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¿Y.... SI LOS OVNIs EXISTEN?   Por Milton W. Hourcade, MDiv.

 

(Escrito en homenaje a mi dilecto amigo el Dr. Willy Smith. Físico uruguayo-estadounidense, asociado del Dr. J.Allen Hynek en Ovnilogía, Director del Proyecto UNICAT, autor del libro “On pilots and UFOs”, compañero de horas de investigación y estudio.)

 

Resumen

El vocablo “OVNI” resulta inadecuado al encarar un fenómeno que se presenta aún como un misterio a dilucidar.  Su asociación con lo extraterrestre tampoco parece fácilmente explicable y razonable. A lo largo del tiempo se ha reducido considerablemente el porcentaje de lo inexplicado. Si queda aún un fenómeno residual por conocer, no servirá ya más seguir el camino trillado de la Ovnilogía clásica. Es menester emprender una actividad directa del investigador con el fenómeno en cuestión, mediante la utilización de instrumental adecuado.

 

Introducción

 

En 1978 el francés Michel Monnerie, escribió un insólito libro al que tituló “Et si les OVNIS n’existaient pas?” (¿Y si los OVNI no existieran?).(1) 

 

Al leer el libro surge claramente que Monnerie no es un investigador, nunca lo fue, sino un especulador que cómodamente desde su escritorio maneja datos para acomodarlos a su extravagante hipótesis del soñar despierto.

 

Tendríamos así un mundo plagado de soñadores despiertos. Lo curioso es que esos soñadores despiertos tengan similares sueños, y no otros de índole totalmente distinta.  Pero mi intención al mencionar el libro de Monnerie, es simplemente para decir que he tomado deliberadamente el camino de parafrasear su título, pero a la inversa.

 

Algunas personas que tienen la mala costumbre de encasillar a los seres humanos en categoremas fijos, y hasta inamovibles, cuando se trata del tema OVNI, suelen dividir a sus congéneres entre creyentes o escépticos.

 

Como si no hubiera posibilidad de una actitud centrada, que no se vaya a ninguno de ambos peligrosos extremos irracionales.

 

Personalmente me resisto ser clasificado por nadie en mi postura frente al tema. Prefiero decir que me considero un Ovnílogo maduro, alguien que del encanto y la ilusión de los primeros tiempos, pasó a ver todo con gran objetividad y con mucha perspicacia.

 

Hace poco tiempo, el Astrofísico italiano Massimo Teodorani me definió como una persona “racionalmente posibilista”. Y me siento muy cómodo con esa definición que no pretende clasificarme y encasillarme, sino reflejar cómo soy.

 

Desde esa postura, siento que me puedo mover con toda holgura dentro del tema, con la libertad propia que da el buen uso de la razón,  la búsqueda sincera de la verdad, y  la honestidad intelectual, y fundamentalmente, con humildad.

 

Humildad que surge básicamente de reconocer las propias limitaciones que tenemos los humanos como entes captadores  parciales de una realidad que nos rodea y supera. Porque nuestra propia tercera dimensión física, y nuestra propia estatura, nos limitan en lo muy pequeño o en lo muy grande para abarcar, comprender y explicar muchas cosas.

 

Y la otra limitante, es la del tiempo.  No podemos vivir ya en el Siglo 23, cuando aún no hemos llegado ni a la cuarta parte del 21. Cada vez que avanzamos en la historia, cada vez que progresamos en la dimensión tiempo, logramos saber, entender y hasta dominar algo más.

 

La ciencia de nuestros días, ha llegado a descubrir, explicar,  entender y a manejar conocimientos, otrora impensados, inimaginables.

 

¿Qué nos deparará el futuro? ¿Cómo será la ciencia de aquí a unos siglos? solía plantear el Dr. Joseph Allen Hynek.

 

Pero es propio del ser humano ser imaginativo, intuitivo, y poder correlacionar diversos factores a fin de obtener un cuadro si no completo, al menos suficientemente estimulante como para invitar e incitar a una tarea científica concienzuda, en búsqueda concreta de respuestas.

 

Los OVNIs Existen

 

Por supuesto que existen, existieron y existirán, cada vez que una persona levante sus ojos al cielo y vea algo para lo cual no encuentra explicación.

 

Bien sabemos que esta es una afirmación primaria y muy superficial.

 

Se nos hace neceario entonces recordar el origen militar del término OVNI, cómo se le usó en la práctica y por qué. Se nos hace necesario desglosar su contenido, y ver cómo el mismo ha sido interpretado de distinta forma por investigadores y estudiosos privados y oficiales.

 

También es menester discurrir finalmente sobre lo limitado de la sigla en su significación intrínseca, ya que en definitiva no define nada ni nos indica la naturaleza de nada. Es una afirmación por la negativa.

 

Si el término se sigue usando es por razones de convencionalismo social más que por ninguna otra, y se nos hace entonces imperioso aclarar que cuando nos referimos al mismo, lo hacemos ateniéndonos estrictamente a lo que la sigla OVNI expresa.  Es la acepción “purista” del vocablo, como la llama el Profesor de Física uruguayo Gonzalo Tancredi.

