Un viaje desde Argentina hasta Alaska
Por: Israel Álvarez y
Marcela Martínez




El pasado jueves 7 de febrero estuvo en Monterrey el matrimonio argentino cuya misión es cumplir un sueño, su sueño: Viajar en su carro desde Argentina hasta Alaska. Sí, suena interesante. A eso agréguenle que el auto en el que viajan es un Graham-Paige, modelo 1928. ¡Ah verdad!

Ellos dos, Candelaria y Herman Zapp, estacionaron su singular y aventurero auto en Plaza Comercial Morelos, muy cerca del recién inaugurado centro comercial en la esquina con Av. Juárez.

sucesos más extraños, y quienes han leído a Gabriel García Márquez probablemente han visto que menciona este pueblo. El nombre de "Cambalacha" se lo pusieron en honor a un tango. Si les sirven de algo unos datos adicionales, Macondo Cambalacha corre a 40 km/h y su matrícula es WHN664.

Ellos dos pensaban que el viaje iba a durar sólo seis meses, por lo que estuvieron ahorrando. Pero para su sorpresa fue mucho más tiempo de lo que esperaban, pues ya llevan poco más de 2 años de haber salido de Buenos Aires. Las principales razones por las que es tardado su viaje van desde simples distracciones turísticas, aunque muy breves, hasta el hecho de que algunas personas que han conocido en su trayecto los han invitado a cenar, a dormir en sus casas, y situaciones por el estilo.

Ellos no suelen gastar en souvenirs, pues hay que mantener el control económico enfocándolo sólo en combustible, alimentos y demás necesidades básicas. Pero... ¿cómo es que pueden mantener sus gastos? Ellos se dedican a vender calendarios de pared en el cual viene impresa su hazaña, la cual será todo un récord guiness. Además, escribieron un libro, el cual titularon "Atrapa Sueños", donde mencionan las anécdotas de su viaje por Sur y Centroamérica.

Ellos partieron desde Buenos Aires, Arg. El 25 de enero del año 2000, justo cuando acababan de cumplir 6 años de casados. Su sueño era viajar y cruzar el continente americano a bordo de su auto, al cual llaman "Macondo Cambalacha". Macondo es un pueblo en el cual pasan los sucesos más extraños.

Esta idea se les ocurrió en la semana santa del 2001, allá por el mes de Abril, estando en Colombia. Tienen pensado sacar en los Estados Unidos un segundo Libro, donde ya aparecerán las anécdotas vividas en México, incluyendo Monterrey (y considerando que les pasé la página de nuestra revista, Visión FC, y algún día estarán leyendo este artículo, ¡reciban Sra. Candelaria y Sr. Herman, un saludo!).





Seguramente se estarán preguntando "¿Qué pasa si el auto se descompone?"... Pues bien pensado. Eso mismo les pregunté, y me respondieron con tal tranquilidad que en dado caso que se sufriera algún desperfecto, cualquier mecánico los pudiese ayudar (¿?). Algo similar les pasó en Puebla, en las afueras del Museo del Auto, cuando el resorte del arranque se les descompuso (ojalá nuestros lectores sepan de mecánica, ya que nosotros no, por lo que no podremos explicarles a fondo... espero nos comprendan) y les obsequiaron una pieza de uno de los autos que se exhibían en aquel museo.

La última pregunta que les hice fue quizá la más fría y directa. "¿Una vez llegando a Alaska, a Anchorage para ser precisos, cómo han de regresarse?"... Pero la respuesta fue aún más contundente y tan tranquila como segura: "Esperamos recibir ayuda del gobierno o alguna institución para que nos brinden apoyo para regresar en Barco"... la mejor opinión la tendrán ustedes. Yo con esto concluyo que cuando realmente se tiene un sueño, no hay barrera que pueda impedirlo. Este matrimonio nos ha servido de ejemplo a todos los habitantes del continente americano que fuimos testigos de su paso. En este mes del amor y la amistad, no pudimos dejar de hacer mención de su hazaña, de su sueño.

Ah, y algo más: están esperando un bebé, su segundo bebé. (Macondo también cuenta, es su primogénito, según ellos) Este bebé (no se sabe si será niño o niña) nacerá muy probablemente en Canadá o Alaska, salvo que el viaje se prolongue y nazca en suelo estadounidense.





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