola blanca
y toma esa velocidad increíble, impresionante”
En la misma declaración, se vuelve al tema del
ruido, se habla del zumbido y se le pide al testigo que lo simule con su
voz, y entonces el testigo contesta: “Hacía biug...biug...biug (un sonido cíclico que imita
onomatopéyicamente)”, se aclara en la versión escrita que transcribe la
grabación del interrogatorio efectuado. Más adelante, el testigo dice: “Ese fuego tiene que haber hecho
ruido.....yo voy a eso, de que el fuego hace ruido, la llama hace ruido cuando
sale con potencia.”
Hasta aquí lo expresado en el primer
interrogatorio efectuado el 18 de agosto de 1973.
En un segundo interrogatorio, efectuado el 1º.
de Septiembre de 1973, el testigo responde que la puerta se abrió hacia la
izquierda y se cerró hacia la derecha, y luego añade: “Los
tipos subieron, creo, para mi subieron por una escalera, dieron como unos pasos
y el último que salió fue el primero que entró.”
Vuelve a mencionar “El zumbido nada más que cuando despegó......el
chillido ese”.
Parece obvio, releyendo estas declaraciones, que
las mismas apuntan a la presencia de un helicóptero.
Lo que los integrantes del CIOVI no supimos en
1973, era que existía un tipo de helicóptero que podía explicar la observación.
Ciertamente, tal clase de helicóptero
no se usaba en Uruguay.
Pero desde 1968, la Fuerza Aérea Argentina por
ejemplo, ha poseído este tipo particular de helicóptero, que permite por todas
sus características, explicar el caso.
Con esto no queremos significar que el
helicóptero que dio lugar al caso, fuera de origen argentino, pero es la
referencia geográfica más cercana.
El tipo y modelo de helicóptero que permite
explicar el caso, es el Hughes 500, un aparato pequeño, versátil, liviano,
especial para misiones de observación, reconocimiento, vigilancia, etc.
Haciendo un poco de historia, el Hughes modelo
369 tiene sus orígenes en la competencia para una licitación del Ejército de
Estados Unidos que buscaba tener un helicóptero liviano para observación, en
1961. Uno de los tres diseños
seleccionados para su desarrollo fue el HO-6, posteriormente conocido como
OH-6A que voló por primera vez el 27 de
Febrero de 1963. El OH-6A Cayuse fue
seleccionado en Mayo de 1965 para producción y es ampliamente reconocido por su
servicio durante el conflicto en Vietnam.
Posteriormente fue sometido a un desarrollo de su sistema de generación
eléctrica y se efectuó una
configuración de su rotor a través de las versiones C y D.
En tanto que la versión militar avanzaba, la
empresa Hughes también prosiguió el desarrollo comercial del modelo 369. Conocido como Hughes 500, el aparato
originalmente tenía tres versiones, la básica de 7 asientos, una ejecutiva de 5
asientos, y un modelo utilitario. El
último, impulsado por un motor Allison T-63-A-5 A, fue conocido inicialmente
como 500U, pero devino en 500C. También
se produjo una versión militar exportable, el 500M, y la empresa concedió
licencias para la fabricación del helicóptero en Argentina, Italia y Japón.
La serie del Hughes 500 es el helicóptero a
turbina más popular del mundo. Su
construcción robusta, su performance operacional y confiabilidad le ponen al
Hughes 500 al frente de la competencia. Su eficaz manejo y maniobrabilidad se
combinan para hacerle el favorito de muchos pilotos de helicópteros.
Modelo 500C-Un motor 207kW Allison 250C20
turbina a gas que mueve un rotor principal de 4 hojas y un rotor de cola de dos
hojas.
Modelo 530F-Un motor 260kW Allison 250C30 que
mueve un rotor principal de cinco hojas y un rotor de cola de dos u
opcionalmente cuatro hojas.
PERFORMANCE
500C – Máxima velocidad de crucero 232km/h,
velocidad de crucero en larga distancia 217 km/h. Velocidad inicial de ascenso
518 metros por minuto. Techo operativo
3.962 metros. Radio de acción 605km.
530F – Máxima velocidad de crucero 246km/h, velocidad de crucero económica 228km/h,
Velocidad inicial de ascenso 630 metros por minuto. Techo de servicio 4.877
metros. Alcance con combustible estándar y sin reservas 422 km.
DIMENSIONES
500C
diámetro del rotor principal 8m03, largo del fuselaje 7m01, altura 2m48.
530F – diámetro del rotor principal 8m33, largo de los rotores girando 9m94, largo del
fuselaje 7m49, altura al tope del rotor
2m67.
CAPACIDAD
Típicamente 2 asientos adelante para piloto y
co-piloto y tres atrás.