 

Pero para el gran público, OVNI ha llegado a ser sinónimo de “nave extraterrestre”.

 

Por eso, preferimos hablar de Fenómenos Observacionales Anómalos

(del inglés Anomalous Observational Phenomenon – AOPs), como lo planteó muy adecuadamente el Dr. Robert M. L. Baker en el libro UFO’s A Scientific Debate”, editado por los Dres. Carl Sagan y Thornton Page.(2)

 

La HET no es la mejor hipótesis

 

Cuando comenzamos nuestra labor en el Centro de Investigación de Objetos Voladores Inidentificados, C.I.O.V.I., el 29 de abril de 1958, éramos un grupo de jóvenes entusiastas,  que abrevamos fundamentalmente de la elaboración de ideas procedentes de autores estadounidenses, que sugerían fuertemente que el origen de los OVNIs era extraterrestre.

 

No nos pudimos percatar entonces que esa idea había sido creada por la inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y que luego iba a servir para manipular la mente de las masas y conformar la cultura de la sociedad por décadas, utilizando todos los medios posibles, incluídos los de comunicación.

 

Pero dentro del Centro siempre hubo voces de alerta y advertencia, para no deslizarnos tan fácilmente por una pendiente que reclamaba exigentemente pruebas y demostraciones.

 

Con el tiempo nos dimos cuenta que la idea de los OVNIs como ingenios extraterrestres no se compadecía en mucho con la propia realidad que investigábamos.  Empezamos entonces a buscar otras alternativas y a hurgar con avidez otras posibilidades, más cercanas, más factibles, y por sobre todo, racionales, inteligentes.

 

Aplicamos el rasero de Occam. No saltamos a la utilización de hipótesis o explicaciones extravagantes, sin antes considerar las más posibles y a mano.

 

El investigador y estudioso francés Dr. Jacques Vallée, con una Maestría en Astrofísica y Doctorado en Ciencia de la Computación, en un reportaje que le hizo Jerome Clark en 1978 para la revista FATE, expresó este proceso que vivimos en CIOVI, de esta forma:

 

“Al mismo tiempo espero que la opinión pública cambiará. Inicialmente probablemente se desplazará fuertemente hacia la explicación extraterrestre.  La mayoría de las personas sólo ve dos maneras de encarar el problema –o es algo sin sentido o estamos siendo visitados desde el espacio exterior.  El actual torrente de películas, libros y artículos de revistas va a empujar a la gente hacia la hipótesis extraterrestre. Después de eso yo espero que un efecto de contragolpe les empuje en otra dirección”.

 

Proféticas palabras las del Dr. Vallée.

 

Eso ha estado pasando en todo el mundo, internacionalmente, dando como resultado la cantidad enorme de organizaciones privadas que cerraron sus actividades, hasta las oficiales que han tenido problemas para justificar su existencia.

 

Los OVNIs han desaparecido de los titulares de los diarios más importantes, no ocupan las primeras planas de noticias en la televisión ni en informativos radiales.

 

Estamos en el post-modernismo de la Ovnilogía. 

 

El Dr. Joseph Allen Hynek visitó Uruguay en Diciembre de 1982. El 16 de diciembre se realizó la “Primera Jornada Científico-Técnica sobre el Fenómeno OVNI” en la Agrupación Universitaria, que reunió a profesionales universitarios y técnicos en diversas discplinas.

 

De ella justamente participó el Dr. Willy Smith, quien acompañaba al Dr. Hynek e hiciera una excelente traducción al español de su conferencia. En su disertación, Hynek planteó claramente qué él tampoco aceptaba la hipótesis del origen extraterrestre de los OVNIs, a la que catalogó de “simplista”.

 

Al respecto apuntó a varios argumentos entre los cuales señaló:

 

“Hay cuatro razones muy buenas por las cuales la simplista hipótesis extraterrestre parece no tener asidero. En primer lugar, si tomo una simple tarjeta, y dejo que su espesor represente la distancia entre la Tierra y la Luna, entonces preguntaría: ¿cuántas tarjetas habría que colocar, una detrás de otra, para representar la distancia a la estrella más cercana, aparte del Sol?..... Vean, la gente viene y me dice:¨” Hemos ido a la Luna, ¿por qué ellos no pueden venir aquí?”.

 

Resulta que si completamos esto, tenemos que seguir apilando tarjetas hasta que tengamos 30 kilómetros de tarjetas, para representar la distancia hasta la estrella más cercana, Alfa Centauri”

 

El Dr. Hynek prefería pensar que se trataba de una realidad que intersectaba momentáneamente la nuestra, procedente de un universo paralelo y vinculaba este fenómeno a la mecánica cuántica.

