2 onzas de mantequilla
1 cucharada de harina
Sal y pimienta blanca
1 taza de leche tibia
1 pizca de nuez moscada
1 pizca de azúcar
La calidad de la mantequilla es esencial para una buena salsa
blanca.
Se ponen en una sartén 2 cucharadas de mantequilla.
Cuando está derretida, sin dejar de que tome color, se le agrega una
cucharada de harina, sal y pimienta.
Se mueve bien, cuando está mezclada y hecha una masa, se le va agregando,
poco a poco, más o menos 1 taza de leche caliente.
Se continúa moviendo constantemente para que no se hagan grumos y se
deja que hierva un momento hasta que espese de la consistencia que se desee.
Al bajarla, se pasa por un colador para que quede más suave y sin grumos.
Puede agregársele una pizca de nuez moscada y azúcar.
A esta salsa se le puede agregar polvo de curry, disuelto en agua, o mostaza, o una yema de huevo batida antes de bajarla y queso parmesano rallado. Según el plato que se vaya a presentar.
Esta salsa acompaña muy bien pescado, mariscos, papas, zanahorias, etc.