1)
La perspectiva en que observa el aparato el testigo y
las dimensiones
De acuerdo a los detalles precedentes, el
testigo vio posado un aparato de estas características, del cual emergieron,
tres individuos. Cabe presumir que los
dos primeros lo hicieron del asiento posterior, y finalmente lo hizo el piloto,
del asiento delantero. De la misma manera, el piloto es el primero en tomar
posición en el aparato y luego lo hacen los otros dos acompañantes.
El testigo ve al aparato no de perfil, sino en
posición oblicua, lo que mantiene perfectamente la medida de la altura del
aparato, calculada por el Consejero Directivo Sr. Germán Vázquez, a partir de
la reconstrucción “in situ” del caso, efectuada por CIOVI, y que se estimó
entonces en aproximadamente 2 metros. La real es de 2m48.
Esa misma perspectiva oblicua, reduce la
dimensión del largo de la cabina (para el testigo) la cual se calculó
oportunamente en 3 metros, siendo que el largo total del fuselaje de 7m01, y la
cabina tiene 4 metros de largo.
La superposición de ambas
imágenes, el helicóptero y el dibujo hecho por el Sr. Vázquez en 1973. es
totalmente convincente.
2)
El color del aparato
El testigo se refiere al mismo con estos
términos: “tenía un
color algo rojizo, una cosa como...quemado, tenía un color esteee....caoba, la
cosa, la chapa del aparato”.
Es obvio que el color va a depender de la
pintura utilizada en el helicóptero. Aquí dos ejemplos que de alguna manera
pueden encajar en la descripción del testigo.
En un caso, es un helicóptero de la Fuerza Aérea
Argentina. En el otro, es un helicóptero usado con fines turísticos.
3)
La puerta
Según el testigo la puerta se abre hacia fuera,
y lo hace hacia la izquierda, cerrándose hacia la derecha.
Esta foto del Hughes 500 ilustra exactamente lo
declarado por el Cabo de 1ª. Juan Fuentes Figueroa.
4)
La escalera
Según declara el testigo: “ellos hacen tres escalones” . “Los
tipos subieron, creo, para mi subieron por una escalera, dieron como unos pasos
y el último que salió fue el primero que entró.”
Esta foto del helicóptero usado por “Greenpeace”
ilustra perfectamente este detalle:
<
5)
El sonido del rotor
El testigo afirma: “Hacía
biug...biug...biug...” “El zumbido nada más que cuando despegó......el chillido ese”.
La onomatopeya utilizada por el Cabo Fuentes no
podía ser más exacta, pues imita muy bien el chasquido que producen las alas
rotatorias del helicóptero al cortar el aire,
al comenzar a moverse el rotor, y luego un chillido que va en aumento, y
que es precisamente el que corresponde al encendido del motor.
6) La maniobra al despegar, el fuego del
escape trasero y su sonido
Dice elocuentemente el testigo:
“y entonces es cuando empieza a hacer ese ruido que va a despegar, es ese ruido, ese sonido que hace, entonces, es cuando ya toma altura hasta la mitad del faro, se empina y larga esa bola de fuego, esa llamarada, después queda una bola blanca y toma esa velocidad increíble, impresionante”
“Ese fuego tiene que haber hecho ruido.....yo
voy a eso, de que el fuego hace ruido, la llama hace ruido cuando sale con
potencia.”
“y tomó un ángulo de más de 45 grados, porque se
empinó totalmente, largó ese, ese, esa
bocanada de fuego, y ese zumbido
continuaba”
Sabido es que los helicópteros al ascender, se
inclinan hacia delante hasta estabilizarse.
En el caso del Hughes 500, tiene detrás de la
cabina una tobera de escape, por donde obviamente, se iba a apreciar el mismo
como llamarada. Téngase presente que el caso ocurrió de noche.
Dos fotos sirven también de ilustración. La de
la izquierda, mostrando el escape. La de la derecha, ilustrando la maniobra de
despegue.
<
El testigo completa la descripción de la
maniobra, diciendo el aparato “describió como una curva hacia el horizonte y se perdió en la distancia”.
7)
Hora y duración total de la observación
Reiteramos que es importante –especialmente
cuando se trata de ciertos detalles—tener en cuenta que el caso fue nocturno,
comenzando a la hora 22:10 (10:10PM). Que la duración total del mismo fue de un
minuto y tres segundos, aproximadamente, y que la visión del objeto sobre el
techo del edificio que rodea al faro fue de 15 segundos.
Había tiempo bueno, el cielo estaba despejado, y
la luna no estaba visible pues la Luna
Nueva tuvo lugar el 26 de Octubre de
1972, apenas dos días antes.
8)
Consideraciones finales
Como oportunamente lo informara el Lic. Pedro
Cassou, Psicólogo que le practicó un total de 9 horas de tests psicológicos, en
dos instancias: “El sujeto no va a confabular por sí solo a menos que un acontecimiento
externo lo conmocione de tal manera que entonces sí.........el sujeto falla en
una adecuada discriminación objetiva del objeto percibido.” Y esto ni más ni menos, es lo que sucedió
esa noche. Falló en discriminar
adecuadamente el objeto percibido, pero Fuentes no confabuló nada.