 

Y argumentaba demoliendo la hipótesis extraterrestre:

 

“Más aún, hay sistemas de detección complejos y altamente sofisticados: nuestra Línea DEW, radares, radares de la NORAD, los satélites infrarrojos y los varios sistemas de reconocimiento, que –hasta donde yo sé- no han detectado esto en su llegada o salida.”

 

La extrañeza que el fenómeno en cuestión pueda plantear, no implica necesariamente y exclusivamente, que lo extraterrestre sea su explicación.

 

Y no existe el derecho a imponer lo extraterrestre como condición sine-qua-non, para que alguien sea aceptado y reconocído como ovnílogo. Como si se tratase de una profesión de fe.

 

Hay quienes tienen la misma tentación de imponer la ideología extraterrestre, como los totalitarismos políticos imponen sus sistemas.

 

Pensamos que juntamente con estos dos grandes hombres, estamos muy bien acompañados en nuestra postura, y no creemos que alguien se atreviera a discutir el carácter de expertos en el tema OVNI del Dr. Hynek o del Dr. Vallée.

 

Desde la libertad de pensar, imaginar, buscar y analizar, rechazamos tal imposición y dejamos el campo abierto a otras posibilidades.

 

El auténtico ovnílogo no tiene la respuesta de antemano, sino que está en búsqueda.

 

Nos corresponde a los investigadores indagar al punto de hallar una explicación racional, lógica, posible y verdadera para lo observado. Las más de las veces ello es posible. Otras, no.

 

Pero hoy pretendemos estar ejerciendo en el CIOVI, --y sabemos que así lo están haciendo otros investigadores y estudiosos del tema en diversas partes del mundo-- una ovnilogía madura, que no se deja engañar por “espejitos”, y que ya no cree en “los Reyes Magos”, “Santa Claus” o “Papá Noël”.

 

Descubiertos los padres de la idea OVNI como nave extrerrestre, hemos perdido la inocencia original. Somos agudos y perspicaces. No nos engañamos con las apariencias. Sabemos que las cosas son lo que son, y no su interpretación, y que es menester desglosar esto último, para llegar a la verdad.

 

El porcentaje de lo inexplicado

 

Hay personas que basándose o no en catálogos muchas veces discutibles en cuanto a su confiabilidad, afirman que en el mundo se han acumulado a lo largo de décadas cientos de miles de casos OVNI, queriendo significar con ello, casos que han resistido al filtro de las explicaciones naturales o convencionales. 

 

Semejante residuo, implicaría que estaríamos envueltos permanentemente por el fenómeno en sus manifestaciones.  Seríamos en cierta medida como un planeta sitiado.

 

Frente a una situación tal, sería absolutamente absurdo que la Organización de las Naciones Unidas no tomara cartas en el asunto y no se viera sacudida por una relidad imposible de ocultar.

 

De la misma forma, obrarían a sus más diversos niveles los gobiernos del mundo. No se puede pensar que las grandes potencias dejarían pasar inadvertidas semejante circunstancias.

 

Claro está que entonces aparece el manido argumento del “demoler” (debunking), del “ocultamiento” (cover up) para querer explicar que se nos escamotea deliberadamente una realidad. Pero,  el argumento es un sinsentido y se vuelve como boomerang contra quienes lo esgrimen. Si la Tierra está hasta tal grado de hastío frecuentada por naves extraterrestres, no hay gobierno que pudiera ocultar semejante situación por mucho tiempo, pues sería irresistible.  No se tapa el cielo con un arnés.

 

Además, ello supondría que individuos, regímenes y gobiernos irreconciliables en todos los aspectos de la historia humana, sin embargo habrían sido capaces de convenir en una alianza mundial hipersecreta, para confabularse al unísono en no revelar una verdad tan abrumadora.

 

Verdaderamente, hay que poner una nota de cordura en todo esto –que por cierto ha faltado bastante—  y  a lo sumo afirmar que a lo largo de décadas se han podido dar en todo el mundo decenas, o algunos cientos –si acaso-- de observaciones de fenómenos anómalos, y tal vez esto mismo sea algo exagerado.

 

A medida que se han ido conociendo más fenómenos naturales, y objetos producto de la tecnología experimental y operacional humana, el porcentaje de lo no identificado se ha ido reduciendo.

 

Lejos pues, ha quedado aquella cifra de los años 1950, que colocaba a lo “no identificado” como un 23%, que en la década de 1960 pasó a ser un 18% a un 20%.  Lejos también el llamado “fenómeno 7%” como lo definiera Robert Emenegger en el film documental de 1975 (en el cual aparece el Dr.Hynek) titulado UFOs: Past, Present and Future” (OVNIS: Pasado, Presente y Futuro)  y en el libro homónimo. (3)

 

Hasta el GEPAN/SEPRA francés, pasó a hablar de un 3%.

 

El C.I.O.V.I. brindó una conferencia pública en el Planetario Muncipal de Montevideo en 1990. Basándose en la experiencia de la investigación realizada en Uruguay desde su creación a esa fecha, el Centro afirmó entonces que el porcentaje de lo no identificado era de entre el 1,5% al 1%.

