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PROGRAMA DE OCHO PASOS

 

1.             Meditación

 

El centro de este programa es la meditación: media hora cada mañana, tan temprano como sea posible.

 

2.             Repetición del Santo Nombre

 

Esta es una práctica tan simple que resulta fácil subestimar su importancia. En general, a pesar de que se trata de una de las más antiguas y más poderosas de las disciplinas cristianas, ha sobrevivido solamente en ciertas tradiciones monásticas. Sin embargo, una vez que la prueben, creo que convendrán conmigo en que también se adapta perfectamente a las necesidades de los laicos acorralados por las exigencias de la agitada vida del siglo veinte.

 

3.             Desacelerar

 

El apuro origina tensión, inseguridad, ineficiencia y una vida superficial. Para evitar vivir el día apurado, comience su día temprano y simplifique su vida tratando de no llenar su tiempo con más actividades de las que pueda realizar. Cuando se sorprenda a usted mismo comenzando a acelerar, repita el Santo Nombre para ayudarse a disminuir la velocidad.

 

Es importante en este aspecto no confundir lentitud con pereza, la que produce descuido, dilaciones y una ineficiencia general. Al desacelerar debemos prestar una atención meticulosa a los detalles, dando lo mejor de nosotros mismos incluso a las empresas más insignificantes.

 

4.             Unidad de objetivo

 

Hacer más de una cosa a la vez divide la atención y fragmenta la conciencia. Cuando ustedes leen y comen al mismo tiempo, por ejemplo, parte de sus mentes está en lo que están leyendo y parte en lo que están comiendo. No están sacando el mayor provecho de ninguna de las dos actividades. Del mismo modo, al conversar con alguien, préstenle a esa persona toda su atención. Son pequeños detalles pero, todos en conjunto, ayudan a unificar la conciencia y a profundizar la concentración. Todo lo que ustedes hacen debe ser digno de toda su atención. Cuando la mente tiene un único objetivo está segura, libre de tensión y es capaz de lograr la concentración señal de genialidad en cualquier área.

 

5.             Entrenamiento de los sentidos

 

En la comida que ingerimos, los libros y revistas que leemos, los filmes que vemos, todos nosotros estamos sujetos a los rígidos dictámenes de las preferencias personales. Para liberarnos de este condicionamiento, tenemos que aprender a cambiar nuestras preferencias libremente cuando sea necesario para el interés de los que nos rodean o para nosotros mismos. Deberíamos elegir lo que comemos de acuerdo a las necesidades de nuestro organismo, por ejemplo, y no de acuerdo a lo que nos exigen las papilas gustativas. Del mismo modo, se podría decir que la mente también come – a través de los sentidos. Debemos ser muy selectivos en lo que leemos y en los espectáculos que vamos a ver, porque nos convertimos en parte en lo que asimilan nuestros sentidos.

 

6.             Anteponer a los demás

 

Centrarnos en nosotros mismos levanta un muro entre nosotros y los demás. Aquellos que piensan constantemente en sus necesidades, sus ganas, sus planes, sus ideas no pueden evitar volverse solitarios e inseguros. La simple pero efectiva técnica que recomiendo, es aprender a anteponer a los demás – comenzando con el círculo de su familia y sus amigos, donde ya existe un cimiento de amor sobre el cual construir. Cuando los cónyuges tratan de anteponer al otro mutuamente, por ejemplo no sólo están aproximándose más entre sí, sino que además están eliminando las rejas de la prisión de su ego, lo que profundizará sus relaciones con todas las demás personas también.

 

7.             Lecturas espirituales

 

Nuestra cultura está tan inmersa en lo que ofrecen los medios de comunicación que resulta de gran ayuda para equilibrar nuestro criterio, dedicarle media hora más o menos cada día a lecturas espirituales, algo positivo, práctico, inspirador, que nos recuerde que la chispa divina está dentro de todos nosotros y que puede ser liberada en nuestras propias vidas por medio de la meditación, la oración y la práctica diaria. Justo antes de acostarnos es el momento ideal para este tipo de lectura, porque los pensamientos con que uno se duerma lo acompañarán a lo largo de la noche.

 

8.             Asociación espiritual

 

Cuando estamos tratando de cambiar nuestra vida, necesitamos el apoyo de otras personas con el mismo objetivo. Si tienen amigos que estén meditando de la forma sugerida aquí pueden reunirse regularmente a comer juntos, meditar y tal vez leer y comentar su lectura espiritual. Compartan también sus momentos de diversión: la relajación de una parte importante de la vida espiritual.

 

Con la práctica sincera y sistemática de este programa de ocho pasos, es posible para cualquiera alcanzar el supremo objetivo de la vida. Hasta una pequeña práctica comienza a transformar la personalidad, produciendo en nuestro interior y en el mundo que nos rodea, cambios muy benéficos y profundos.

 

 

 

 

 

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