Sin nombre
Dame mil besos, luego cien, después
otros mil,
luego cien más, luego
mil, después cien;
por fin cuando hayamos sumado
miles,
embrollaremos la cuenta para
no saberla
y para que ningún envidioso
nos pueda echar mal de ojo
cuando sepa que nos hemos dado
tantos besos.
Roma Clásica, carta de
amor de Catulo a Lesbia.
"Qué alegría vivir
sintiéndose vivido.
Rendirse a la gran certidumbre,
obscuramente,
de que otro ser, fuera de mí,
me está viviendo...
Que hay otro ser por el que
miro el mundo...
Que hay otra voz con la que
digo cosas no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere
con su voz..."