 

Se consideró que científicamente hablando, era un porcentaje insignificante, no obstante lo cual, había que seguir buscando explicaciones.

 

En 2000, escribí el primer texto del libro que actualicé en 2003, y que titulé “OVNIs: La Agenda Secreta”, galardonado con el Premio Zurich de la Fundación Anomalía de España, y de próxima aparición en 2005.

 

Para entonces, tuvimos en consideración una variada serie de aparatos no-convencionales, especialmente utilizados para tareas de espionaje, así como la aceptación científica recién a mediados de la década de 1990, de un fenómeno natural que vanamente habían denunciado hasta entonces los pilotos: los llamados “Chorros y Duendes”.

 

Pero también hurgamos en las características de los rayos globulares, y del rayo azul, y de los Fenómenos Luminosos Anómalos, llamados “luces terrestres” por el investigador y estudioso británico Paul Davereux, autor del libro Earth Lights Revelation”. (4)

 

Realizamos un minucioso estudio comparado de los lugares y caracteristicas con que se presentan las “luces terrestres”, y –como lo merecía por la intensa actividad científica allí cumplida--  pusimos mucha atención a los acontecimientos registrados en el valle de Hessdalen, Noruega, a las Misiones EMBLA, etc.

 

También estudiamos el trabajo del Astrónomo Dr. Sten Odenwald, en relación a los fenómenos luminosos en Marfa, Texas.  Y concluímos que todos estos factores juntos y combinados, nos permitían explicar ese 1,5% a 1% que nos quedaba pendiente.

 

En esta área de la búsqueda de conocimiento y de la tarea científica, es necesario imperiosamente reducir al máximo el ruido para captar nítidamente la señal.

 

La pregunta que se plantea a continuación, es la siguiente: ¿queda acaso alguna señal por captar, una vez que hemos eliminado todo el ruido?

 

Quisiéramos contestar esta pregunta afirmativamente y de manera definitiva. Pero no podemos hacerlo hasta no agotar las posibilidades de demostrar fehacientemente que no hay señal residual alguna.

 

El problema es que la forma en que hasta ahora hemos investigado y estudiado el tema, no es base suficente para descartar totalmente la posible existencia de una señal.

 

Hemos usado una metodología insuficiente. Es hora de superarla y plantearse un abordaje totalmente diferente del problema. Sólo así se podrá obtener finalmente una respuesta y despejar la mínima duda de que pueda existir un fenómeno aún no explicado.

 

La necesidad de un nuevo paradigma científico

 

Siguiendo la búsqueda, apuntamos nuestra atención hacia un áera diferente. A la señalada por algunos relevantes investigadores, que daría la pauta de que aún queda un residuo de fenómeno que no ha sido adecuadamente abordado del punto de vista científico.

 

Como lo señalaba Vallée en el reportaje antes mencionado:

 

“No se conocen las respuestas hasta que uno realmente busca, y hasta ahora nadie ha buscado muy seriamente.  Hasta ahora quienes han buscado han sido tipos militares indagando por aparatos enemigos o amenazas directas a la seguridad nacional. O han sido investigadores superficiales, dedicados civiles con buen entrenamiento pero limitado tiempo y limitados recursos”.

 

Y decía también:

 

“La gente que está moviéndose en el campo ahora son buenos físicos y buenos ingenieros que saben lo que están haciendo y que saben que es tiempo de que se involucren”.

 

En América Latina, y en general en los países en vías de desarrollo, hemos tenido una limitación muy grande, y ésta ha sido siempre la de recursos financieros y la de carencia de instrumental adecuado.

 

Así y todo, en el caso del CIOVI, ha sido realmente saludable y exitoso poder reducir enormemente el porcentaje de no no explicado, debido a una rigurosa aplicación del método científico.

 

Pero el tema nunca se abordó con la enjundia con que se podría haber hecho, especialmente por científicos de los países desarrollados.

 

Éstos definieron su tarea como la de entrevistar testigos y recopilar informes.

 

No escapa a nuestra atención todo el componente de labor de inteligencia militar que hubo por detrás. No dejamos de ver cómo se manipuló inclusive a los científicos, para que no hicieran justamente lo único más válido que podían aportar. No se dejó que actuaran libremente y fuesen creativos.

 

En parte todo estaba dictado por la confrontación de la Guerra Fría, que delimitaba y restringía posibilidades, y que vehiculaba otras en sentidos enormemente acotados.

 

Esto fue una realidad en Estados Unidos, pero también en Europa.

 

Y su influencia se desparramó hacia los que estábamos trabajando en los países en vías de desarrollo. En el momento era dificil percatarse de lo que realmente estaba pasando, por detrás de las institiciones, los nombres,  las actividades y las apariencias.

 

Hoy vivimos una instancia distinta, y es neceario recuperar el aliento para iniciar finalmente una búsqueda válida que arroje resultados definitivos.