Verdaderamente vio algo sobre la azotea del edificio que rodea al faro, que le
llamó poderosamente la atención, y le desconcertó.
Primero lo creyó un automóvil, pero como eso era
imposible, ya quedó tan impresionado que corrió a buscar un arma, como para
sentirse más seguro.
Tal vez los individuos del helicóptero al
verificar la reacción de Fuentes, optaron inmediatamente por irse.
A todo ello, hay que agregar que el testigo
había visto programas de televisión conducidos por el argentino Nicolás “Pipo”
Mancera, en los cuales reiteradamente se abordaba el tema OVNI desde el punto
de vista más sensacionalista posible, con luces del estudio de televisión casi
apagadas, voces trémulas, sonidos especiales, y la presentación de casos que
han pasado a la historia como fraudes.
A vía de ejemplo cabe citar el presunto ECIII,
con mensaje e imágenes incluidas,
ocurrido a dos empleados de casino de Mendoza (Juan Carlos Peccinetti y
Fernando Villegas) el 31 de agosto de 1968; y el de Villa Carlos Paz, en
Córdoba, del 14 de junio de 1968, en el cual la señorita María Eladia Pretzel,
que a la sazón tenia 19 años de edad, dijo haberse encontrado en su casa
–mientras estaba sola-- con un “extraterrestre”.
CIOVI tuvo otras dos denuncias de OVNI, en las
que ambos testigos estuvieron respectivamente muy asustados –hasta allí llega
el grado de influencia de la televisión— que sin embargo tuvieron explicaciones
totalmente convencionales.
En un caso, el testigo, un agente viajero, llegó
a una comisaría agitado y balbuceante. Luego de calmarle, los oficiales
pudieron hacer un parte, donde el testigo denunciaba que un OVNI le había
estado persiguiendo por la carretera. El tal OVNI resultó ser Júpiter.
En el otro caso, el testigo llegó a su hogar
tremendamente asustado. Su esposa al día siguiente le notó una conducta
sumamente extraña y evasiva.
El testigo hizo todo un periplo por diversas
instituciones, desde la Embajada de Estados Unidos, pasando por el Comando del
Ejército, el Planetario, la Fuerza Aérea Uruguaya, y finalmente el CIOVI, al
cual la FAU derivó el caso, para que lo investigara.
El testigo confundió una barrendera municipal de
color amarillo, en una bocacalle donde había un depósito de las mismas y a un
funcionario municipal, con un “OVNI” y un “extraterrestre”.
Luego, según él, el “OVNI” ya estaba en el aire,
cuando al llegar a su casa lo observa brillando en el cielo (era la Luna) y
recibe una serie de “mensajes telepáticos”.
Conclusión:
En función de:
a)
La relectura minuciosa de todo el expediente del caso.
b)
Las descripciones del testigo en cuanto a color, tamaño, forma, sonidos
y maniobras del aparato avistado.
c)
La fecha de origen del helicóptero Hughes 500 y sus características.
d)
La comparación y lo compatible de la descripción efectuada por el
testigo, con las características del Hughes 500;
El Consejero Directivo abajo firmante, quien originalmente investigó y estudió este caso en 1973, concluye que el mismo se debió a la insólita observación de un helicóptero Hughes 500 sobre la azotea del edificio que rodea al faro de Isla de Lobos, hecho ocurrido el 28 de Octubre de 1972, del cual fue único testigo el entonces Cabo de 1ª. de la Armada Uruguaya, Juan Fuentes Figueroa.
Esta conclusión es compartida por el Consejero
Directivo Sr. Germán Vázquez, quien también investigó originalmente el caso, y
con quien el abajo firmante intercambió
frecuentemente opiniones, datos, etc. durante la elaboración de este estudio.
Quien suscribe, se abstiene de especular acerca
de las razones o motivos por los cuales el tal helicóptero hizo un aterrizaje
en la fecha, lugar y hora indicados.
Siguiendo lo que siempre fue una tradición en el
C.I.O.V.I., el Consejero Directivo Sr. Germán Vázquez intentó el lunes 25 de
abril de 2005, ponerse en contacto con
el Sr. Juan Fuentes Figueroa para comunicarle esta conclusión de su caso. La llamada telefónica fue atendida por la
esposa del Sr. Fuentes, quien le informó la infausta noticia de que su esposo
había fallecido hace tres años.
Este Centro lamenta profundamente el deceso del
Sr. Juan Fuentes Figueroa por cuanto se trataba de una muy buena persona, que
colaboró en forma incondicional con todas las instancias de la investigación
del caso, y suponemos que estaría conforme con la dilucidación del mismo, por
cuanto siempre quiso conocer qué era aquello que había visto.
Milton W. Hourcade
Consejero Directivo
Marzo - Abril de 2005.