La "historia
detrás" de este poema:
Otro poema de soledad. Debí haberme llamado Soledad.
Este poema también fue inspirado pensando en Edgar, mi amor "a lo adivino".
Pasé tanto tiempo encerrada en mí misma, que me sentía como si
nadie se diera cuenta de que yo existía.
Me engañaba a mí misma.
Sola en la vida
No importa las veces que mis deseos traten de llamar un segundo su atención.
Estoy en un espacio inexistente que lo único que se puede ver es que es invisible.
Tan sólo las gotas de lluvia me notan al caer sobre mí cuando evito su caída al suelo.
Quizás algún cristal se da cuenta de mí cuando mancho su transparencia con mis dedos.
Quizás las aves solitarias ven a una sombra caminante que siente su misma pena.
Dos ojos son los que seguro captan mi presencia ante mi réplica en el espejo.
El día me demuestra su comprensión tornándose triste, oscuro, nublado, y oculto el sol.
La música se adentra en mi alma tal vez para que yo sepa que no soy la única solitaria,
y me hace sentir aún más triste al no poder acompañar a otro ser y hacer compañía de
nuestra soledad.
En cambio, mi corazón sin poder verlo, lo ve y quiere saltar de su prisión para
detenerlo
y entregarle todo el amor que le profesa aunque él nunca haya de entender su pena.
El miedo y el deseo se confunden para luego notar cuán inútiles sentimientos son ante
él.
Cuántas veces fallo en mi valentía y sigo penetrando más sin querer en el mundo de los
que no se ven.
El mundo de los que nadie nota, el mundo de los que nada aportan, el mundo de los tristes.
De los que siguen cada paso del ser amado tan sólo con la mirada, de los que tienen cada
sueño.
Amor, tristeza, deseos, soledad, ilusión, nostalgia, esperanza, frustración...
No sé cuál sentimiento me ahoga más.
Tan sólo sé
que cada vez voy quedando más sola en la vida.
Yaz ©
20-oct-94
Copyright Yaz © 2001
Ultima actualización: August 28, 2001
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