 

De una vez por todas hay que definir si estamos delante de un fenómeno exógeno, artificial, o simplemente extraño, pero natural.

 

La tarea a emprender es ardua, y su principal variante es que introduce el uso de instrumentos. El fenómeno tiene que captarse de diversas maneras, tiene que calibrarse, medirse, registrarse, para luego ser analizado.

 

Esto es lo que en general no se ha hecho hasta el presente, con la dedicación, la tenacidad, y sobre todo la persistencia y la sistematización necesarias.

 

Desde su comienzo y hasta el presente, por organizaciones oficiales y privadas, la Ovnilogía ha sido una recopilación de testimonios.  Se ha basado en el falible instrumento humano, para tratar de conocer y describir un fenómeno diferente.

 

Cuando algún otro aspecto –fotografías, filmaciones, registros radáricos, sustancias o huellas—   se han adjuntado al relato de los testigos, no han sido sino factores colaterales que se ha pretendido respaldaban las declaraciones.

 

Pero eso nunca permitió avanzar lo suficiente para esclarecer de manera precisa y concluyente ante qué se estaba.

 

Finalmente, la Ovnilogía, ha sido una ímproba tarea de entrevistar testigos, reconstruir situaciones, y crear expedientes. 

 

Tenemos que reconocer con total honestidad, que eso no ha sido suficiente, no ha servido, y fundamentalmente, no estuvo a cargo de científicos, y cuando algunos de ellos intervinieron, no se salieron de los carriles generales establecidos.

 

Por mejor buena voluntad que se haya puesto, la enorme mayoría de los ovnílogos, especialmente en el ámbito privado, hemos sido personas que nos hicimos desde el cero, idóneas en la tarea.

 

A veces –como en el CIOVI— tuvimos el privilegio de contar con personas con sólida formación científica académica. Sin embargo, su tarea como investigadores, era la estándar para este tema. 

 

Y aún en los países desarrollados y hasta en los que contaron con organismos oficiales dedicados, como el Blue Book en Estados Unidos, o el GEPAN/SEPRA, en Francia, se repitió sencillamente el mismo esquema.

 

Lo que ha ocurrido hasta el presente, es que los investigadores siempre llegamos después que algo pasó a terceros, pero nunca nos preparamos para nosotros mismos ser los protagonistas principales y parte del “evento OVNI”.  Y no tan sólo con nuestras personas, sino con todo el instrumental necesario y adecuado para obtener el máximo de información de la presencia del fenómeno.

 

Hemos perseguido al fenómeno, tratando de reconstruir o re-crear lo vivido por otros, en lugar de planear nosotros salir al encuentro del mismo.

 

Y esto precisamente es lo nuevo. Esto es lo diferente. En esto ha de consistir de aquí en más la tarea de investigación y estudio de los Fenómenos Observacionales Anómalos.

 

Se trata pues, de un nuevo paradigma para la actividad científica que plantea una actividad “a-priori” y no “a-posteriori”.   Que se anticipa a los hechos, y no que corre a obtener relatos de terceros después de los hechos.

 

Esta línea de trabajo de investigación y estudio, reconoce ciertos antecedentes que es necesario mencionar. Esos antecedentes adquieren históricamente un gran valor, porque demuestran que hubo intentos, y hasta ciertas actividades específicas.

 

Sólo que esta aproximación nunca alcanzó su “masa crítica”, su volumen, su importancia, su destaque, como para afianzarse y superar al otro trillado enfoque que hasta ahora ha hecho perder décadas de precioso tiempo, trabajo, pensamiento, finanzas, y no ha permitido dilucidar definitivamente nada.

 

Tal vez hubo en algunos círculos el deliberado propósito de que esta línea de investigación nunca prosperara.

 

Es posible que el esclaracimiento del fenómeno hubiese dejado a muchos sin recursos para fantasear, para crear sectas religiosas, grupos de “investigación”, y hacer del tema su modo de vida.

 

Ha convenido a muchos círculos, mantener el misterio. Ya no hay más lugar para ello. Es menester apresurar la hora de la verdad.

 

Antecedentes de la exploración instumental

 

Con variado grado de complejidad, perfeccionamiento e instrumental, hubo varias iniciativas para intentar registrar, medir con precisión y de esa manera tener un conocimiento más intrínseco del fenómeno que aparentemente desafiaba una explicación convencional y el conocimiento de su tiempo.

 

Y hubo tiempos distintos, en diferentes décadas, pero el misterio seguía encarándose por la vía equivocada. La única vía  –por otra parte--   que aseguraba que la identidad del fenómeno no corriera riesgo, o no se  pudiera exactamente conocer.

 

Los primeros relatos de intentos por una actividad alternativa, constan en el imprescindible libro del Capitán Edward J. Ruppelt “The Report on Unidentified Flying Objects”  (El Informe sobre Objetos Voladores No Identificados).(5)

 

En 1949 una serie de observaciones en un área altamente secreta del Ejécito estadounidense determinaron que la máxima autoridad de la misma, elaborara un plan de patrullas de observación, equipadas con cierto instrumental, como para registrar y anotar ciertos detalles, y comunicarse rápidamente entre sí.

