FE, ESPERANZA Y AMOR

de Teresita Perez

El pecado me ha hecho esclavo,
prisionero y carnal.
Y no obedezco a la ley
porque ella es espiritual.
[Romanos 6:16; 7:12; 8:7, 9]

Necesito un milagro,
un regalo celestial,
cambiar mi naturaleza
de carnal a espiritual.
[Romanos 7:18, 25]

Y eso sólo es posible,
si deseo ser cambiado.
Ya Dios prometió su Espíritu.
[Jeremías 31:33; 32:39-42]
Si lo pido, me es dado.
[Ezequiel 36:26-27]

Cuando entra en mi corazón
[Lucas 11:10-13]
el Espíritu de Cristo,
igual que El daré frutos
que serán por todos vistos:
[Romanos 8:2-14]

Frutos de amor, paz y gozo,
paciencia, fidelidad,
benignidad, mansedumbre,
dominio propio y bondad.

Contra los tales no hay ley,
[Gálatas 5:22, 23]
son la armonía de ella,
porque son espirituales.
La ley en verdad es buena.

Por eso quiero salir
de esta cárcel de esclavos,
de esta cárcel carnal,
a la ley de libertad,
[Romanos 6:17-18]
a la ley espiritual.
[Romanos 7:6, 14]
Deseo ser transformado.

Y el fruto de amor será
el amor que es paciente,
servicial, que no envidia,
ni se jacta, o envanece;

que no hace nada indebido.
No se irrita o piensa el mal;
ni busca el propio interés;
más se goza en la verdad.

No hace nada indecoroso.
Todo lo excusa, lo cree,
lo espera y lo soporta.
Es un amor que no muere,

que nunca deja de ser.
Mas todo cesa en la vida.
Concluye el conocimiento.
Terminan las profecías.

Pero el amor permanece.
Y permanece la fe,
al igual que la esperanza.
Existirán siempre estos tres.
Mas de ellos uno es mayor.
Y el más grande es el amor.
[1 Corintios 13]

Copyright 1991, 2020 © Teresita Perez




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