Dime a menudo que me amas, a través de tu charla, tus acciones y tus gestos. No supongas que yo lo sé. Quizá muestre signos de turbación e incluso niegue que lo necesito, pero no lo creas, hazlo de cualquier manera. Felicítame a menudo por los trabajos bien desempeñados, y cuando falle, no me desacredites, en vez de ello dame seguridad. No tomes muchas de las cosas que hago por ti como algo que se da por sentado. El refuerzo positivo y el agradecimiento darán como resultado, la seguridad de que yo las repita.