 

El comandante de la instalación solicitó autorización a la Fuerza Aérea para poner el plan en práctica. “Todo estaba listo para ponerse en marcha al minuto que la Fuerza Aérea diera el “vamos”. La Fuerza Aérea no aprobó el plan. Yo no sé dónde se mató el plan, o quién lo mató, pero lo mataron”, comenta Ruppelt.

 

Nuevamente Ruppelt es la fuente de otro plan de acción directa para desentrañar el misterio del fenómeno.

 

A mediados de 1952, un Coronel que llegó a ser General de Brigada presentó un plan para utilizar una escuadrilla especial de aviones caza a reacción F-94C (los mejores de ese momento), vaciados de todas sus armas, y portando cámaras especiales para fotografiar el fenómeno.

 

Los aviones estarían listos para partir y se estacionarían en lugares donde aparentemente había una recurrencia del fenómeno. Resultado: “Finalmente el plan del coronel fue guardado en un cajón”.

 

Hacia fines de 1952 el Coronel Don Bower y el propio Ruppelt, luego de consultas con personal de la Fuerza Aérea, astrónomos, técnicos etc. conciben un ambicioso “plan maestro” para detectar al fenómeno.

 

El plan incluía la utilización de cámaras de largo alcance focal equipadas con lentillas de difracción de modo de poder obtener espectros que revelaran qué elementos estaban presentes en la composición del fenómeno, entre otras cosas.

 

A Ruppelt le interesaba tener datos precisos sobre tamaños, velocidades, horas exactas, azimut, ángulos de elevación, etc.

 

El plan comprendía también el establecimiento de una serie de estaciones de observación y registro en ciertas áreas geográficas. Esta red de detección visual iba a estar conectada a la existente red de radar de defensa.

 

Lamentablemente, este plan, tal vez el más completo y mejor concebido para su época, tampoco concitó la aprobacion de las jerarquias. Comenta al final Ruppelt:  “....nuestro plan de instrumentos había sido rechazado. Los altos mandos habían decidido en contra.”

 

En 1958, en Uruguay, el CIOVI ya estaba al tanto de un simple aparato “detector” que partía de la base de que la presencia de un OVNI determinaba una alteración registrable del campo magnético. El instrumento contenía una aguja imantada que de sufrir una variación, haría contacto con un metal que le rodeaba cerrando así un circuito y haciendo sonar una alarma, o bien encendiendo una luz.

 

CIOVI hizo construir uno de esos aparatos, pero lamentablemente el metal imantado estaba montado sobre un eje demasiado pesado. La aguja no quedaba prácticamente flotando, y eso hizo que el artefacto quedara en los anales del Centro como una pieza de museo.

 

El Proyecto Starlight Internacional fue fundado en Arizona en 1964 por Ray Stanford. Luego se reubicó en Texas en 1967, donde pudo obtener mejor financiación e instalacionse hacia fines de 1973.

 

Aunque el PSI intentaba establecer una posible comunicación con el fenómeno, se valió de varias cámaras sincronizadas con el Tiempo Universal Coordinado, videocámaras, telescopios, monitores de imagen y grabadores, un micrófono anexo a una antena parabólica de un metro de diámetro para captar sonidos, magnetómetro y láser, de modo de, en alguna manera, efectuar registros potencialmente válidos para un ulterior estudio.

 

Con mayor perfeccionamiento técnico, la organización francesa “Lumieres dans la Nuit” (Luces en la Noche) instaló en Francia un total de 430 detectores de variación del campo magnético, entre 1968 y 1969. Según la organización, un 3% de 322 denuncias de observación de OVNIs registradas en ese período, habían sido advertidas por los detectores.

 

De noviembre de 1970 a septiembre de 1972 , se utilizaron magnetovariómetros en la zona de New Hampshire para detectar la presencia del fenómeno. Los aparatos fueron distribuídos en 13 puntos geográficos dentro del área, y permitieron confirmar 22 acontecimientos de variación magnética, en un total de 659 denuncias.

 

En agosto de 1972, y a pedido del Dr. J. Allen Hynek, el Dr. David Akers llevó a cabo un trabajo de investigación de campo, por denuncias de luces nocturnas observadas en Toppenish, Estado de Washington, al NW de Estados Unidos.  El estudio se efectuó desde seis puestos de observación y registro interconectados por radio. El instrumental utilizado era de cámaras reflex y filmadoras, magnetómetros, cronógrafos conectados a la hora oficial y grabadores. Ocasionalmente se usaron detectores de radiación nuclear, de rayos infrarrojos, de ultrasonido, y de frecuencias. El informe sobre las observaciones y registros realizados fue presentado por el Dr. Acker al Dr. Hynek el 2 de noviembre de 1972.

 

Curiosamente, el Dr. Hynek nunca mencionó este estudio en ninguno de sus libros, ni en conversaciones personales.

 

Uno de los experimentos más serios y organizados en pro de obtener información fidedigna sobre el fenómeno, fue elaborado por el Dr. Harley Rutledge, un profesor universitario de Física. 

 

En 1973, residentes de Piedmont, Missouri, comenzaron a denunciar  que veían luces en el cielo. El Dr. Rutledge que encabezaba entonces el Departamento de Física de una universidad cercana, elaboró un plan que utilizó un sofisticado equipo: Telescopios Questar (cuyo poder de aumento se obtiene sin remplazar el visor), analizadores de frecuencia electromagnética, detectores de sonidos de alta frecuencia y baja densidad, y cámaras fotográficas de alta calidad.

 

El resultado fue el “Proyecto Identificación” que funcionó por 15 años y que recaudó valiosa información, toda la cual aparece recopilada en el libro “Project Identification – The First Scientific Field Study of UFO Phenomena” (Proyecto Identificación – El Primer Estudio Científico de Campo de los Fenómenos OVNI).(6)

 

Desde 1982 hasta el presente, Erling Strand, el grupo de científicos de la Universidad de Ostfold en Noruega, y las misiones EMBLA de las que han participado destacados científicos y técnicos italianos, han montado un complejo sistema de detección, fotografía, filmación y espectrografía para las llamadas “luces de Hessalen”, que se inscriben dentro de los Fenómenos Luminosos Anómalos, o “luces terrestres”.

 

Sin embargo, de acuerdo a la experiencia realizada en Hessdalen por uno de los principales expertos, el Astrofísico italiano Dr. Massimo Teodorani, junto con las “luces” se han visto ciertas formas estructuradas, que no se confunden con las anteriores y que representan todo un nuevo desafío al conocimiento y la investigación. Aquí estaría entonces el fenómeno residual que aún queda por investigar.

 

En 1992, el geólogo, palentólogo y paleobiólogo Dr. Bruce Cornet, junto a Ellen Crystall, llevó a cabo un estudio de los FOAs en la zona de Pine Bush, New Jersey.

 

El Dr. Cornet basó fundamentalmente su trabajo en el uso de magnetómetros, obtención de fotografías y videoimágenes. El resultado de dicha actividad aparece condensado en el libro de Crystall: “Silent Invasion(Invasión Silenciosa) (7) pero los detalles más precisos figuran en una página Web creada por el Dr. Cornet titulada  “The Performance”. (8)  Muy posiblemente, si un fenómeno extraño pudo registrarse en el área, sea adscribible a las “luces terrestres”, sin dejar de tener en cuenta ciertas actividades experimentales militares y la simple navegación de aviones militares por el área, que pueden haber sido confundidos.

 

La nómina de los esfuerzos e iniciativas anteriormente mencionados, simplemente indica que ha habido, en medio de la corriente general y el enfoque más común de hacer Ovnilogia, una tendencia que quedó trunca, y casi nada referida, --a veces da la impresión de que se le ha ocultado deliberadamente--  que ha buscado realizar la tarea de investigación y estudio partiendo de bases diferentes.

 

Esto es justamente, lo que queda por hacer.

 

El fenómeno ante nosotros

 

¿Cuáles son las posibles características del fenómeno que hay que explorar?

 

El Dr. Jacques Vallée, en el mencionado reportaje para “FATE”, dice:

 

“Primero, hay un objeto físico......Todo lo que sabemos acerca del mismo es que representa una tremenda cantidad de energia electromagnética en un pequeño volúmen.”

 

Más adelante reafirma el mismo concepto:

 

“Sabemos que hay objetos que contienen mucha energía en un pequeño espacio”.

 

El Dr. Massimo Teodorani escribe: (9)

 

“se ha registrado un alto nivel de electrificación atmosférica en todo el valle de Hessdalen”  

 

“existe una fenomenología que es capaz de producir señales tipo doppler en las muy bajas frecuencias (VLF) con velocidad de hasta 100.000 km/seg., una evidencia que, sobre la base de un modelo ad-hoc, puede ser interpretada como la presencia de partículas de alta energía que son aceleradas y colimadas por un campo magnético”.

 

“el fenómeno es capaz de cambiar de forma y color en tiempo muy breve”

 

“se han registrado a veces acontecimientos de baja luminosidad mostrando claras características estructurales (tales como triángulos y elipsoides, en particular) como una aparente sobreposición a la fenomenología que está más típicamente caracterizada por esferoides de luz sin una estructura sólida.”

 

“Una pequeña pero significativa parte (aproximadamente el 5%) de los objetos registrados no muestra una rúbrica de plasma, en este caso se ha diagnosticado una clara rúbrica que es típica de sólidos uniformemente iluminados.” 

 

En una entrevista que el 22 de mayo de 2004 le hizo Luigi Drago, el Dr. Teodorani señala:

 

“Limitadamente al breve período transcurrido en aquel extraño valle (Hessdalen) allí he terminado por encontrar un fenómeno geofísico similar a los rayos globulares y, muy ocasionalmente, alguna otra cosa que se sobreponía a este fenómeno y que ciertamente no tenía el aspecto de un fenómeno natural.”

 

Tanto Vallé como Teodorani, apuntan a un faceta más inquietante sobre el fenómeno:

 

Dice Vallée en el ya citado reportaje de Clark:

 

“Tenemos evidencia de que el fenómeno tiene la habilidad de crear una distorsión del sentido de la realidad o de sustituir con sensaciones artificiales, las verdaderas.”

 

Y más adelante se plantea una interrogante y él mismo responde:

 

“¿Qué sabemos sobre lo qué le sucede al cerebro humano cuando es expuesto a una gran cantidad de energía?. Sabemos muy poco acerca de eso. No sabemos mucho sobre los efectos de la radiación electromagnética y de microondas sobre el cerebro, y tampoco de los efectos de luces de colores pulsantes sobre el cerebro. La investigación sobre eso recién está comenzando”.  Téngase en cuenta que la nota es de 1978.  Actualmente se conoce más acerca de los efectos de la radiación electromagnética y de microondas sobre el cerebro.  Hay daños al tejido cerebral y a las células del cerebro.

 

El Dr. Teodorani por su parte escribe:

 

“....hay una fuerte sospecha de que la mayoría de los fenómenos luminosos que no se pueden explicar por la teoría del rayo globular, son engañosos. Sabemos sí qué le puede pasar a una persona, aún un científico, cuando él o ella está  demasiado expuesto a estos fenómenos específicos. Puede haber una pérdida parcial del control de emociones, quizás debido a cierto tipo de emisión de muy baja frecuencia que está asociada con el fenómeno, la cual puede interactuar con la actividad eléctrica de nuestro cerebro.”

 

Hay una sola forma de definir de una vez por todas la naturaleza intrínseca de este tipo de fenómeno, sus características, efectos, etc. Y ello es mediante la aplicación directa del método científico con el uso de instrumental adecuado.

 

La propuesta más completa y científica que conocemos para la Ovnilogía que hoy es menester llevar a la práctica, la ha planteado el Dr. Massimo Teodorani y se titula “Physics from UFO Data”, (Física desde los Datos OVNI) (10), o sea, la obtención de conocimientos de Física a partir de la información provista por el estudio directo de los OVNI.

 

En resumen, el Dr. Teodorani plantea una metodología precisa, y un detallado uso de instrumental a fin de obtener el máximo de conocimiento sobre el fenómeno en cuestión.

 

Se trata de un proyecto de investigación en el cual los Fenómenos Observacionales Anómalos son tratados a la par de objetos astronómicos que no tienen coordenadas fijas. 

 

Se presentan técncicas específicamente orientadas a monitorear y estrategias que implican el uso de pequeños telescopios que están  conectados a detectores CCD, espectrógrafos y fotómetros para el conteo de fotones. Se incluye también el uso de magnetómetros y radares.

 

El resultado de una semejante actividad, puede dar como conclusión que:

 

a) El fenómeno sea de carácter natural y hasta ahora insuficientemente conocido y por tanto no clasificado;

 

b) El fenómeno sea artificial y de origen humano, camuflándose entre fenómenos naturales tales como las “luces terrestres”:

 

c) El fenómeno sea artificial y de origen exógeno, en cuyo caso puede estar activado por ondas de energía procedentes del espacio exterior, o bien constituir en sí la presencia de sondas espaciales de alta potencia energética; o bien puede ser una manifestación procedente de otro tiempo u otra dimensión física.

 

En cualquiera de los casos, es posible que el fenómeno posea intrínsecamente --o desarrolle deliberadamente-- un mecanismo capaz de interactuar con la mente humana, lo que entre otras cosas, puede provocar alucinaciones.

 

Notas:

 

(1) “Et si les OVNIS n’existent pas?”, L. F. Editions, 1972.

 

(2) “UFO´s  A Scientific Debate” edited by Carl Sagan & Thornton Page,

       Cornell University Press, 1972 - Barnes & Noble, 1996.

 

(3) “UFOs: Past, Present and Future”, Ballantine Books, 1974.

 

(4) “Earth Lights Revelation”, Blandford Press, 1989.

 

(5) “The Report on Unidentified Flying Objects”, Doubleday, 1956.

 

(6) “Project Identification – The First Scientific Field Study

       of UFO Phenomena”, Prentice Hall,1981.

 

(7) “Silent Invasion: The Shocking Discoveries of a UFO Researcher”

      Paragon House, 1992.

 

(8) http://www.abcfield.force9.co.uk/bcornet/

 

(9) “El Estudio Físico de Anomalías Atmosféricas Luminosas y la Hipótesis          

       SETV”, conferencia presentada en San Marino, Italia, marzo de 2004.

 

(10) http://www.itacomm.net/ph/phdata/_e.pdf

 

Virginia, agosto de 2005.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                                     

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